43) Familiar
La cara de Linda se fue deformando conforme iban pasando los minutos, primero se hizo sorpresiva, luego decayó. Pasaron unos momentos para que ella pudiera comprender la situación.
—No... No, debe ser una auténtica locura...
—Linda, lo siento tanto, pero es la verdad—dijo Yoko pesadamente.
—No... ¡NO! ¿ES VERDAD?
—Sí, sí. Lo lamento tanto—suspiró John.
Ella emuló una sonrisa llena de nervios, y empezó a llorar histéricamente.
—¡NO! Debe ser falso. ¡¡No!! No, no, no.'
Todos se concentraron en su terrible desesperación, Heather estaba en un grande shock, ¿sería verdad? ¿Acaso fue Jane quién mató a esos pobres inocentes? De ser así, ella era la autora intelectual por haber mandado esa carta.
"¡Pero yo especifiqué que no los mataran!" Pensó mordiéndose los labios.
Paul también estaba en shock, no quiso decir nada. Al parecer, había entendido que sus tres hijos habían muerto, pero no tenía los sentimientos suficientes para demostrarlo.
—Es que no... ¿Dónde están?—preguntó Linda entre llanto.
—La caja sigue abajo, p-pero—Yoko la sostuvo de los brazos— no lo veas, es demasiado para ti.
—¡Necesito verlos!
—Linda, de verdad. Nosotros no mentiríamos con algo tan grave, te podemos rectificar y jurar que son ellos, en serio—definió John.
Ella siguió sollozando, porque parecía tan horrible para ser real.
—¿De verdad lo mató Jane? Quiero ver la nota—pidió Heather con dolor.
Yoko la mostró con indiferencia.
Heather leyó aquel papel, y no podía creer lo que veía. Era cierto, ahí decía claramente "Jane Asher", pero...
—Está letra no es de Jane—dijo como conclusión de su exclusivo análisis.
—¿Cómo de que no? Ahí dice que lo es—dijo Ringo.
—Aquí dice eso, ¡pero la letra no es de Jane! La reconocería en cualquier lugar, pero esta no es—dictó Heather.
—Es la única sospechosa, ¿recuerdas que amenazó a los niños hace unos ayeres?—dedujo John.
—Sí, lo recuerdo. Pero está no es su letra.
—Es claro que ella no iba a escribir aquello, ¡mandó a alguien para que hiciera dicha acción! Pero ella es la mente maestra de semejante barbaridad—argumentó Yoko.
—¡Deja de defender lo indefendible!—gritó Linda harta, se limpió las lágrimas, y le dio unos golpecitos a Heather— ¡Ya fue suficiente de que defiendas a Jane! Siempre con tu mala lengua, si tanto quieres a tu preciada Asher, ¡lárgate y vuelve con ella!
—¡Quisiera, pero no puedo!—Heather miró a Paul— Sólo uso la razón y coherencia.
—Jane nunca pondría: "Paul & Linda McCartney", ella puso "Paul McCartney & Linda Eastman", ella nunca aceptó la relación y matrimonio de Paul—dijo Yoko.
—¡Tiene justas razones!
Paul escuchaba como si fuera un niño pequeño viendo discutir a sus padres. Heather era la única que parecía tener sentido en sus palabras. Linda no paraba de llorar, y cada comentario de Heather la ponía más nerviosa, era terrible, era horrible para ella. Incluso, Denny la consolaba más que Paul. John, Yoko y RIngo seguían reprochando a Heather por su posición, pero el señor McCartney no decía nada de nada.
—Ojo por ojo, chicos—dijo Linda cuando la pelea disminuyó—. Jane no puede sentir el gran dolor real que yo tengo ante la pérdida de mis retoños, ¿por qué? Porque no tiene hijos, porque es una desgraciada hija de puta sin noción de la empatía humana. Pero no se preocupen, si no tiene hijos para matar, vamos a asesinar algo más familiar suyo.
—¿A quién?—fue la primera frase que decía McCartney después de largas horas.
—A Peter Asher, vamos a matar a su hermano, le cortaremos la cabeza y se la enviaremos a Jane—dijo Linda como dictamen final.
(...)
Después de que salieron de la fría celda, Jane Asher y Maureen Cox no quisieron seguir en el día laboral, sabían que ya casi todos obedecían irrevocablemente a May Pang. Asi qué, ¿qué sentido tenía ir? No podían mandar, no querían obedecer, no valía la pena seguir yendo a ningún lado.
Entonces, se fueron a la casa de Jane, a refugiarse en la irrealidad y falsa felicidad de todas: el alcohol.
—Ya no soy la patrona—dijo Jane cuando abrió su botella de whiskey.
—Yo nunca lo fui—agregó Maureen
—No puedo creer que una mujer de esa índole haya sido capaz de retarme, y de quitarme el puesto.
—Se veía tan cuerda al principio, como una Balmaceda que llegaba a San Pedro, a poner control.
—Pero fue todo lo contrario.
Ellas seguían tomando sin parar, fumaban compulsivamente, y escuchaban el radio, que ponía éxitos de 20 años atrás. Hablamos de "And Your BIrd Can Sing".
—Quien iba a pensar que esos cuatro melenudos podrían hacer cosas tan atroces—dijo Maureen y cerró los ojos.
—Yo lo amaba, y créeme que aún no puedo comprender porque me dejó. ¿Fea? No lo era, ¿mala? Menos. ¿Pobre? Ni en sueños, ¿no comprensiva? ¡Ja! Esa nadie se lo cree, me enamoré completamente de Paul, y no puedo creer que ahora este en una cacería contra la persona que más amé. Hasta parece un chiste, y uno eterno.
Maureen seguía bebiendo, y Jane también.
—Esos niños... Juro que nunca quería hacerles daño—dijo Jane con tristeza.
—Lo sé, pero no entiendo de que se trataba la nota de Heather, ni su motivo principal. Sabemos que la razón principal por la que Paul sigue libre, es por sus hijos. Y es muy probable que sólo sea por la influencia principal de Linda. Creo que Heather debió quedarse callada, sinceramente, ya no sé quién va a ganar está mierda. "Cacería" como denominamos en un principio—suspiró.
—Eso no me importa, me es irrelevante si Heather es una enviada o no. Sólo quiero vencer a May, porque, lo que ella hizo, fue de verdad un crimen.
—Podemos hacerlo, podemos salvar a la Scotland Yard de esa china desquiciada, y también a todo Londres—propuso Maureen.
—¿Cómo?
—Lo único que nos hace mantenernos calladas es lo del asesinato de Francie, pues ella sabe muy bien que la mataste y yo te encubrí. Entonces...
—¿Entonces qué?—preguntó Jane desesperada.
—Debemos tomar mucho valor y coraje para confesar esa verdad, que nosotras tuvimos que ver en su muerte. De esa manera, lograremos decir que May asesinó a los hijos de Paul.
—¿Estás loca? Todas perderemos, Paul y Wings ganarán.
—Suficiente castigo se llevarán con la muerte de sus hijos. Suena difícil y feo, pero la única manera de resguardar nuestras vidas es en la cárcel. May no se esperará eso, pero si arriesgamos nuestra libertad por el bien de los otros, es mejor a cualquier "cacería". Ya no pienses sólo en Wings, ¿cuántas vidas inocentes se llevará está guerra sin pies ni cabeza? Es mejor darse por vencidas, antes de que sea demasiado tarde.
Dicen que cuando uno está ebrio, le sale lo honesto y la verdad. Jane escuchaba con lágrimas los argumentos y razones que Maureen daba. Le costaba admitir que tenía razón, que no podían esperar otra muerte para seguir adelante. Suspiró reflexivamente y siguió tomando de su whisky, para finalizar diciendo:
—Sí, tienes razón. Vamos a hacerlo, vamos a confesar todos esos crímenes. Será la única manera de vencer a May.
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