Capitulo 4
Era un viernes por la tarde y el equipo del CBI estaba terminando con sus reportes. Las chicas, Lizzy, Rochi, Teresa, Grace, Candela, y Eugenia, estaban emocionadas por la noche de chicas que habían planeado en la casa de Lizzy. Lizzy, que siempre tenía ideas creativas para relajarse, había sugerido una noche llena de películas, juegos, y muchas risas.
—¿Están listas para la noche de chicas? —preguntó Lizzy, con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Sí! —respondieron todas al unísono, compartiendo miradas cómplices.
Mientras se preparaban para salir, comenzaron a comentarles a sus respectivos novios sobre sus planes.
—Oye, Cho, esta noche nos reunimos en casa de Lizzy para una noche de chicas —dijo Rochi, con una sonrisa traviesa.
Cho levantó una ceja, curioso.
—¿Noche de chicas? ¿Qué van a hacer?
—Películas, juegos, y un poco de baile. Será divertido —respondió Rochi, abrazándolo.
—Suena bien. Diviértete —dijo Cho, aunque una chispa de celos se reflejaba en sus ojos.
Eugenia se acercó a Rigsby, sonriendo con dulzura.
—Wayne, esta noche voy a casa de Lizzy con las chicas. Vamos a tener una noche divertida solo para nosotras.
Rigsby sonrió, pero luego preguntó, con un tono de broma:
—¿Y van a ir a algún bar a bailar también?
Eugenia se rió, dándole un suave golpe en el brazo.
—No te pongas celoso, Wayne. Solo vamos a relajarnos y pasar un buen rato. Pero, ¿por qué no? Podríamos ir a bailar un poco después.
Rigsby se mostró un poco más serio de lo habitual.
—Solo asegúrate de no olvidar a tu esposo.
—¡Por supuesto que no! —respondió Eugenia, besándolo en la mejilla.
Teresa y Grace también informaron a Patrick y a Cho sobre sus planes. Los hombres se mostraban despreocupados, pero cuando se mencionó la posibilidad de ir a bailar, sus expresiones cambiaron.
Patrick se acercó a Lizzy, abrazándola por la cintura.
—Lizzy, me alegra que te diviertas con las chicas, pero ten cuidado si deciden salir a bailar.
Lizzy lo miró, con una mezcla de ternura y diversión.
—¿Celoso, Patrick?
—Solo un poco. Quiero que estés segura y feliz —dijo Patrick, besándola suavemente.
Grace, por su parte, también notó un leve cambio en la actitud de Cho.
—Cho, no te preocupes, solo vamos a pasar un buen rato y relajarnos. Prometo que seremos cuidadosas si decidimos ir a bailar.
—Confío en ti, Grace. Solo asegúrate de que todas estén seguras —dijo Cho, mostrando una leve sonrisa.
Cuando las chicas finalmente llegaron a casa de Lizzy, el ambiente estaba lleno de risas y emoción. Habían traído una selección de películas, juegos de mesa y snacks para una noche perfecta.
—Chicas, estoy tan emocionada por esta noche. ¡Es justo lo que necesitábamos! —dijo Candela, mientras colocaba las películas sobre la mesa.
—Definitivamente. Necesitamos un descanso de todo el trabajo y el estrés —añadió Teresa, abriendo una botella de vino.
Mientras se acomodaban en el sofá, Eugenia lanzó la pregunta del millón.
—¿Y si después de las películas y los juegos, vamos a un bar a bailar un rato?
Las demás chicas se miraron entre sí, sonriendo con entusiasmo.
—¡Sí! —respondieron casi al unísono.
Sin embargo, sabían que esto podría despertar más celos en sus respectivos novios. Lizzy, siempre la mediadora, trató de calmar las cosas.
—Bueno, primero disfrutemos de nuestra noche aquí. Si después de eso todavía tenemos energía, podemos considerar ir a bailar. Pero tenemos que asegurarnos de avisar a los chicos para que no se preocupen.
La noche avanzó con películas y juegos. Las chicas estaban riendo y compartiendo historias, cuando Rochi notó un mensaje en su teléfono.
—Es Cho. Solo está chequeando cómo estamos —dijo, sonriendo.
—¿Y qué le dijiste? —preguntó Teresa, curiosa.
—Que estamos bien, disfrutando de la noche y que probablemente vayamos a bailar más tarde.
—¿Y cómo lo tomó? —preguntó Grace.
—Con calma. Cho confía en mí, aunque sé que le preocupa un poco —respondió Rochi.
Eugenia también recibió un mensaje de Rigsby.
—Wayne dice que me divierta, pero que no me olvide de él —dijo, riendo.
—Son tan adorables cuando están celosos —comentó Candela, con una sonrisa.
Finalmente, después de varias horas de películas y juegos, las chicas decidieron que un poco de baile sería el final perfecto para su noche.
—¡Vamos a bailar! —exclamó Lizzy, levantándose del sofá.
—¡Sí! —respondieron las demás, preparándose para salir.
Antes de irse, Lizzy envió un mensaje rápido a Patrick.
—Vamos a ir a un bar a bailar. No te preocupes, te amo.
Patrick respondió casi de inmediato.
—Diviértete, amor. Solo cuídate. Te amo también.
Cho, Rigsby y los demás chicos recibieron mensajes similares de sus novias, y aunque se sentían un poco celosos, confiaban en ellas.
Las luces del bar parpadeaban al ritmo de la música, creando una atmósfera electrizante. Lizzy, Rochi, Eugenia, Candela, Teresa y Grace estaban disfrutando de su noche de chicas, riendo y bailando en la pista. Sin embargo, sus respectivos novios, preocupados por la seguridad de sus amadas, decidieron seguirlas discretamente.
Patrick, Cho y Rigsby se infiltraron en el bar, vigilando desde una distancia prudente. Mientras las chicas se divertían, los chicos no podían evitar sentir una mezcla de celos y la necesidad de protegerlas. Se movieron entre la multitud, manteniendo un ojo en todo lo que ocurría.
Lizzy, con su encanto natural, no tardó en atraer la atención de algunos hombres. Un chico alto y musculoso se acercó a ella, intentando entablar conversación. Lizzy, siempre educada pero firme, le indicó que estaba comprometida. Sin embargo, el chico insistió.
—Vamos, solo un baile. Tu novio no tiene que enterarse —dijo el desconocido, sonriendo de manera desagradable.
Lizzy intentó apartarse, pero el chico seguía insistiendo. Justo cuando parecía que la situación se iba a intensificar, Patrick apareció.
—No ves que no quiere estar contigo? —dijo Patrick, su voz firme y segura—. Deberías respetar a las mujeres, hombre.
El chico se giró para enfrentarse a Patrick, pero antes de poder decir algo, Patrick le dio un golpe con el anillo de compromiso, causando un dolor agudo al tipo. Patrick se rió y besó a Lizzy.
—¿Estás bien, principessa? —preguntó Patrick, acariciando suavemente su mejilla.
—Sí, gracias, mi amor. Sabía que vendrías —respondió Lizzy, abrazándolo con fuerza.
A unos metros de allí, Rochi también había captado la atención de un hombre que no entendía el significado de la palabra "no". Él la seguía por la pista de baile, intentando ganarse su atención.
—Vamos, solo una copa —insistió el hombre.
—Tengo novio, y no estoy interesada —dijo Rochi, tratando de ser paciente.
Cho, observando la escena, no pudo contenerse más. Se acercó rápidamente y se interpuso entre Rochi y el hombre.
—¿No ves que te dijo que tiene novio? —dijo Cho, su voz baja y amenazante.
El hombre intentó replicar, pero un solo vistazo a la expresión de Cho fue suficiente para hacerlo retroceder. Cho miró a Rochi con preocupación y ternura.
—¿Estás bien? —preguntó Cho, tocando suavemente su brazo.
—Sí, Cho. Gracias por venir. Sabía que no me dejarías sola —respondió Rochi, abrazándolo.
Mientras tanto, Rigsby vio cómo un hombre intentaba coquetear con Eugenia. Sin pensarlo dos veces, se acercó y, sin mediar palabra, noqueó al tipo con un golpe limpio
Gracias, Wayne. Sabía que vendrías a protegerme —dijo Eugenia, sonriendo.
Las otras chicas, al ver a sus novios en el bar, no pudieron evitar reírse y sentirse agradecidas por tener hombres que las amaban tanto.
—¿No podías quedarte en casa, Patrick? —bromeó Teresa, dándole un golpecito en el hombro.
—No cuando sé que estás en un bar lleno de tipos como esos —respondió Patrick, señalando al hombre que acababa de golpear.
Candela, siempre la romántica, suspiró.
—Me encanta que sean así de protectores. Es una muestra de lo mucho que nos aman.
Lizzy, mirándose a los ojos con Patrick, sintió una oleada de amor y gratitud.
—Somos el amor de la vida del otro, almas gemelas destinadas a estar juntas. Eres mi mitad, Patrick. Tus manos se entrelazan perfectamente con las mías, nuestros corazones laten al mismo ritmo y nuestras sonrisas se complementan. Siempre seremos uno —dijo Lizzy, besándolo tiernamente.
Patrick la abrazó con fuerza, susurrándole al oído.
—Lizzy, eres mi única opción. Nada ni nadie se compara contigo. Siempre serás tú, principessa.
Las chicas, ahora reunidas con sus novios, decidieron que era hora de regresar a casa. Habían tenido suficiente emoción por una noche. Mientras caminaban de regreso, tomados de la mano, cada pareja se sintió más unida que nunca.
Cho y Rochi, caminando juntos, compartieron una mirada significativa.
—Sabes que te amo, ¿verdad? —dijo Cho, rompiendo el silencio.
—Sí, lo sé. Y yo también te amo, Cho. Con todo mi corazón —respondió Rochi, besándolo suavemente.
Patrick y Lizzy, siempre inseparables, caminaban abrazados.
—Eres todo para mí, Lizzy. No sé qué haría sin ti —dijo Patrick, mirándola con amor.
—Y tú eres mi mundo, Patrick. No puedo imaginar mi vida sin ti —respondió Lizzy, sonriendo.
Rigsby, con su sentido del humor, bromeó:
—Parece que esta noche ha sido más emocionante de lo que planeamos.
—Sí, pero lo importante es que estamos juntos y a salvo —dijo Eugenia, apoyándose en él.
Teresa y Grace, observando a sus amigos, no pudieron evitar sentir una profunda felicidad por todos ellos.
—Son una gran pareja, ¿verdad? —dijo Teresa, refiriéndose a Cho y Rochi.
—Sí, se complementan perfectamente. Me alegra verlos tan felices —respondió Grace.
Candela, siempre la soñadora, añadió:
—Es como si todas nuestras historias de amor estuvieran destinadas a ser. Somos como piezas de un rompecabezas que encajan perfectamente.
De vuelta en la casa de Lizzy, las parejas se despidieron, cada uno yéndose a su hogar con una sensación de paz y amor. La noche había sido un recordatorio de lo afortunados que eran por tenerse mutuamente.
Patrick, abrazando a Lizzy, susurró:
—Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, Lizzy. Siempre seremos nosotros, juntos, contra el mundo.
—Y yo te amo, Patrick. Siempre y para siempre —respondió Lizzy, besándolo una vez más antes de que ambos se perdieran en el sueño, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían su amor para sostenerlos.
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