Paso a Paso
Cuatro añitos, cuatro añitos tenía ya mi bebé, sin duda era todo un guerrero como yo, le había costado claro y a nosotros más.
Mucha terapia, aprender a escuchar, hablar y seguir reforzando su lenguaje en señas, y claro aprendiéndolos en dos idiomas porque era la mejor manera de que aprendiera.
Cuatro añitos en los que por fin nos pudimos dar un respiro, descansar y ser familia.
Desperté con unas manitas presionando mis mejillas, escuchando esa voz que amaba tanto, abrí mis ojitos para verle, esos hermosos ojitos azules como los míos.
—Hola papi —me despertó mi bebé.
Sonreí besando su frente, me giré para tomar el implante de la mesita y ponérselo, había tenido una pesadilla el pobre y había dormido con nosotros.
—¿Cómo está mi bebé hermoso? —sonreí.
Mi chiquito sonrió rodando a mí para que le abrazara, los atraje en mis brazos llenándolo de besitos.
Puso su piesito en la cara de su papá riendo en lo que despertaba, Santi despertó para morder su pie a lo que enloqueció riendo.
—No Pa —dijo entre risas.
—Porque me despiertas tan temprano —dijo su padre tomando su manita.
—Paya —sonrió divertido.
—Playa mi amor —corrigió jalándolo para besar su mejilla.
Iba aprendiendo con rapidez sin embargo aún se comía una que otra letra al hablar por lo que había que corregirle, de igual manera su voz no era tan clara como la de un niño de su edad.
Mi bebé se lanzó a la espalda de su padre, riendo feliz, me miró para sonreír, entre cerrando sus ojos un poco y eso me lo decía todo.
—Leche —anunció feliz.
—Claro que leche —asegure— siempre quieres leche no es así.
Mi bebé empezó a reír para asentir, le preparé su leche y galletas pues sabía que las pediría.
Al entrar vi a los amores de mi vida aún en cama, viendo caricaturas mientras mi hijo le explicaba a su papá la caricatura.
Le di su leche y galletas mientras me daba una en la boca y luego otra a Santi.
Después de dos capítulos nos preparamos, no necesitábamos alarma para levantarnos teniendo a Oti como nuestra alarma personal.
Lo metí a bañar mientras su padre terminaba de guardar las maletas, mi niño adoraba cantar en la ducha aunque no supiera lo que decía, siempre cambiando de una canción a otra.
Después de su ducha lo cambié con algo liviano pues al llegar haría calor, un short y su camisa con dibujos de patos, su armario completo estaba lleno de ellos y dinosaurios.
—Papi —dijo mi nene— Jens va.
—No mi amor Jens se queda con sus papis —le recordé mientes empacaba su maletita con juguetes.
—Ah, Temi si —sonrió metiendo su patito.
—No mi amor...
—No voy —dijo sacando su patito para cruzarse de brazos.
—Que pena entonces no veras a las tortugas bebés —señalé, había que ser listo con este niño.
—Bebés —me miró asombrado.
—Así es chiquitas —trate de convencerle.
Mi bebé se cruzó de brazos no muy conforme.
—Mm —se quedó pensando.
—Ni delfines —mencioné— pero creo que si no vas...
—¡Si voy! —me gritó corriendo a mi.
Tomé en brazos a mi bebé para besar sus cachetitos.
—Te amo papi —dijo abrazándome con fuerza.
—Yo mucho más —asegure llenándolo de besitos a mi moreno.
Mi nene se empezó a reír, sin duda la cosa que más amaba en este mundo era su sonrisa, Santi llegó mirándonos desde la puerta.
—Pa veyemos patos —le miró sonriendo.
—Tal vez veremos patos —lo corrigió sutil— todo depende de que tan bien se comporte tu padre.
Mi niño se giró apuntándome con su dedito.
—Pórtate bien papi —sentenció.
—De acuerdo —bese sus mejillas feliz— Todo listo.
—Nos vamos a México —sonrío Santi dichoso.
Después de una larga decisión pues mi hijo no sabía si llevarse su pato o dinosaurio terminó llevándose ambos.
—Si no se decide perderán el vuelo —mencionó Charms llegando.
Mi hijo le miró para gritar y llegar a él, mi bebé Charms ya no era un bebé... era un hombre, con gusto tomó a su sobrino en brazos para besar sus mejillas.
—¡Charms va! —dijo feliz.
—No me quisieron llevar enano —besó su mejilla.
Negué divertido, nos fuimos escuchando la música de Oti a todo volumen pues le encantaba las vibraciones, llegó dormido claramente.
—Pórtate bien y cuida el coche —abrace a mi hermano.
—Que vea que tan rapido es, claro —sonrió.
—Ni lo intentes Charms —negó Santi abrazándole.
—Cuiden a mi pikachu —dijo besando su mejilla— y me traen algo, una latina no estaría mal.
Santi revolvió su cabello, nos despedimos para ir hacer el chequeo.
Nos fuimos en un carrito pues no podía hacer caminatas tan largas sin cansarme, Oti despertó emocionado, saludando a todo y riendo si le devolvían el saludo.
Llegamos para pasar la zona de revisión teniendo que ser manual pues mis metales y el implante de mi niño iban a sonar.
Después de un intenso manoseó, que no puedo negar que me gustó pues el oficial era guapísimo ya estábamos subiendo al avión.
—Ya puedes quitar esa sonrisa —se quejó Santi.
—Ya sabes que quiero de regalo de cumpleaños —le miré picarón.
—Pastel —dijo mi bebé en mis brazos.
—Si mi amor —sonreí nervioso.
—Yo también —asintió mi nene.
—Claro que si, de paw patrol si quieres —arreglo Santi.
Mi nene sonrió súper feliz, nos sentamos en nuestro asiento asegurando a nuestro bebé entre los dos, no llevaba más de un par de minutos cuando los nervios llegaron.
—Sabes que mejor yo me bajo aquí y los alcanzo en el siguiente vuelo —dije soltando el cinturón.
—No se va a caer el avión de acuerdo —me trató de calmar.
—No sobrevives a un quinto piso, menos a la caída de una montaña pero mírame aquí estoy —le recordé molesto.
—Bueno, sería una nuevo récord para ti —se burló.
Le miré frustrado, Santi tomó mi mano para calmarme.
—Estaremos bien —prometí— respira y todo estará bien.
Oti metió su manita entre las nuestras como solía hacer, sonriendo como siempre.
—Bueno, al menos no hay tanta gente —me calmé.
—Estas en primera clase amor —señaló riendo.
—Ahora todo tiene más sentido —suspiré.
Anunciaron que estaban por despegar, decidimos quitare los implantes para que no le molestara el ruido.
En cuanto el vuelo despegó me aferré a Santi, mi niño estaba como si nada mirándome.
Mi bebé se aferró a mi brazo sonriendo cerré mis ojos pero una vez en el aire me relaje al abrirlos mi bebé me sonrió.
—<Paw patrol> —pidió feliz.
Asentí para besar su mejilla, Santi me sonrió para revolver mi cabello.
Le volvimos a colocar su implante y ya que dieron la orden Santi le puso su caricatura, terminó por acostarse en los dos.
—Leche papá —me miró— mucha hambre —dijo el dramático.
—Pero si acabas de comer Oti —le recordó Sant.
—Poquita hambre —asintió riendo.
Negué, había heredado él hambre de ambos al parecer.
Después de darle una merienda, veía a mi niño reír por su caricatura, una azafata llegó tiempo más tarde.
—Disculpen la molestia podrían bajarle un poco al audio o usar audífonos, unos pasajeros se quejaron por el ruido —mencionó ella con una sonrisa.
—Oh disculpe, mi hijos solo puede escuchar el audio en alto —explique.
Mi bebé salió de un lado para mirar a la señoríta y sonreírle ofreciéndole una galleta, ell solo le sonrió divertida entendiéndolo al ver su implante.
—Tranquilos yo les explicaré a los pasajeros —sonrió aceptando la galleta de mi hijo.
—Gracias —sonríe.
Santi ya estaba perdido dormido y Oti súper feliz, me puse a leer un poco, mi bebé se levanto para recargarse en mí besando mi frente.
—Te amo papi —susurro besando mi mejilla.
—Oh yo más —dije abrazándolo, sentándose en mi regazo riendo tan fuerte como podía.
Pero la intolerancia de algunas personas nos quisieron arruinar el viaje.
—Disculpe podrían apagar esa cosa, tratamos de dormir —gruñó la típica Karen.
—Oh lo siento, mi niño no puede escuchar...
—No me importa solo haga algo al respecto —llegó su esposo.
Mi bastón estaba en la parte de arriba imposibilitando lo que quería hacer.
—Algún problema —dijo Santi despertando, oh si esa cara de cierra la boca aún la tenían.
La mujer retrocedió como si le fuera hacer algo, mi bebé en mis piernas les miró para saludarles feliz.
Pero esa cara... Oh si esa cara que le dieron a mi bendición no lo iba a dejar pasar.
—Se les ofrece algo —repitió Santi mirándolos de arriba abajo.
Giré a mi bebé hacia mí para que no lo vieran así, no eran dignos de ver a mi bebito.
La azafata llegó antes de que las cosas se calentaran.
—¿Algún problema? —preguntó viendo a la pareja.
—Si, podría pedirles que guarden silencio —pidió ella— o moverlos de zona.
—Por lo que veo son los únicos molestos —mencioné— y no es como que seamos muchos.
—Si tanto les molesta podría darles un par de audífonos, tranquilos yo los pago —dijo Santi mirando a la azafata.
—Claro, por favor síganme —pidió ella.
—Am no, nosotros podemos pagar los nuestros —aclaró— además donde esta la madre del niño, seguramente ella si lo podría controlar.
—Somos sus padres —aclaró Santi tomando mi mano para luego besarme.
Jaja les había explotado la cabeza.
—Es inaceptable que dos hombres...
—Le voy a pedir que no termine esa frase por su salud mental —la amenace.
—Va a permitir que me hable a si —miró a la azafata.
—No, le pediré que tome sus cosas para cambiarlos de lugar —sonrió ella.
—Pues mas primera clase no puede ser —gruñó la Karen.
—Efectivamente, me acompaña a clase turista seguro ahí no les molesta el ruido...
La azafata hizo de las suyas bajándolo de clase, para mi suerte mi bebé no entendió muy bien lo qué pasó y estaba feliz por eso que si no... no se la hubiera acabado.
Mi bebé termino dormido en brazos de su papá, me pase a su lado para que me abrazara.
—A la otra el bastón lo dejas a mi lado —gruñi.
Santi negó divertido para besar mi mejilla.
—Gracias por no alterarte —sonrió.
—Disculpa quien destrozó un auto con mi bastón —le recordé.
—Ya pero no volverá a pasar, no quiero que mi hijo me vea así —suspiro mirando a Oti— no quiero que piense que soy un hombre violento.
—Lloró contigo en el rey león Santi —me burlé— para él eres su héroe —besé su mejilla— siempre lo serás.
Mi hombre me abrazó, dormí un rato pero desperté pues Oti tenía hambre.
Un vuelo de nueve horas, demasiado cansado pero llegamos, en el aterrizaje si se asustó nuestro retoño, no lo culpo yo también.
Cuando Santi logró calmarnos por fin nos bajamos, pero al salir yo sentí que me derretía.
—Caliente —se quejó Oti abrazando a su padre.
—Por fin —sonrió.
—Me derrito —me quejé.
—Ay mis dos dramáticos —besó a Oti y luego a mi.
Nos bajamos del avión para salir del aeropuerto, llevaba a mi niño de la mano para que no se perdiera pero él estaba más emocionado por todas las tiendas del aeropuerto.
—Hambre papi —se quejó Oti.
—Ya comerás en el el Hotel mi niño —lo clamé.
—Mucha hambre —me miro triste.
Le compramos un rol de canela que según Santi eran los mejores, no le ganaba a los deliciosos churros pero eran ricos.
Un auto llegó para llevarnos al hotel, pasaríamos dos semanas en un hotel y otras dos en una de las casas de Santi.
Mi plan era dormir pero mis hombres querían ir a la playa, al llegar Santi bajo a Oti en la arena, esa sonrisa en mi niño valió la pena.
Mientras me relajaba comiendo algo Santi y Oti jugaban a la orilla de la playa, la mejor vista que podía tener.
Estaba en México.
Oti bebito llegó porque necesitábamos nuestra dosis de ternura. 💕
Patos y dinosaurios nunca le faltarán en su armario, eso si el patito que le dió su tío Bal va a todos lados.🥰
Nuestro Charmsito ya es todo un hombre pero siempre será nuestro bebé. 🥺
¿A quien más le han tocado las Karens en aviones? Oh en algún lugar, son irritantes. 🙄
¡NO SE NOS CAYÓ EL AVIÓN! para nuestra suerte. 🙌🏻
Ya en playita para que se relajen, quien fuera ellos. 😢
En fin, descanses cuídense mucho y tápense que ya empieza el frío 🥶
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