Capitulo 7


La noche en Nueva York estaba envuelta en un manto de sofisticación y misterio. El elegante hotel en el que se estaba llevando a cabo la gala de beneficencia era el centro de atención de la ciudad, pero para Donald y Rochi, la atmósfera de lujo ocultaba una misión encubierta llena de peligros. El equipo del CSI de Nueva York había recibido información de que un grupo de criminales planeaba una transacción de tecnología robada en el evento.

Rochi y Donald, ambos vestidos de manera impecable para encajar entre los invitados, se movían con gracia entre la multitud. Donald, con su traje oscuro y corbata a juego, mantenía una postura atenta, observando cada detalle a su alrededor. Rochi, con su vestido negro ceñido al cuerpo y su cabello recogido elegantemente, capturaba miradas de admiración a su paso.

—¿Todo bien? —preguntó Donald, su voz suave mientras ajustaba el comunicador oculto en su ojal.

—Sí, todo bajo control —respondió Rochi con una sonrisa confiada, aunque su mirada delataba un ligero nerviosismo. Tomó la mano de Donald, buscando su apoyo mientras se acercaban al área principal del evento.

El ambiente estaba lleno de lujo y sofisticación, pero también de tensiones ocultas. La música suave y el murmullo de las conversaciones elegantes no podían disimular la tensión palpable en el aire. Donald y Rochi se movieron con discreción hacia la zona donde se sospechaba que se realizaría la transacción, intercambiando miradas significativas mientras se dirigían hacia su objetivo.

—Recuerda, mantente cerca y en comunicación constante —le recordó Donald mientras ajustaba su auricular. Su preocupación por ella era evidente en cada palabra.

—Lo tengo, Donald. No te preocupes —respondió Rochi, intentando tranquilizarlo mientras se mantenía atenta a su entorno.

En un rincón apartado del salón, Donald notó a un hombre de aspecto sospechoso que conversaba en voz baja con un grupo de individuos. La tensión entre ellos era evidente, y Donald sabía que estaban cerca del objetivo. Se acercó con cautela, dejando a Rochi en una posición estratégica para observar y asegurarse de que todo estuviera bajo control.

—Voy a acercarme a ese hombre —dijo Donald en voz baja, señalando al sospechoso con un gesto de la cabeza. Su mirada estaba fija en Rochi, que asintió con comprensión.

—Mantén tus ojos abiertos. Algo no se siente bien —le aconsejó Rochi, su preocupación reflejada en su mirada.

Donald se acercó al hombre, quien parecía estar hablando sobre detalles de la transacción. Mientras se acercaba, el hombre levantó la vista y lo observó con una mezcla de sorpresa y desconfianza. Donald inició una conversación con él, utilizando su encanto y habilidades de persuasión para obtener información.

Mientras tanto, Rochi se movió entre la multitud, buscando posibles amenazas y asegurándose de que nadie estuviera observando demasiado de cerca. Fue en ese momento cuando un hombre de aspecto sofisticado, con un elegante traje de diseñador, se acercó a ella.

—Esa es una gran noche, ¿verdad? —dijo el hombre con una sonrisa insinuante—. Pero yo no puedo evitar notar lo guapa que estás.

Rochi lo miró con una mezcla de sorpresa y desagrado. Su instinto le decía que debía mantenerse profesional, pero el tono del hombre la incomodaba.

—Gracias, pero no estoy aquí para socializar —respondió Rochi con firmeza, intentando alejarse de él.

El hombre, sin embargo, parecía empeñado en seguirla. —¿Cómo es que una belleza como tú está sola en un lugar tan interesante? —preguntó con una sonrisa que no escondía su interés.

La situación comenzó a escalar cuando el hombre se acercó aún más, tratando de tocar el brazo de Rochi. Donald, al notar el intercambio desde lejos, se tensó de inmediato. Sus instintos protectores se encendieron y avanzó rápidamente hacia ellos, su mirada dura y decidida.

—Lo siento, pero mi prometida no está interesada en tus avances —dijo Donald con una voz firme, separando a Rochi del hombre y posicionándose entre ellos.

El hombre levantó las manos en señal de rendición, su sonrisa desvaneciéndose mientras observaba la tensión entre Donald y Rochi. —No quería causar problemas —murmuró, alejándose con rapidez.

Rochi miró a Donald con gratitud y una sonrisa de alivio. —Gracias por intervenir. No sabía qué hacer en ese momento.

Donald la tomó de la mano y la miró con intensidad. —No tienes que agradecerme. Te protegeré de cualquier cosa que se cruce en nuestro camino —dijo con voz profunda y llena de emoción.

El momento de tensión pronto se desvaneció cuando Donald y Rochi volvieron a concentrarse en su misión. Sin embargo, el incidente había aumentado la alerta de Donald, quien ahora estaba más decidido que nunca a mantener a Rochi a salvo.

Mientras el tiempo pasaba, la situación en el hotel se volvía más complicada. Donald y Rochi continuaron recolectando información y monitoreando a los sospechosos. La tensión aumentó cuando un grupo de hombres armados hizo su aparición, creando caos en el elegante vestíbulo. Los invitados, asustados, comenzaron a correr en todas direcciones.

—¡Donald, hay más de ellos! —gritó Rochi por el comunicador, su voz llena de preocupación mientras observaba a los nuevos intrusos.

—¡Mantente cerca y sigue mis indicaciones! —ordenó Donald, su tono decidido mientras se movía para proteger a Rochi. Se acercó a ella, tomando su mano con firmeza y guiándola hacia una salida de emergencia.

La adrenalina corría por sus venas mientras se movían rápidamente a través del caos. Donald mantenía a Rochi pegada a su costado, asegurándose de que ella estuviera lo más protegida posible mientras sorteaban obstáculos y esquivaban disparos. La cercanía entre ellos solo fortaleció su conexión, y cada vez que Donald se aseguraba de que Rochi estuviera a salvo, su amor por ella se hacía aún más evidente.

Finalmente, encontraron refugio en una sala de servidores del hotel, donde se cerraron las puertas detrás de ellos, el sonido del caos disminuyendo a medida que se alejaban del peligro. Donald estaba visiblemente agitado, sus respiraciones entrecortadas mientras aseguraba el área.

—Estamos a salvo por ahora —dijo Donald, su voz llena de alivio mientras se giraba hacia Rochi. —Lo hicimos, pero no me atrevo a relajarte.

Rochi lo miró con una mezcla de admiración y amor. —Gracias a ti estamos aquí. No sé qué haría sin ti.

Donald la abrazó con ternura, su corazón latiendo con fuerza mientras la sostenía cerca. —No quiero ni imaginarlo. Eres mi todo, Rochi. No importa lo que pase, siempre estaré aquí para protegerte.

Rochi levantó la vista hacia él, sus ojos llenos de lágrimas de gratitud. —Y yo siempre estaré a tu lado. No importa cuán peligrosa sea la situación, enfrentaremos todo juntos.

Se besaron con una pasión que reflejaba la profundidad de sus sentimientos, el beso lleno de promesas no dichas y de un amor que se fortalecía en cada desafío que enfrentaban juntos. El abrazo y el beso eran un recordatorio tangible de su conexión y de la fuerza que encontraban en el uno al otro.

Cuando finalmente regresaron al laboratorio, fueron recibidos con alivio y preocupación por parte de sus colegas. La misión había sido un éxito, pero la noche había dejado claro cuán importantes eran el uno para el otro. Stella, con lágrimas de felicidad en los ojos, se acercó a ellos y los abrazó.

—Lo hicisteis increíblemente bien —dijo Stella, su voz temblorosa con emoción—. Estoy tan contenta de que estéis a salvo.

Donald miró a Rochi con una sonrisa llena de orgullo y ternura. —No podría haberlo hecho sin ella. Rochi es mi roca.

Rochi asintió, su mano entrelazada con la de Donald, y respondió con una sonrisa cálida. —Y él es mi apoyo constante. Estamos en esto juntos, siempre.

El equipo se reunió en una celebración llena de risas y alivio, compartiendo historias de la misión y felicitaciones sinceras para Donald y Rochi. El amor entre ellos brillaba más intensamente que nunca, y la noche sirvió como un recordatorio de que, sin importar los desafíos, siempre podían contar el uno con el otro.

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