What if
Y si... y si ese día ellos no hubieran conducido ebrios, si el autobús hubiera tardado un par de minutos más, si la nieve no hubiera sido demasiada.
La historia seguiría siendo lo misma ¿O No?
Desperté con el frío invierno como era común, con el reloj en mi cabeza sonando sin parar.
—Apágalo —gruñi.
—No hazlo tú —se quejó.
—Sirve de algo ornitorrinco —me queje.
—Eres un flojo Winter, un flojo —dijo Perry levantándose.
—Que esperabas de mi Ty, Ty —bufé.
Nuestro primer día de universidad, vaya que el tiempo pasaba demasiado rápido y pensar que un par de años atrás casi moríamos en un accidente de autobús, lejos de un gran susto aquí estábamos.
—Se les hará tarde —regañó Mamá— anda ya a levantarse.
—Si mamá —dijimos al unísono.
Estaba que me moríamos de nervios, pero tener a tu mejor amigo a tu lado calma la situación, excepto cuando tu mejor amigo es un paranoico nervioso que en vez de calmarte sólo te pone más nervioso.
—Moriremos —afirmó tirandose a mi lado.
—Así será —bufé haciendo lo mismo.
—Pero hey seguro que la universidad hay muchos chicos lindo para ti —asintió— en una de estas te consigues un novio.
—Puf yo solo me alegro que el último año estuve libre de Santiago —agradecí— y no lo volveré a ver nunca más.
—Fue lindo no terminar en un basurero —apoyó— o mojado, sin almuerzo y eso si los gemelos sin su líder no ejecutan bien sus ataques.
Asentí, claramente a nadie le gusta los constantes ataques o golpes sin embargo fue extraño no tener al latino molestando... después de todo uno se acostumbra.
—Mamá dice que si no bajan me puedo comer su desayuno —dijo Charms entrando con su dinosaurio en mano— así que no bajen.
—Ni en tus sueños bebesaurio —lo llamó Ty.
—Yo no soy un bebé —gruñó el bebé.
—Oh si lo eres —sonrió divertido.
Nueve añitos pero aún tenía el encanto de un bebito, golpeó con su dinosaurio a Ty para salir corriendo con mi amigo tras él riendo como siempre.
Bajamos a desayunar, mi hermana hacía sus prácticas para graduarse de psicóloga y Nike estudiaba gastronomía fuera del estado así que lo veía muy poco.
—Emocionados chicos —dijo papá ya desayunando.
—Un poco creo —murmure muerto de nervios.
—Moriremos —afirmó Ty.
—Más desayuno para mi —sonrió Charms.
Negué divertido, nos fuimos de casa para llegar a la escuela, mi amigo iba para abogado y yo seguía los pasos de mi hermana, además de estar en el equipo de atletismo.
—Es hora quinto —dijo nervioso.
—Con todo Ornitorrinco —anime.
La diversión se acabó un par de metros después.
—Pero miren a quien tenemos aquí —dijo aquel castaño que se me hizo conocido.
—Louis —gruñó Ty— sabes que no nos das miedo tu solo.
—No hay problema —sonrió burlón.
Sentí un golpe en mi cabeza, dicen que cuando te ataca un oso lo mejor es hacerte el muerto... con los gemelos era igual, quédate quieto y sin hablar.
—Hola chicos —saludo el cabron de Louis— entonces que decían.
—Oh venga ya esto es la universidad podemos dejar las niñerías en el pasado no —bufo Ty.
—Pero si los viejos tiempos son los mejores —murmuro el cabroncito—y ya que te veo tan entusiasmado porque no iniciamos contigo.
Ty se ocultó tras de mi como si yo pudiera hacer algo.
—Ustedes no quieren esto o si, yo sé que ya son grandes para esto —murmuré mientras retrocedía pero estos se acercaban más.
—Aterrorizando desde ya —dijo nuestra salvadora.
—Auxilio —le dijo Ty a su novia.
—Mi amorsito—besó sus labios la morena fascinada.
—Corazón —sonrió devolviéndole el beso.
Así es el cabron lo logro, Sofi y Ty ya llevaban dos años de relación y eran monisimos juntos.
—Venga turuldin y turuldom les invitó un panque—dijo llevándoselos.
—¡¿Y yo que?! —se quejó el castaño.
—A ti también solo si dejas a mi novio en paz —chantajeo Sof.
—Mm te costará más de un panque —aclaró yéndose tras ella.
—Esa es mi chica —sonrió Ty dichoso.
El oji azul pasó su brazo por mis hombros.
—Ahora si a iniciar bien nuestro año —mencionó.
—Hagámoslo —sonreí.
Nos dirigíamos a nuestras clases cuando un chico a mi lado pasó tropezándose un poco.
—Lo siento —me disculpé.
—Fue mi culpa, disculpa —dijo el chico demasiado bajitos pero con un color de ojos hermosos— nos vemos —murmuro con una sonrisa en su rostro.
El chico se fue sin más pero ahí estaba Ty golpeando mi hombro animado.
—Ya iré preparando la boda —sonrió feliz.
—Siempre es lo mismo contigo —negué— vamos ya que se nos hará tarde.
Chocamos puños para irnos a nuestra clase, me fui corrido cuando sin más terminé chocando con alguien cayendo al suelo con fuerza.
—Oh de verdad lo lamento...
Por un momento no logré verlo por la luz pero ese color moreno, hombros anchos y su jodida cara de modelo eran bastante conocidos, sin contar esa ola de calor.
—Pero mira lo que trajo el viento —se burló— inviernito Jones.
—Santiago —gruñi— tu... que no estabas en México.
—A caso me ves en México en estos momentos —puso los ojos en blanco.
—Te hubieras quedado haya —gruñi.
—Y perderme la diversión de molestar a mi bolsa de basura favorita —dijo levantándome, se había puesto
más fuerte al parecer.
—No puedes hacerme nada, Sofi sale con mi mejor amigo —traté de defenderme.
—Mi hermana no tiene poder sobre mi —señaló— nos divertiremos de lo lindo Inviernito —sonrió para darme un par de golpecitos en la mejilla— de lo lindo.
El moreno pasó a mi lado golpeando mi hombro... ¿Era tarde para cambiarme de universidad?
—Imbecil —susurré.
—Te escuché —me gritó.
Me fui corriendo antes de que pasara otra cosa más.
La psicología fue... entretenida a decir verdad, sin embargo de pendejo se me ocurrió inscribirme a artes digitales siendo que soy un desastre en dibujo, yo solo pensé que sería una buena nota hasta que entré y vi el plan educativo en la pizarra.
En que mierda me había metido, en ese momento ya me estaba paniqueando con Tyler cuando aquel chico guapo de la mañana entró.
—Hola —saludó para sentarse atrás de mi.
—Hola —correspondí.
Ty me había preparado para esto por años, era hora de sacar mis mejores frases para ligar... y valió verga cuando esa voz me llamó.
—Inviernito Jones —llamó burlón.
—Tu otra vez —me queje poniendo los ojos en blanco.
Me miró para analizar la situación un momento, esa jodida sonrisa burlona...
—No me digas que te gusta patito —se burló.
—¿Patito? Que no... —lo miré nervioso.
—Que bueno porque es mi novio —aclaro para sentarse a su lado, tomando su mandíbula para besar sus labios.
El chico reaccionó siguiéndolo el beso para apartarse y negar riendo.
—Eso quisiera él —negó.
—Aún estamos definiendo el término de lo nuestro —murmuro Santiago pasando su brazo por sus hombros.
—Pues espero que no te gusten los imbeciles porque te tocó al más grande —bufé
Sin más Santiago empujó mi silla la cual tenía ruedas haciéndome girar y desplazarme hacia el otro lado del salón, aproveché para levantarle el dedo medio mientras giraba.
En cuanto lo vi pararse supe que era mi fin, por suerte un profesor jodidamente hermoso entró.
—Señores esto es la universidad, no pueden empujarse en las sillas... no si yo no lo he hecho primero —sonrió— joven regrese a su lugar.
—Por mi salud estoy mejor aquí —asentí.
—Oh vamos, estoy seguro que el chico musculosamente aterrador no le hará nada —me obligó.
—No si no se lo hago a usted primero —le guiñó.
El cinismo, pero que puedo decir si el hombre se puso rojo.
—Tu a tu lugar y tu... no —se limitó— muy bien empecemos hablando del arte...
No entendí ni idea, me la pasé siendo golpeado por Santiago y escuchando como se sabroseaba al chico que pensé sería mi futuro hombre.
—Ustedes tres en equipo —señaló.
—Pero...
—Anden hagan una buena presentación —sonrió.
¿Este sería mi cuarto accidente que casi me matara? Espero que no.
—Bien entonces de que lo haremos —dijo Balder, esperaba él evitara que uno me asesinara.
—Un pa...
—No lo haremos de un pato no seas pendejo —gruñó Santiago.
—¿Qué tienen de malo? —pregunté.
—Son estupidos... bueno no todos —miró a Bal quien se puso rojo.
Puse los ojos en blanco, Santi solo sonrió claro que le gustaba molestarme.
—Como sea, elige tú entonces —me cruce de brazos— dinos tu grande idea.
Y el cabron tuvo una buena idea... maldito imbecil.
—¿Y porque se metieron a esta clase? —preguntó Balder ya dibujando.
—Por pendejo para ser honestos —suspiré.
—No hay duda de eso —atacó Santiago con una sonrisa.
Levanté el dedo medio el cual casi me rompe.
—Salvaje —gruñi.
—Mira Inviernito tomé la clase porque es mi único tiempo lejos de la medicina así que no lo arruines —gruñó.
—Ahora quien es el pendejo que estudia medicina —me burlé.
El chico me jaló de la camisa molesto.
—Ahm profesor... —dijo Bal— está seguro de dejarlos juntos.
—Si uno muere sacas diez en el proyecto —ánimo.
—Me parece bien —afirmó.
—Peor no quiero ser yo —me queje.
Bal sonrió para meterse y besar los labios del moreno.
—Lo sueltas —pidió.
—Mmm —gruñó molesto.
—Anda nos puede servir de ayuda para el proyecto —pidió.
—Lo único que tiene en la cabeza son patos y estupideces —me soltó.
—Dibujo buenos patos —asenti.
—Serán de ayuda —me sonrió Bal.
El chico era encantador, una lástima que este pendejo le haya tocado.
Al final del día me reuní con mi Ty para hablar de nuestro día acompañado de unas deliciosas donas.
—Wint, Wint —dijo llegando a mi corriendo casi tropezándose— tenemos que huir, mudarnos de aquí sabes Alaska no se escucha mal...
—De que hablas, ¿Qué hiciste? —pregunté nervioso.
—El diablo Wint, el mismísimo lucifer a vuelto —se quejó.
—Oh lo se... el diablo llegó y se robó a mi futuro hombre —me queje.
—No... de verdad —se quejó— seguro hay más chicos.
—Yo lo quería a él —bufé tirándome en su pecho.
Nos sentamos a comer mi donita que tanto necesitaba antes del entrenamiento.
—Es increíble que estemos aquí —sonrió comiendo su donita.
—Lo sé, si el cáncer no me mato seguro ese accidente si —sonreí— y aquí estamos tu con tu morena y yo volviendo al sufrimiento de toda la vida...
—Tal vez le bajé, dice Sofi que a estado más tranquilo después de su viaje —mencionó.
—Lo dudo mucho —me quejé, maldito imbecil.
Fui a entrenar con las porras de Tyler que nunca faltaban, sin importar que fuera un entrenamiento o un partido ahí estaba él aplaudiendo en la misma intensidad.
Se fue con Sofi antes de terminar pues tenían una cita, así pasaba cuando tienes que compartir tu novio.
Me regrese a casa caminando pues perdí el último camión a casa. Fue mala idea no cambiarme, caminando con esos shorts chiquitos... hacía demasiado frío.
Era corredor si pero mis patitas de pollo flacas y mi coordinación nula.
A medio paso mi pierna resbaló haciéndome caer en la fría nieve de la montaña.
—Auch —me queje en la nieve.
Aquella onda de calor me llegó mirándome desde arriba.
—¿Estas bien? —preguntó Santi.
—Ay no estoy muerto... este es mi infierno verdad... —entré en pánico.
Una risita para negar y extenderme la mano, me ayudó a levantarme pero en cuanto pise me dolió.
—En tu experiencia de doctor que opinas —me queje.
El moreno la examinó.
—Tienes una roptura de tendón del peronéo astragalino, lo mejor será amputarla —dijo demasiado serio.
—En... Enserio —dije preocupado.
Se empezó a reír, lo que me tranquilizo.
—Te llevó a casa —se ofreció.
—No gracias puedo solo —murmure nervioso.
—Claro te veo —ánimo.
Otro pasito y sentí como me dolía demasiado.
—Creo que mejor si...
—Anda sube —se ofreció.
Me subí al lindo auto del moreno.
—Gracias —susurre.
—Si lo comentas... te mato —sonrió.
Asentí, pensé que estaría nervioso y a pesar de que el camino fue callado no me sentí extraño.
Me llevó a mi casita, en el patio ahí estaba Charms jugando con la nieve haciendo un muñeco pato de nieve.
—Tu hermanito ya creció —lo miró.
—No iba a ser un bebé toda la vida —señalé.
Charms nos vió para sonreír y correr a nosotros para saludar.
Me bajé con cuidado apoyándome en el auto.
—Hola bebé —sonreí.
El chico me abrazó con fuerza.
—Es tu nuevo amigo —miró a Santi.
—No es...
—No no lo soy —señaló— nos vemos —gruño.
—Gracias —dije apoyándome en Charms caminando a la casa.
—Invierno —me llamó— elévalo y ponle hielo —explicó.
Asentí para entrar, Charmsito fue mi enfermero ante la regañada que me dio mi mamá por bajar la montaña así.
Mientras descansaba me puse en el teléfono, y una duda grande se abalanzó a mi así que entré a ver su perfil... se veía feliz, como solo lo llegué a ver cuando me partía la madre.
Sin más envié la solicitud de amistad, que aceptó en minutos.
Si había cambiado quería ser el primero en verlo... quería ver al nuevo Santiago.
Estamos de vuelta, ah que puedo decir hoy hace cinco años se publicó el primer capítulo de esta hermosa historia así que para conmemorarla decidí hacer este especial de tres capítulos.
Además nada más y nada menos que esto ahh estoy muy feliz
Miren no más esta hermosura, estoy muy contenta por esto un dibujito especial para honrar estos hermosos 5 años con ustedes.
Los he hecho reír, Llorar, emputarse y casi matarme pero a la vez lo han hecho ustedes me han hecho reír con sus comentarios, hemos llorado juntos pero más que nada me han hecho feliz por todo su apoyo.
Muchas, muchas gracias.
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