Capítulo 5(2Yeon)

<Jeongyeon>

Flashback.

"No te preocupes todo estará bien". Estábamos mi novia y yo frente a la casa de su padre, tenían años que no se veían y al parecer ella me lo quería presentar.

Hacer las cosas bien fue algo que siempre quisimos y sabía que este sería un paso muy importante, acaricie su mentón y dejé un corto beso en sus labios.

Amaba besarla de esa forma y alejarme, siempre se quedaba con los ojos cerrados y aquella sonrisa que solo me regalaba a mi, la amaba con locura y no podía evitarlo, todo se volvió tan hermoso cuando la conocí que

estaba segura que una vida sin ella sería mi perdición.

La casa era hermosa, grande, de color azul claro, las olas tan estaba bien cuidadas y podadas a la perfección, se veía que su padre era un obsesivo compulsivo de la limpieza y el orden.

Igual que yo, y era algo que había heredado de mi padre según mi madre, porque ella no era muy ordenada que digamos.

Mi madre y mi padre se separaron cuando yo tenía tan solo dos años, no lo recuerdo muy bien, solo que me visito solo tres años más y de pronto se olvido que tenía una hija, al parecer había comenzando una vida con una señora y que ya tenía una hija nueva.

Una familia nueva que el si acepto y quiso más que a mi, más que a mi madre. Él nunca me importó pero me dolía que a mi madre le doliera todavía que se haya ido cuando estuvimos mejor cuando lo hizo.

"Creo que se quedó dormido". Reímos y ella lo llamó, el sonido de su celular se escuchaba en toda la casa y unos pasos prácticamente corriendo se aproximaron a la puerta.

"Bienvenidas". Bajé a atar mis agujetas que se habían sontado y cuando subí me encontré la sorpresa más desafortunada de mi vida.

"Pa-papá". Mi vista se nubló y caí al suelo.

Las horas habían pasado y yo seguia inconsciente, eso fue lo que me contaron, al despertar vi que Siyeon estaba al otro lado viéndome como si fuera un monstruo.

Eso éramos.

"Puedo explicarles". Yo ya me sabia la historia, me enamore de mi medio hermana, las cosa más repugnante del mundo, además de que la besé.

Me acosté con ella.

Me levanté y salí de la casa a vomitar, Siyeon se me acercó con los ojos llenos de lágrimas y yo la aparté, más bien la empujé y cayó al suelo. "¡No quiero saber nada de ti y mucho menos de ti!". Ninguno tenía la culpa pero necesitaba culpar a alguien de mi dolor.

Y que mejor que culpar a mi progenitor que nunca estuvo, y ahora a mi ex novia medio hermana .

Fin del flashback.

Me levanté se la cama y fui directo al baño, Nayeon me vio raro y más aún cuando comencé a vomitar.

"¿Jeongyeon?". Pregunta y entra, encontrándome en el suelo. "Estas muy pálida, creo que enfermaste, ¡te dije que no comieras esos chocolates de un solo golpe!". Me regaña, si tan solo supieras porque vomito, no estarías abrazándome en estos  momentos y me tendrías más asco del que ya me tienes.

"Para la próxima te hare caso". Levanto la mano que mi frente, como el saludo militar y me aparto para seguir vomitando.

"Sabes, esto me trae recuerdos de una vez que fui a una despedida de soltera y la chica comenzó a vomitar a mitad de fiesta". Suelta una risilla y acomoda mi cabello hacia atrás.

Me vuelvo a sentar en el mismo lugar y limpio mi boca. "Linda historia". Sonrío con los ojos cerrados y me recuesto en su hombro izquierdo, ella acaricia mi mejilla y baja a mi cuello.

Sus manos son tan suaves como el algodón, siento que me esta relajando más de la cuenta. "Duerme pequeña avestruz". Murmura.

"Señora Yoo". Escucho que alguien me llama y cubro mis oídos con lo que yo puedo sentir que es una almohada. "Jeongyeonnie". Esta vez más cerca de mi rostro, siento su aliento chocar contra mi ojo izquierdo y lo cierro con un poco más de fuerza. "La comida ya está lista, no te quería despertar, solo eso, sigue durmiendo". Cuando el peso que había en la cama baja, abro un ojo y la veo con un pijama gigante blanco con pequeños conejos de narices rosadas.

"Una niña atrapada en el cuerpo de una mujer". Vuelvo a cerrar los ojos.

Necesito dormir, siempre termino agotada luego de un maratón de vómito de aproximadamente dos horas o más, depende de los recuerdos, paso mis manos por mi rostro y me quejo al sentirlas tan frías.

El aire acondicionado está encendido y hace frío, Nayeon nunca tiene frío parece que viene del polo norte, debe ser que es la hija perdida de Santa Clouse.

Nayeon Clouse, río por mis estupideces y me levanto, busco mis pantuflas y al no encontrarlas salgo en busca de ellas, llego a la cocina en donde está la que se suponía me estaba despertando, de espaldas y bailando al ritmo de...creo que es Red Velvet.

"¿Que hay de comer?". Se da la vuelta y estalló en risas al verla blanca como la nieve. "La harina va en la mezcla no arriba de ti". Me burlo pero me detengo al ver su expresión de pocos amigos.

"Si me ayudarás no estaría así".

"Estarías peor". Digo sin rodeos, me fulmina con oa mirada y sopla un mechón de cabello que no la dejaba ver. "No importa te ves adorable". Rodeo su cuello con mi brazo y la atraigo para abrazarla y soltarla al instante, un pequeño abrazo que me hizo feliz y a ella más incómoda de lo que ya estaba.

"Quisiera poder decirte que me siento adorable pero no es así". Limpia con el dorso de su mano los restos de harina que hay en su mejilla.

"Estas muy equivocada, porque lo eres y mucho". Enciendo el horno. "No sabia que sabías hacer galletas". Sonrío y me acerco a la bandeja. "Yo también pero siento que estas estarán mejor".

"Me lo dice la hija de un chef". Dejo de ver las galletas que previamente metí al horno y me quedo viendo su rostro con impresión.

"¿Como sabes eso?". Nadie sabía sobre mi vida y mucho menos alguien a que acababa de conocer.

Por más que nos llevábamos bien sentía que estoy que estoy había pasado los límites de mi privacidad, sus ojos me decían que estaba nerviosa, no se si fue por mi tono o por la forma en como me estoy comportando pero nadie, es que a nadie le había interesado mi pasado y muchos menos buscarlo si es que lo hizo.

"Tu me dijiste que tu padre era Chef y luego lo dejaste de mencionar". Hago memoria y recuerdo lo que dije, asiento sin querer verla a los ojos, y sin querer explicar algo que no soy capaz de hablar.

"Le hiciste formas". Cambio de tema.

"Si, de conejos y de perritos". Dice como una bebé. "Yo soy el conejo y tu el perrito revoltoso". Aprieta mis mejillas. "Ahora lleno de harina". Me quejo y las limpio.

"Espérate que haga una comida". Hago señas hasta que veo que empieza a reír por los cosas. Me cruzo de brazos y hago un pequeño puchero. "No te rías, voy a llenarte d-

"¿De que?". Se a que va esa pregunta pero no le haré caso. No por ahora.

"De harina". Recalco la última palabra y ella bufa. "Nayeon". La llamo y ella me mira. "¿Que haces con mis pantuflas?".

"Bue-bueno es que yo que-queria usarlas, ¿son las tuyas?, pensé que e-eran las mi-mias". Suelta una risilla nerviosa y vuelvo a cruzarme de brazos.

"Me pondré las tuyas entonces". Salgo corriendo en busca de las suya al encontrarlas, arriba de la cama me impresiono y veo hacia atrás.

Para que luego no digas que no comparto.

Dice la notita que está arriba de una de ellas. "¡Viste que si comparto!".

"Si mucho". Contesto rodando los ojos.

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