La saliva pasó muy lentamente por mi garganta, apoyé mi espalda en la puerta y permanecí mirándolo.

Desde su mano tocando su gran miembro, hasta su rostro soltando varios jadeos y maldiciones.

Me mordí el labio inferior y luego de segundos eternos, me abalancé sobre él, alejando sus manos y metiendo todo su pene en mi boca de una.

Gimió alarido y después mordió sus labios para no gritar y así evitar que mi madre se diera cuenta de todo.

Me concentré en la punta, chupando y lamiendo, rozando un poco con mis dientes, creándole espasmos que, sabía yo, le encantaban.

Al sentir el gran bulto en mi entrepierna, dejé de lado su pene, ganándome una queja de su parte; y entonces con una velocidad impresionante, ya me encontraba desnudo... sólo para él.

Sonrió con malicia y me acercó a él por la cintura. Dio la vuelta y se posicionó encima de mí, con sus piernas a cada lado de mi cuerpo. Me acarició las mejillas y luego las tomó con firmeza, acercándose peligrosamente a mi rostro.

Podía ver el brillo en sus ojos, y joder, no podía creer que incluso eso me excitaba.

Comenzó a frotar su miembro contra el mío, sin dejar de besarme, lo cual agradecía porque de lo contrario, gritaría su nombre sin importarme que mi madre estuviera abajo.

Con su mano comenzó a estimular mi pene, haciéndome jadear y suplicar por más.
Su simple tacto me hizo soltar mi semilla, llenándole la mano de aquellos fluidos.
Metió sus dedos a su boca y sostuvo el semen ahí, me sonrió con malicia y me besó.

Estaba seguro que ese beso era totalmente sucio, y en vídeos solía darme asco, pero con él... como dije, con él todo era maravilloso.

Me zafé de su agarre y volví a lamer su miembro; estaba tan concentrado en ello, que no noté cuando madre comenzó a mover la perilla de la puerta, fallando en el intento de abrirla.
Frank me alejó de su cuerpo y le lancé su ropa cuando me di cuenta de lo que pasaba.

Lo dejé ir con un gran bulto en sus pantalones, y hasta cierto punto, me hacía sentir orgulloso...