Capitulo 1
Don estaba en el laboratorio, revisando algunos informes y evidencias cuando, de repente, la puerta se abrió y entró Rochi Taylor, la nueva y talentosa científica del equipo. Don levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Rochi. En ese momento, sintió que el tiempo se detenía, y su corazón latía con fuerza. Había algo en la mirada de Rochi que lo cautivó de inmediato.
Rochi, por otro lado, notó la presencia de Don y le dedicó una sonrisa amistosa. Se acercó a él con confianza, sin saber que estaba a punto de experimentar un giro en su vida. Don, sin poder resistir la atracción que sentía, decidió dar un paso al frente y se presentó de una manera inusual pero sincera.
"Hola, Rochi. Soy Don Flack, el amor de tu vida", dijo con una sonrisa traviesa. Rochi, sorprendida y divertida por la ocurrencia, rió y respondió de manera igualmente juguetona. En ese momento, ninguno de los dos sabía que esta conexión espontánea se convertiría en algo mucho más profundo.
Días después, en una conversación casual en la que compartían anécdotas de su infancia, Rochi mencionó a su padre, Mac Taylor, líder del equipo de CSI en Nueva York. La expresión en el rostro de Don cambió al instante cuando se dio cuenta de la conexión entre Rochi y su jefe. Sin embargo, en lugar de retroceder, esa revelación solo fortaleció los sentimientos que ya había comenzado a desarrollar por ella.
Ambos guardaron el secreto de su atracción, enfrentando el desafío de enamorarse mientras trabajaban juntos en el laboratorio. La química entre ellos era innegable, y cada gesto, cada palabra compartida, los acercaba más a un amor que iba más allá de las complicaciones laborales.
A pesar de saber que Rochi era la hija de su jefe, Don no podía resistirse a la atracción que sentía por ella. Cada encuentro en el laboratorio se volvía una oportunidad para intercambiar miradas coquetas y bromas juguetonas. Aunque Rochi se mostraba dura y profesional en su trabajo, no podía evitar sonreír ante los comentarios divertidos de Don.
En varias ocasiones, Don la invitó a salir, sugiriendo cenas o incluso planes más informales como tomar un café. Rochi, intentando mantener su actitud profesional, se resistía a las insinuaciones de Don. Pero en su interior, disfrutaba de la atención y del carisma del detective.
Un día, después de una jornada particularmente intensa en el laboratorio, Don decidió intensificar sus esfuerzos. Se acercó a Rochi con una sonrisa irresistible y le propuso nuevamente salir a cenar. Esta vez, con una mirada cómplice, logró que Rochi aceptara la invitación. Aunque intentaba disimularlo, Don estaba encantado de haber logrado que la hija del jefe accediera a pasar tiempo con él fuera del trabajo.
La noche de la cena finalmente llegó, y Don se esmeró en elegir un lugar especial. Rochi, a pesar de su actitud inicial, se relajó y comenzó a disfrutar de la compañía de Don. La conversación fluyó fácilmente, mezclando risas, anécdotas laborales y confesiones personales.
En ese momento, ambos se dieron cuenta de que su conexión iba más allá de la química en el laboratorio. A pesar de las complicaciones que pudieran surgir por su relación en el trabajo, Don y Rochi se encontraron cada vez más involucrados en un vínculo que no podían ignorar. La noche de esa cena marcó el comienzo de algo más profundo entre ellos.
La cena avanzaba en medio de risas, historias compartidas y miradas cómplices entre Rochi y Don. A medida que la noche transcurría, ambos comenzaron a notar un cambio en el aire. La tensión inicial había desaparecido, dando paso a una conexión más profunda y auténtica.
Rochi, aunque solía mostrarse fuerte y segura, comenzaba a sentir mariposas en el estómago cada vez que Don la miraba. Cada palabra suya resonaba de manera especial, y las risas compartidas se volvían música para sus oídos. Mientras tanto, Don se daba cuenta de que Rochi no solo era la hija del jefe, sino una mujer increíblemente apasionada, inteligente y valiente.
En un momento de complicidad, sus miradas se encontraron y el silencio habló más que cualquier palabra. Ambos se dieron cuenta de que algo especial estaba sucediendo entre ellos, algo que iba más allá de la amistad o una simple cita. Se dieron cuenta de que estaban profundamente enamorados, siendo el uno para el otro el amor que habían estado esperando.
La conversación se volvió más íntima, tocando temas personales y compartiendo sueños y aspiraciones. Don, sintiéndose cada vez más conectado a Rochi, se inclinó levemente hacia ella, deseando expresar con un beso lo que su corazón sentía. Rochi, con una chispa en los ojos, comprendió la intensidad del momento.
Finalmente, en un gesto lleno de ternura y valentía, Don se acercó y rozó los labios de Rochi con suavidad. Fue un beso cargado de emociones y promesas, confirmando lo que ambos ya sabían en lo más profundo de sus corazones: habían encontrado el amor en el lugar y la persona menos esperados. La noche se llenó de magia, marcando el inicio de una historia de amor que iba mucho más allá de las complicaciones laborales.
Era tarde en la noche, el laboratorio estaba casi desierto, solo iluminado por las luces tenues de las estaciones de trabajo. Rocio estaba recopilando evidencia cuando Flack entró, cerrando suavemente la puerta detrás de él.
— Rocio, hay algo que necesito decirte —dijo Flack, su tono revelando una seriedad inusual.
Rocio levantó la mirada, encontrándose con la expresión intensa de Flack. — ¿Qué pasa, Don?
Flack se acercó, decidido pero con un deje de nerviosismo. — Rocio, no puedo quitarme algo de la cabeza y creo que necesitas saberlo. Estoy enamorado de ti. No es solo porque seas la hija del jefe, es mucho más profundo que eso. Nunca he sentido lo que siento contigo. Eres especial, y estar contigo es algo que quiero, sin importar las complicaciones.
Rocio se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras. La vulnerabilidad en la voz de Flack la tomó por sorpresa. — Don, yo... no sé qué decir.
Flack continuó, tomando aire. — Nunca he conocido a alguien que me haga sentir de esta manera. Estoy dispuesto a luchar por ti, Rocio, a enfrentar cualquier desafío que se presente. No me importa si eres la hija del jefe. Lo que siento por ti va más allá de eso.
Rocio bajó la mirada, mordiéndose el labio. — Don, también siento algo por ti, algo que no puedo ignorar. Pero... tengo miedo, miedo de lo que esto podría significar. Mi padre es estricto, y nuestra relación podría complicar las cosas.
Flack asintió, entendiendo sus temores. — Lo entiendo, Rocio. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío a tu lado. No tienes que hacerlo sola. Estoy aquí para luchar por ti y contigo.
Rocio lo miró, sus ojos reflejando gratitud y temor. — Gracias, Don. No esperaba esto, pero necesito tiempo para pensar en todo esto.
Flack sonrió con ternura. — Tómate el tiempo que necesites, Rocio. No quiero presionarte. Lo que sea que decidas, estaré aquí.
La habitación quedó en un silencio cargado de emociones mientras ambos procesaban lo que acababa de suceder. El futuro era incierto, pero la conexión entre ellos era innegable.
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