━━XIV: whatever it takes


━━CAPÍTULO CATORCE━━

【 LO QUE SEA NECESARIO 】

Ninguno habló durante el viaje de vuelta a Berk. Hicieron paradas para alimentar a Chimuelo y descansar por breves minutos antes de retomar el camino de vuelta, Hipo no se había percatado de las heridas de Sigrid hasta la segunda parada cuando la sangre traspasó su vestido. Las llamas de la flor roja danzaron suavemente sobre ellos con las estrellas iluminando el cielo etéreo en aquella noche tan silenciosa y fría. Hipo hubiese querido preguntarle porque no le había dicho nada sobre su herida, pero se abstuvo de decir palabra alguna al saber que no respondería, cosió los cortes después de limpiarlos y se aseguró de que estuviese cómoda para poder dormir. Él permaneció quieto, sentado junto Chimuelo, viéndola descansar y cuando la escuchó llorar, se acurrucó a su lado, envolviéndola entre sus brazos; ella se giró para tenerlo al frente y lo abrazó con tanta fuerza que Hipo temió que se rompería en ese instante. Besó su sien y acarició su espalda hasta que los sollozos se fueron opacando y cayeron dormidos bajo la luz de la luna.

⚘❀༄

La suavidad de una manta cálida la envolvió cuando se incorporó de la tina de agua caliente, pequeñas gotas de agua se deslizaron sobre el piso y un pequeño escalofrío recorrió su piel cuando la frescura del aire en ese día acarició su cuerpo. Al percatarse de ello, las manos del berkiano acariciaron sus brazos antes de ayudarla a salir con cuidado de que no resbalara, sus pies descalzos tocaron la superficie y un suspiro escapó de sus labios cuando el calor corporal de Hipo al abrazarla por detrás embriagó su pecho . Sus manos se acariciaron por una fracción corta de segundos hasta que el ojiverde se separó y avanzó entre la cabaña para traerle las prendas que había conseguido prestadas, la morena aprovechó y se colocó el primer camisón de un color blanco con tela delgada, tenía escote y carecía de mangas, algunos vellos de sus brazos se erizaron por la frescura de la mañana.

Lo siguiente en ponerse fue un vestido de color gris azulado de tela delgada que Hipo le proporcionó un par de minutos después, con su ayuda deslizó sus brazos con facilidad sobre las mangas de la prenda y la falda del vestido cayó hasta quedar por encima de sus tobillos, un rubor cubrió sus mejillas al sentir la atención que el vikingo tenía hacia ella. Las manos ágiles de él alisaron la falda para después avanzar detrás de ella y dedicarse a abrochar su espalda descubierta, en un movimiento suave y preciso, cerró y unió todos los listones hasta que el vestido se unió a su cuerpo de manera perfecta. Después de ello, siguió una sobrefalda de un color azul índigo que le sujetó por la cintura y un corsé de piel color café que él mismo le colocó y amarró por la espalda. Posterior a ello siguieron dos brazales de cuero que amarró en sus antebrazos y al finalizar le colocó una capa azul almirante que unió junto a unas hombreras cubiertas por una pequeña capa de piel peluda que se unía a la otra. Al finalizar, el berkiano le proporcionó unas botas largas y peludas color blanco que se calzó al tiempo en el que el ojiverde le ayudó en peinar su cabello castaño.

—Me estás atendiendo muy bien. —No pudo evitar decir Sigrid cuando Hipo le hizo dos pequeñas trenzas y el cabello restante lo peinó en un moño, debía admitir que desde la primera vez que la peinó, había mejorado considerablemente—. Me hubiese gustado hablar con Astrid.

Eran sus primeras palabras después de haber arribado a Berk, habían saludado a los jinetes brevemente cuando el berkiano se la había llevado a su cabaña para que Gothi le atendiese las heridas y después de ello, se quedaron dormidos cuando la noche cayó, hasta que horas después, a primeras luces del sol, fue cuando despertaron y decidieron asearse. Hipo había sido el primero, era la primera vez que la kainiana lo veía sin sus vestimentas usuales desde que lo conoció, no tenía puesta su clásica armadura con mil cavidades que frecuentemente utilizaba, le había hecho un par de modificaciones. Anteriormente esta le cubría parte del pecho, pero ahora esa armadura había sido modificada solo para usarla como hombreras que se unían a su pecho con un pequeño cinturón; debajo de estas tenía puesta una túnica de cuero marrón que le llegaba por encima del muslo, este tenía distintos cintos al centro. Sus pantalones ya no eran verdes, ahora usaba unos café oscuros con unas rodilleras de cuero y sus respectivos brazales. Con esa vestimenta, Sigrid juró haber visto su cabello resplandecer más rojizo que antes, aunque supuso que el fuego de las antorchas también causaba ese efecto.

—Lo harás, pero necesitabas descansar —contestó Hipo, cuya mano se cerró en su cintura y besó su nariz, aquel gesto la hizo cerrar los ojos y sonreír sin mostrar los dientes—. Te ves increíblemente etérea, mi Reina. —La otra mano de él se alzó para acariciar su mejilla con suavidad hasta recorrerla muy próxima a sus labios, con su pulgar acarició su labio superior y descendió hasta el inferior. Esmeralda y dorado se encontraron por un momento, hasta que la mano del vikingo se separó de su piel—. Tenemos que hablar, Sigrid.

—Lo sé —murmuró y se separó, el dolor atravesó su pecho al percatarse en que debía contarle todo desde antes... Desde que perdió a Nymeria y vio a los lobos, desde que se enteró de que tenía un hermano. Colocó sus manos en su cintura e inspiró profundo, aquello podía ser fácil de decir... Pero cuando tuviese que llegar a mencionar a Lord Gray, el pecho se le contrajo de solo pensarlo y sus pulmones exigir aire—. Lo haré.

Lentamente comenzó a relatarle todo lo acontecido, se saltó algunos detalles que no tuvieron tanta relevancia. Dejó que Hipo se sentara al borde de la cama mientras ella recorría la habitación poniendo sus ideas en orden, le habló de Erwan, su verdadero nombre y de los motivos por el que había sido separada de ella al nacer. Le contó de la primera discusión que tuvo con una de sus sirvientas y cómo después de ello las cosas no mejoraron, sus sueños con Rekvhan y el llamado de los lobos. Las reuniones en el consejo, el cuerpo sin vida de Lord Charles cuando este sin querer se delató intencionalmente y prosiguió con su visita a los lobos, las visiones que comenzaron a despertar y los recuerdos que alguna vez tuvo antes de ser apresada por los lobos. Después llegó la parte de Nymeria y sintió su corazón romperse cuando murmuró la primera oración.

—Se fue —dijo, un hilo en su voz—. La busqué, la busqué y no regresó. Rekvhan tenía tiempo hablándole, pero no pensé... Hablé con mi hermano sobre lo acontecido y él me dijo que probablemente quienes tendrían información sobre su paradero sería la tribu del norte, de las islas Airgead. —Cuando sus piernas no pudieron sostenerse más, se sentó e Hipo quien había estado del otro lado de la sala escuchando todo se acercó a ella y la rodeó con sus brazos por detrás de la silla, sus manos se posaron en los hombros de ella—... Ellos supieron que iba allí, ¿de qué otra manera me hubieran encontrado? Y obtuve respuestas, sí, pero... Creo que por eso aquellos vikingos fueron a la isla, los... Los ma.. Mataron. Sino hubiera ido en busca de respuestas, los lores no habrían sabido que había ido a la isla y por lo tanto, no habrían mandado a esa tribu, fueron ellos, puedo sentirlo. Los mataron a todos.

—Debemos tener esperanza —replicó Hipo frotando sus hombros en movimientos circulares—. Es posible que hayan quedado sobrevivientes.

—Tuvieron miedo, fue un acto de cobardía —dijo ella en cambio—. Pagar a alguien por hacer lo que ellos no pudieron.

—¿Es posible que hayan intentado ocultar algo?

El corazón le dio un vuelco de solo pensar en ello, de haber sido así, ahora ese secreto permanecería enterrado. Sin dejar que aquello consumiera sus pensamientos relató lo que menos quiso hacer, pero supo que sería necesario, eventualmente tendría que revelar esa información si quería ser capaz de recuperar su trono. Le habló sobre las respuestas que tanto habían estado buscando, sobre los Lobos Rojos, sobre la organización que unía a vikingos y lores por igual dentro de todo el archipiélago para eliminar amenazas, aquellos que conspiraron con el asesinato de su padre y aquellos que asesinaron a su tía Naara Whiterkler.

—Eso no es todo —dijo cuando vio a Hipo sentarse en la silla próxima para analizar lo revelado—. Cuando tenía siete años hubo una noche en Kain más oscura que las otras, era cuando la luz del sol no salía hasta dentro de varios meses, los saqueos por parte de los dragones eran más frecuentes —relató y pasó saliva por su garganta, aquellas memorias que había tardado en descifrar por los lobos, ahora era más fácil acceder a ellas—. Papá me había enseñado a usar un arco, así era como me defendía cuando llegaban a la isla. El pueblo era el que mayormente solían arrasar, ahí estaba la mayor parte de nuestro alimento, por ello nadie se preocupaba tanto por el castillo sobre la colina. Pensé que sí subía hasta ahí, podría acertar con mis flechas a alguno de los dragones, no para matarlos, pero sí para intentar ahuyentarlos. Aproveché que mi padre estaba bastante ocupado peleando con un dragón cuando me escabullí de los guardias, por el fuego y el caos no se dieron cuenta cuando me fui hasta muy tarde. Pero algo pasó, algo llamó la atención de algunos dragones y me siguieron, o eso pensé. Fueron traídos hasta allá, los provocaron para que los siguieran. El fuego se expandió por encima de la colina y a mí me fue imposible intentar escapar o bajar de vuelta al pueblo, sucedió muy rápido cuando un hombre me inmovilizó tapándome la boca, salieron otros y... Todos eran mayores y a todos los conocía. No podía creer lo que veía, se burlaron de mí por intentar defenderme con el arco y dijeron cosas horribles, me golpearon, me quitaron el arco y Robert Gray ensartó una flecha de mi propia arma... Él dijo... Dijo que así pensarían que había muerto por mi propia arma, los dragones detrás de ellos preparados para atacar hasta que el fuego se fue apagando, el frío envolvió la isla y Draco me sacó a tiempo. La flecha voló pero no supe en donde cayó y p-por ello terminé viviendo ocho años dentro de una cueva. Ellos, ellos hicieron eso y Draco salvó mi vida.

» Todos estos años estuve con la idea de que había sido Draco quien me había arrebatado de mi hogar, no todo fue lindo cuando viví con los dragones —admitió y comenzó a jugar con sus propias manos. Hipo estaba increíblemente silencioso—. Incluso aunque nunca les dije, una pequeña parte de mí no entendía como es que pude ser capaz de perdonar a Draco y aceptarlo en mi vida, de aceptar a los dragones en mi vida y alentar a otros, te alenté a ti. —Ella alzó la cabeza para mirarlo y sus ojos brillaron un poco—. Incluso cuando todos me preguntaban lo mismo, "¿por qué los defiendes tanto?" era algo que no podía contestar, no lo sabía, incluso tú mismo me lo preguntaste, ¿recuerdas? Solo podía pensar en qué debía haber alguna explicación para que aquello pasara, para que hubiera pasado por casi ocho años alejada de mi hogar, de mis padres... Todos esos años que pude compartir con Bran, me fueron arrebatados, por personas que quisieron asesinarme y no lo lograron.

Ninguna palabra brotó de los labios de Hipo por más que lo intentó, se incorporó y en pasos rápidos se acercó hasta ella y la abrazó como nunca antes lo había hecho, levantándola en el proceso y haciendo que sus pies dejaran de tocar el suelo por la fuerza en la que la sostenía. El rostro del berkiano se ocultó en su cuello y Sigrid pudo sentir su pecho comprimirse al escuchar su llanto, muy lejano, pero las lágrimas acariciaron su clavícula y la hicieron querer ponerse a llorar también, más no lo hizo.

—Tranquilo, y-ya ya pasó —murmuró, Hipo cerró sus manos en su cintura pegándola más a él como si el simple hecho de separarla un poco de él haría que se le fuese para siempre—. Ya pasó —repitió e inhaló profundo—. Pude volver a casa, pude conocerte.

—No fue un accidente, intentaron matarte, pensaron que sí no morías por ellos eventualmente los dragones lo harían, ¿no? —dijo el ojiverde cuando se separó un poco, dejando que sus pies ahora si tocaran el suelo y sus manos aflojaron el agarre. Sigrid pudo ver en sus ojos un brillo distinto al que solía tener y fue una mirada poco usual en él, que solo había visto cuando Chimuelo bajo el control de Drago asesinó a Estoico—. Y lo siguen intentando, porque tienen miedo de ti. Pero te prometo que no descansaré hasta volverte a poner esa corona sobre tu cabeza, Drottning Mín.

—No quiero la corona sí significa que tendré que volver a pasar por eso, someterme a personas que desconfían de mi voluntad y me ponen a prueba —replicó entonces, las palabras salieron con facilidad de sus labios. Si se ponía a pensarlo, aquella era la causa de que estuviera pasando por todo ese dolor... Si no estuviera destinada a ello, las cosas habrían sido más fácil, esa era la verdad. Vio el semblante de Hipo cambiar y ella bajó el tono de su voz—. La carga de la corona es muy pesada y sé que no soy, ni llegaré a ser como mi padre lo fue en su reinado. Fue capaz de construir una dinastía entera, puede que la idea de las alianzas hubiese surgido de mi abuelo, pero mi padre... Él, unió nuestros mundos, Hipo.

—Y sé que tú estás continuando ese legado, Synn —dijo Hipo antes de que ella dijese algo más, sus manos la volvieron a sostener por la cintura para prevenir que se fuera o evadiera su comentario—. Estamos casados y no me digas que es solo temporal o que no podemos por nuestras propias creencias, no me interesa; me importas tú, Sigrid. Eres mía, así como yo soy tuyo.

Su cuerpo, que hasta ese entonces había estado tenso, se relajó ante el sonido de su voz y sus palabras.

—Te entregué mi corazón desde antes de que lo supiera —admitió ella con un suspiro.

Las manos de él que la sostenían por la cintura se deslizaron hasta su cadera, la morena se puso de puntillas y entonces, lo besó. Nada sorprendido por su acción, el ojiverde deslizó sus manos aún más abajo y la alzó en brazos, donde ella aprovechó para rodear su cuello con sus brazos para sostenerse. Se besaron durante una indefinida cantidad de tiempo, sintiendo como sus labios encajaban como piezas perfectas de rompecabezas destinadas a estar juntas. Hipo caminó con ella en brazos hasta chocar contra una pared que interrumpió su beso, una pequeña risa escapó de los labios de Sigrid cuando lo escuchó gruñir y separó su rostro ligeramente para mirar los orbes como esmeraldas pertenecientes a él.

—Eres un tonto.

—Un tonto enamorado —replicó y Sigrid sintió sus mejillas arder—. No ocultes tu rostro, Mi Reina —añadió cuando la vio bajar la cabeza para ocultarla en su cuello—. Déjame verte.

Tardó unos segundos, pero finalmente alzó el rostro. Sus ojos se encontraron y Sigrid fue capaz de ver una pequeña sonrisa formarse en las comisuras de los labios de él al ver el dorado de sus orbes. Él miró su cara como el reflejo de varias constelaciones, admiró las pecas sobre sus mejillas que a distancia no se veían pero sí se acercaba lo suficiente podía ver como estas brillaban en un cálido contraste con su piel morena. Sus ojos, como el reflejo del sol al salir por las mañanas, su piel tan suave como la seda de sus vestidos y sus facciones tan delicadas y elegantes, con el porte de la realeza. Después bajó su vista hasta sus labios, dulces y rosas como una cereza y la volvió a besar y quiso que el tiempo se detuviese en ese instante, donde solo eran ellos, donde solo eran Hipo y Sigrid, sin títulos ni obligaciones de por medio. Un sonido suave escapó de los labios de ella cuando se besaron y con delicadeza, se separaron. Lentamente el vikingo la ayudó a incorporarse y que sus pies tocaran el suelo.

⚘❀༄

—¡Por los bigotes de Odín, Hipo! —No pudo evitar exclamar Bocón cuando este les dio las nuevas noticias dentro del Gran Salón, el fuego alumbraba cálidamente el montículo y algunas llamas danzaban en medida en que el vikingo se desplazaba de un lado a otro para expresar su sorpresa—. Por poco más y te convertías en viudo en menos de un día, gracias a Thor pudieron salir a tiempo, pero deberán tener más cuidado, Chimuelo cada día más llama la atención, es peligroso tanto para él como para ustedes.

—Nosotros no sabíamos que esos hombres llegarían a atacar, entramos a Airgead por una de las zonas del bosque durante la noche, no había manera de que supieran que estábamos ahí —replicó Sigrid con un suspiro, sus manos estaban cruzadas sobre la mesa de caoba y sus piernas cruzadas—. Creemos que no fueron por nosotros.

—¿Ah, no? —ironizó Patán del otro lado de la mesa, se encontraba de pie y mantenía una sonrisa socarrona—. Eres la Reina, Chimuelo es un dragón Alfa y Hipo, aunque no me guste admitirlo, es jefe de Berk. Aquellos tenían más que ganar con ustedes, no con esa isla indefensa.

Hipo, analizando sus palabras, estaba sentado con la pierna derecha cruzada y el cuerpo ligeramente encorvado, su codo derecho descansaba en el reposabrazos de la silla y su otra mano sostenía su barbilla. El jefe de Berk no dejó pasar la manera en la que Patán se dirigió a Sigrid y le lanzó una mirada fulminante antes de incorporarse de la silla y recargarse sobre la superficie de madera frente a él.

—No, por más increíble que parezcan las palabras de Patán, no fue así o, al menos, esperamos que no haya sido por eso —contradijo y suspiró, desdoblando el extenso mapa sobre la mesa. Sigrid tuvo que alzar sus manos para que el pergamino se deslizase sin problema alguno—. Kiran, el líder de la tribu, es un hombre que conocía muchos secretos, me compartió información que nos será útil con el tiempo si queremos derrotar a los lores.

—¡Genial! Una buena guerra hará que Macey se sienta como en casa —exclamó Brutacio, sacando de Odín sabe dónde un maza increíblemente puntiaguda y extraña, elaborada con un metal gris oscuro—. Pero hay algo que no entiendo.

—Ni yo —asintió Brutilda y se llevó su mano bajo el mentón, de forma pensativa. Su vista azulada se pasó de Sigrid a Hipo por varias veces que hicieron que la kainiana se marease de tanto seguirle la mirada y un mal presentimiento recorrió su pecho—. Sigrid, ¿por qué accediste a casarte con este pescado parlanchín?

—¡Oye!

—Sí, yo también tengo esa misma duda —concordó Patán, empujando a Eret del camino para posicionarse frente a ella—. Es injusto que a Hipo le toque ser jefe y encima casarse con una Reina. ¡Una Reina, por Thor! ¡Quítate, Hipo! Tú estás bien con Maléfico.

La ojimiel, sin perder la paciencia, tuvo que morderse el labio inferior para no reír delante de toda la sala. Bajó sus manos de la mesa y acarició la tela suave del vestido, antes de incorporarse al igual que los demás y estar casi a la altura de Patán; excepto que ella le ganaba con unos cinco centímetros de estatura. Sin embargo, cuando estuvo a punto de responder la voz de Brutacio la hizo callar.

—¿Esto significa que Hipo es Rey? —Hubo un par de síes y noes de parte de los jinetes de dragón presentes en la sala y las mejillas de Sigrid se pusieron ligeramente rojas sin querer cuando todas las miradas se enfocaron en ella. Brutacio alzó una ceja al mirarla de forma interrogatoria—. ¿Cómo sabemos que Sigrid no es víctima de un embrujo para desposar a este pescado parlanchín?

—¡La embrujaste!

—¡No! Chicos, yo no embrujé a nadie —replicó Hipo, pasando una mano por su cabello para no intentar perder la cabeza. Debió haberse preparado para ese tipo de interrogatorio, Chimuelo quién lo encontraba divertido soltó un rugido y se recostó a un lado de Sigrid.

—Por supuesto que no, la única bruja aquí es Gothi —dijo Patán con los brazos cruzados y agradeció que la anciana no estuviese ahí o ya lo hubiera golpeado.

—¿Gracias, Patán? —dijo Hipo, aunque no pudo evitar fruncir el ceño. Sus manos se recargaron sobre la mesa amplia enfrente de él y un suspiro escapó de su garganta cuando un par de dragones bebés corretearon por encima de esta—. Nos estamos saliendo mucho de lo qué es importante...

—¿Acaso no fue importante casarte con Sigrid? —Brutilda alzó una ceja y lo apuntó con el dedo, manteniendo los ojos entrecerrados—. ¿Eso intentas decir?

—Hey, tranquilas, fieras —interrumpió finalmente ella, acortando unos últimos pasos antes de colocarse a un lado de su prometido—. Pero Hipo tiene razón, tenemos cosas más importantes que discutir en estos momentos, Røde Ulver cada día abarca más de los territorios cercanos, han tomado Airgead y los posibles territorios de donde provienen los vikingos que atacaron son del norte, no pasará mucho para que intenten tomar Nordvind.

Sin perder de vista el mapa, tomó el lápiz de carbón que Hipo sostenía y comenzó a marcar las islas del norte, entre ellas, aquellas que habían visitado en la búsqueda del asesino de su padre. Su mano se detuvo un poco al sur y un suspiro tembloroso escapó de sus labios cuando encerró la isla de sus ancestros en un círculo.

—Nordvind está a salvo por el momento con sus dragones —comentó Patapez, su ceño se frunció al ver los lugares que ella comenzaba a marcar y encerrar—. ¿Por qué crees que vendrán por Nordvind?

—Tiberio se sienta en mi trono, querrá los títulos que yo poseo y el más valioso para él será tener el comando de Nordvind —respondió—. Hace casi dos años, cuando aquella tribu invadió Nordvind, los lores me mandaron ahí con la intención de que hiciera el trabajo por ellos. Esperaron que con mi presencia y la de ellos, los habitantes de Nordvind les cedieran el mando, se enojaron cuando me lo dieron a mí. Sobre todo Tiberio. Él no va a dejar pasar la oportunidad y para ello no se va a esperar mucho.

—No, tienes razón —concordó Astrid, quien acababa de entrar por el Gran Salón. Sigrid la vio pasar con algo sobre su mano, pero no prestó mucha atención a ello cuando la rubia rodeó la mesa y se posicionó a su lado, donde se inclinó para leer los lugares marcados en las islas—. Necesitamos estar preparados, es posible que no manden simples tribus saqueadoras, sino cazadores de dragones. Nordvind se hizo aliada de ellos meses atrás y ellos lo saben.

—Tendremos que prevenir que ocurra una invasión —dijo Bocón con su garfio bajo su barbilla, asintiendo a las palabras de la rubia—. Nordvind está relativamente cercas de Berk, tan pronto manden cazadores de dragones nosotros nos convertiremos en un blanco fácil.

—Sin contar que cierta persona reveló el nombre de la isla a una tribu cazadora de dragones —reprochó Patán cruzando los brazos sobre su pecho y Sigrid se encogió en su lugar. Había sido Hipo quien lo había revelado, pero aquello no quitaba el hecho de que se sintiese culpable de haberlo conducido al peligro.

—Y seguimos vivos —respondió el ojiverde, sin darle mayor importancia a ello—. Berk no es lo que importa ahora, lo que necesitamos es establecer brigadas nocturnas y salir a los puntos donde Kain está aliado.

—Estos. —Sigrid se inclinó ligeramente sobre la mesa y marcó varios puntos sobre las islas, la mayoría de estos estaban dentro del país nórdico—. Ormr, Hví y Veiða son los lugares que puedo recordar a los que mi padre acudió cuando fui llevada por Draco. —Señaló tres distintos puntos marcados del continente y suspiró—. No sé con que otras islas esté aliado, excepto Fair y el Principado del Valle.

—Déjame Veiða a mí —pidió Bocón, quien se había inclinado para ver mucho mejor la locación de los lugares—. Los conozco, vikingos testarudos y obstinados.

—Jefe. —Eret, quien había permanecido silencioso analizando cada palabra de ellos se aproximó con la mano sobre la barbilla, miró a Hipo y después a Sigrid—. Majestad, Ormr no creo que sea más un aliado, hace años trabajé con ellos antes de trabajar para Drago Manodura. No son aliados de los dragones, cazaban a los dragones y los vendían al norte para que fabricaran capas de piel de dragón, dijes y demás. Podría ir en Rompecráneos a investigar que pasó con ellos.

—Eso estaría bien, Eret, gracias por la información.

—Hví es un trabajo para nosotros —dijeron los gemelos antes de que alguien más lo hiciera, Patán les fulminó con la mirada—. Nadie se resistirá a Macey.

—La idea es ser aliados, no enemigos —dijo Hipo sin perder la paciencia.

—Con Fair nos podremos de acuerdo en unos días, Nordvind necesita estar protegido día y noche —continuó Sigrid, mordió el interior de su labio antes de señalar un punto en el país escocés—. El Principado del Valle —murmuró—. El reino de mi madre, yo iré.

Pensar en ella hizo que su corazón se encogiera, se obligó en apartar sus pensamientos malos y suspiró. Esperaba que ella estuviera bien.

—Y yo iré contigo —secundó Astrid—. Este junto a Nordvind será otro de los lugares que los lores querrán en su beneficio y sí tienen a tu madre, con mayor razón. Por ello, necesitarás esto. —La rubia alzó su mano hasta revelar una funda de espada azul ópalo en perfectas condiciones, Sigrid abrió la boca sin emitir palabra alguna cuando su amiga le entregó Snøstorm, la espada que Hipo le había hecho dos navidades atrás—. Sí debo atarte esto a tu cinturón por la fuerza cada que salgas sola, lo haré —advirtió.

—No la volveré a dejar —admitió y reveló un poco la hoja de la espada, seguía tal como la recordaba, el metal relucía sobre el fuego cálido del salón.

—Entonces ustedes ya tienen a donde se dirigirán, partirán al anochecer. —Hipo se giró para buscar la aprobación de Sigrid y suspiró cuando ella asintió—. Nordvind puede ser custodiada por Patapez —prosiguió volviendo su vista al mapa—. Patán, tendrás que ir a la isla Berserker tu solo.

—¿Con Heather?

—Ella fue buena espía de los cazadores años atrás, necesitamos pensar cómo ellos —respondió sin despegar la vista del mapa. Pensativo, se recargó en sus dos manos sobre la superficie y agachó la cabeza, abrió la boca pensando sí decirlo o no y suspiró—. Hay un lugar más, Kiran lo reveló ante mí la tarde antes del ataque —admitió, las voces se acallaron por unos momentos y el vikingo suspiró—. No será fácil encontrarlo, justo como Vanaheim, es una isla de protectores de dragones. Por años se han mantenido ocultos, su trabajo es su vida, exponerlos al peligro será arriesgado, pero sí alguien sabe donde se encuentra Nymeria y los demás dragones serán ellos.

—Es un trabajo para mí —habló Valka y compartió miradas con Sigrid antes de mirar a su hijo—. La isla Fafnir fue amiga de nosotras años atrás.

Pensando en preguntar después al respecto, Hipo aprobó la decisión de su madre y tomó el lápiz para tachar ahora otros lugares. Sigrid se inclinó un poco sobre la mesa para intentar reconocer los lugares que marcó, más solo reconoció algunos, entre ellos, la isla vikinga proveniente del norte, donde se situaban aquellos mercenarios a los que pagaron para asesinar a su padre. 

—Estos son los lugares donde hay cazadores de dragones, no quiere decir que todos estén aliados a Røde Ulver, pero es posible que los lores recurran a ellos, han tomado el trono de Synn y ahora querrán hacer lo que más ansiaban, acabar con ellos. Deberán tener cuidado al partir —dijo y se enderezó sobre su lugar—. La brigada de la Guardia Nocturna de Kain también partió en cuanto Sigrid desapareció, iré con Chimuelo a buscarlos antes de que ellos lo hagan. Los necesitamos.

» Tenemos un trabajo que hacer, por años hemos luchado en busca de la paz y sí hay una posibilidad de obtenerla, debemos tomarla. Røde Ulver mantiene la corona de mi prometida, pelearemos por ella, pero también pelearemos para evitar que sus ideales dominen el mundo y para salvar a nuestros amigos. Protegeremos lo que es nuestro como siempre lo hemos hecho, somos amigos de los dragones, lo que nos da una ventaja. Haremos lo que sea necesario.

—Lo que sea necesario —secundó Sigrid, pensando en su madre y sus amigos; determinada desenvainó a Snøstorm en un movimiento ágil y el metal brilló cuando lo alzó por un instante antes de colocarla al centro de la mesa, sobre el mapa.

La oración se repitió en cada uno de los presentes, Astrid colocó su hacha por un lado y posterior a ello siguieron los demás, hasta que cada arma se entrecruzó en un círculo imperfecto y todos compartieron una mirada.

La mano de Hipo buscó la suya y dio un ligero apretón.

—Lo que sea necesario.

⚘❀༄

—El vestido está demasiado lindo como para llevarlo —comentó Sigrid cuando se ajustó las cuerdas de los brazales, Hipo le cerró la coraza de metal por sobre el corsé y fue a buscar un cinturón—. Mejor me lo cambio.

—No lo creo, Mi Reina —replicó Hipo del otro lado de la habitación, Chimuelo jugaba con un listón que terminó desprendiendo de un pedazo de tela verde—. No sabes lo complicado que ha sido unir todo, casi tan difícil como peinarte.

El berkiano se aproximó con el cinturón en mano donde Snøstorm ya estaba atada a este y se lo colocó por debajo de la coraza. No entendía porque la necesidad de tanta protección, sus heridas ya habían vuelto a sanar gracias a los increíbles remedios que Gothi le había proporcionado, dudaba que se volvieran a abrir.

—Tú fuiste el que se ofreció en ayudarme —replicó ella entrecerrando los ojos.

—Lo hice —admitió y soltó una risa ronca al sentir su mirada enfadada—. Por ello te vas a quedar así, además, tú misma me dijiste tiempo atrás que el reino de tu madre era casi tan estricto como ella.

—Lo es. —Sigrid suspiró y se dejó caer sobre el borde de la cama. No podía dejar de pensar en su madre y todo en general, lo ocurrido en Airgead le carcomía el alma, pero pensar en que su madre estaba desprotegida en el castillo junto a sus amigos, corriendo un peligro inminente le asechaba más de lo que podría soportar—. Espero que no sea muy tarde.

—No lo será —prometió él, inclinándose ante ella para tomar sus manos inquietas, las besó y poco después se incorporó para mirar el reflejo del sol en la ventana—. Es tiempo.

Tomándola de la mano, la ayudó a incorporarse y ambos salieron de la cabaña con el crepúsculo dándoles la bienvenida. Las luces nocturnas de Berk les recibieron y el viento fresco acarició sus rostros, del otro lado de la cabaña Sigrid distinguió a Tormenta y Astrid esperándola. Le sonrió sin mostrar los dientes antes de girarse a Hipo.

—Sé que vas a ir a Airgead —dijo, aflojando su agarre hasta que sus dedos se rozaron—. También sé que hacer cosas imprudentes es lo tuyo, pero, ten cuidado, Hipo. No me perdonaría jamás si algo te pasara.

—Shh. —Él besó su frente lo que la hizo cerrar sus ojos por un instante—. Estaremos bien.

—¡Ya bésalo y vámonos! —La voz de Astrid les hizo girar y reír, la tensión y la preocupación se esfumó por un momento.

Sigrid negó al escuchar las risas de la rubia detrás de ella y volvió a girarse para quedar frente a Hipo. El berkiano se había colocado la vieja armadura con mil cavidades y aprovechó en alzar su mano hasta el botón que revelaba su aleta, hecho que la hizo reír y a él suspirar, como si lo hubiese esperado.

—Tendremos una seria plática sobre la importancia de no dañar la calibración en el traje —dijo seriamente, estirando su brazo para tomarla por la cintura y acercarla a él—. Cuando regreses —murmuró.

—Mejor no regreso —replicó ella de la misma manera, embelesada por la intensidad reflejada en los ojos de él al mirarla.

—Ah, muy graciosa.

Hipo cortó la poca distancia entre ambos y la besó. Cuando se separaron, la acompañó hasta Tormenta y la ayudó a montar detrás de Astrid quien los miró con una sonrisa en la cara, Sigrid estaba casi segura de que la molestaría por ello en todo el camino. Se sostuvo de la parte trasera de la montura y miró detrás de ella a Hipo subir sobre Chimuelo, quiso decir algo, pero de sus labios no salió palabra alguna. Escuchó un par de rugidos a los alrededores, señal de que todos se montaban en sus dragones y cuando la Nadder Mortífero se alzó en el aire vio a los jinetes partir en distintas direcciones justo cuando la luna salió sobre el cielo oscuro.

⚘❀༄

KAIN


Prepotente. Así era como se sentía Said, las sombras asechaban el reino. Nada se sentía real, nada se sentía bien; día y noche estaba alerta, sus sentidos se despertaban ante la mínima cosa y el enojo lo engullía desde adentro al no poder hacer nada. Miró el rostro de la multitud frente a él, algunos sonreían y otros, como él, se mantenían completamente impasibles. Una reacción inesperada a lo que esperaban que ocurriría. La reina ha enfermado. Murmuraban en los pasillos, en las salas, en los corredores. No saben si va a sobrevivir. Cada palabra calaba con su pecho, puede que no fuese cierto eso, pero no había regresado, no había noticias de ella. Ella seguía afuera, probablemente muerta o, sí su Dios lo quería así, viva y dispuesta a pelear.

El silencio, casi sepulcral, se instaló en su pecho cuando Tiberio avanzó hacia el trono. Una capa roja se deslizaba sobre el suelo mientras el hombre avanzaba con la cabeza en alto, detrás de él lo escoltaron su nueva Guardia Personal, conformada por asesinos vikingos. Caminaron detrás de él con las armas en mano y vestimentas holgadas, cubiertos en pieles y distintos artilugios a los que Said no prestó atención. Las campanas sonaron y el tuvo que avanzar detrás de todos ellos, sostuvo la corona entre sus temblorosas manos, excepto que esa no era la corona real. No la de Sigrid. La había traicionado con el fin de salvar a su familia, pero no podía hacer eso. La copia que sostenía en sus manos era idéntica y un poco de alivio cubrió su pecho al saber que no pondría la corona real en la cabeza del usurpador.

El silencio vino cuando las palabras del arzobispo llenaron la sala y este persistió cuando Said colocó la corona en la cabeza del usurpador y lo nombró su nuevo rey, aunque sabía que no el de él. Ese hombre no era su rey. 

Porque el que no lo pudiese decir en voz alta no significaba que no lo creyera. La corona tenía un nombre y ese nombre era Sigrid Whiterkler.

¡BUENAS!

Hoy hay un par de cosillas que quisiera decir, ya había comentado que me alargaría en este acto bastante porque se vienen muchas cosas, pero es posible que también me alargue en los capítulos. A partir del próximo es posible que los caps me salgan de entre 7k - 10k de palabras, actualmente los escribo de 4k a 6k y ya siento que quedan lo bastante largos, espero que esto no cause inconveniente en su lectura pero hay muchas cosas que quiero abarcar sin que se me escapen los detalles, así que de antemano pido disculpas, si los llegan a sentir tediosos pueden decirme y encontraré la manera de cortarlos para que terminen como siempre 🥺

Otra cosilla, a partir de aquí ya se comienza a conectar la historia con la tercera peli de httyd aunque de manera distinta. Pretendo explorar ese lado oscuro que suelen evitar mencionar de manera profunda en las pelis y supongo que saben de que hablo. También respecto a eso, desde ya aclaro que cuando surja el momento de comenzar con thw no seguiré la línea de la peli por completo, habrán muchos cambios en la trama y sobre todo en Chimuelo. Me gusta Chimuelo siendo él en la tercera peli, pero en parte desde ya quiero explorar un poco sobre él y sobre la manera en la que describían a los Furia "la cría maligna del relámpago y la muerte misma" siempre me causó intriga y en la tercera peli poco podemos ver de Chimuelo agresivo, ahora estaba mas como un gatito tranquilo jjajssjskks.

Las escenas con mis jinetes ya eran necesarias y habrá más de esassss. Hay muchas cosas que siguen sin explicarse, pero paciencia. Todo a su tiempo. Espero no estarme saliendo de la personalidad de Hipo, si lo sienten así díganme pq no quiero arruinar su personaje 🥺🥺.

Y ya, solo voy a decir que últimamente me están saliendo muchos videos con versiones de Hipo villano y me dan mil ideas para hacer un AU JSDKDKD ayudaaaa. O inclusive con Sig mala, que no se note que no quiero dejar de escribir de ellos 😭😭😭 ¿les gustaría? I hope que si pq ya estoy planeando algo ok, tengo meses con esa idea y esos vídeos solo me motivan más JASJS. 

En fin, espero que les haya gustado el cap, les dejo una imagen de como era el vestuario de Sig.

Esa chica se viste demasiado lindoooo soy muy faaannnnnn

El desbloqueo para el próximo cap sigue siendo igual, +30 votos. 💚

¡Háganme saber sus opiniones! Espero que les haya gustado el cap💞

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top