Capitulo 2


La propuesta de Cho había sido un momento mágico, pero apenas era el inicio de su aventura juntos. Decidieron celebrar esa noche con una cena íntima, solo ellos dos, para saborear el momento y disfrutar de su mutua compañía.

Cho reservó una mesa en un restaurante acogedor y elegante, conocido por su ambiente tranquilo y su excelente cocina. Al llegar, Rochi se quedó impresionada por el ambiente romántico. Las luces suaves y las velas parpadeantes creaban una atmósfera íntima y perfecta para su primera cena como pareja comprometida.

—Cho, esto es hermoso —dijo Rochi, tomando su mano mientras entraban al restaurante.

—Solo quiero lo mejor para ti, Rochi —respondió Cho con una sonrisa, guiándola a su mesa.

Una vez sentados, Cho tomó la carta y se la entregó a Rochi, observándola con una expresión que combinaba admiración y ternura. A pesar de su habitual seriedad, esta noche Cho parecía más relajado, su mirada más suave y llena de amor.

—¿Qué te apetece cenar? —preguntó Cho, su voz suave.

—Creo que iré con tu recomendación —respondió Rochi, devolviéndole la sonrisa—. Confío en tu gusto.

Cho sonrió y pidió una selección de platos que sabía que ambos disfrutarían. Durante la cena, hablaron de sus sueños, sus planes para el futuro y cómo imaginaban su vida juntos.

—Sabes, cuando te vi por primera vez en el CBI, supe que eras especial —dijo Cho, mirándola a los ojos—. Pero no sabía cuánto llegarías a significar para mí.

—Yo también sentí algo desde el primer momento. Fue como si una parte de mí supiera que tú eras el indicado —respondió Rochi, acariciando su mano suavemente.

Cho llevó la mano de Rochi a sus labios y la besó con ternura.

—Prometo que siempre estaré a tu lado, cuidándote y amándote. No quiero que te preocupes por nada, porque siempre te protegeré —dijo Cho con firmeza.

—Lo sé, y eso es lo que más me gusta de ti. Eres fuerte, protector y al mismo tiempo, tienes un corazón enorme —dijo Rochi, sintiendo cómo su amor por Cho crecía con cada palabra.

La comida llegó y fue exquisita. Disfrutaron de cada plato, pero lo más importante fue la compañía. Entre risas y conversaciones profundas, se conocieron aún más, descubriendo pequeños detalles que solo fortalecían su vínculo.

—Cho, hay algo que quiero decirte —dijo Rochi después de un rato, su voz temblando ligeramente—. Nunca me había sentido tan segura y feliz con alguien. Contigo, siento que puedo ser yo misma sin miedo.

Cho la miró con ternura, sus ojos reflejando el mismo amor y devoción.

—Rochi, desde que entraste en mi vida, todo ha cambiado para mejor. Eres mi ancla, mi razón para sonreír cada día. Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, en los buenos y malos momentos —dijo Cho, apretando suavemente su mano.

Después de la cena, decidieron dar un paseo por el parque cercano. La noche estaba clara, y la luna brillaba con intensidad, iluminando su camino. Caminaban tomados de la mano, disfrutando de la tranquilidad y la compañía mutua.

—Este lugar es hermoso —comentó Rochi, mirando las estrellas—. Es perfecto.

—No tanto como tú —respondió Cho, deteniéndose para mirarla a los ojos—. Rochi, me haces sentir completo.

Rochi sonrió, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor y gratitud.

—Y tú me haces sentir amada y protegida. No puedo esperar para empezar esta nueva etapa contigo —dijo Rochi, acercándose más a él.

Cho la abrazó con fuerza, besándola suavemente en los labios.

—Juntos, siempre —susurró Cho, apoyando su frente contra la de Rochi.

Esa noche, regresaron al apartamento de Cho, donde él había preparado otra sorpresa. Al entrar, Rochi encontró el lugar decorado con flores y velas, creando una atmósfera cálida y acogedora.

—Cho, esto es... increíble —dijo Rochi, sorprendida y emocionada.

—Quería que esta noche fuera especial para ti —dijo Cho, tomando su mano y llevándola al centro de la sala—. Quiero que cada momento que pasemos juntos sea memorable.

Se sentaron en el sofá, y Cho puso música suave de fondo. Mientras conversaban, Cho se mostró más abierto y vulnerable que nunca. Le contó a Rochi sobre sus miedos y sueños, sus esperanzas y preocupaciones.

—A veces, me preocupa no ser suficiente para ti —admitió Cho, bajando la mirada—. Pero quiero que sepas que haré todo lo posible para que seas feliz.

Rochi tomó su rostro entre sus manos, obligándolo a mirarla.

—Cho, tú eres más que suficiente. Eres todo lo que siempre he querido y más. No necesitas cambiar nada. Te amo tal como eres —dijo Rochi con sinceridad.

Cho sonrió, sintiendo una calidez en su corazón que nunca había experimentado antes.

—Te amo, Rochi —dijo Cho, besándola con pasión.

Pasaron el resto de la noche hablando y disfrutando de la compañía mutua, sabiendo que habían encontrado algo verdaderamente especial y duradero. Cada momento juntos fortalecía su vínculo, y cada palabra susurrada prometía un futuro lleno de amor y felicidad.

A medida que pasaban los días, Rochi y Cho se sumergían cada vez más en su relación, descubriendo nuevas facetas del otro y construyendo una vida juntos. En el trabajo, su profesionalismo seguía siendo impecable, pero fuera del CBI, disfrutaban de cada momento como una pareja enamorada.

Un fin de semana decidieron hacer una escapada a la montaña, un lugar tranquilo y apartado donde podían desconectar del mundo y disfrutar de la naturaleza. Llegaron a una cabaña acogedora rodeada de árboles y un lago cristalino.

—Este lugar es perfecto —dijo Rochi, mirando alrededor con admiración.

—Sabía que te encantaría. Es un lugar especial para mí, y quería compartirlo contigo —respondió Cho, sonriendo.

Pasaron el día explorando el área, caminando por senderos y disfrutando del aire fresco y limpio. Mientras caminaban por el bosque, Rochi se detuvo y miró a Cho con una sonrisa juguetona.

—¿Qué pasa? —preguntó Cho, levantando una ceja.

—Nada, solo estoy feliz. Estar aquí contigo, en este lugar hermoso, me hace sentir completa —dijo Rochi, acercándose a él.

Cho la abrazó y le dio un beso en la frente.

—Yo también me siento así. Cada día contigo es una bendición —respondió Cho con ternura.

Esa noche, encendieron una fogata frente a la cabaña y se sentaron juntos, envueltos en una manta, mirando las estrellas.

—¿Alguna vez has pensado en lo que el futuro nos depara? —preguntó Rochi, apoyando su cabeza en el hombro de Cho.

—Sí, y siempre te veo a mi lado. Quiero que construyamos una vida juntos, llena de amor y felicidad —respondió Cho, acariciando su cabello.

—Eso suena perfecto. Quiero todo eso y más contigo —dijo Rochi, cerrando los ojos y disfrutando del momento.

De regreso en la ciudad, continuaron fortaleciendo su relación, enfrentando juntos cada desafío y celebrando cada éxito. Sus compañeros del CBI los apoyaban y se alegraban de verlos tan felices.

Un día, Lizzy se acercó a Rochi en la oficina, con una sonrisa radiante.

—Rochi, quería decirte que estoy muy feliz por ti y Cho. Se ven tan bien juntos, y puedo ver cuánto se aman —dijo Lizzy, abrazándola.

—Gracias, Lizzy. Significa mucho para mí. Cho es increíble, y no podría pedir a alguien mejor a mi lado —respondió Rochi, sonriendo.

—Sabes, siempre he creído en el amor verdadero, y ustedes son un ejemplo perfecto de eso. Estoy segura de que tendrán una vida maravillosa juntos —dijo Lizzy con sinceridad.

Mientras tanto, Cho y Patrick tenían una conversación similar.

—Cho, he notado cómo has cambiado desde que Rochi llegó. Estás más feliz y relajado. Es obvio que ella es especial para ti —dijo Patrick, sonriendo.

—Lo es, Patrick. No sé cómo explicarlo, pero desde que la conocí, supe que era la indicada —respondió Cho, con una expresión serena.

—Eso es lo que pasa cuando encuentras a la persona adecuada. Haces bien en no dejarla escapar. Ustedes dos tienen algo único —dijo Patrick, dándole una palmada en el hombro.

Con el paso del tiempo, Rochi y Cho demostraron ser una pareja sólida y amorosa, enfrentando juntos los desafíos y celebrando cada momento de felicidad. Su amor solo crecía, fortaleciendo el vínculo que los unía.

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