"Solía imaginarte en esta blanca nieve".

"Mi corazón parece estar congelado,

mi corazón está entumecido".

El pelinegro dejó la pluma al lado de la pequeña libreta amarilla, levantándose de su asiento y caminando en dirección a la ventana.

Sentía cómo incrementaba el dolor en su pecho. A pesar de encontrarse dentro de su casa, era como si el frío pudiera atravesar las paredes y congelarlo por completo.

Aunque hiciera sus mayores esfuerzos por sonreír, le era imposible acabar en algo que no fuera una mueca.

El frío que su amado novio había causado se acumulaba, no creía que llegara a derretirse. Min Ho seguía viviendo en el mismo espacio, en el mismo tiempo. Pero era como si estuviera muerto en vida, ya que el australiano no se encontraba a su lado.

Min Ho sólo esperaba que la blanca nieve volviera y calentara su corazón.

—Felix, aún te amo—Confesó, apoyando su mano en el cristal—Y quiero pedirte sólo una cosa antes de decirte adiós—Siguió, mirando fijamente hacia el cielo—Por favor, deja que la blanca nieve caiga y me caliente—Suplicó.

Como si el menor pudiera oír sus palabras, el cielo se vio cubierto por una gran cantidad de blancos copos de nieve.

Era como si Felix estuviera a su lado, cosa que lo alegraba de sobremanera. Min Ho no quería saber de un lugar sin él.

Cada lugar que descubriera vacío, quería que lo llenaran los juntos. Un fugaz pensamiento llegó a la mente del pelinegro.

Y es que ahí estaba la clave, la blanca nieve que cubría el cielo era como si se tratara de una lluvia en invierno.

Rápidamente volvió a donde estaba su libreta y anotó las breves oraciones que llegaban a su mente, terminando de una vez por todas con lo necesario para despedirse.

Lee Min Ho finalmente cumpliría con la promesa que le había hecho a Lee Felix y dedicaría una canción en su memoria. Que si bien ya no podría tocarla directamente, expresaría todos los sentimientos hacia el menor, su más puro amor.

"Solía imaginarte en esta blanca nieve".

"La blanca nieve cae".

"Por favor, abrázame de nuevo".

F I N