16) Los Empresarios

La Plastic Ono Band salió de ahí, todavía tenían los nervios de punta y Yoko se sentía de muy mal humor de tan sólo ver que su ojo tenía un gran parche que la cubría. Ringo también estaba enojado.

—No la soporto—se refería a Jane—, ¡Se cree la líder de todo!

—Es porque ha llegado a ser la líder de todo, no por algo la llaman patrona—Yoko intentó tranquilizarlo.

Los tres chicos ya iban en su automóvil, Ringo ahora conducía, pues John era pésimo para eso y Yoko ya no podía ver bien. Se la pasaron quejándose todo el camino, excepto John.

—Ringo, ¿Qué esperabas? Estabas en sus territorios.

—Dios... está tan sobrevalorada—Ringo estaba que echaba lava como volcán.

—Mira, ya mejor olvídate de ella. A mí también me cae de la patada—explicó Yoko—, lo importante es su posición, no dudaremos ningún momento, y no nos daremos por vencidos hasta no tener a los Wings a nuestros pies. Hubiéramos ganado fácilmente, de no haber sido por un imbécil que le perdona todo a Paul—se refirió a John.

—Di lo que quieras, no me arrepiento—Lennon entendió su indirecta.

—Ya verás cómo lo harás... cuando tenga la cabeza de Paul en mis manos, tú serás el primero en verla. ¡Es más! Tú lo vas a decapitar.

—Jajaja, sí claro, quiero verlo—apostó John.

—Oh querido, claro que lo verás, y lo harás.

(...)

En la Scotland Yard las cosas no iban de mejor humor. Jane seguía tan molesta por la acción de Lee, y temía que los Wings hicieran algo contra su "sobrina", convenía tener a Heather en la mentalidad de que ella era Victoria Asher, no temía demasiado, pues sabía que Heather jamás volvería a ver a sus padres. De todas formas, mandó a Stuart y a Astrid a espiarla sin perder ningún momento.

Pero las desgracias no terminaban, llegarían hombres que cambiarían su mandato por completo.

—Jane...—dijo Maureen desde la puerta.

— ¿Sí? —leía el periódico.

—Siempre soy yo la portadora de las malas noticias. Pero... ahora vinieron los...

— ¿Los? —miró a Maureen.

—Los empresarios quieren hablar con usted.

¡Los empresarios! No, no se refería a todos los macro y mini empresarios del país, Maureen se refería a un grupo selecto de hombres, que siempre trataban de meterse en todos los asuntos de la Scotland Yard, Jane los odiaba con todo su ser, pues siempre los consideró una amenaza para su mandato. Ella ya no aguantaba su estómago de tantos corajes.

— ¡Diles que no estoy!

—Demasiado tarde, la estamos escuchando—intervino una voz.

—Bueno...—rodó los ojos— Pasen todos, tú también Maureen.

En ese momento, seis hombres bien vestidos de traje entraron a lado de Maureen. Ninguno se distinguía, todos pertenecían a la elite de negociantes más poderosos de todo Inglaterra, todos eran hombres de fortunas y millonarios por excelencia. Así que entraron Brian Epstein, George Martin, Geoff Emerick, Pete Shotton, Mal Evans y Phil Spector, portaban unos lentes negros y parecían gemelos por usar el mismo color de traje y corbata.

—Señorita Asher—dijo Epstein—, es un gusto volverla a ver.

—Me gustaría decir lo mismo, pero no me gusta decir mentiras.

Maureen se puso a lado de Jane y tenía mucho miedo por lo que pudiera pasar. Esos hombres eran realmente hombres para tomar precaución y cuidado.

—Es tan graciosa, venimos al ver su ineptitud al poder capturar a los Wings—señaló George Martin.

—No me importa lo que crean, yo sé lo que hago.

—Tal parece que no—hablaban tan elegantemente, seguían un orden impenetrable. Habló Emerick—, porque de los meses que los Wings llevan a fuera, no han podido capturarlos.

—Y no sólo eso—siguió Shotton—, parece que solamente van por los tres.

—Se ve que no tienen interés de destruir a los Wings por completo, toda esa elite de mafiosos—añadió Evans.

—Y que solamente van por los McCartney, por celos de usted... me imagino—agregó Spector.

Jane no estaba para nada de buen humor, así que se levantó de su silla y gritó con rabia:

—Bueno... ¿Y? Ustedes no pueden hacer nada, ¡Es mi problema y el de esta estación!

—Solamente muestra ineptitud y de cómo sus sentimientos evitan que capturen a todos los Wings—dijo Brian Epstein con una voz tan suave—, la estabilidad del país se juega terriblemente entre sus manos.

—Y a usted sólo le importan los rencores del pasado—siguió Martin.

—Bueno, sí, sí ¿Y? ¿Para qué vinieron? —preguntó Jane y se volvió a sentar.

—Venimos para hacerle un plan muy tentador—prosiguió Emerick—, escuche y siga exactamente todas nuestras palabras.

La patrona obedeciendo, ¡Quién lo diría!

(...)

Paul, Linda y Denny dedujeron que cualquier lugar podía lucir bueno, pero nada más seguro que la vieja casa alejada de todos, la de Freda Kelly. Llegaron exhaustos y agradeciendo que estaban vivos.

—Bueno. ¿Y Pattie? —preguntó Freda.

—Muerta—dijo Paul indiferente.

Pero lo que no esperaban, es que en la sala iban a encontrar a todos los enemigos que intentaron matarlos hace unos meses atrás. Pues sí, en el sofá, estaban muy cómodamente sentados Jimmy y Henry McCullogh, Denny Seiwell y Michael Jackson.

— ¡Mierda! —sacaron sus armas.

—Hey, hey—dijo Michael y se levantó de su sillón. Parecía más tranquilo, siempre lucía tan bien y arreglado—, calmados... bajen esa arma—, su voz era tan aguda y tierna.

—Freda, esto se pondrá feo... ¡Vamos a matarlos! —dictó Paul.

—No es necesario, realmente... bajen esas armas—volvió a pedir Michael—, no venimos a matar a nadie ni a ser asesinados.

— ¿Ah, no? —cuestionó Denny Laine.

—No—agregó Jimmy—, venimos a pedir disculpas.

— ¿En serio? —Linda no creía.

—Sí—añadió Henry—, debemos de admitir que nuestra idea de matarlos fue absurda y nada esperada. Estábamos suprimidos por la idea de Asher.

—Pero descubrimos que si ustedes caen, nosotros también—siguió Denny Seiwell—, porque eso mismo quiere Asher, capturarnos a todos.

—Además—Michael caminaba por toda la sala—, yo no tengo las agallas de nuestro nuevo líder.

— ¿Quién es? —preguntó Paul en tono celoso.

Y un hombre alto, con bigote, cabello semi largo, y pantalones de mezclilla salió del baño. Era nada más y nada menos que...

— ¡John Bonham! —dijeron Linda, Paul y Denny al mismo tiempo.

—No soy el nuevo líder, pero no para ustedes—dijo John Bonham—, siempre tendré un infinito respeto para ustedes, señor y señora McCartney.

—Esto me sorprende... ¡Creí que trabajabas solo! —dijo Paul anonadado.

—Lo sé, pero cuando descubrí que estos idiotas querían capturarlos, no tarde en ofrecerme para guiarlos por el buen camino y hacerlos recapacitar.

—Te lo agradecemos infinitamente—dijo Linda más segura.

—Sí, ahora...—John caminó y alzó el brazo de Paul, en señal de victoria y superioridad— ¡Todos obedeceremos a él! Solamente así podremos regresar a nuestros negocios.

—Tienen un plan, ¿Cierto? —preguntó Henry.

—Uff... el plan de Paul es realmente bueno, ¿Puedo explicarlo? —preguntó Denny.

—Claro.

—Bueno... lo que vamos a hacer es...

Cuando Denny Laine iba a decirles a todos el plan tan elaborado de Paul, llegó Freda a interrumpir sus palabras.

—Paul... ven—dijo.

—Explícales, vuelvo en un momento.

Paul fue con Freda mientras Denny Laine y Linda decían muy emocionados sus nuevas tácticas y todo lo que harían. Freda sostenía el teléfono y susurró:

—Es Jane Asher.

— ¿Qué? Demonios... ¿Cómo supo que estamos aquí?

—N-no lo sé... ¡No he dicho nada! —se justificó y alzó sus manos en señal de victimización.

—Tranquila, no le digas a Linda, ¿Quieres?

Y surgiría una nueva conversación entre marido y mujer no juntos:

— ¿Sí?

—Paul...—dijo la voz de Jane, sonaba como una rara combinación de enojo y falta de aliento.

— ¿Cómo supiste que estamos aquí?

—Pattie Boyd era una enviada de Yoko, ahora la Plastic Ono Band trabaja para mí.

— ¿En serio? Bueno... John me dejó huir hoy.

—Ese no es el punto—Jane sonaba seria.

—Entonces... ¿Qué?, ¿Por qué nos llamarías? Deberías haber venido para acá.

—No... no, no es eso, tengo algo muy importante que decirte.

— ¿Qué es? —Paul no sonaba nada feliz.

—Como sabrás... ninguno de tus tres hijos los recuerda. Pero Heather sí, ella claro que lo hace, era mayor... obvio que pregunta por ustedes todo el tiempo.

— ¿He-Heather?, ¿Es en serio? —Paul se estremeció.

—Sí, ella quiere verlos. Yo le cumpliré su deseo, no los voy a arrestar, y también les voy a entregar a los otros niños. Voy a dejarlos huir.

—No... no te creo, ¡Es una trampa para atraparnos! —Paul hablaba enojado y en voz baja.

—No, no lo es... lo que pasa es que han llegado Los Empresarios para capturarlos, lo harán por su propia parte, pues quieren el dinero para abrir una nueva fábrica industrial en las zonas no ocupadas de Escocia, así que quieren la recompensa que ofrezco. Son muchos, y cuentan con todas las herramientas conocidas, los capturarán, ¡En serio! Entonces, como yo odio a cada uno de esos sujetos, voy a dejar que se vayan.

— ¿De verdad? Parece falso...

—No lo es, y además...—la voz de Jane sonaba quebradiza— Sabes que siempre te amaré, pero si tu deseo fue quedarte con Linda... bien—suspiró—, no los detendré. Podrás escapar con todos tus hijos, Heather los quiere, ella hará todo lo posible por volver a verlos. Además, es Francie Schwartz la que está a cargo de esto, no yo. Me conviene más tenerlos fuera de Inglaterra, como prófugos... antes de permitir que Los Empresarios o Schwartz ganen.

—Wow... realmente eres inteligente, ¡Pensé que nos odiabas!

—Es así Paul... pero en serio, te dejaré escapar con tus hijos—volvió a decir Jane—, no los voy a capturar. 

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