35) Pérdida de la cordura

Y Paul disparó.

—¡Ah!—se escucharon los gritos de Heather, Linda y Denny.

Se vio una bala incrustada en la pared blanca, recordemos que toda la mansión de los Ono-Lennon estaba pintada de ese color, y era lo que más representaba. Absolutamente todo tenía ese color: muros, muebles, piso, techo, todo objeto se veía puro y blanco. Esa bala arruinó una bonita textura.

—Je, es sólo una broma—dijo Paul con una sonrisa juguetona, modelando estúpidamente y tomando su pistola con la mano derecha, en burla evidente.

—Eres un hijo de puta—Denny se había tirado al suelo, se levantó y empezó a darle de pequeños golpes en el pecho.

—Paul, querido—Linda también se había tirado—, no debiste haber hecho eso.

—Ustedes han perdido todo sentido del humor—dijo Paul, sin tener una pista de remordimiento o disculpa.

—Y tú has perdido la cordura—señaló Heather mientras se destapaba el oído, le había quedado muy mal.

Paul la miró con unos ojos amenazantes y una expresión que demostraba acecho y rabia. Pero, de pronto, cambió esas crueles facciones para empezar a reír histéricamente.

—¿Qué le pasa a tu hombre?—preguntó Heather a Linda, en un susurro.

—N-no lo sé... ¿Por qué ríes, Paul?

Pero él no respondía, seguía soltando carcajadas al mismo tiempo que apretaba sus manos contra su estómago, en señal de que no podía parar, y ese dolor era intenso.

—No es nada, es que... ¡Todo está mejor! Todo va mejorando—decía en tono delirante y hasta conflictivo.

Denny se hartó de la situación, Linda se sentía francamente espantada, y hasta temblaba un poco. Heather veía esto como si fuera un experimento tremendo y sin objetivo en particular. Pero Paul, no tenía remedio, y parecía que en cualquier momento iba a desfallecer, sus risas eran fuertes, macabras, y tenían un tono terrible.

—Es suficiente, me voy de aquí, no quiero morir—dijo Denny mientras se iba del salón principal.

—Para que no tengas miedo, puedo disparar—Paul volvió a apuntarle.

—Ya, alto—Linda hizo que bajara su arma—, Paul... cálmate por favor, ¿Qué te pasa?

—¡Nada!—cambió su humor bruscamente, ahora estaba enojado y molesto— ¡Nada que te importe!—se alejó de Linda— Déjame en paz.

—Claro que me importa, ¿Qué ocurre? Cariño, puedes decírmelo.

—No... ¡No quiero decírtelo! Me voy, no quiero verte por ahora.

Linda se sintió un poco mal al escuchar ese comentario, bajó la cabeza, y suspiró decaída. Heather quedó estática, no quiso emular ningún movimiento o sonido que pudiera resultar comprometedor para los todos. Paul dio media vuelta y se dispuso a retirarse, pero antes, no podía olvidar su promesa.

—Heather, ¡Ven acá! Sígueme.

Heather obedeció a pesar de las miradas amenazantes que hizo su madre, era increíble, ¿Cómo podía ser posible que Paul prefiriera la presencia de su hijastra a la de su mujer? Era terrible, celos recorrieron las venas de Linda, pero tuvo que aguantarse, no pudo decir nada para quejarse, o en su vil defensa.

—¿Qué ocurre, McCartney?—entraron a una habitación cualquiera, había muchas de ese estilo en esa mansión—, ¿Buscas un lugar para asesinarme?

—No, claro que no—se sentó en la silla blanca, cubrió su rostro con sus ambas manos.

—¿Entonces?

—Recuerda que te dije que nunca nos separaríamos.

—Es demasiado, no pienso decir nada a Asher, ¡Ya ni siquiera la veo! Es absurdo lo que usted piensa y cree, nada de eso será cierto, ella jamás lo sabrá.

—Sí, pero todos los de esta casa... pueden saber gracias a ti, y no lo permitiré.

—Son tus compañeros, aliados—dictó Heather—, ¿Por qué no lo sabrían?

—Aquí cada uno tiene sus propios secretos, cosas que nadie puede saber. Y está es un de ellas—lloró lenta y suavemente—, ¿Comprendes? Nadie.

—Ahora vas a llorar...

—Freda no merecía morir.

—¡Qué ironía! —Heather extendió los brazos— ¿Sabes quiénes no merecían morir? Stuart y Astrid, pero a tus "aliados" no les importó, ¡Los asesinaron de todos modos!, ¿No crees que eres la persona menos indicada para pronunciar esas palabras?, ¡Y las personas inocentes que asesinaste tampoco merecían morir! Pero tu arma no tuvo compasión.

—Sí, sí... ¿Qué quieres qué te diga, eh? —Paul se levantó violentamente— ¡Freda era tan inocente! No debí ir con ella, debí salvarla de este bucle de locura y sufrimiento al que yo estoy cayendo sin soportarlo. ¡Maldita sea!—exclamó desesperado y con firmeza.

—Bueno, pero... ¿Qué puedes hacer? Michael y Bonham murieron este mismo día, y de una peor manera, ¡Aplastados por un montón de muertos de hambre sin contemplaciones ni firmezas!, ¿No deberías tener también compasión por ellos y por sus almas? Esto es una locura, Paul y una locura que tú mismo creaste.

Paul ya ni sabía cómo reaccionar o que hacer, miró a Heather con suplica, y sabía que en el fondo ella tenía toda la razón del mundo. Pero no lo quería aceptar, exhaló fuertemente y tuvo que calmar la especie de colapso nervioso que tenía. Salió del cuarto, y Heather lo siguió.

—Escúchame bien, no tengo contemplación con nada ni con nadie. Nada más importa, es hora de que ellos paguen.

Linda y Denny volvieron a estar en la sala principal, donde se había ocasionado todo el espectáculo anterior. Paul regresó con ellos, parecía distinto, pero no sólo por el hecho de que ya no reía desquiciadamente, no, era un McCartney totalmente diferente. Tenía los ojos rojos, pero dispuestos, hasta su expresión corporal cambió por completo, caminaba como un erudito, como un tirano dispuesto a las últimas consecuencias.

—Es hora de atacar—dijo a sus compañeros—. Vámonos, Heather—la miró—, sé que voy a romper a mi promesa, pero es necesario que te quedes aquí. Si viene John, le dices que fuimos a hacer la siguiente parte del plan.

—Paul, basta—ella ya no se calló más, lo detuvo tomándolo de su codo—, esto es absurdo, esto es una completa y vasta locura. Es sólo un ciclo sin fin, algo que jamás podrás enmendar o detener si sigues asesinando a lo estúpido. ¿Plan? Lo estás improvisando todo, matarás a más personas de la Scotland Yard, y ellos matarán más a los tuyos, así hasta que queden dos únicamente de los bandos distintos. ¡Detén la locura! Eso puedes hacer.

—No puedo detener algo que es infinito—dictó Paul y se fue con Denny y Linda.

(...)

Horas y horas de trabajo pasaron los pocos trabajadores de la Scotland Yard, May Pang habló de distintos temas: el asesinato de Francie, procuraba saber si Freda Kelly estaba bien, todo se resumía entre peleas entre ella y Jane Asher, quienes no podían resolver sus diferencias, y aunque alguna de las dos lo negara, es que sabían que solamente una persona podría tener el poder absoluto de las cosas. Ese lo había tenido Jane desde muchos años antes, y no estaba dispuesta a renunciar tan fácilmente a él.

En fin, aquella sesión de trabajo fue tan larga y extensa, que salieron como hasta las 10 de la noche. Jane y Maureen estaban fatigadas, tanto así, que necesitaban un momento de descanso y felicidad mutua.

—Te invito a mí casa, tengo una botella de brandi que no me podré acabar sola.

—De acuerdo—dijo Mo' bostezando—, sólo porque necesito de eso.

Lee fue la primera en salir, eso se debió a que necesitaba ir al baño que se encontraba al exterior de la Scotland Yard, Jason y Zak fueron los penúltimos, pues al parecer, May Pang debía arreglar más papeles.

—Zak, Jason, ¿Podrán irse solos? Voy a hablar de asuntos laborales con Jane—dijo Maureen.

—Claro, madre. Nosotros vamos a casa—dijo Zak.

—Me parece bien, se cuidan mucho, por favor—Maureen le dio un beso a cada uno.

—Sí, mamá, váyanse con cuidado—pidió Jason.

Lee ya había salido del baño, la noche era oscura, caminaba mientras se acomodaba su saco, cuando de pronto, sintió una voz sobre su oído, y unas manos que le tomaban bruscamente la cintura.

—Hola... Lee

—P-Paul—reconoció esa persona por su voz y por su manera de respirar.

—Ven, acompáñame, debes de ir conmigo.

—N-no... no me hagas daño.

—Camina, o de verdad te haré daño.

Lee no tuvo otra alternativa más que obedecer, caminó al mismo tiempo que Paul le daba esa orden. Nadie vio esto, ya no había ninguna persona en la calle como para decir que estaba el reo más buscado de Inglaterra, y probablemente, del mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top