Capítulo 5

Baekhyun se encontró volando hacia la escuela, el lugar donde varios de sus amigos se encontraban, necesitaba consejos de alguno de ellos. El nuevo chico que tenía al cuidado, cada vez iba peor, las pocas veces que tenía la oportunidad de entrar a los sueños del joven no podía encontrarlo debido a la gran neblina que abarcaba todo el ambiente. Se sentía frustrado al verse inútil al no poder ayudar a ese joven. Desde que recuerda, nunca tuve que cuidar a un joven que tenía tantos problemas emocionales, y peor aún, no saber nada de él.

Llegó hasta las afueras del bosque que rodeaba a la escuela, a la distancia podía notar a dos de sus mejores amigos. Uno estaba parado en el prado verde y el otro estaba sentado en una de las ramas de un gran árbol.

Sonriente, aterrizó en el suelo a unos metros de ellos y luego caminó hasta llegar a su lado.

—Hola, Baek —saludó el chico a su lado. Él era un arcángel, razón única por la que se encontraba a las afueras del territorio donde estaba la escuela.

El joven de cabello castaño, alto, de piel blanca y facciones ligeramente delicadas. Tenía un aspecto realmente hermoso y un aura que transmitía tranquilidad por alguna extraña razón.

—Hola, Jun —respondió Baek sonriendo levemente. Miró hacia arriba, más específicamente al joven azabache que estaba allí sentado—. Hola, Junmyeon.

—Hola, Baek —respondió el otro ángel para luego bajar de aquella rama—. ¿Sobre qué era que querías hablar?

—Sobre el humano que estoy cuidado. —Suspiró ligeramente.— Jamás había visto a un chico con un aura tan oscura. Es muy difícil poder ayudarlo —se quejó formando un puchero en sus labios, cruzándose de brazos.

—¿Qué tan oscuro está su alma? —indagó Jun con curiosidad.

—No lo sé realmente. Solo pude ver sus sueños y todo, literalmente todo, está lleno de niebla. Una neblina tan densa que es imposible ver algo a distancia y siento que cada noche es peor.

—¿Tanto así? —preguntó Junmyeon asombrado.

—¡Si! —exclamó con frustración—. ¿Qué tanto puede vivir un chico de veintidós años en estos tiempos?

—No sé, pero debes hacer algo y rápido.

—Sí, lo sé, ¿pero qué puedo hacer? —Volvió a preguntar, sonando aún más desesperado que antes.

—¿Qué tal si lo acompañas durante todo el día? —propuso Jun—. Así sabrás qué es eso que tanto lo atormenta. Y podrás ayudarlo en sus sueños.

Baek permaneció pensativo por unos segundos, no era mala la idea, pero tener que seguir a un humano durante todo un día era algo molesto. Aparte estaba fuera de forma en ese ámbito, ya que hace años dejó de hacer eso. Sin embargo, no tenía otra opción, no quería fallar en su trabajo y tampoco que ese joven resultara fallecido por su presunta depresión. Baek estaba ahí para ayudar y el que no pudiese hacerlo con Chanyeol lo frustraba demasiado. En sus años de experiencia, nunca tuvo un caso así, lo que lo hizo aún más difícil, pero estaba más que decidido a no rendirse.

—Tal vez tengas razón. —Se dijo a sí mismo en un tono bajo, aún pensando con detenimiento. Su mirada se perdía en el pasto, mientras que en su cabeza se formaban ideas de lo que podría llegar a pasar la mañana siguiente.

—Como siempre —respondió Jun con aires de superioridad, causando que sus amigos rieran.

—Gracias por su ayuda, chicos. —Sonrió.— Ya debo irme. Quiero llegar con Chanyeol antes de que despierte.

—Te acompaño. Yo también debo ir con mi humano —dijo Junmyeon. Baek asintió ligeramente.

—Adiós, chicos.

—Adiós, Jun —respondieron ambos al unisono.

Los dos ángeles desplegaron sus hermosas alas y emprendieron vuelo en dirección a la ciudad.

Jun se quedó mirando a sus amigos hasta que desaparecieron de su campo visual. Suspiró ligeramente y se volteó para regresar a su guardia. Sabía que tenía problemas por alejarse de su ruta, pero no podía evitarlo cuando uno de sus amigos necesitaban de su ayuda. Comenzó a caminar con tranquilidad por el bosque, oyendo los sonidos propios del mismo, sintiendo un suave viento fresco golpear contra su rostro. No le afectaba el frío, al contrario, se sentía agradable la sensación.

Estando cerca de llegar al área donde necesitará vigilar, fue tacleado por alguien, quien terminó por acorralarlo contra una piedra. Cerró sus ojos por el impacto que le ocasiono un fuerte dolor en la espalda. Sus manos fueron retenidas por las desconocidas contra la roca, estaba más seguro que le dejaría unas marcas.

—Pero miren nada más qué tenemos aquí. —Oyó decir a aquella voz en un tono burlón.

Jun abrió los ojos encontrándose con el bello rostro de un joven que no aparentaba tener más de veinte años. De inmediato supo que ese chico era un vampiro, sus ojos rojos lo delataban. Una sonrisa socarrona se asomaba en sus labios, siendo los colmillos los que más resaltaban en su dentadura.

—¿Qué hace un angelito tan bonito en un lugar como este? Tan lejos de la escuela.

—Soy un arcángel, idiota. —Con enojo, empezando a forcejear para que lo soltara. Chan apretó más su agarre, clavando sus uñas en la piel ajena causándole dolor a Jun.

Chan consideró divertido las expresiones de dolor del ángel y su inútil intento de querer escapar de sus manos. Negó con la cabeza mientras hacia un ruidito con su lengua al chocar contra su paladar reiteradas veces.

—¿Con esa boquita le sirves a tu Dios?

—Suéltame —ordenó aún más enojado, haciendo caso omiso a las palabras del vampiro.

—Se dice "por favor", preciosura —comentó burlón, enfureciendo más a Jun—. Te dejaré ir con dos condiciones y si te quedas quieto de una maldita vez. —El ángel dejó de forcejear al oírlo decir aquello. Miró atentamente al vampiro delante suyo con la respiración levemente agitada por el esfuerzo hecho al intentar quitárselo de encima.— Que obediente. —Sonrió arrogante. Jun sintió unas terribles ganas de golpearlo hasta hacer desaparecer esa boba sonrisa de su rostro.— La primera condición es que no le digas a nadie que salí de la escuela, yo tampoco te delataré diciendo que no estabas en tu puesto. Nos quedamos callados y aquí no ha pasado nada.

Jun lo miró con los ojos entrecerrados, desconfiando de sus palabras, al fin y al cabo los de su especie eran muy mentirosos y traicioneros. Pero al no tener alternativa, y por miedo a ser descubierto, decidió aceptar aquella simple petición.

—Bien... pero llegas a faltar a tu palabra y te cortaré la lengua —advirtió con un tono grave en un intento de asustarlo. Cosa que no funcionó, al contrario, solo hizo reír al otro.

—Eres divertido. —Sonriendo, acercó su rostro a el de Jun, poniéndolo nervioso.— Me encantaría ver que lo intentes, angelito~ —dijo en un susurro cerca de los labios ajenos. Pudo sentir claramente como la respiración de Jun se cortó por una milésima de segundo.

—¿C-Cuál es la otra c-condición? —preguntó el ángel con notorio nerviosismo queriendo cambiar de tema.

—Que me dejes beber de tu sangre.

"Debe estar bromeando." Pensó Jun con una expresión de autentico terror. Pero la seriedad en la forma que Chan dijo aquellas palabras lo hizo darse cuenta de que no se trataba de ninguna broma.

—¡Por supuesto que no! —Se apresuró a decir y nuevamente comenzó a forcejear.

—Quédate quieto, maldita sea —dijo entre dientes el vampiro—. No voy a hacerte daño, imbécil, solo quiero algo de tu sangre porque no hay un maldito animal en este mugroso bosque —explicó una vez que el más alto se quedó quieto.

—¿Y qué te hace pensar que voy a dejar que lo hagas?

—¿Qué prefieres? ¿Que te clave los colmillos a ti o que vaya a cazar a algún humano? Tú decides.

Jun se quedó en silencio mirándolo por unos segundos. No quería tener las marcas de sus dientes en su cuello, pero tampoco deseaba que algún ser humano saliera lastimado, o peor aún, muerto. Cerró sus ojos y respiró profundo para calmar su miedo e inseguridad, obligándose a sí mismo a pensar que aquello que iba a hacer era por el bien de los humanos que debía cuidar.

—Bien... puedes beber de mi sangre —accedió. Chan sonrió.

Liberó una de las manos de Jun y lo tomó del mentón haciendo que girara la cabeza hacia un costado, dejando expuesta la piel de su cuello. Los colmillos del vampiro crecieron unos escasos centímetros más dentro su boca. Acercó su rostro al cuello del ángel, sintiendo el nerviosismo del mismo, y finalmente hincó sus dientes en su piel.

El fuerte pinchazo de dolor que sintió Jun en ese momento lo hizo soltar un gemido de dolor y una fuerte necesidad de alejarse del vampiro. Como acto reflejo, llevó su mano libre al hombro del más bajo y clavó sus uñas en él en una clara muestra del agónico dolor que estaba experimentando en aquel momento. Sus ojos se cristalizaron por un momento, pero ninguna lágrima logró salir.

Cuando el vampiro se sintió satisfecho, se alejó del cuello de su presa y relamió sus los restos de sangre que quedaban en sus labios y dientes, degustando el delicioso sabor del liquido rojo. Finalmente soltó por completo a Jun dejándolo libre. Este al sentirse mareado se dejó caer en sus rodillas queriendo descansar.

Jun llevó una de sus manos a su cuello, aún tenía la sensación de los dientes de Chan clavados en su piel. Un sentimiento horrible si se lo preguntan.

—¿Puedes volver solo o quieres que te ayude? —preguntó Chan luego de unos segundos de silencio.

Jun se encontraba un poco más pálido y parecía que se desmayaría en cualquier momento. Tal vez se había pasado un poco con la cantidad de sangre que le había robado.

—Puedo... puedo solo —respondió Jun queriéndose levantar, resbalándose en el intento y volviendo a su posición inicial.

—Uy sí, claro que puedes. —El castaño miró enfadado a Chan por el tono sarcástico que utilizo. ¿No le había bastado con robarle su sangre que ahora debía comportarse con un idiota?— Déjame ayudarte. —Intentó tomar uno de los brazos del ángel para ayudarlo a levantarse, pero Jun se zafó del agarre levantándose solo del suelo.

—Dije que puedo solo.

—No seas terco, angelito, solo quiero ayudarte.

—No me llames así y no necesito tu ayuda. —Sin más, quiso irse de una buena vez, pero al dar un paso sintió nuevamente un mareo horrible que lo hizo tambalear en su lugar y casi caer. Chan fue más rápido y logró sostenerlo antes de que pudiese pasarle algo.

—No te estoy preguntando.

Chan pasó uno de los brazos del ángel por encima de su hombro y lo sostuvo firmemente de la cintura para luego comenzar a caminar. Jun no objetó nada y se dejó guiar por el más bajo.

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Jungkook y Taehyung se encontraban caminando en conjunto hacia ningún lugar en especial, solo se encontraban dando un paseo por el lugar. Era bonito y tranquilizador estar fuera por algunos minutos de aquella cárcel de mármol, también conocido como academia. A lo largo de esos meses en los que llevaban conociéndose, habían desarrollado una bonita amistad, algo rara ante los ojos de los demás, pero bonita en fin.

—¡Jungkookie!~ ¿A dónde me llevas? —preguntó Taehyung caminando detrás del demonio, más bien, arrastrando sus pies—. Me duelen los pies de tanto caminar —se quejó como niño chiquito, abultando sus labios en un tierno mohin.

—Ya, niño, no te quejes —dijo Jungkook acompañado de una risita. Le causaba cierta gracia la forma de actuar del castaño—. Ya casi llegamos.

—¡¿Pero a dónde?! —volvió a insistir.

—Es una sorpresa. —El ángel frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—No vas a hacerme nada, ¿verdad? —preguntó con desconfianza.

Jungkook no pudo evitar reír ante lo dicho por el ángel. Entendía su desconfianza, pues aún seguían siendo de mundos diferentes y enemigos por naturaleza, sin embargo, él no estaba para nada interesado en hacerle daño a él o a cualquiera de su especie. Según él era un malgasto de energía.

Con una sonrisa maliciosa en el rostro, se volteó encarando al bello chico que estaba detrás de él. Taehyung al verlo de frente detuvo su caminar, esa sonrisa que adornaba el rostro de su amigo no le daba buena espina.

—No tienes idea de lo que deseo hacerte, Taehyunggie~ —Comenzó a decir mientras avanzaba hacia el nombrado. Los mismos pasos que Jungkook daba, Taehyung los retrocedía de forma automática.— Ya que me seguiste hasta aquí, ¿por qué no aprovechalo? —Sonrió de manera ladina.

—¿D-De qué hablas? —preguntó con temor. Jungkook rió.

Taehyung sintió su espalda chocar el tronco de un árbol. Antes de que pudiese alejarse, Jungkook lo acorraló contra el árbol y su cuerpo, teniendo los brazos del demonio a cada lado de su cuerpo, dejándolo sin escapatoria alguna. Taehyung sintió el nerviosismo y el miedo recorrer todo su ser. ¿Realmente Jeon iba a lastimarlo?

—J-Jungkook... —susurró con voz temerosa.

El mencionado no dijo nada, tal solo posó una de sus manos en el mentón del castaño, haciendo que levantara la cabeza para que lo viese a los ojos. Taehyung sintió sus mejillas arder al tener el rostro de Jungkook tan cerca del suyo. Por inercia cerró sus ojos con fuerza, podía sentir su respiración chocar contra su piel. Su corazón latía con rapidez, su respiración se aceleró por los nervios y comenzó a temblar. Lindo. Fue lo primero que le pasó por la cabeza a Jungkook.

Fue una sorpresa para Taehyung el oír una carcajada proveniente del azabache. Abrió de a poco sus ojos, encontrándose con la adorable sonrisa de conejito que Jungkook poseía.

—¿En verdad creíste que te haría algo? —indagó en tono divertido. Taehyung sintió que su rostro entero se tornaba rojo al haber caído en la broma de muy mal gusto del imbécil frente a él.

Enojado, comenzó a golpear al azabache en el pecho, brazos y espalda, causando que este riera a carcajadas mientras intentaba huir de sus golpes.

—¡Eres muy malo! ¡No me asustes así, Jeon! ¡Tonto, tonto, tonto, tonto! —repetía una y otra vez mientras seguía repartiendo golpes.

—¡Lo siento, lo siento! —se disculpaba el azabache entre risas.

—¡No! ¡Eres malo!

—Ya, TaeTae. No te enojes. —Kim dejó de golpearlo y lo miró con molestia, cruzando sus brazos.— Iremos a una cascada —confesó finalmente—. Desde el techo de la escuela, se puede ver a la lejanía una cascada. No sé si tendré otra oportunidad de poder verla, así que quiero ir ahora. ¿Me acompañas? —Taehyung lo miró con los ojos entrecerrados, como analizando la propuesta del azabache.

—Bien —accedió aún no muy convencido—, ¡pero te mantendré vigilado!

Jungkook rió levemente y asintió ante lo dicho por el castaño. Se acercó a él y tomó su mano para luego guiarlo hacia su próximo destino.

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Jimin y Yoongi caminaban por el oscuro bosque buscando el camino de regreso a la escuela. Por el miedo de que aquel troll pudiese descubrirlos, todos comenzaron a correr por direcciones distintas, perdiéndose en el acto. Para suerte de Jimin, se cruzó con el pálido, quien también parecía perdido por lo que decidieron caminar juntos hasta llegar al edificio. A cada paso que daban parecían alejarse más en vez de acercarse, ninguno tenía idea hacia dónde ir, así que solo se dejaban guiar por sus pies. El que no hubiese luz tampoco ayudaba mucho, ya que la falta de iluminación hacia más difícil ver hacia donde iban.

—Yoonie —llamó el peligris en un lloriqueo—, me duelen los pies. ¿Falta mucho? —preguntó formando un puchero en sus labios.

—No lo sé y no me llames así —respondió el ángel.

Yoongi iba unos pasos más adelante de Jimin, no quería tenerlo tan cerca porque el íncubo siempre buscaba la manera de tocarlo o pegarse a él como si de una garrapata se tratase. A Yoongi le molestaba que Jimin no respetara su espacio personal, en los tres meses que llevaban conociéndose el peligris no había parado de coquetearle o apegarse a él cada vez que se veían. En cierto punto era irritante, ¿acaso no entendía que no interesaba? Sabía bien que Jimin solo deseaba una cosa de él, tonto no era, pero se negaba rotundamente a caer en los encantos de aquel demonio con rostro angelical.

No iba a negar que Park era realmente atractivo, tenía que ser ciego para no notar la belleza que se cargaba el íncubo, pero iba en contra de sus principios y estaba prohibido.

Por otro lado, Jimin se encontraba frustrado, Yoongi es el primer ser que se resistía tanto a él. Nunca había conocido a alguien que tuviese tanta fuerza de voluntad como para resistirse a sus encantos. Llegaba a molestarle que no respondiera a su coqueteo ni a sus insinuaciones, pero también se le hacia divertido y emocionante, algo así como un reto. Era emocionante y frustrante al mismo tiempo. Aveces odiaba su bipolaridad y masoquismo.

Llegaron a un pequeño lago que se encontraba en lo más profundo del bosque. En el agua cristalina se reflejaba la bella luna, las estrellas y algunos arboles del bosque que lo rodeaba. Era como tener una pequeña porción del cielo en el suelo. La suave brisa que había a esas horas de la noche, movía el agua en pequeñas ondas que distorsionaban levemente la imagen que se reflejaban en ella. La luz de la hermosa luna iluminaba ese pequeño espacio sin arboleda.

Jimin se encontraba maravillado con ese bello panorama frente a él. De donde provenía no habían lugares tan bonitos como ese. Lo que más amaba de ese mundo era esos espacios donde se podían apreciar esas maravillas creadas por la misma naturaleza.

El peligris se acercó a Yoongi y lo abrazó por detrás, cruzando sus brazos alrededor de su cuello. Este al sentir todo el peso de Jimin sobre él casi se cae, pero logró mantener el equilibrio.

—¡Yoonie! ¡Se ve bonito este lugar! —dijo Jimin emocionado, como si fuese un niño al que le regalaban un nuevo juguete.

—Jimin, es solo un lago. No exageres —comentó el azabache con desinteres.

—Para ti es fácil decirlo. Tú estás acostumbrado a estos lugares, pero de donde yo vengo no existen —se quejó Jimin formando un adorable puchero en sus labios—. Oye, ¿crees que alguien se moleste si entro al lago? —Lo miró sonriente.

—No lo sé. Supongo que no. ¿Por qué lo preguntas?

Jimin no respondió. Se alejó de Yoongi y se acercó al lago para ver su profundidad.

Yoongi iba a preguntar qué estaba haciendo, pero antes de poder siquiera dejar salir su voz, Jimin comenzó a quitarse los zapatos negros que llevaba puesto mientras desabotonaba los botones de su camisa. El azabache sintió que por un momento que su respiración se cortaba al ver las acciones del otro chico.

La tela negra se deslizó con facilidad por los brazos de Jimin al dejarlo caer. Yoongi podía ver embobado los músculos de la espalda del íncubo contraerse ante cada movimiento. No supo en qué momento, pero Jimin ya se encontraba en ropa interior, adentrándose de a poco en el lago.

¿Cómo era posible esconder todo ese escultural cuerpo debajo de unos cuantos pliegues de tela? Si de por sí Jimin ya parecía tener una hermosa figura estando vestido, sin nada encima podría ser confundido con un adonis. En su larga vida, Yoongi no pudo ver a otros hombres en prendas menores, pues era demasiado respetuoso, pero a los pocos que ha visto no le llegaban ni a los talones a ese hermoso ser que ahora se encontraba nadando bajo la luz de la luna.

Por un segundo, Yoongi pensó por un solo segundo que ese hermoso paisaje había mejorado un 100% al tener a Jimin ahí.

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Jihoon caminaba por el oscuro bosque sin saber hacia dónde ir realmente. Al separarse de los demás chicos se había perdido en el interior de ese lugar. No tenía idea dónde se encontraba ni hacia dónde debía ir para regresar a la escuela, ni siquiera estaba seguro de aún seguir en el territorio de la misma. Tenía miedo a decir verdad, en ese oscuro bosque podía pasarle cualquier cosa al estar lejos de la institución. ¡Maldito sea el momento en que decidió salir! Pero es que la curiosidad pudo más y terminó por acceder a esa descabellada idea que ahora le traía muchos problemas.

Siguió caminando con sigilo, en modo de defensa, solo por si acaso. Temía que pudiese haber alguien en el bosque o incluso de encontrarse con algún árcangel o a un troll. Sí temía que alguien lo encontrase y tuviese problemas en la escuela por haberse escapado, sin embargo, también deseaba encontrar a alguien y que lo ayudase a regresar. ¡Él no quería estar ahí!

Casi al borde del llanto y con la desesperación latente en su cuerpo, siguió con su camino, teniendo la esperanza de encontrar el camino correcto de vuelta.

—Estás muy lejos de casa, angelito.

Jihoon pegó un pequeño salto al escuchar esa voz. Sus ojos buscaron entre la espesa arboleda el dueño de aquella voz, hasta por fin dar con él. El chico de cabello negro y ropa del mismo color, se encontraba sentado en una de las ramas de un árbol y lo miraba con aburrimiento.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el chico.

—M-Me perdí —confesó él.

—¿Cómo saliste de la escuela?

—U-Un amigo me ayudó...

—Ya veo.

El chico saltó desde el tronco hasta el suelo y aterrizó ileso. Jihoon lo miraba atento sin saber qué decir, la apariencia de ese chico le causaba cierto temor. No solo por su forma de vestir, si no también por su expresión seria y sus extraños color de ojos. Era mucho más alto que él, su cabello era color negro tan oscuro como la noche, vestía una camisa color negro, un pantalón del mismo color y una collar negro con una piedra roja en el centro se adhería perfectamente alrededor de su cuello. Pero lo que más le llamaba la atención eran sus ojos. Uno de ellos era color celeste bien claro mientras que el otro era color rojo intenso.

Era una rara pero bella combinación.

—Bien. Adiós —dijo el chico para luego comenzar a caminar, pasando a Jihoon de largo.

El de menor estatura se volteó para mirarlo. Sí se sentía inseguro aún, pero necesitaba salir de aquel lugar. Tomando valor, corrió para alcanzar al demonio y pedirle ayuda.

—O-Oye... ¿podrías ayudarme a volver? —pidió jugando con sus deditos y con sus mejillas encendidas en un rojo intenso—. L-Llevo horas dando vueltas y no sé dónde me encuentro exactamente. ¿Me ayudarías, por favor?

El joven demonio lo miró con indiferencia por unos segundos para luego suspirar. Miró de nueva cuenta hacia el frente, levantó una de sus manos y segundos después esta se cubrió de una sombra o humo negro. Formó un circulo en el aire causando que un portal se abriera frente a ellos.

Jihoon miró asombrado hacia el interior, ¡ese era uno de los salones de la escuela!

—Puedes entrar —habló el más alto para luego entrar al portal.

El ángel lo siguió y de un momento a otro ya se encontraban en el interior de la institución. Jihoon miró sonriente a su salvador para luego hacer una reverencia.

—¡Muchas gracias! —dijo con emoción.

El chico lo miró con desinterés, metiendo sus manos en los bolsillos delanteros. Comenzó a caminar, seguido del ángel, ambos debían ir a sus habitaciones.

—Oye, ¿cómo te llamas? —preguntó Jihoon con una sonrisa.

—No te importa —contestó el otro. El más bajo abultó sus labios a modo de queja, viéndose aún más adorable.

—Sí me importa, por eso pregunto. —El demonio lo miró por algunos segundos con una mueca de desagrado en el rostro. La presencia de ese enano le molestaba.

—Choi Seungcheol.

—¡Mucho gusto, Seungcheol! Mi nombre es Lee Jihoon —se presentó sonriente, algo muy típico de él.

—Me tengo que ir —anunció una vez que llegaron al punto en el que los dormitorios se dividian.

—Bien. Nos vemos y gracias nuevamente.

Cheol no dijo nada, simplemente se retiró del lugar. Por otro lado, Jihoon se quedó mirando desanimado en dirección por donde se había ido Cheol. Retomando sus ánimos, él también se adentró en su ambiente y fue directo hacia su habitación.

Aún no tenía idea de qué había sido de sus amigos. Esperaba que estuviesen bien. Eso lo sabría al día siguiente.

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Después de tanta caminata, por fin habían llegado a la cascada que tantas ganas tenía Jungkook de ver. Taehyung debí admitir que había valido la pena tanto recorrido para llegar a aquel lugar, ¡tenía una vista hermosa! El agua recorría su camino por un angosto canal hasta finalmente llegar al borde y terminar cayendo en forma de cascada. Había un espacio libre de arboles en donde el pasto era más largo y habían rocas que se podían usar como asiento. La luz de la luna reflejaba de una forma bella en el agua que caía por aquel precipicio. Ambos se acercaron a la orilla de aquel acantilado, la vista desde aquel punto era hermosa. Se podía ver el llano bosque y la escuela sobresaliendo de la arboleda mientras que la luz natural se refleja en las hojas de los árboles y la estructura, causando una sombra en el lugar. El cielo nocturno era acompañado de las infinitas estrellas y las pocas nubes que se formaban. El resplandor de la luna al rededor de ella se notaba con fervor al estar todo oscuro.

Tan bello el panorama que sus ojos apreciaban en ese momento, no quería irse de allí.

—¡Es hermoso este lugar, Jungkookie! —exclamó Taehyung maravillado.

—Lo sé. —Sonrió.— Lo único bello en este mugroso mundo son aquellas cosas que la misma naturaleza crea. Aún cuando sea tu Dios la principal razón de que ella exista.

Taehyung lo miró. Jungkook mantenía mirando aquella vista, podía notar un pequeño brillo en sus ojos.

Algo que le causaba curiosidad era saber qué era eso que tanto le molestaba a Jungkook. No entendía porqué el azabache tenía ese pensamiento sobre el mundo y los humanos en general. Siempre ha tenido la duda, pero nunca se ha animado a preguntar puesto a que no creía tener tanta confianza con Jungkook para preguntarle.

El azabache se sentó en la orilla, quedando sus piernas suspendidas en el aire. Taehyung imitó su acción, sentándose a su lado. El ángel se notaba ligeramente nervioso, ¿por qué? Muy simple. Tenía un debate mental de ser o parecer un metiche al querer saber el porqué de ese pensamiento tan envenenado de odio. Su labio inferior era victima de sus dientes al estar mordiéndolo, jugaba con sus dedos y sus ojos estaban perdidos en ningún punto en especifico. Incluso el sonido del agua caer parecía lejado al estar tan concentrado en su duda.

Suspiró ligeramente al llegar a dos posibles respuestas. La primera era que Jungkook respondiera a su pregunta y la segunda era que se negara, quedara levemente en vergüenza y su duda solamente fuera alimentada por más intriga.

—Jungkookie —llamó luego de unos largos minutos de silencio—, ¿puedo preguntarte algo?

—Ya lo estás haciendo. —Lo miró con su típica sonrisa egocentrica.

—¡Hablo enserio, Kookie! —se quejó golpeando su hombro. Jungkook rió.

—Está bien. ¿Qué sucede?

—¿Por qué...? —Respiró profundo antes de seguir.— ¿Por qué odias tanto a los humanos?

La sonrisa del azabache desapareció al escucharlo. Al ver la expresión seria de Jungkook ya no se sentía tan seguro de habérselo preguntado. Jeon miró hacia al frente, dudando de responder o no.

—Digamos que tengo mis razones —respondió cortante, sin querer profundizar más en el tema.

—¿Cuáles son esas razones? —insistió. Realmente deseaba saber.

—Pues razones.

—¡Kookie! —se quejó Taehyung como niño chiquito. Suspiró rendido y miró al frente.— Creo que será un milagro el día que me contestes —refunfuñó por lo bajo cruzándose de brazos.

—Un milagro... —repitió Jungkook con la mirada perdida—. Eso decía mi mamá que era yo. Un milagro. —Una pequeña sonrisa se instaló en sus labios al recordar aquellos momentos tan atesorados que guardaba en lo más profunda de su memoria.

Kim lo miró con curiosidad, en las palabras de Jungkook podía denotar cierta tristeza combinada con nostalgia.

—¿En verdad? —Jungkook asintió.— ¿Por qué?

—Los de mi especie no son muy conocidos por la simple razón de que es muy difícil para una mujer humana llevar al feto en su vientre —comenzó a explicar—. Mi mamá fue una de esas excepciones. Ella era una mujer fuerte, muy hermosa y muy alegre. —Sonrió dulcemente, recordando con cariño al escuchar a esa mujer que le dio la vida. Levantó la mirada, viendo el cielo estrellado.

Taehyung lo miraba en silencio, escuchando expectante.

—¿Qué le sucedió? —se atrevió a preguntar.

—Las pocas mujeres que logran sobrevivir al embarazo, a la larga tienen problemas de salud —respondió con dolor—. Mamá fue perdiendo fuerzas con el paso del tiempo. Yo no tenía idea de eso, siendo un niño no entendía. Pero nunca la vi mal, ella siempre se veía tan alegre, tan energética, jamás me imaginé que pudiese sentirse mal en todo momento. —Suspiró ligeramente y cerró sus ojos por un momento.— Tenía siete años cuando la perdí... —Bajó la mirada nuevamente, sus ojos se habían llenado de lágrimas.— Fue una noche como cualquier otra. Yo me había despertado por una pesadilla y fui corriendo a la habitación de mi mamá. Ella se despertó e hizo que me acostara a su lado. Me envolvió en sus brazos y comenzó a cantar una canción de cuna para calmarme como siempre hacia. Lo último que escuché fue un "Buenas noches, cariño. Recuerda que mamá te ama" y luego dejó un beso en mi frente. —Una pequeña lágrima comenzó a rodar por su mejilla hasta su barbilla para luego cayendo al vació. Su voz de a poco iba perdiendo fuerzas, le costaba seguir hablando con el nudo que se había formado en su garganta.— Creo que sabía qué iba a sucederle y por eso se despidió. A la mañana siguiente, yo desperté primero. A diferencia de otras veces, no sentía esa calidez de mi mamá, al contrario, se sentía muy fría. Yo creí que se había enfermado así que quise dejarla dormir por más tiempo para que descansara. Me levanté de la cama y fui a la sala para ver dibujitos. Había pasado mucho tiempo y yo ya tenía mucha hambre. pero mamá no se había levantado, no quería hacerlo, pero tenía mucha hambre así que fui a despertarla. Por más que la movía, le hablaba y le gritara, ella no se despertó.

Jungkook dejó de hablar por unos segundos, era muy difícil tratar ese tema sin que su voz lo traicionara y sus ojos dejarán escapar esas pequeñas muestras de debilidad.

Por otro lado, Taehyung estaba igual o peor que él. El había comenzado a llorar en silencio sin poder evitarlo, era muy sentimental. No tenía el valor suficiente para decir algo y si lo hacia corría peligro de que si abría la boca, un estruendoso llanto se desatara.

Respirando profundo e intentando de que aquel nudo en su garganta desapareciera, Jungkook cambió de expresión al seguir relatando esa dolorosa experiencia.

—Al ver que no despertaba, salí corriendo de mi casa e intenté pedirle ayuda a las personas que pasara por ahí. Todos me ignoraron. Por más que le rogase, todos seguían su camino. Volví a mi casa y me senté en la acera a llorar. Los que me pasaban por al lado o por al frente, susurraban cosas entre sí o me miraban de reojo. Pasó mucho tiempo antes de que una señora de avanzada edad se apiadara de mí y me preguntara qué me pasaba. Yo le dije que mi mamá no despertaba así que ella entró a mi casa asustada. Ella no salió de mi casa hasta que los paramédicos llegaron, supongo que ella los había llamado. Pero era demasiado tarde... mamá había muerto un rato después de que yo me hubiese ido a dormir con ella. Los médicos dijeron que había muerto de causas naturales, su corazón había dejado de latir mientras dormía.

—Y... —Comenzó a diciendo el castaño, su voz sonando empalagosa debido al llanto.— ¿Qué sucedió contigo?

—Cuando mi mamá quedó embarazada, toda su familia le dio la espalda y nadie sabía quién era mi papá. Al no tener a nadie que se hiciera cargo de mí, me mandaron a un orfanato. Ahí conocí lo que era el odio. Aprendí que ellos solamente ven por sí mismos, que solo se preocupan de su bien estar y en cumplir sus metas, sin importar que en el camino lastimara a otros.

—¿Por qué lo dices?

—Pase por varias casas sustitutas. En la primera que estuve, era un matrimonio que a simple vista eran los padres perfectos, pero era una total mentira. La señora era cruel, siempre me golpeaba por el simple hecho de respirar. Cuando descubrió que su marido le era infiel, desquitó su odio conmigo, llegó a la habitación en la que dormía y comenzó a golpearme con un objeto, no recuerdo qué era, pero era lo suficientemente fuerte como para quebrarme el brazo. -Taehyung cubrió abrió su boca sorprendido por ese acto tan cruel por parte de una persona, sin embargo, no dijo nada.- En la segunda casa que estuve, era una familia de dos padres y tres niños, dos de ellos eran adoptivos y el menor de todos era biológico. Ellos eran buenos con su hijo, sin embargo, con nosotros eran unos bastardos. Nos mandaban a trabajar vendiendo cosas en la calle, dormíamos en el suelo de la cocina, comíamos una vez al día y a veces ni eso. —Suspiró ligeramente.— En un día de trabajo, encontramos a un cachorro, era un perro callejero. Nosotros sabíamos que los señores no iban a dejar que nos lo quedáramos, por eso lo teníamos escondido fuera de casa. No sé cómo fue, pero estábamos jugando nosotros cuatro en el patio de la casa y el cachorro llegó con nosotros. El hijo de los señores se asustó y le pegó al perro con una piedra, él en modo de defensa le mordió la pierna... Cuando los padres se enteraron, el señor buscó el cachorro y lo mató a golpes... —Frunció ligeramente el ceño al recordar tan horrible escena, aún recordaba el sufrimiento de ese pobre animal que no tenía culpa de nada.

—¿Cómo llegaste al infierno? —preguntó Taehyung en un intento de no escuchar más de esas horribles y crueles anécdotas de la infancia de Jungkook.

—Tenía como quince años en ese entonces. Estaba viviendo con otra familia, la peor de todas. La señora era una prostituta, el hijo mayor era un drogadicto y el padre un alcohólico mantenido.

—¿Cómo le dieron tu custodia a personas así?

—Ellos no se mostraban como tal, ella parecía ser una madre trabajadora, el hijo era un estudiante universitario y el padre un amo de casa. Parecían una familia común y muy feliz, pero cuando las puertas se cerraban mostraban su verdadero ser. Así que las autoridades no sospechaban para nada de ellos.

—Entiendo...

—Otro día más de peleas y discusiones, yo me encontraba encerrado en mi cuarto intentando ignorar todo el ruido de afuera cuando él llegó... el bastardo hijo de perra entró al cuarto. Estaba tomado y apestaba a cerveza. El muy hijo de perra abusó de mí porque su esposa no quería complacerlo. —Escupió cada palabra con rabia, sintiendo asco de ese hombre y de sí mismo. Habían pasado años desde la última vez que había aborrecido su existencia.— Eso fue la gota que rebalsó el vaso. Escapé de esa casa y me escondí en un bosque que quedaba cerca de la ciudad. Viví ahí un tiempo hasta que mi papá fue a buscarme y me llevó al infierno para vivir con él. —Suspiró levemente y miró nuevamente hacia el cielo estrellado.— A pesar de todo lo que dicen los de tu especie, en el infierno me trataron mejor que aquí en la tierra de los vivos. La crueldad de los humanos aveces supera a la de los demonios, ¿por qué crees que todos aquellos que fueron unos hijos de puta en vida están condenados al infierno? Porque deben pagar con todo lo que hicieron en su estadía aquí. Los creyentes dicen que el infierno está aquí, en la tierra, sin embargo no pueden estar más equivocados. Vida los pone a prueba, para saber si realmente merecen ir al paraíso o vivir en el infierno. Este mundo es una balanza que va cambiando a cada acción que realiza, hasta que el último día llega y en el juicio final cuando se encuentra en el limbo de la vida y la muerte, Muerte los juzga y da el veredicto final. Esos seres que tanto defiendes y que tanto admiras, no son los angelitos que crees. Este mundo está plagado de odio, de mal y oscuridad, que a pesar de lo que dice tu Dios, no fue mi señor el que lo trajo, sino su misma creación, tus amados humanos.

Taehyung se quedó callado por un momento. No tenía idea de qué decir, pero ahora sabía el porqué tanto odio por parte del azabache. Vida había sido muy cruel con él, al igual que el destino. Aún no entiende cómo esos seres que tanto amaba podían haber hecho cosas tan atroces, nunca en todo el tiempo que llevaba espiándolos había visto algo así. O al menos no que supiera o entendiera.

—¿Qué pasó con tu mamá? ¿Ella fue al infierno? —Jungkook negó.

—Papá me dijo que ella había ido al paraíso. Su único pecado fue tenerme, sin embargo, no era algo que ella pudiese controlar, así que fue destinada al cielo. La única razón por la que vine a esta escuela fue porque tenía una mínima esperanza de que mamá estuviera aquí, pero no fue así...

—¿Crees que ella pueda verte desde allá arriba? —preguntó levantando la cabeza para mirar el cielo.

—Me gusta creer que no. No quiero que ella se culpe por lo que me pasó.

—Supongo que eso es mejor a que vea a su pequeño milagrito sufrir. —Una pequeña risita abandonó los labios de Jeon.— ¿De qué te ríes?

—Mamá me llamaba así. Incluso lo pintó en la pared de su habitación a lado de una foto mía. "Kookie el milagrito" decía. —Sonrió leve al recordar aquello.

—¿Crees que existan personas como ella?

—Creo que sí, pero son muy raras y hay que encontrarlas.

—Tal vez... yo encontré a una.

—¿Ah sí? ¿Quién es?

—Tú lo eres. —Jungkook lo miró incrédulo, como no creyendo en sus palabras, para luego reír.— ¡No te rías, estoy hablando en serio!

—Sí, como no. ¿Te recuerdo que soy un demonio?

—En primero, eres mitad demonio, y segundo, a pesar de todo lo que te pasó sigues teniendo un buen corazón.

—¿Y cómo puedes saber eso? —preguntó mirándolo con diversión.

—Porque tu mamá lo creía —respondió con simpleza—. Si ella dice que eres un milagro es porque lo eres y los milagros no son nada malos. Eres como un rayito de luz en un mundo oscuro. Como un milagro —explicó con una radiante sonrisa en su rostro.

Jungkook frunció el ceño y desvió la mirada. No quería que notara el pequeño sonrojo que apareció en sus mejillas.

—Es trampa que la utilices a ella.

—No es trampa. Solo repito lo que ella creía.

—Como sea. Ya vámonos, hay que regresar antes de que amanezca.

Sin esperarlo, se levantó y comenzó a caminar con rapidez, huyendo del ángel.

—¡Oye! ¡Espérame!

Kim se levantó y comenzó a correr para alcanzarlo.

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Me dolió escribir la vida de Kookie T-T

Una dibujito de la vista :3 me gustó que como quedó =w=

(Dibujo mío de mí >:c no roben -3-)

Cñores, es el capítulo más largo que he escrito en mi laif xd

Intentaré hacer los capítulos igual de largos :3

En fin, ¡nos vemos en el próximo capítulo! ><

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