Cautivó I

Zemo está recostado, hace un mes que estaba cautivó en la Balsa. Hace un mes que no sabía nada de James. Ayo lo visitaba todos los días, y todos los días preguntaba si sabía algo de James.

—El se encuentra bien.— Le respondió la mujer con frialdad.— No se ha metido en problemas.

Zemo solo asintió mirando al piso.

—Si te hace sentir mejor, el piensa en ti.— Zemo levanto la mirada que chocó con la de Ayo.— El llama todos los días, al igual que tú pregunta por ti, si has comido bien, si aún lees, te extraña. Yo también se lo que es amar a alguien, Helmut Zemo.

—Se que merezco estar aquí, por eso no me quejo demasiado.— Menciono con seguridad.— ¿Crees que podrías traerme otro libro? Estoy cansado de releer los mismos todo el tiempo.

—Mañana por la mañana.— Dijo Ayo para luego alejarse por los pasillos.

.

Alguien tocaba el frío cristal de la celda de Zemo, Ayo estaba parada del otro lado, tenía un libro en una mano y algo pequeño color negro en la otra.

—Aqui está el libro que pediste.— La mujer miró a ambos lados, verificando que nadie estuviera ahí más que ella.— Y tienes una llamada, se que quizá fui yo quien te trajo aquí, pero tengo buen corazón.

Ayo le tendió el pequeño rectángulo negro que Zemo había visto en su mano hace un momento, el lo tomo y miró la pantalla, en ella había solo una "J" y la llamada ya llevaba transcurrida 2 minutos.

—Volvere en 5 minutos, es todo el tiempo que puedo darles.— Dicho esto, salió de la vista de Zemo, sus pasos se escuchaban alejarse.

Zemo se llevó el celular a la oreja.

—Preguntale como está.— La voz de Sam se escuchaba lejana, pero era el.

—Yo pedí está llamada, lárgate.— Zemo soltó una risita haciendo que la persona del otro lado guardara silencio.

—Hola James.— Saludo haciendo que el hombre al teléfono soltara un suspiro, quizá no lo veía, pero Zemo supo que había sonreído.

—Hola.— Si voz ahora se escuchaba rota, pero feliz.— Carajo, no te había escuchado hace tiempo. ¿Que tal estas?

—Estoy bien, Ayo no es tan cruel.

—Ayo es una guerrera, pero sigue siendo humana.— Bucky soltó aire del otro lado de la llamada.— Te extraño, demasiado. Nadie me ha ofrecido té de flor de cerezo en un mes. ¿Sabes cuánto extraño que alguien me ofrezca ese maldito té?

—Yo también te extraño James, pero ambos sabemos que tengo que estar aquí.

—Si, lo se. Quisiera que no fuera así.—La voz de Bucky había cambiado, ya no estaba tan rota, y se escuchaba maliciosa.— Quizá ya no tenga que ser así.

—¿A qué te refie...?

—Pasaron 5 minutos.— Ayo volvía a estar frente a el.— Termina la llamada.

—¿James?

—Te amo, tu lo sabes.— Dijo Bucky con carisma del otro lado.— Prepárate.

La llamada termino.

Zemo regreso el celular a Ayo, mirándola preguntándose si tenía alguna idea sobre a qué se había referido Bucky al decirle que se preparara. Pero no había rastro de nada en su mirada.

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