Sleep like a winter bear.
El invierno es hermoso, para la vista de muchos. La capa de nieve que cubre las ciudades, parece una manta suave, aunque muy fría, por el clima se puede usar bastante ropa abrigada con excusas, tomar chocolate, café o leche caliente con la calefacción encendida, acurrucarte con tu pareja mientras ven alguna película o jugar con la nieve, haciendo muñecos con ramas y piedras o ángeles en el suelo, o una divertida y caótica pelea de bolas de nieve.
Taehyung siempre amó el invierno y nada podrá cambiar eso. Ni si quiera que su amado esté profundamente dormido desde hace el inicio de uno mismo.
— Vaya, afuera sí que está haciendo frío.
Dejó su gran abrigo -que de suyo no tenía nada, pues era del otro chico- en un perchero cercano, procuró no derramar su chocolate caliente con espuma, sobretodo porque tenía mucho frío y algo caliente le vendría bien. Sacudiendo un poco sus ropas, acercó una silla al lado de la camilla donde se encontraba el azabache, como de costumbre y comenzó a hablar.
— Hoy casi me despiden del trabajo, Jungkook. — soltó una pequeña risa a la vez que tomaba la tibia y casi fría mano del menor — No fue mi culpa, a los editores se les pasó por alto una pequeña cosa en una fotografía y no nos dimos cuenta hasta que la foto ya estaba publicada en más de mil revistas ya repartidas, Namjoon Hyung casi le da algo, pero no me despidió porque todos sabemos que soy su favorito. —
El castaño de mechas verdes trabajaba como fotógrafo en una revista a nivel nacional, con una sede en Seúl, capturaba de todo con la preciosa cámara que el otro le había regalado hace un año en navidad.
— Me topé con unas estudiantes a las cuales enseñas ayer, me dieron un arreglo frutal y lo llevé a casa, esa fue mi cena.
En cambio, el pelinegro trabajaba como maestro en una preparatoria en el centro de la ciudad, enseñaba literatura, una de las pocas cosas que amaba desde muy pequeño y por lo cual recibió muchas burlas que siempre ignoró y no se dejó llevar por ellas. Sonrió de lado, jugueteando con los dedos de la mano contraria, sólo un poco mientras tarareaba alguna que otra melodía que rondaba por su cabeza. Lo observó y besó su mano, acercando la misma a su rostro y una mirada triste se apoderó de él.
La puerta de la habitación se abrió antes de que pudiera soltar alguna lágrima, tomó bastante aire y le sonrió a la enfermera que acaba de llegar, en sus manos traía una esponja azul más una toalla pequeña, así que asumió que le tocaría baño hoy a Jungkook.
Ella dijo lo supuesto, que al pelinegro le tocaba baño, así que le dio lo que trajo al castaño y salió de la habitación. Taehyung subió las mangas de su suéter y llenó una vasija con agua en el baño que había en el lugar, colocó la pequeña mesita despegable, que normalmente se usa para darle de comer a los pacientes, sobre el regazo de su pareja, sin aplastarlo y prosiguió a limpiar todo su cuerpo.
Empezó con su rostro, para este no usó la esponja, sino unas toallitas húmedas. Cuidó de no rasparle muy fuerte los ojos o la boca, vio su cabello, ya estaba empezando a tener un poco de suciedad, tal vez la otra semana le dejaría lavar el cabello. Pasó otras toallitas por su cuello y una porción de su pecho, se sentó en la camilla, a su lado, para alzar su cuerpo y sostenerlo por sí mismo, con un poco de dificultad lo logró, la cabeza del pelinegro reposaba en la curvatura de su hombro y cuello.
Limpió por debajo de la nuca y un poco la espalda, con la misma delicadeza de un principio, volvió a recostarlo. Ahora tocaba limpiar sus brazos y piernas. Desechó las toallitas usadas y hundió la esponja en el agua, no sin antes colocarle un poco de jabón líquido.
Siempre le gustaron los brazos de Kook, eran grandes y musculosos, el día de su matrimonio, amó en demasía cuando esos fuertes brazos lo alzaron y llevaron hasta la cama, para luego ser nuevamente uno, uniendo sus cuerpos después de haber unido sus almas, diciendo acepto ante una ceremonia de bodas fingida en cuanto el ámbito legal se trataba, puesto que en su país no podían casarse, pero eso a ellos no les importó, de igual manera, invitaron a familiares y amigos a una celebración, como si fuera su boda y, para los dos, así fue.
Para Jungkook y Taehyung, llevaban un anillo en su dedo más de cinco años.
Dio por terminada su tarea cuando terminó de secar los pies de su esposo. Dejó todo lo que usó en una mesita de centro, más tarde la misma enfermera que le había entregado las cosas, las recogería. Sonrió satisfecho una vez volvió a sentarse al lado del pelinegro, sosteniendo su mano y viéndolo sin ningún fin.
Era un poco divertido, ahora él no paraba de verlo, pero en la universidad era todo lo contrario.
En la facultad, Kim era conocido como el idiota que no aprovechó su cara bonita, un poco largo, pero así todo el mundo lo denominaba por decidir escoger la carrera de fotografía y diseño en vez de modelaje, teniendo facciones muy estereotipadas y cuerpo delgado, fácilmente su camino se habría formado, hasta podría haber sido reconocido internacionalmente y las personas estarían peleando para ser quien esté detrás de la cámara para tomarle una simple foto, pero eso no le interesó nunca, siempre se idealizó como el sujeto detrás de la cámara, no sólo trabajando con modelos, sino también trabajando con el paisaje y los maravillosos escenarios que nos deja la naturaleza.
Siempre llevaba su cámara a todos lados, uno nunca sabe cuándo se presentará una buena oportunidad para tomar una fotografía.
El caso está en que, un día común de su vida universitaria, en el descanso de una materia a otra, quise tomar una fotografía de unos pajaritos que se encontraban cerca suyo. Tomó varias, hasta que los pequeños animales se fueron volando. En el instante, empezó a revisarlas y grande fue su sorpresa cuando vio a un intruso en las mismas.
Jeon Jungkook, no lo conocía en ese momento, pero le pareció sumamente tierno cómo en la primera foto, parecía estar viéndolo a él y, a medida de la secuencia de las tomas, su vergüenza se veía cada vez más, hasta que en la última salió en el piso por lo nervioso que se sintió, siendo su primer instinto salir corriendo, pero fallando en el intento.
— ¿Te hiciste daño? — fue lo que preguntó una vez el pelinegro se haya tragado la vergüenza de aparecer en una foto ajena y de haberse caído en público.
— No, tranquilo. Todo en orden. — dio una risa nerviosa por lo bajo, el castaño asintió — Disculpa, por entrometerme en tu foto. Dime que no salí. — casi rogó, por lo que Kim soltó una pequeña risa.
Le mostró las fotografías y el rostro del contrario no podía estar más que sonrojado, con titubeos le pidió que lo elimine de las mismas, Taehyung lo prometió y ambos se despidieron sin creer que volverían a hablarse.
— ¡Kim Taehyung!
Lástima que, en ese entonces, al castaño lo estaban presionando con un trabajo que no se le antojaba hacer ni tampoco tenía idea de hacer.
Ahora que lo piensa, era un poco simple. Se trataba sobre plasmar una emoción a través de una secuencia de fotos, fácilmente le habría podido pedir a Seokjin Hyung que actuase la emoción que le sea más cómoda y él sólo tendría que ver unas pequeñas cosas para que su trabajo sea excelente, pero su maestro quería que fuera de una manera muy casual y espontánea, pedir la ayuda de su Hyung sería como traicionar a uno de sus maestros favoritos.
Por eso, tomó las fotografías donde salía el pelinegro, enfocó a este y, más unos retoques de luz y ambiente, su trabajo estaba más que hecho.
Vergüenza, así lo nombró.
¡Todos felices! Su maestro felicitándolo y él recibiendo una buena calificación. Claro, excepto Jungkook quien, si bien no había recibido alguna burla o algo parecido por eso, sólo que era alguien tímido como para salir en una foto y que esta sea exhibida frente a muchas personas.
— Pero si saliste bien. — trataba de convencer el más bajo, pero Jeon sólo lo miraba con el ceño fruncido — No te enojes conmigo. —
Formó un puchero con sus labios que, todo el maldito mundo, lo encontraría sumamente adorable y él no era la excepción — Sólo porque eres tú, lo dejo pasar. — habló sin pensar, después de ver la sonrisa y la ceja alzada de Kim, se dio cuenta de lo que había dicho — Es decir, porque tú, e-escuché que eres un buen fotógrafo y eso. —
Jungkook relajó su cuerpo y sólo se dio media vuelta para caminar a cualquier dirección opuesta donde se encontraba el castaño, pero este se colocó a su lado, extrañando, al contrario. No dijeron una palabra y empezaron a caminar en círculos, pasaron por la cafetería como tres veces y ya las personas los estaban empezando a ver raro.
Después de como veinte minutos, ambos se detuvieron y rieron — No sé qué acaba de pasar. — el pelinegro soltó una carcajada, echando su cabeza para atrás, no pasando por desapercibido ese pequeño detalle al mayor — ¿Vas a hacer algo ahora? —
En segundos, la expresión de Jeon cambió — Maldición, sí. — miró en su reloj, se le estaba haciendo un poco tarde para su próxima clase — ¿Me das tu número? —
Intercambiaron números y quedaron en verse al día siguiente. Unas semanas después, las salidas eran cada vez más comunes, hasta que, finalmente, un día tuvieron el valor de colocarse de título como 'pareja' y más felices no podían ser.
— Señor Kim. — una voz grave le hizo volver al presente. Vio al doctor encargado de su pareja, se levantó para hacerle una reverencia, para después volver a hablar – ¿Cómo ha estado? —
— Bien, supongo. —el hombre de cabellera gris por los años lo miró con una sonrisa triste, desde que su paciente cayó en coma, el chico iba cada día al hospital y se quedaba a dormir muchas noches. Era entendible, ver a una persona amada en un estado de inconsciencia, no imaginaba el dolor por el que el muchacho pasaba — ¿Avanzó en algo? — preguntó, refiriéndose a Jungkook. El mayor negó y él suspiró.
Esa era la rutina que seguían, el doctor Jong preguntaba acerca del estado del castaño y él preguntaba sobre su pareja, teniendo el mismo resultado de siempre, ninguna mejoría, ningún movimiento en sus dedos o manos, nada que indique una mejoría o algún indicio para una pequeña esperanza de que un día simplemente despierte.
— Piensa en lo que hablamos la última vez.
— Piense usted en lo que yo le respondí la última vez.
Taehyung no quería sonar irrespetuoso o algo por el estilo, pero la anterior vez que hablaron, el doctor Jong sugirió algo que ni en un millón de inviernos aceptaría.
— Estaría salvando un par de vidas.
— Y yo estaría perdiendo la mía.
Desconectarlo y firmar un papel para que, cualquier órgano que el pelinegro pueda donar, se done. Simplemente pensarlo le causaba escalofríos, imaginar su vida sin estar todo el día en el hospital porque su simple presencia hacía que, las fuerzas de que algún día despierte, sigan en pie, no le importa lo que tenga que esperar, no importa si despierta cuando esté arrugado al igual que una pasita porque su amor quedará intacto, tal cual como el día en que ocurrió aquel trágico accidente, incluso más. Definitivamente, no quiere despegarse de la persona que más ama con su corazón.
Jong negó con la cabeza, diciéndole los signos vitales del paciente por código, tantas veces que el castaño los había escuchado, se los sabía de memoria. Esta vez, lo único que cambió fue su presión, estaba un poco baja, pero eso sucedía de vez en cuando, recuerda cuando le dijeron que eso por primera vez, se emocionó mucho, pensando en que estaba dando señales de mejorar, pero las enfermeras, un poco incómodas por destruir sus esperanzas, le dijeron que eso sucedía en algunos casos y, con un poco de medicamentos, volvería a la normalidad.
— Piensa en él, ¿crees que él no sufre al estar en ese estado?
— Me lo agradecerá cuando despierte.
— ¿Cómo estás tan seguro de eso? — un silencio incómodo se forma entre ellos, el mayor carraspea un poco — Dejaré esto por aquí, junto a un bolígrafo. — unos papeles yacían sobre el cuerpo del pelinegro, unos que conocía un poco — Por favor, no los destruyas esta vez. —
Jong salió de la habitación sin nada más que decir, él ya no tenía expectativas en su paciente y quería que el chico vea eso, no por ser mala persona o algo por estilo, sino porque Taehyung estaba sufriendo en una espera inútil, era hora de que detenga esa carrera y se desvíe por otro camino, donde siga adelante, volverá a encontrar al amor sin ni si quiera buscarlo.
Tenía que aceptar que él se fue desde hace mucho tiempo.
Estaba llorando, sentía que tenía una gran responsabilidad encima de sus hombros y no podía con ella, no sabía qué debía hacer, no sabía con quién consultarlo, no sabía qué era lo mejor para ambos.
— J-Jungkook, ¿qué debo hacer? — preguntó y soltó aún más lágrimas cuando no tuvo ninguna respuesta — E-Es que, no sé. C-Creo que sí vas a d-despertar, pero por o-otra parte creo que n-no y siento que te e-estoy haciendo daño con esto, ¡no sé qué debo hacer! —
Se sentía perdido y desorientado, como si estuviera en un pequeño bote a la deriva en un inmenso mar, con deseos de lanzarse y terminar con esto de una vez por todas, pero también con permanecer fuerte y esperar sobrevivir a la gran tormenta de la cual ha sido prisionero durante mucho tiempo.
La puerta siendo abierta nuevamente hace que sus ojos se claven en la persona que acaba de entrar quien, al ver el llanto desconsolador de su amigo, corre hasta posicionarse a su lado y deja que el castaño esconda su rostro en su abdomen, su respiración era errática y sus manos apretaban su abrigo con fuerza.
— No sé q-qué hacer, esto es muy confuso. — Tae se separó, para ver el rostro de su Hyung, quien también tenía una mueca triste, viendo a sus demás amigos que lo fueron a visitar — ¿Qué debería hacer? —
Pero él, incluso siendo el mayor en su grupo de amigos, tampoco tenía una respuesta.
¿Qué se supone que se deba elegir en estos casos? ¿A quién se lo podría preguntar? ¿Esperar o darse por vencido? ¿Darles una oportunidad a otras personas? ¿Está mal ser un egoísta al no firmar aquel documento?
El grupo de amigos miró nuevamente al chico que lloraba en el regazo de Seokjin, sintiendo el ambiente pesado, de un momento a otro, Taehyung se giró hacia sus amigos — ¿Qué debería hacer? —
Al principio, nadie dijo nada, se quedaron estáticos sin poder pronunciar una palabra, desviando la mirada y chocándose los codos mutuamente para que alguno hable, al final, Jimin dio un paso al frente y, con mucho dolor, habló.
— Es mejor que lo desconectes.
Los demás lo vieron como si le hubiera salido una segunda cabeza de su cuerpo, Seokjin lo miró con el ceño fruncido cuando Taehyung lloraba aún más, en definitiva, esa no era la respuesta que quería escuchar.
Antes de que alguien más hable, Jimin lo hizo primero — Taehyung, él murió desde hace m- —
— ¡Él no está muerto! — su voz salió gruesa y, por un momento, a algunos les causó un poco de temor. El castaño casi nunca grita de esa manera — Él no está muerto. — repitió en voz baja.
— Jimin, sabemos que Jungkook no te agradaba del todo. — el nombrado volteó los ojos ante las palabras de Namjoon, cosas que ni venían al caso — Pero en estos momentos, es mejor tener la boca cerrada. —
— Por el hecho de que nunca me agradó Jeon, tienen que confiar en mí. — caminó hasta quedar frente a su mejor amigo, la camilla era lo único que los separaba, al castaño se le dificultaba ver un poco por las lágrimas — Taehyung, no puedes seguir así. Parece que el hospital es tu casa, todo el mundo te ha dicho que no despertará, ¡tienes que darte cuenta! —
— ¡Nunca! ¡Y ellos no saben de lo que hablan, yo sé que despertará!
— ¡Tres años! ¡Tres malditos años acostado en esa camilla! ¡Por favor, piensa un poco en ti también! — tres años, desde hace tres malditos años que su vida se vuelto una rutina, una tortura y fatigosa rutina.
— Escuchen, este lugar no es para gritar. — Seokjin alzó las manos en dirección a cada uno, primero se dirigió hacia el más bajo — Taehyung está pasando por una situación difícil, Jimin. No es momento para rencores ni nada por el estilo. —
— No lo odio como para desearle la muerte y me agrada como para desearle que esté en paz de una buena vez. — pero el rubio seguía recibiendo malas miradas por parte de los demás, no entendiendo su punto de vista — Escucha, Taehyung. No te lo estoy diciendo por ser una mala persona, eres mi mejor amigo y te amo hasta la próxima vida. — el tono de su voz fue bajando, esperando que el castaño lo entienda — Pero Jeon no tiene posibilidades de despertar, te lo dijo su doctor y los otros dos que trajiste para tener más opiniones, piensa en que él, en este instante, podría estar sufriendo y que merece un descanso. —
— Hacer esto, no significa que te tengas que olvidar de él. — habló Yoongi quien, secretamente, apoyaba la opción de desconectarlo — Tenemos que aceptar esto, está pasando, justo ahora. —
Un silencio reinó nuevamente la sala, mientras Taehyung soltaba pequeños balbuceos y su cabeza negaba reiteradas veces. No podía, no había manera en el infierno que él firmara desconectarlo.
Jimin notó algo extraño, haciendo que sus ojos se achiquen mientras trataba de descifrar qué era lo que pasaba por la pequeña cabeza de su amigo, por mientras, sus amigos trataban de consolar al chico, incluso pensaron en traer chocolate caliente, puesto que a Kim no le gustaba el café, pero el rubio dijo algo y Hoseok se vio obligado a cerrar la puerta, puesto que estaba a punto de ir por la bebida, para escuchar y entender lo que se refería el menor.
— Sientes culpa, ¿verdad? — las acusaciones volvieron a escucharse, los chicos estaban dispuestos a sacar al rubio de la habitación, mientras tanto, el castaño dejó de emitir sonido alguno, como si lo hubieran atrapado con las manos en la masa — Es eso. — no fue una pregunta, sino una afirmación.
Taehyung negó rápidamente, agachando su cabeza, evitando la mirada de su mejor amigo. Los demás se dieron cuenta, frunciendo su ceño — Escucha, Tae. — Nam colocó su mano en el hombro del susodicho, mostrando su apoyo — Lo que le pasó a Kook, no es culpa tuya, ni de nadie, ¿de acuerdo? —
— No es tu culpa, son sólo cosas que le pasan a ciertas personas y que no podemos evitar. — Jung se unió también a decir palabras de apoyo.
¿Era eso? ¿En verdad sentía culpa?
— Jungkook sólo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.
A Jimin nadie le podía sacar de la cabeza que el contrario sentía culpa — ¿Qué pasó el día en que Jeon cayó en coma? — ¿Y si de verdad sentía culpa? ¿Por qué no lo había comentado con alguien? De sólo pensarlo su corazón se hacía trizas porque sí, la situación de la pareja de su mejor amigo era muy triste y lamentable, pero los pensamientos del castaño también debían de contar y ponerse como prioridad, después de todo, él era que estaba despierto.
Rápidamente negó y pidió a todos que abandonaran la habitación, algo que negaron de inmediato — Por favor, quiero estar solo. —
— Me niego, yo me q- ¡Bájame! — Namjoon había sujetado a Jimin de la cintura y velozmente lo sacó de la habitación.
A este punto, las lágrimas de Tae salían como un río y él no emitía ningún sonido. Regresó la mirada a su esposo, alzó su brazo y se acurrucó contra él, sus piernas lo abrazaron castamente y su cabeza reposaba en su pecho, la respiración del pelinegro se encontraba en calma, totalmente ajena a lo que sucedía a su alrededor, tan pacífica que ver cómo subía y bajaba su pecho le provocaba la misma calma en su ser.
— ¿Crees que estoy siendo egoísta? — preguntó, sin recibir respuesta, claramente — El querer que estés conmigo, que despiertes, que volvamos a estar juntos, que el amor de mi vida me vea y sonría, se acueste conmigo en la cama para ver películas, para hacer el amor, para cuidarme y que yo lo cuide, que vele por su seguridad y bienestar, entregarle todo mi amor, ¿eso es ser egoísta? —
Suspiró, no queriendo decir o pensar en más, sólo quería acurrucarse en el pecho de la persona que más ama, sentirse protegido y cálido, sabía que al menor no le importará que moje su bata de hospital con sus lágrimas, millones de veces lo hizo, una más no hará la diferencia.
La noche que Jungkook cayó en coma aparece como un destello en su cabeza, provocándole más lágrimas.
Parecía una noche cualquiera, llegaba tarde de su trabajo cansado, hubo un accidente con unas luces del set de grabación vecino donde algunos miembros de allí resultaron heridos y estaban con una carrera contra el tiempo para grabar unas escenas para una campaña publicitaria de una nueva marca de ropa, los modelos estaban a punto de irse, el cliente que contrató a la agencia estaba más que disgustados, todo era un caos, su staff y él mismo debieron apoyar al set vecino, atrasando aún más sus proyectos.
Sacudió su cabeza en un intento de dejar su vida laboral fuera de su hogar y una sonrisa apareció en su rostro cuando vio a su esposo calificar exámenes en el mesón del pequeño comedor que tenía su departamento, tenía una camiseta holgada dejando a la vista sus múltiples tatuajes en toda la extensión de su brazo derecho y pantalones de dormir, también, su cabello estaba amarrado por una coleta en la parte posterior.
— Bienvenido. — le dijo, sin ni si quiera mirarlo, estaba muy concentrado en los papeles en sus manos, fruncía su ceño de vez en cuando — Ya mismo hago la cena. — en silencio, acomodó al pelinegro para que se pueda sentar en sus piernas, aún con el riesgo de ambos caerse, soltaron pequeñas risas cuando el castaño logró su objetivo, teniendo de soporte las manos del menor en sus glúteos — ¿Qué tienes? —
— Sólo tuve un día difícil, déjame estar así.
— ¿Quieres un chocolate? — el mayor negó, cayendo totalmente en los brazos de su pareja, sintiéndose en calma — ¿Recogiste tu equipo de luz en la tienda? —
— ¿No lo van a traer? — soltó una queja, separándose de Jeon para verlo a los ojos — ¿Podrías ir a por el equipo mañana? Te queda de regreso al departamento. —
— Claro, no hay problema.
Dicho y hecho, Taehyung al día siguiente, fue a su trabajo confiado de que su linda pareja pasara por sus cosas ese día. El tiempo fluyó de manera normal, pudo almorzar con Jungkook, aunque este se haya tenido que ir un poco temprano por una notificación en la revisión de sus exámenes, puesto que él los hacía, pero los directivos tenían que revisar los mismos y notificar si había algo extraño, cosa que hicieron y su esposo, con un beso en los labios, se despidió de él.
¡Ya mismo terminaba el día! A esta hora ya debería haber llegado Kook con su equipo, se lo agradecerá mucho, por lo que estaba apresurándose en guardar todas sus pertenencias e ir a su hogar.
Hasta que recibió una llamada del celular del pelinegro.
Sentía que el mundo se detuvo por un segundo, pensó que era una estúpida broma y estuvo a punto de colgar, soltó una carcajada sin gracia mientras sus ojos se humedecían. Sus compañeros que aún no se habían marchado lo miraron con curiosidad, puesto que se agachó, parecía como si se hubiera caído, pero sólo estaba apoyado en una pared cercana.
— Por favor, venga al hospital central del norte. Aquí estamos atendiendo al joven Jeon.
Corrió lo más rápido que pudo, no tenía auto y había mucho tráfico como para pedir un taxi. Antes, no hubiera podido correr mucho, pero ahora ni si quiera le importó el hecho de que las personas lo miraran como si estuviera loco, llegó al hospital y le dieron la noticia, al igual que sus pertenencias, el estúpido equipo de luz que le había pedido que recogiese.
Al parecer, Jungkook fue atropellado y el conductor se dio a la fuga, infeliz. Pero son cosas que pasan, ¿verdad? Patrañas.
— Después de todo, sí fue mi culpa.
Pasaron tres años sin ninguna mejoría. ¿No que lo último que se pierde era la esperanza? ¡¿Por qué le están pidiendo que se despida de él?! Alzó su mano hacia los papeles posteriormente entregados, leyéndolos para después mirar al pelinegro.
— No importa cuántos inviernos pasen, no dormirás para siempre.
Y tiró los papeles a un basurero cercano.
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