Corre Oti Corre
Los padres suelen decir que los dos años son los más terribles, mi bebé era un encanto a los dos años, tranquilo, risueño y lejos de las travesuras que hacía con su tío Lu era muy buen portado.
Pero sus cinco años llegaron y fue cuando sentimos el verdadero terror.
—¡Basta, te tenemos! —le grité acorralándolo.
—¡No me voy a bañar! —gritó escapándose entre Invierno y yo.
—Ese niño... ve por él —dijo Invi cansado.
Oti salió corriendo en calzoncillos, para mi suerte Lu llegó justo en el momento exacto para cargarlo:
—Ayuda tío Lu —chillo Oti— me quieren bañar.
—Son crueles —nos miró negando besando sus mejillas, miré sus malvadas intenciones.
—¡No, no lo bajes! —ordene— mantenlo ahí hasta que...
Lo bajo dejándolo escapar, suspiré abrumado.
—Gracias imbecil —gruñi.
—Nunca podrás contra los dos —se burló— solo venia a traerte la mochila de Oti pues la dejo en el auto.
—Bien, ya no tendrá excusas para no hacer la tarea —agradecí.
—Entonces me la llevo...
Le quité la mochila para negar, Lu besó mis labios para irse.
—El primero que llegue aquí le doy cuatro galletas —chantaje a mi bebé.
Mi niño llegó corriendo junto con Robin, nuestro perrito hijo de Titus.
—¡No yo gane! —le dijo al perro mirándole con molestia.
El perrito se limitó a lamer su carita lo que le sacó una sonrisa a mi niño.
—Si ahora ven por tus galletas —ofrecí.
Mi bebé se acercó para tomar la galleta, en ese momento lo cargué.
—Oye me faltan tres —se quejó.
—Después de tu baño —sonreí feliz.
Mi moreno se tiró en mi pecho dramáticamente.
Al llegar ya lo esperaba su padre para ayudarlo a bañarse.
Una vez en su tina ya nada lo sacaba de ahí hasta que se ponía como abuelito y le dolía la garganta de cantar tan fuerte.
Invierno lo sacó del baño para ponerle su pijama de Batman, mi bebé lo abrazó para no soltarlo recargándose en su pecho.
—Te digo un secreto —le susurró dandole los brazos para que lo cargara — te amo mucho, mucho —le susurro al oído.
Invierno le miró complacido.
—Te digo otro —lo abrazó Invierno— yo te amo mucho, mucho más.
Mi niño sonrío, mirando a su padre con esa carita de amor.
Abrí la puerta espantándolos a los dos.
—¿De que hablaban? —señale intimidante.
—Tendremos un pato —mintió Oti.
—Ni en sus sueños —besé su mejilla y luego los labios de mi hombre.
No iban a tener un pato, fin.
Bajamos a cenar mientras veíamos los jóvenes titanes que tanto amaba mi bebé, se quedó dormido entre los dos.
—Lo llevaré a su cama —besé los labios de mi esposo— y ya que se durmió tú y yo podemos jugar —guiñe.
—Me parece bien —dijo dándome una nalgada.
Metí a mi bebé a su cama pero en ese momento se despertó a punto de correr lo alcancé para que no se fuera.
—No tengo sueño —se quejó.
—Que lastima —lo abracé para que no se fuera.
—Bueno pero... pero acuéstate conmigo —pidió.
Me acosté en su camita en la que apenas y cabía, mi bebito se acostó sobre mi jugando con mi barba.
—Papi te amo —dijo feliz.
—Yo te amo más —lo abracé— pero ya duérmete.
—Un capítulo más si —pidió con sus ojitos de perro.
Cedí ante su encanto y terminamos viendo dos capítulos más.
Lo deje en su camita, siempre abrazando su patito y su oso que le había dado Jens.
Robin se acostó a lado de su cama como siempre.
—Me lo cuidas —pedí al perrito.
Más tarde se subiría a la cama con él probablemente.
Llegué a la habitación con mi esposo ya esperándome.
—Ah ese niño tiene mucha energía —me tiré a su lado jalándolo para abrazarlo.
—No te lo voy a negar —apoyó— esperemos que el profesor lo acepte en su equipo.
—Siempre podemos meterlo a box...
—Tiene cinco Santi —negó riendo.
—Se forma carácter —abogue— te recuerdo que nuestro hijo llora si no lo quieren abrazar.
Era muy sentimental mi niño.
—Estupidos mocosos que hacen llorar a mi bebé —dijo Wint molesto.
Negué divertido para besar su mejilla.
—Solo porque tú querías ser corredor —volví al tema.
—Lo sacó de mi —asintió— yo era rápido.
—Si recuerdo —confirmé, muchas veces logró escapar de mi corriendo.
—Le gustará ya veras —me animo— pero... tu y yo estábamos en algo.
—Cierto —lo besé quitándome la playera.
Me lo coji, lo mejor del mundo.
Despertamos como cada mañana, con un bebé brincando y un perro ladrándole para que no se cayera.
Bajé a mi bebé en mi hombro como un costal, riendo como siempre, mientras desayunábamos contaba una de sus historias que era imposible no reírse.
Salimos de la casa con Oti emocionado por ir a correr, desde que había visto los olímpicos en la televisión le había encantado.
Llegamos a donde nos dió la dirección Raven, un hombre de apariencia ruda ya le estaba gritando a un par de niños de unos siete a diez años.
—Alec Ivanov —lo llamé.
—Depende de quien pregunte —contestó molesto con un acento particular.
—Soy Santiago Dagda, venimos para ver si nuestro hijo puede estar en el equipo —explique.
—No entrenó a niños pequeños —se negó mirándolo.
—Es rápido —se adelantó Invierno.
—Para usted claro que si —se burló mirándole.
En cualquier momento le hubiera partido la madre pero en el tono y momento solo me provoco risa, me iba a constar lo sabía no por nada me dio esa mirada.
Cuando iba a decir algo dos niñitos llegaron con mi hijo.
—¡Oti! —exclamaron los gemelos al unísono.
—Chip, Dale —dijo mi bebé soltándonos para abrazar a los gemelos.
Invierno soltó una pequeña risita.
—Así se llaman —dijo avergonzado el ruso.
—Y pensé que Charmander era malo —miré a mi hombre.
El negó, ver a mi hijo con los gemelos me hizo recordar a los míos.
—Ven Oti vamos a correr —dijo uno de ellos.
—Si, si, contra los grandes —lo jaló el otro.
Ahora recordaba a ver visto a los gemelos pegado de mi hijo en la escuela.
—¿Quién los mando? —preguntó con cautela.
—Raven Menéndez —contestó mi esposo.
—Oh la conozco, una hermosa mujer lástima que este casado con...
—Mi mejor amigo, le recomiendo no acabar esa frase —amenace.
El hombre asintió para mirar, los gemelos posicionaron a mi bebé levantando su culito al aire, el ruso como le decían sonó el silbato.
Mi bebé se aturdió un poco pero cuando vió a los otros correr hizo lo que mejor sabía hacer, correr.
Y en cuestión de segundos ya estaba a la cabeza, más rápido que los niños mayores, mi niño terminó riendo siguiendo corriendo sin darse cuenta que ya habían acabado.
—Está dentro —asintió— lo quiero.
—Pensé que no enseñaba a niños —atacó mi esposo burlón.
—¿Sabe quien fue la última persona que vi correr así? —señaló— Bolt.
—El perro —dije confundido.
—El corredor Santiago —dijo mi esposo negando— le encanta solo quiero mencionarle que tiene cinco años y es sordo.
—No es impedimento— sonrió, lo que mejor pudo decir.
Mi bebé llegó corriendo para abrazarme y luego a su papá.
—Me viste correr —dijo abrazando a Invi.
—Si, muy rápido —besó su mejilla.
El ruso se bajó a su altura, a mi niño le dio risa al parecer.
—¿Cual es tu nombre pequeño corredor? —le preguntó con un tono más suave.
—Autumn Samuel Jones —se presentó orgulloso— pero me dicen Autumn.
—Te llamaré Samuel —asintió.
Mi esposo puso los ojos en blanco, pero yo estaba complacidos después de todo era el nombre que yo había elegido para él.
El nombre de mi Sammy que ahora lo portaba mi niño.
—Vamos únete con los otros —sonrió llevándoselo de la mano.
Podía ver a mi bebé sonreír, lo estaba disfrutando, lo amaba, y eso es lo que más amaba ver... a mi bebito feliz.
A partir de ese momento creamos un mini mounstro que corría demasiado rápido para sus viejos padres.
Con forme el tiempo avanzaba mi bebé iba acumulando carreras hasta llegar a los nacionales... con cinco años el ruso había hecho de las suyas para meterlo al grupo mínimo.
Por la noche mi niño estaba que se moría de nervios.
—A dormir mi bebé —dije acomodándolo en su camita— debes descansar para partir traseros mañana.
—Pero recuerda que si no ganas no pasa nada —dijo inviernito besando su mejilla.
—No voy a ganar —dijo mi bebé triste, bajando su cabecita frunciendo su labio.
—¿Alguien te dijo eso? ¿Quiero nombres otoño...
—No papi —me detuvo tomando mi mano— es que ningún corredor es como yo —contó lo que le molestaba.
—No todos son iguales Oti —le recordó mi esposo.
—Pero, pero papi... no hay corredores sordos —dijo triste.
La cara de tristeza de mi bebé era algo que odiaba ver.
—Entonces se el primero —besé su frente— no corres con los oídos o si mi amor.
—No, con mis pies —dijo mostrándomelos.
—Entonces tu corre Oti —lo abrazó su padre.
—Yo, yo quiero ir a lo grandes —asintió— y ganar muchas medallas —sonrió.
—Así será —besé su mejilla— solo si duermes si no estarás cansada.
Esa risita para acomodarse y abrazar a su patito.
Le quité sus implantes para irnos acostar.
—Tendremos un hijo olímpico —sonreí.
—Así será —asintió Invi abrazándome— ya verás que de eso me encargo yo.
Le creía, si ese era el sueño de nuestro hijo hará hasta lo imposible por cumplirselo
Al despertar mi bebé tenía muchos ánimos solo hacía falta llenarle el tanque con comida.
—Buenos días —saludó Lu llegando— ¿Como está mi corredor favorito.
—Listo tío Lu —dijo brincando a sus brazos.
—Vas a ganar —lo animó besando su mejilla.
Raven llegó después con Temi, pues había llevado a la morena a su mañana de madre e hija ya que la diosa trabajaba mucho.
Los Blue llegaron con Jens en brazos con su ojito morado.
—¿Que le pasó a mi bebito? —dije cargándolo, todos lo sabíamos yo era su tío favorito.
—Bebé es malo —me abrazó triste.
—No es malo Jens —dijo Jon con el bebito de un año, ese castaño desde que nació parecía que todas las etapas eran sus terribles dos.
—Si es malo —apoyo Oti jalando para abrazar a su primo.
Su padre miró a su hijo que solo sonreía con carita de malvado.
—Jake lanzó el biberón y le pegó accidentalmente a su hermano —explicó Damian.
—No, no, el vió y lanzó —exclamó el bebé con el carácter que se cargaba.
Mi hijo lo consoló abrazándolo.
—Vámonos que llegaremos tarde —miré a mi esposo.
Dicen que los mexicanos somos impuntuales... evidentemente no conocen a mi esposo.
Al llegar ya estaban mis padres y mi suegra apenas llegando.
Llenaron de besitos a mi hijo hasta que fue hora de llevarlo con sus compañeros.
—Vamos Oti —besé su mejilla— estamos muy orgullosos de ti.
—Recuerda diviértete mi amor —lo abrazó con fuerza inviernito.
—Si papis —sonrió.
—Tu puedes Oti —dijo Temi besando su mejilla.
—Gánales —lo abrazó Jens.
Mi bebé sonrió, lo llevé con el ruso y los gemelos para que iniciara la carrera.
Volví con mi familia emocionado, Jens llegó para sentarse en mis piernas, estaba en su etapa rebelde por tener un hermanito.
Era el más chiquito de los tres pero pobre de ti si se lo decías, mordía duro.
Vimos a mi bebé ponerse en la línea, levantando su culito moviéndolo según él para agarrar fuerza y correr.
Sus luces puestas para que en el momento en el que se pusiera la luz en verde saliera más rápido que McQueen según él.
Y así fue, la luz verde se prendió y mi hijo corrió, corrió tan rápido como pudo, corrió hasta ponerse al frente, corrió hasta ganar los nacionales.
—¡Ese es mi hijo! —grité efusivamente levantándome con Jens — nuestro hijo chinga —miré a Invierno para comérmelo a besos con Jens riendo.
Podía ver la molestia en los otros chicos y era comprensible, al final solo eran niños.
El ruso fue por Oti pues a mi hijo le daba por seguir corriendo aunque ya hubiera acabado la carrera, lo trajo a nosotros más feliz que nunca.
—¡Gane papis! —exclamó feliz.
—Ganaste mi amor —lo cargo Invi— estamos muy orgullosos de ti.
—Mucho —lo llené de besitos.
Mi bebé sonrió divertido, de las cuatro carreras que corrió tres las ganó en primer lugar y la última en segunda pues ya se le había acabado el tanque.
A la hora de la premiacion lo vimos subir a ese mini podio, con una sonrisa, los chicos a su lado le llegaban a la misma altura y uno de ellos rebasándolo.
Le colocaron sus medallas una por una, veía mi bebé sonreiré como nunca.
Al final se acercó un hombre hablar con él, la ilusión en sus ojitos al verlo era como si estuviera viendo a una galleta gigante.
Al terminar el hombre hablo con el ruso para acercarse a nosotros.
—Tiene gran potencial su hijo —saludó el hombre.
—Gracias —asentí igual.
Mi esposo lo veía de la misma manera, un pato gigante en sus ojos tal vez.
Me acerque con Lu quien buscaba en su teléfono.
—¿Quién es? —pregunté confundido.
—No sé pero es lindo —sonrió echándole el ojo.
Raven sonrió divertida para negar.
—Es De Grasse —señaló— corredor olímpico.
—Bien —dijo Lu.
Lo retuvieron bien, mi bebé llegó con las medallas más grandes que él.
—Papi dijo que un día me espera ver en los grandes —asintió feliz.
—Así será —lo cargué.
Sus ojitos azules llenos de ilusión me miraron felices, me abrazó con muchísima fuerza y lo supe... tenía que hacer su sueño realidad.
Y aquí inicio la historia de corredor de Oti, que precioso.😎🥰
Wint con los niños que hacen llorar a su hijo: Los encontrare, no me importa cuantos sean ni que edad tengan, los haré pagar 😑
Oti y Lu no me canso de decirlo son un desmadre. 🙌🏻😂
Santi y Wint hasta la muerte por cumplirle el sueño a su hijo y lo están logrando.💪🏼
Pobre bebé Jens desde chiquito me lo maltrata la bolita de odio.🥺
En fin la siguiente semana regresa alguien que empieza con B y es tamaño bolsillo. 💕
Les dejo a un Oti Mexicano porque hoy andamos de fiesta aquí en mi país, se me cuidan si son de México me cuentan que festín van a comer ✨
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