Verde, blanco y rojo.

Los días en el hotel eran fantásticos, muchas actividades para mi bebé quien fácilmente hizo amigos una ventaja de que nuestro hijo fuera bilingüe.

Como en todo hubo personas idiotas que nos vieron mal pero que le íbamos hacer, era algo de esperarse más aún aquí y aún con eso nos divertimos.

—Vamos papi —apuro Oti a Invi con su traje de baño ya puesto.

—Ya voy mi amor —le dijo poniéndole el bloqueador.

Típico de blanco, no entiende de que nosotros no nos quemamos, es el encanto de la piel morena.

—¿Te vas a meter hoy? —le miré pues no había querido, le daba pena en realidad.

—Supongo —suspiró algo tenso.

—Yo te cuido —dijo mi bebé abrazándolo— nado bien.

—Está bien pero me cuidas eh —besó su mejilla— y tu ponte más ropa, no quiero que te vean como ayer.

No era mi culpa estar así de sabroso.

—No trabajo este cuerpo para que solo lo veas tú —me quejé.

Recibí una playera a la cara, negué divertido para ponérmela.

Bajamos rumbo a la alberca con mi bebé dando brinquitos, enamorando a las nenas que lo veían y uno que otro nene, no lo culpo era igualito a mi a esa edad y con los ojazos de su padre... puff todo un rompe corazones.

Cuando íbamos bajando vi algo que necesitaba comprar.

—Vete adelantando si —pedí— voy a comprar una gorra.

—De acuerdo —dijo siendo jalado por Oti.

Entré a la tienda para ir directo por el, un inflable de pato que mi esposo sin duda amaría, de paso le compré unos flotadores a mi bebé de patito.

—Sería todo —sonrió la cajera.

—Si, lo pueden inflar por favor —pedí guardando la cartera.

Una morena de buen cuerpo llegó para mirarme comiéndome con la mirada.

—Y yo que pensaba que no habría chicos lindos —trató de coquetear, me alegraba de que no estuviera aquí Invierno.

—Pensaste mal —sonreí cortes.

—Si te interesa hoy están los tragos al dos por uno —guiño— un buen tequila nos haría bien.

—Graciaa pero mi hijo no se queda solo por la noche y a mi esposo no le gusta que beba —remate recibiendo el pato— lindo día.

Su cara, vivía de esas caras.

Salí de la pequeña tienda, claro que me encantaba la atención pero le era fiel a mi esposo, como no si me costó un chingo conseguirlo y que no se me muriera en el proceso.

Invierno estaba tratando de retener a Oti pero en cuanto me vieron corrieron hacia mi, si, mi esposo corrió sin importarle que.

—¡Es para mi! —dijo arrebatándomelo abrazándolo de inmediato— gracias, gracias, gracias.

—Mu bonito —dijo Oti dándole un beso al pato.

—A ti te traje estos —se los di.

Los ojitos de ambos brillaron, le puse sus flotadores y después de las mil fotos que Invi le tomó a Oti con el inflable de pato por fin nos metimos a nadar.

Metí a mi hombre en la dona de pato y lo deje flotar, Oti nadaba bien pero como le encantaba hablar lo tenía que estar cargando para que pudiera decirme todo.

Mi hijo se estaba quedando dormido así que tuve que sacarlo.

—Lo voy a secar Invi —señale con Oti medio dormido— ¿Quieres salirte ya?

—Estoy bien —contestó flotando abrazado de su pato.

Sonreí para salir, lo envolví en su toalla pero el niño solo me engañó para comerse mis papás, le puse sus implantes mientras se relajaba.

Unos niñitos con los que había estado jugando llegaron para llevarse a mi hijo a jugar donde podía verlo.

No tardo en haber problemas cuando vi a mi bebé empujar a uno de los niños a la alberca, por suerte un adulto lo sacó de la alberca.

—¡Oti! —exclamé llegando a él.

—Amonos papi, amonos —dijo molesto tomando mi mano.

Una mujer llegó molesta a más no poder.

—¡Tu hijo empujó al mío! —me gritó— te das cuenta de la gravedad de esto, no nada muy bien.

—Lo entiendo y lo siento —me adelanté— pero algo le debió hacer a mi niño.

La mujer cargó a su hijo que estaba llorando, chillon.

—Enfrente las responsabilidades antes de echar culpas —se quejó.

Era algo que yo hubiera hecho a mi edad, pero mi bebé... mi bebé solo atacaba si lo molestaban o había una galleta de por medio.

—¿Oti qué pasó? —cargué a mi bebé que miraba molesto al otro niño.

—Dijo que era raro por tener dos papas —contó molesto— y que ya no iba a jugar comigo, que no era normal.

La mujer miró a su hijo algo extrañada y con algo de molestia.

—¿Quién te dijo eso Alan? —le preguntó moleta.

—El abuelo —contestó el niño aún llorando.

La mujer suspiró para poner los ojos en blanco.

—Lo siento no controlo lo que mi suegra le dice —suspiró — de verdad lo siento.

—No se preocupe —asentí.

La mujer se fue diciéndole a su hijo que no había nada de raro, que las familias eran así.

Una mujer sabia y es que solo faltaba la mala influencia de alguien para envenenar mentes tan jóvenes.

Besé la mejilla de mi bebé que seguía molesto.

—Venga te compraré algo de comer —lo calme— pero ya quita esa cara que te arrugas.

Mi nene sonrió divertido para besar mi mejilla, le trajeron un hot dog lo que lo puso feliz.

Ahí estaba invierno como si nada flotando con su bebida sin alcohol en el pato.

—Tu hijo casi mata a otro niño y tu como si nada —me burlé.

—¿Lo mató? —preguntó como si nada.

—No —negué riendo.

—Entonces todo bien, seguiré relajándome —dijo moviendo sus patitas para alejarse.

Negué divertido, lo saqué a la fuerza después de un rato pues tenía planes para hoy.

Después de bañar a Oti me acosté un rato antes de salir a comer mientras mi hombre se bañaba en la tina, mi teléfono sonó y era Lu, le contesté a la videollamada pero frente a mi no estaba Lu si no Temi.

—Hola tío Santi —saludó mi princesa feliz.

—Hola nena —salude, Oti brinco a mi para quitarme el teléfono.

—¡Temi! —le gritó emocionado.

—¡Oti! —correspondió emocionada.

Los miré para sonreír.

—¡Tem donde estas! —gritó Lu entrando a donde estaba al nene— ¿Qué haces en el closet? Algo que confesar —la cargo viendo a su sobrino— Hola mi niño hermoso —lo saludo efusivo.

—Tío Lu —Sonrió Oti besando la pantalla.

La carita de Lu al ver a mi hijo me lo decía todo, el mejor tío que mi bebé podía tener.

—Claro ya te olvidas de mi —gruñi.

Lu me mandó un beso riendo.

—Bueno esta niña se nos escapó pero es hora de bañarse —besó su mejilla— dile adiós a tu primo.

—Adiós Oti —se despidió.

—Adiós Temi —dijo triste.

Al acabar la llamada mi bebé me miro con sus ojitos cristalizados.

—Oh no llores mi bebé —lo cargué besando sus mejillas.

Inviernito logró calmarlo cuando salió del baño, nos vestimos para ir a comer pero sabía que los haría sentir mejor.

—No podemos comer aquí —pidió Invi— no quiero salir del hotel.

—Anda te gustará —convencí.

Y no era broma porque todo el viaje se quedaron viendo por la ventana emocionados.

—Wow no es amarillo —dijo Invierno viendo el cielo.

Negué golpeando mi mano con mi frente, extranjeros.

Nos bajamos en una zona turística, entramos al restaurante que estaba hermoso, nos sentamos hasta que lo vi acercarse.

—Ya decía yo que a ese blanquito lo conocía —dijo Nike sorprendiendo a Invierno.

—¡Nike! —exclamó Invierno emocionado lanzándose a él para abrazarlo.

—Hola hermanito —besó su frente abrazándolo con fuerza.

—¿No estabas en otra parte? —preguntó confundido, Nike tenía varios restaurantes en las costas.

—Si, pero este también es mi solo que no había podido venir —explicó.

—Hola tío tenis —saludó Oti en mis piernas.

Nike se empezó a reír para cargarlo y llenarlo de besos.

—Cada que te veo estás más grande —lo abrazó— que te dan de comer mi amor.

—Nada —suspiró sobando su pancita dramático— hambe tío Niti —lo miro, aún le costaba su nombre.

—Entonces llenemos tu pancita —lo abrazó besando sus mejillas.

Nike me saludo de abrazo, años atrás nunca creí recibir un abrazo de él.

Nos llevaron los especiales que no tardo en devorarse mi bebe.

Con su pancita llena solo le quedó dormirse en los brazos de su tío, veía a mi esposo hablar con su hermano, amaba verlo así, feliz.

Su esposa llegó, una mujer ciertamente mayor pero no le quitaba lo hermosa, una latina.

—Ya veo que los Jones tienen debilidad por los latinos —se burló ella.

—Claramente solo míranos —apoye.

—Culpable —asintió Wint besándome.

—Te ves muy bien como padre Nike —miré como veía a mi hijo.

—Sería buen padre, pero soy mejor padrastro —asintió.

Con la mujer que se casó ya tenía hijos mayores y ahora solo cuidaban a uno de trece.

Pero desde que conozco a Nike, que lo conozco bien él nunca quiso hijos propios.

—Además seré el tío rico que le cumpla todos sus caprichos —asintió besando su frente.

—Tiene muchos de esos —se burló Invi.

Y era verdad, Oti era el primogénito en todo sentido, primer hijo, primer nieto, primer sobrino, al niño lo tenían consentidisimo.

Después de una platica larga fue hora de marcharse al hotel.

—Te quiero hermano —lo abrazó fuerte— visítame más te extraño.

—Hablan todos los días —me burlé.

—Pero no todos los días puedo abrazarlo —se quejó Invi.

—Iré mas lo prometo —besó su mejilla para abrazarlo.

Nike besó las mejillas de mi bebé para abrazarme.

—Cuídamelos bien —pidió sonriéndome.

—Siempre —asentí— también cuídate.

El güero asintió, al llegar al  hotel pedimos servicio a la habitación pero mi hijo estaba tan cansado que lo dejamos dormir.

—Te gustará nuestra casita, más el jacuzzi —conté.

—Me muero por probarlo —sonrió— y ya sabes jugar en él.

Lo atraje a mi robandome su pizza, una rica y deliciosa pizza.

—Aquí es donde vive tu abuela no —murmuro Invi.

—Si —dije comiendo mi pizza centrada en esa exquisitez.

—Sabes... yo estaba pensando que podías verla —agregó.

—No gracias así estoy bien —asentí acabándome la rebanada, necesitaba más.

—Pero no es así, Santi amas a tu abuela, no te gustaría arreglar las cosas —señaló.

—Ella no me quiere en su vida porque yo si —me giré molesto.

Invierno me abrazó para besar mi mejilla.

—Porque la amas —explico— y mereces hablar con ella, dejar las cosas en claro antes de que sea tarde.

—Ya me rompió el corazón una vez Invierno, no puedo aguantar otra —confesé cansado.

—Cierra el ciclo de acuerdo, ciérralo —aconsejó.

Me giré para abrazarlo y besarlo con fuerza.

Invi limpio la lágrima que había brotado para llenarme de besos.

—Va a estar bien de acuerdo y si no yo te defiendo —asintió.

—¿Qué harás? pelea de bastón con ella —me burlé.

—Si es necesario —asintió, era capaz.

—Bien hagámoslo —cedí como siempre.

Él me abrazó victorioso, esa pequeña risa se escuchó desde la otra cama, ahí estaba mi nene sentado mirándonos.

—Besos —sonrió.

Pasamos a nuestro hijo con nosotros para besar sus mejillas.

—Besitos —sonrió divertido.

Lo llenamos de beso a lo que lo hizo sonreír, sonrisa por la que daría mi vida

Apesar de que Oti tenía su cama no le parecía y terminaba con nosotros.

—Tener, tener dos papis no es malo verdad —me preguntó mi bebé jugando con mi collar.

—Calaro que no mi niño —besé su mejilla.

—Algunos tienen dos papis, dos mamis, un papi y una mami o solo uno —explicó Invierno— si hay amor es lo importante.

—Yo amo papis —nos jalo— mucho, mucho.

—Y nosostros a ti —lo besamos al mismo tiempo.

—Y a Temi —dijo riendo— y Jens —asintió acomodándose sacando la lista interminable.

Lo abrazamos con fuerza, era divertido tener un hijo, no estaba seguro de querer otro pues en estos momentos solo quería disfrutar de mi retoñito.

Nos llegó el Oti mexicano.🇲🇽

Les vengo a contar la triste historia de que yo tenía un pato inflable así y murió, lloremos.😔

En fin Oti a esa a esa era todo un galán, derritiendo corazones 24/7, bueno en esa época y siempre.😎

Nike de vuelta, y es que está triunfando como siempre debió ser, aunque nunca tendremos un mini Adidas🤗

Quien como Oti para tener tantos tíos ricos.😰

En fin el siguiente capítulo regresará la doña (Elmo creo a este personaje) 🔥

Nos vemos, se me cuidan, coman bien y descansen. 💕

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