Paul no creía que sus palabras fueran ciertas, se le hacía extremadamente sospechoso que Jane Asher pudiera proponer algo así. Pero tampoco podía dudar mucho, pues sabía que ella era una reverenda orgullosa, que si no ganaba... prefería que nadie ganara.

—Bueno... te creo, se lo diré a Linda.

—Llámame si aceptas, nos vemos—hasta su voz sonaba diferente, más plácida.

Paul colgó sin podérselo creer. Caminó hasta donde estaban los demás, estaba extremadamente sorprendido que no pudo pronunciar ni una sola palabra:

—Paul, ya nos dijeron todo lo que van a hacer y es sorprendente... ¡Genuino! —dijo Michael.

— ¿Qué tienes, amor? —preguntó Linda.

—Asher ya sabe dónde estamos.

Cuando respondió de esa manera, todos se levantaron súbitamente del sofá y empezaron a planear métodos para escapar.

—Pero no vendrá por nosotros... es más, nos dejará ir.

— ¿Cómo que nos dejará ir? —cuestionó Denny con el ceño fruncido.

—Sí... nos devolverá a los cuatro hijos... y nos permitirá escapar del país.

— ¿EN SERIO? —dijeron todos al unísono.

—Eso fue lo que dijo—Paul se alzó de hombros.

—P-pero... ¿Nos dará a nuestros hijos?, ¿Por qué? —Linda se entusiasmó como nunca.

—Sí, eso mismo... lo que pasa es que la élite de detectives mejor conocida como "Los Empresarios" han empezado a jugar para capturarnos—explicó.

—Eso mismo veníamos a decirles, que los Empresarios quieren jugarle a todo por el todo, con tal de capturarlos—dijo John Bonham.

—Exactamente, Asher los odia, así que prefiere darnos nuestra libertad antes de que ella nos capture.

— ¡Perfecto y hermoso! —dijo Linda entusiasmada— ¡Eso mismo! ¡Aceptemos!

—Puede ser una trampa, no me fio—dijo Denny—, ella quiere capturarnos a cualquier costo y modo. ¿Por qué nos dejaría huir?

—Porque Jane prefiere que huyamos del país y que Los Empresarios nunca nos capturen, eso fue lo que dijo—Paul se sentía incómodo.

—El ego de Asher es muy grande... mira que preferir esto antes de perder... impresionante—dijo Henry McCullogh.

—Exactamente, ¡Ella nos dará a nuestros hijos! —Linda realmente confiaba en eso.

—No, espera... puede ser una trampa, pensemos con la cabeza fría—dijo Paul y se sentó en el sillón principal—, ¿Por qué? Es cierto que Jane tiene un ego de los mil demonios... que preferiría que todos perdieran antes de que alguien ganara –y no fuera ella-, pero...¿De verdad nos dejaría huir? Y nos daría a nuestros hijos... es demasiado perfecto para ser real.

—Es lo que digo—Denny se sentó a su lado—, muy sospechoso... además, ¿Preferir perder? Eso no es digno de Jane Asher, ella tendría mucha más competitividad, no nos daría eso en bandeja de plata.

— ¡Ah ya! —Linda seguía muy feliz— ¡Eso no importa! Nos dará a nuestros hijos, si resulta ser una trampa... ¡La mataremos! Ya no hay más, este es nuestro momento, Paul...—se acercó a él con amor— Ya es hora de acabar con esto, por nuestros hijos...—le besó el cuello—, llama a Asher y dile que sí... que aceptamos.

Paul suspiró con tristeza y profundidad, se sentía muy atemorizado por lo que la propuesta de Jane podía significar. Pero para complacer a Linda, él dijo: —Muy bien, aceptaré.

(...)

Mientras tanto, en la Scotland Yard:

—Te apuesto todo mi sueldo a que Wings no acepta—dijo Pete a Maureen.

—Vale.

Y entraron a la oficina de Jane:

—Patrona, ¿Qué tal?, ¿Recibió respuesta de McCartney? —cuestionó Mo'.

—Sí.

—No se enoje, es obvio que le dirían que no—agregó Pete muy confiado.

—De hecho—volteó a verlos con esa sonrisa retadora y conquistadora—, acaban de decirme que sí.

— ¿QUÉ? —preguntaron sorprendidos.

—Así es, Paul aceptó.

—Mierda...—susurró Pete.

—Y... ¿Qué hará? —Maureen no entendía su plan.

—Pues lo que les dije—respiró tranquilamente—, devolverles a sus hijos. A los cuatro.

— ¿Y cómo le dirá a Victoria que su verdadero nombre es Heather McCartney? —interrogó Pete con curiosidad.

—Pues ya lo sabrá... iré por los niños y en la noche les daré a sus hijos. Si gustan, pueden acompañarme... por si no me creen—Jane lucía muy bien para lo que estaba a punto de hacer.

—Entonces... básicamente, ¿Vas a hacer que Wings gane por encima de Los Empresarios y de ti? —Maureen no creía eso posible.

—Así es, ahora si me lo permiten...necesito hacer una llamada, favor de retirarse.

Pete y Maureen no veían con buenos ojos esta acción. Salieron de la oficina de Jane, Pete fue a comer algo, pero Mo' no, ella conocía muy bien a su jefa, a su patrona, sabía que Jane no iba a darse por vencido de esa manera. Así que se quedó pegada a la puerta para que pudiera escuchar la conversación:

—Hola Ringo... ¿Podrías comunicarme con John? —pidió Jane.

Pasaron unos momentos...

—John, que tal... suenas cansado y enojado.

Y John respondió:

—Sí, lo estoy.

—Mmm... he estado pensando en que Yoko no te valora lo suficiente. Sé que con esfuerzos se quieren... pero tal vez podrías hacer algo para demostrarle tu verdadero poder.

—Ve al grano, Jane.

—Tú puedes capturar a Paul, tú y solamente tú puedes tenerlo en jaque. Me enteré que lo dejaste libre cuando pudiste haberlo matado—su voz sonaba muy aguda, era la que hacía cuando intentaba convencer a alguien.

—Exacto, y lo volvería a hacer.

—Puedes encerrarlo de una manera muy fácil... y que sin Yoko se entere, sé que deseas darle una buena lección a ambos. Yoko se muere por matar a Paul, y si tú lo capturas antes de que ella lo haga... jeje—río pasivamente—, podrías hacerla enojar muy... muy feo.

— ¿Yo?, ¿Poder capturar a Paul? No gracias, esta pelea es de Yoko, no mía—dictó.

—Creí que era tuya... claro, aun no entiendo cómo puedes dejar libre a un hombre que... no sólo se acostó con tu esposa... sino que también... la asesinó a ella y a tu hijo que cargaba en el vientre.

—Paul ya pagó por eso, creyó que lo traicioné, y todo por culpa de Yoko. ¿Quieres que te recuerde lo que me hicieron en 1980? —John se enojó mucho.

—No, mejor recuerda lo que le hizo a tu adorable Cyn en 1969... ¡La mató! —Jane sonaba más seria y con determinación— Le disparó sin escrúpulos ni contemplaciones, si Cynthia siguiera viva... bueno, nunca estarías con Yoko, vivirías feliz, apartado de tanta amargura y con tu familia. Pero Paul no pensó en eso cuando le disparó solamente para que pudiera tener ventaja al huir. Así que no, aún no puedo entender cómo eres capaz de perdonar al asesino de tu mujer.

—Arg... ¡Ese no es tu problema! —gritó abatido.

—Lo digo porque me preocupas... John, has sufrido tanto—Jane sonaba compasiva—, pero en serio... puedes capturarlo, puedes demostrarle venganza, hazlo por Cynthia y por ese pequeño que... no pudo nacer—como si le importara.

—Tienes razón...—al final, logró su objetivo. John asintió— Tengo que volverlo a capturar, tiene que pagar por todo... ¡TODO!

—Lo haremos nosotros dos, solamente... sin Maureen, sin Ringo ni Yoko, y mucho mejor, sin la ayuda de esos malditos Empresarios, jodidos... como los odio.

—Yo también, los detesto bastante—aceptó John.

—Muy bien, ¿Entonces en un sí? Te llamaré en unas horas para darte instrucciones.

—Vale, claro que es un sí Jane, es un maldito sí. Yo capturaré a Paul.

—Y tendrás justicia para Cyn, millones para restregárselo a Yoko, y habrás hecho que Paul pague por todo.

—Muy bien, adiós. —colgó John.

El último salió de su habitación con mucho por pensar, se recargó en la pared y llegó Ringo, pues no confiaba en nada de lo que la Patrona Asher dijera.

—Y... ¿Bien?, ¿Qué te dijo?

—Me ofreció la oportunidad de poder vengarme de Paul, de una vez por todas.

—P-pero... ¡Se supone que nosotros ya no teníamos nada en contra de Wings! —explicó Ringo.

—Shh... ¿Dónde está Yoko?

—Dándose un baño de algas. No escuchará, ni vendrá.

—Muy bien—dijo John—, así es... yo voy a capturar a Paul. ¡Te dije que no tenía rencores! Pero simplemente no puedo, tengo mucha rabia, no hago más que pensar en Cyn... y en ese pequeño que murió en su vientre, ¡Paul los asesinó! Y yo lo capturaré para siempre.

— ¿De verdad? —Ringo se impactó.

—Sí, lo hago por eso... y para poder callarle la boca a Asher y a Yoko. Ahora sí, —su puño se hizo presente en su mano izquierda— Paul va a pagar todo lo que ha hecho.

Las palabras de John sonaban tan fijas, serias, y decididas para lograr su único objetivo.