9) Nueva Alianza
La patrona Asher lucía sumamente inmutable, tranquila y no temía al arma con la que Yoko Ono la estaba apuntando. No le importaba, pues tenía una especie de confianza ciega que le hacía aseverar que no le pasaría nada malo. Encendió un cigarro y se dispuso a hablar:
—Yoko... has hecho muchas cosas absurdas a lo largo de tu vida, pero esto se gana el trofeo.
—Cállate Asher, ¡Dime en donde están los niñitos McCartney antes de que te vuele la cabeza!—amenazó.
Maureen sacó su arma y le apuntó a Yoko, pero la mano de Jane hizo que bajara todo movimiento de su compañera.
—No, no hagas nada—le dijo dominante.
—Jane... ¡Te va a matar!—dijo Maureen aterrada.
—No lo hará, Yoko no lo hará.
—Lo haré si no me dices donde están los hijos de McCartney, ¡Dime!—pidió la japonesa.
—Esto es una paradoja ¿Sabes?—preguntó Jane con supremacía— Si me matas, no lo sabrás jamás, pero de todas formas, no pretendo decirte nada, así que de una u otra manera, no lo sabrás.
— ¡Puta!—dijo Yoko y bajó su arma.
—Ah, yo te estaba esperando. No a John u otro de tus matones, no, justamente a ti—Jane parecía muy segura.
— ¿A mí?—cuestionó Yoko con el ceño fruncido.
—Sí, exactamente a ti—sonrió—, quiero que hagamos la alianza que hicimos años atrás para capturar a los Wings. Vamos por el mismo objetivo, pero piensa Yoko, nada ganas si atacas a la Scotland Yard.
—Hablas de... ¿Una nueva alianza?—preguntó con sorpresa.
—Sí, exactamente de eso.
—No, me niego—dijo Yoko con dignidad—, yo tengo a mi propia banda plástica, ya no necesitamos chuparle las medias ni a ti ni a tus otros trabajadores.
— ¿En serio?—Jane se sorprendió— Es una verdadera lástima.
—Quiero a los niños Jane, me los darás tú o los conseguiré yo, recuerda eso—amenazó.
—Yoko ¿Para qué quieres a los niños?—preguntó Maureen.
—Quiero usarlos como carnada para atrapar a Paul y a Linda. Les cortaremos dedos y partes del cuerpo a los niños, así verán que los tenemos. Conociendo a Linda, sabemos que irá de inmediato, y nosotros los capturaremos, y...tendremos la cabeza de Paul, literalmente.
—Aburrido—soltó Jane con un suspiro—, y no se aplica a la apuesta que tenemos en la Scotland Yard, pensé que ibas a decir algo mejor.
— ¡Es una buena idea!—dijo Yoko con enfado.
—No lo es, no tendrás a los niños bajo ni un medio. Además... ¡Son niños! No queremos matar a todos los McCartney.
—Tú dijiste que tenías tumbas tamaño infantil, ¡Hipócrita!—señaló Yoko.
—Porque eso, mi querida Yoko, se llama psicología. El miedo mental, aquel que somos capaces de infundir a un humano con tan sólo unas palabras o una frase, es mucho mejor que mandarles dedos o partes del cuerpo. Ellos sabrían qué haces con sus hijos, pero cuando no les dices, el miedo se los empieza a comer lentamente, su mente les hace jugadas terribles, y eso, es peor para ellos.—explicó Jane.
—Cada una tiene sus métodos, Jane.
—De todas formas, Yoko—sonrió la comandante—, si quieres pelea, eso obtendrás. Si quieres matarme, hazlo, de todas formas... mi muerte no te asegurará que atraparás a Wings. Tus matones pueden seguir quemando el lugar, destrozando todo, pero sabes muy bien que los niños no están en la comisaría—miró sus uñas.
Yoko guardó su arma muy indignadamente y se fue furiosa de la oficina. Maureen sintió una gran tranquilidad, y Jane, por su parte, tenía el ego por las nubes como siempre.
—Eso fue maravilloso, patrona—dijo Mo'.
—Así tienes que manejarlos.
— ¿A los malos?
—A los humanos.
Unos minutos después de esa discusión, se habían dado las noticias de que el ataque había terminado.
(...)
— ¡Eres el colmo, Asher!—regañaba Francie— ¡Te pasaste!
—Hice que el ataque a la Scotland Yard desapareciera, mientras tú... ¿Dónde estabas?
—Ese no es el punto—Francie puso pretextos— Yo me refería a la amenaza hacia los Wings.
—Algo he aprendido durante tantos años de servicio, Schwartz—dijo Jane ferozmente—, los asesinos son de todo, menos humanos, no les des el mismo trato, ellos no merecen ni una pisca de compasión, mucho menos si se tratan de los desgraciados de Wings.
—Lo sé, pero ¡George Harrison se quejó! Les quitaste a los niños de una manera ILEGAL, ¡A eso me refería!
—Claro, George Harrison lo hace porque es aliado de Wings—Jane volvía a mirar sus uñas. Estaba sentada con las piernas sobre el escritorio de Francie—, por Dios, Paul fue su amigo durante años, ¡Es obvio que va a hacer de todo con tal de recuperar a los niños!
—Jane... la corte le dio a los Harrison a los niños McCartney, ¡Lo que hiciste fue un delito!
—Bueno sí, sí ¿Y qué? Tengo que hacer lo que tengo que hacer—se sentó normalmente— ¡Admito que fue secuestro lo que hice! Pero el fin justifica los medios.
—Ni siquiera se han presentado los Wings, ¡No ha servido de nada!—dictó Francie con fiereza— ¡Pusiste a la Scotland Yard en el ojo del huracán y ni siquiera da frutos!
—Eso es lo que crees—Jane se levantó bruscamente—, pero no, es todo lo contrario. Ellos ya lo saben, lo saben muy bien. Pero están esperando el momento perfecto para atacar, y cuando llegue ese momento, estaremos preparados para devolverles el golpe, de una manera peor.
Francie sabía que no podía hacer nada contra el poder dominante de alguien tan aferrada como Jane Asher. Porque cuando ella se ponía un objetivo, no descansaba hasta lograrlo.
(...)
Luego de regresar de la residencia de los Harrison, se vivieron largos momentos de hora y de tensión en la casa de Freda Kelly. Linda no dejaba de llorar, exclamando una y otra vez que deseaba tener a sus niños. Paul le daba una especie de consuelo, diciendo que no enloqueciera.
Yoko Ono le había dado la instrucción a Pattie Boyd de que empezara a coquetear con Paul McCartney y destruir la relación de Linda y él, pero como ella era su propia dueña, decidió hacerlo con Denny Laine, con quién rápidamente empezó a tener mucha química y comunicación con él.
Freda tenía mucho miedo, desde que los ex convictos habían llegado, no habían hecho nada. Pattie y Denny hablaban y se miraban tan cerca, que parecía que el amor estaba en el aire. Pero Freda tuvo que contemplar durante largos momentos como Linda lloraba, Paul la tranquilizaba, y todo el gran momento de tensión que se sentía a lo largo del tiempo.
Hubo un momento en donde el silencio reinó completamente, Paul tenía la cabeza recargada sobre el sillón, estiraba sus piernas y sus brazos estaban cruzados, miraba el techo con mucha detención, y a diferencia de Linda, él permaneció con toda la calma del mundo, sin permitir que nadie lo perturbara. Linda dejó de llorar y se quedó callada, Pattie y Denny susurraban en voz baja.
Freda solamente miraba a Paul con mucho asombro, pues sabía que cuando él se quedaba así, era significado de que algo grande venía. Recuerda que lo vio así, unos días antes de dejar la música y convertirse en narcotraficante.
Pero aquella vez no se asemejaba a lo que vio en esos instantes, pues jamás había visto a una persona que se concentra de tal y brusca manera. Solamente se escuchaban las manecillas del reloj, la tensión predominó sobre Freda, pues esperaba a que Paul hiciera algo, hasta qué...
— ¡Lo tengo!—se levantó de un salto.
— ¿Qué?—preguntó Freda imitando su acción.
—Tengo un plan para recuperar a los niños, ¡A todos!
— ¿En serio?—Linda se sacudió sus lágrimas.
— ¿Qué es?—cuestionó Denny.
—Es algo muy elaborado, y es mejor que todos ustedes lo sepan... porque la guerra está a punto de comenzar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top