45) El mismo dolor
Un séquito de policías de la Scotland Yard era comandado por May Pang, esperaban a fuera de la residencia de Ruth McCartney, y a su lado estaban Jane Asher y Maureen Cox.
Ante la policía y demás trabajadores, las tres fingían tener una solidaridad y unión muy visibles, aunque era obvio que se detestaban. Ni siquiera era Jane, Maureen contra May, ¡eran una contra una!
Era claro que May quería el control completo, y sabía que la manera de obtenerlo sería si dominaba a Asher. Por otro lado, Jane quería quitarse a las dos del camino, y Maureen era la única noble. Quería y prefería que Wings salieran libres e ilesos, antes de que la nación siguiera en manos de esas dos desquiciadas.
—Ya saben—susurró May ante las otras dos—, ni una sola palabra de que los niños murieron.
—Bien—aceptaron sin premisas.
Jane y Maureen decidieron actuar y fingir que obedecerían a May sin decir nada, pero atacarían en el momento preciso.
El plan de Jane era muy claro: se desharían de May diciendo lo de la muerte de los niños McCartney, pero cuando Maureen quisiera decir lo de la muerte de Francie, la asesinaría antes de hablar. También había pagado a policías para que mataran a May una vez que la arrestaran.
De esa manera, Jane volvería a tener el control total, y capturaría a Wings rápidamente.
Pero el destino tenía otros planes.
—¿Qué espera?—May tocaba la puerta, esperando respuesta.
Ruth sólo quería ahorrar tiempo para que Heather y Paul se escondieran en el baño.
—No salgan, ya voy a abrir.
Y así lo hizo.
—Mmm...—musitó enojada al ver al equipo policial.
—Buenas tardes, señorita McCartney—dijo May—, hemos venido para el asunto de la desaparición de los menores Mary, Stella y James McCartney.
—Sí, lo sé.
Ruth debía fingir que no sabía nada. Paul no se lo ordenó, pero era bastante obvio, se supone que no era del conocimiento de nadie la muerte de los pequeños.
—Está mujer no es grata, ella amenazó de muerte a mis sobrinos—dijo y señaló a Jane.
Las cuatro sabían la irremediable realidad, y las cuatro debían esconderla.
—Sus sospechas no tienen fundamento, por favor, dejemos pasar y hablar sobre esto—dijo May con seriedad.
—Claro, ya que—aceptó enojada.
Así, las tres mujeres se sentaron en el sofá, esperando a escuchar una versión de los hechos diferente. Nunca se les ocurrió que el hombre al que estaban cazando estaría en el mismo lugar que ellas.
Ruth dijo, básicamente, lo mismo que le contó a Paul y Heather. Remarcó que fue una mujer la que ordenaba todo, y no tembló al decir...
—Venía de color negro, y no dudo de que sea Jane Asher—señaló.
Jane no dijo nada durante el transcurso de todo, se mordía la lengua, y se contenía para no gritar que la única responsable había sido May Pang.
—Imposible, señorita McCartney, la señorita Asher y la señorita Cox se encontraban arrestadas durante el momento en que se llevó el secuestro de los niños.
"¿Qué pretende?" Pensaba Jane y la miró con el ceño fruncido "¿No sería mejor culparnos?, ¿no sería una manera más fácil para jodernos? Planea algo grande, estoy segura."
Mientras tanto, en el baño:
—¿Reconociste esa voz?—preguntó Heather en tono muy bajo.
—No, ¿quién será?—respondió Paul en mismo tono.
—¿Alguien más trabajará con ellas?
Heather intentó observar por la manija de la puerta. Pero sólo miró a Maureen y a Jane, ellas no hablaban, eso le quedó muy claro.
—Señorita McCartney, lo que está diciendo es una acusación muy grave, y no tiene argumentos o pruebas—volvió a decir May.
—¿Pruebas? Ese comercial donde amenazaba públicamente a mis sobrinos. Tiene toda la razón para odiarlos y torturarlos, son los hijos de Paul, aquellos que ella no pudo darle.
Jane hizo intentos sobrenaturales para no estallar en llanto y rabia.
—En fin, su casa quedará bajo vigilancia por si Wings llegan. Nosotras les informáremos si encontramos algo nuevo.
—Más bien, cuando se acepte que ha sido Asher.
—En fin—May prefirió cambiar el tema—, se quedaran varios policías a fuera de la puerta. Y si ocurre algo, no dude en pedir su ayuda.
—Claro—asintió Ruth.
—Y, ni se le ocurra proteger a su hermano. Puede ser fatal para todos—especificó.
—Por supuesto.
Ninguna de las tres estrechó la mano con Ruth. Ella sólo las acompañó a la salida, pero ya no dijo nada más.
Ruth miró sin aprobación como los guardias se quedaban frente a la puerta, Jane, May y Maureen ya se habían ido.
Ruth ingresó al baño, y casi chocaba con su hermano y sobrina.
—¿Quién era la voz desconocida? —fue lo primero que Heather preguntó.
—¡No lo sé! Jane y Maureen no dijeron absolutamente nada.
—Planean algo grande, ¿acaso hay otra persona ayudándolas? —preguntó Paul pensativo.
—Probablemente. Pero ahora no pueden salir, hay policías que los esperan.
—Nos hemos dado cuenta. Deberemos huir por otro lado—dedujo Heather.
—Por las azoteas, los tontos hombres de azul sólo están en la puerta. No permitiré que entren a casa.
—Muy bien, debemos irnos. Ruth, descubriremos quién mató a los niños, y lo haremos pagar. Pero no señales a Jane, no hay pruebas, está nota no es concluyente—explicó Paul.
—De acuerdo, con mucho cuidado.
Heather y Paul subieron al techo después de salir por la ventana trasera. Y así, en cubierta, se vieron como gatos, de azotea en azotea, viendo por el momento exacto para volver a pisar tierra.
—Vamos, debemos llegar temprano. Temo que Linda asesine a Peter—dijo Heather mientras corría.
—Tranquila, conozco a John. Sé que no permitirá que Linda haga eso—dijo Paul confiado.
—Muy bien, ¡vámonos!
Volvieron a emprender el largo camino hasta la mansión Ono-Lennon en Tittenhurst Park. Eso les llevó gran parte de la tarde.
También la Scotland Yard estuvo trabajando a largas horas de la noche, Jane regresó a su casa en la avenida Cavendish como a las 11 de la noche.
Entró a su casa, cenaba con naturalidad y tomaba una taza de miel caliente. De pronto, escuchó que la puerta sonaba.
—¿Hola?
No era nadie, nadie respondió. Pero Jane se dirigió a la puerta, la abrió y encontró...
Una caja...
Una caja con una nota.
"Para que sientas el mismo dolor
Con cariño
-Mr. & Mrs. McCartney"
Jane no quería abrir la caja, pero tuvo que hacerlo. Y casi vomitaba al ver la cabeza de su hermano Peter adentro.
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