Capítulo 2.
❝See you make your way
through the crowd
and say, Hello❞
══════⊹⊱🜲⊰⊹══════
Al día siguiente, Audrey, Chad y Ben doblaron por el pasillo escolar; los dos primeros reían hasta que notaron a los VKs a tan solo unos metros de ellos. El descendiente de Cenicienta le dio un golpe en el pecho al castaño para entonces señalar hacia el lugar en el que se encontraban las jóvenes.
—Esos chicos son problemáticos. —Le advirtió el rubio, Ben supuso que lo decía porque Jay le había dado una paliza durante el entrenamiento de Tourney al que el Hada Madrina había incitado a los recién llegados a participar, tal vez creía que las hijas de villanas eran igual de brutas que ellos. Vieron como Carlos y Jay se despedían de ellas y cruzaban una puerta.
—Adiós, Mal. —Se despidió la princesa malvada, cerrando su libro y dándose la vuelta, no sin antes percatarse de que tenía tres admiradores para nada disimulados; pero le gustaba hacerse la difícil así que decidió ir a clase.
—Adiós. —Le dijo la ojiverde antes de que su compañera de cuarto desapareciera por la misma puerta que los muchachos.
El príncipe de Auradon se dió la media vuelta para encarar a su amigo.
—Vamos, Chad. —Le rogó el joven Beast, regalándole una sonrisa. —Dales una oportunidad.
Audrey soltó una risita incrédula antes de usar su mano izquierda para levantarse los anteojos de sol que estaba usando antes de tomar las manos de su novio.
—No te ofendas, Bennybear, tú eres demasiado confiado. —Dijo la princesa de Auroria, lo cual hizo que su pareja riera un poco, sabiendo que aquello era bastante cierto. —Mira, yo sé que tu mamá se enamoró de una enorme y desagradable bestia que resultó ser un príncipe, pero con mi mamá; el Hada Malvada solamente fue el Hada Malvada, ¡la madre de esa chica! —Le hizo saber, observando de reojo a la descendiente de Maléfica.
El castaño los observó a los dos antes de encogerse de hombros.
—Creo que se equivocan con respecto a ellos. —Mencionó el futuro rey, así que la hija de Aurora lo soltó con frustración mientras dejaba escapar un suspiro antes de colocarse los anteojos de nuevo mientras Ben le daba un suave golpe en el pecho a Chad. —Los veré más tarde.
El príncipe de Charmington vio como su amigo se giraba para ir a hablar con la villana, mientras Audrey se daba la vuelta con resignación, el rubio giró la cabeza para verla y no tardó en seguirla; volteando la cabeza una última vez en cuanto Ben se detuvo frente a Mal, quien cerró su casillero en el que había pintado el logo de su madre.
—Con mi mamá, el Hada Malvada solamente fue el Hada Malvada, ¡la madre de esa chica! —Repitió la princesa malvada en un tono chillón, imitando la voz de Audrey, pues había estado viendo aquello desde su espejo mágico mientras caminaba por la escuela junto a los chicos. — ¿Pueden creerlo?
—Chad si se merecía esa paliza. —Le aseguró Jay, a su lado. —Desearía que hubieras visto su rostro cuando el entrenador dijo que yo podía entrar al equipo. —Mencionó con una sonrisa victoriosa en su rostro.
—Bueno, tú lo conseguiste bastante fácil con tu fuerza bruta, en mi caso Ben quiere ayudarme a practicar para poder ingresar; la verdad es que no me importa mucho el Tourney pero ¿quién soy yo para rechazar al futuro rey? —Habló el pecoso, encogiéndose de hombros.
—Serías un idiota si lo rechazaras. —Le dijo la princesa malvada, recibiendo un suave codazo por parte del menor de los VKs. — ¿Qué? Mi mamá siempre dijo que debo hacer todo lo que me pida un príncipe.
—Incluso mirar bastante a sus novias, ¿no es así? —Sugirió el chico de cabello largo, alzando ambas cejas con picardía.
— ¡No! —Se apresuró a negar Evie, mientras todavía sostenía el espejo mágico, viendo de reojo como la princesa de Auroria se había librado del rubio insoportable y se había metido al baño de chicas para arreglar su maquillaje. Vio su oportunidad, así que aclaró su garganta y acomodó su cabello mientras guardaba el objeto en su bolso—. Sigan sin mí, los alcanzo luego, tengo que ir al baño de princesas.
—Asegúrate de no dejarles ningún chupón visible, podrías arruinar sus reputaciones de niñas buenas y heterosexuales. —Le aconsejó Carlos, chocando los cinco con su mejor amigo mientras continuaban su camino por el pasillo.
La descendiente de Regina rodó los ojos al mismo tiempo en que se daba la vuelta para dirigirse hacia su nuevo destino; sin poder evitar sonrojarse. Sacudió su cabeza varias veces, avanzando más rápido hasta que finalmente abrió la puerta del baño e ingresó al mismo, en donde se encontraba la hija de Auroria; quien arreglaba su cabello frente a uno de los espejos. Evie avanzó hacia ella, deteniéndose en el lavabo que se encontraba a su lado y abriendo las llaves del agua para lavarse las manos.
—Entonces, ¿consideras que yo y mis amigos somos problemáticos? —Dudó la villana, queriendo iniciar una conversación.
—Sí. —Afirmó la castaña, quien ahora retocaba su labial. — ¿Y qué si lo hice?
Evie terminó de mojarse las manos, cerró las llaves del agua y se dio la media vuelta para observar a la AK.
— ¿Al menos tienes una razón para creer eso? —Preguntó la chica de cabello azul.
—Oh, es verdad, tú eres nueva en el reino. —Mencionó Audrey, dejando el labial sobre el lavabo y girándose para verla, poniendo una mano en su cadera mientras le sonreía. — ¡Hola! Soy Audrey Rose, a.k.a, la futura reina de Auradon; lo que significa que no necesito razones. Simplemente lo hago. Siéntete libre de temblar.
La princesa malvada decidió reservarse todos los comentarios con doble sentido que pasaron por su mente como forma de replica.
Ya veremos quién hace temblar a quién, pensó Evie, mientras acomodaba su bolso sobre su hombro y se relamía los labios lentamente; viendo como la contraria se giraba hacia el espejo para volver a arreglar su cabello.
—Tengo una mejor idea. —Masculló la chica de cabello azul, avanzando un paso hacia ella, quien se dio la media vuelta para encararla. — ¿Por qué no me dices lo que te está molestando? Porque, claramente, estás sufriendo mucho. —Le pidió, estirando un brazo para acariciar el de la contraria, quien observó aquello por unos segundos; resistiendo a la tentación de pedirle que la siguiera tocando. Volvió a establecer contacto visual con la chica de la Isla.
—Quita tus manos lésbicas villanescas de mi cuerpo. —Demandó Audrey, apartando su brazo con su mano libre con algo de brutalidad, luego tomó su labial y se retiró del baño dando un portazo mientras Evie se giraba hacia la puerta para irse también; pero al abrirla fue Jane quien ingresó allí.
—Gracias. —Murmuró la pequeña hada, bajando la mirada y pasando a un lado de la joven.
—De nada. —Respondió la descendiente de Regina, para luego abandonar el baño, con una sola pregunta en su mente: ¿Cómo mierda supo Audrey que soy lesbiana?
⊱🜲⊰
Un rato más tarde, durante la clase de Química, Evie fingía no estar prestando atención al observar al príncipe de Charmingtown.
— ¿Hay alguna oportunidad de que él esté en la línea del trono? —Le preguntó la muchacha a Doug, quien estaba sentado a su lado, él observó al rubio que se encontraba delante de ambos en la misma mesa. — ¿Cualquier lugar en la línea?
—Chad, príncipe Charming Junior, el hijo de Cenicienta. —Lo presentó el enano, la VK que tenía apoyado su rostro sobre su puño cerrado se giró a ver al chico que estaba a su lado. —Chad heredó el encanto, pero no hay mucho ahí, ¿sabes a lo que me refiero?
El príncipe seguía distraído, Evie forzó una sonrisa que mostraba sus dientes.
—Se ve que hay mucho ahí, para mí. —Dijo la chica de cabello azul con un tono risueño, hasta que el profesor se volteó al notarla distraída.
—Evie. —La llamó el adulto, los tres alumnos lo miraron, mientras la VK bajaba su brazo de la mesa. —Tal vez esto sea solo un repaso para ti, así que dime, ¿cuál es el peso atómico de la plata?
La susodicha se quedó boquiabierta cuando escuchó aquello.
— ¿Peso atómico? —Repitió la joven, shockeada. —Uh, bueno, no mucho; quiero decir, es un átomo, ¿verdad? —Se quiso hacer la graciosa, dejando escapar una risita, vio como Chad reía delante de ella.
El profesor Deley le hizo un gesto con sus dedos para que pasara hacia el frente, por lo tanto la chica de la Isla miró al enanito antes de levantarse de su asiento, sacando su espejo mágico de su bolso y escondiéndolo tras su espalda para luego rodear la mesa y acercarse hacia el pizarrón.
—Veamos. —Dijo la villana, tomando la tiza que el adulto le ofreció, extendiendo aquel brazo para ocultar el objeto que sacó de su espalda. — ¿Cómo encuentro el peso atómico de la plata? —Preguntó, mirando al profesor, luego observó el espejo mágico que no tardó en darle la respuesta que necesitaba.
—Eso sería… —Mencionó la joven, quien no tardó en comenzar a escribir en el pizarrón—: … 106.905x0.5200 —Habló en voz alta mientras los chicos la observaban, Chad se giró hacia su mesa para escribir algo en un papel.
—Lo cual, señor Deley, nos da… —Siguió Evie, viendo el resultado de la cuenta en su objeto mágico—. 107.9 AMU. —Dijo, terminando de escribir y observando al mayor con una sonrisa de superioridad.
— ¿AMU? —Repitió el enano, impresionado.
—Lo olvidé. —Se excusó el profesor, avergonzado, su alumna dio una vuelta en su lugar—. Siempre fue un error subestimar a…
— ¿Una villana? —Lo interrumpió la descendiente de Regina, ladeando la cabeza y sonriendo, con la mano que sostenía el espejo tras la espalda. —No lo hagas de nuevo. —Le aconsejó antes de lanzarle la tiza, el adulto la atrapó y la muchacha se dio la vuelta, deteniéndose cuando el príncipe de Charmingtown le entregó un papel doblado. Ella le ofreció una sonrisa y el rubio la observó rodear la mesa con una sonrisa en su rostro, acomodándose en su asiento hasta que Evie regresó al lado de Doug y tomó asiento para entonces bajar la vista para desdoblar la hoja y observar lo que él había escrito:
«ENCUÉNTRAME BAJO
LAS GRADAS A LAS 3»
Su compañero leyó eso y la vio asentir con la cabeza en dirección a Chad, mientras ambos miembros de la realeza reposaban sus cabezas sobre su mano con enormes sonrisas mientras que el enano imitaba sus acciones con una mueca de frustración, los dos ignoraban completamente que Audrey también estaba en esa clase; quien solo había dejado de dibujar rosas en su cuaderno cuando la villana había sido llamada para resolver aquel ejercicio, pues Evie había logrado captar el interés de la princesa de Auroria.
⊱🜲⊰
A la hora establecida, Ben, Carlos, un grupo de porristas y algunos estudiantes ya estaban en el campo de Tourney cuando Chad y Evie llegaron tomados de las manos hasta debajo de las gradas. El rubio se sostuvo de uno de los caños con una mano, sin separar la otra de la de la princesa.
— ¿Todas en tu casa son tan hermosas como tú? —Quiso saber el príncipe, lo cual hizo sonreír a la chica, quien bajó su rostro con modestia y rio para luego verlo a los ojos.
—Me gusta pensar que soy la más hermosa de todas. —Contestó la chica de cabello azul, uniendo sus manos y dejando escapar una risa que el muchacho imitó. — ¿Cuántos cuartos hay en tu castillo?
—Oh, demasiados para contarlos. —Le dijo el descendiente de Cenicienta, haciéndola reír. La VK tomó valor y se aproximó a él, cerrando los ojos y estirando los labios, esperando un beso de amor verdadero. Chad notó esto, por supuesto, así que decidió cambiar de tema—: Tú realmente resolviste ese problema de Química hoy.
La villana abrió los ojos, retrocediendo un poco y separando los labios.
—Vas a tener a todos los nerds enamorados de ti. —Prosiguió el rubio, riendo, Evie hizo lo mismo por unos segundos.
—No soy tan inteligente. —Mintió la princesa malvada.
—Oh, vamos. —Dijo Chad.
—No, realmente no lo soy. —Insistió la joven. —Pero soy muy buena cosiendo, cocinando y limpiando, ya sabes; como tu madre Cenicienta, sin los harapos.
El príncipe bajó su rostro mientras reía, entonces la villana metió la mano en su bolso.
—Mira esto. —Le pidió ella, sacando su objeto mágico y enseñándoselo con mucho orgullo. —Si le pregunto algo, me lo dice. —Le informó.
— ¿Estás bromeando? —Quiso saber el rubio, impresionado.
—No. —Se opuso la chica de cabello azul, entonces el contrario se lo arrebató de las manos y lo acercó a su rostro.
— ¿Dónde está mi celular? —Le preguntó Chad al espejo mágico, luego se lo colocó en el oído, esperando escuchar una voz que le diera la respuesta que necesitaba.
—No funcionará para ti, tonto. —Replicó Evie, por lo tanto el joven se lo devolvió.
—No es un gran problema. —Le hizo saber el príncipe, mientras la chica tomaba el objeto. —Mi papá me comprará otro.
—El príncipe Charming. —Mencionó la villana con una sonrisa.
—Sí. —Afirmó el rubio, tomando sus manos.
—Y Cenicienta. —Dijo la princesa malvada, volviendo a acercarse a él.
—Sí. —Confirmó nuevamente Chad, elevando ambas cejas.
—El Hada Madrina. —Masculló la descendiente de Regina, el rubio le miró los labios. —Hey, he oído que la varita está en un museo aburrido, ¿siempre la dejan ahí?
El príncipe se acercó al rostro de la chica, quien anhelaba un beso desesperadamente, hasta que el primero cerró los ojos y se apartó un poco.
—Realmente me gustaría hablar. —Le aseguró el joven, viendo que Evie ya había vuelto a posicionar sus labios y lo miraba, entonces se alejó de ella dramáticamente; posicionando sus manos sobre uno de los caños que sostenían las gradas y dejaba escapar un suspiro de frustración —Pero estoy ocupado. —Se lamentó.
La villana bajó la mirada.
—A menos que… —Dijo el rubio, ladeando un poco su rostro y captando la atención de la joven, quien levantó la cabeza. El primero se giró para verla.
—A menos que… —Repitió Evie con entusiasmo, volviendo a sonreír, incluso cuando Chad se quitó la mochila de su espalda.
—Si pudieras hacer mi tarea junto a la tuya, entonces, tal vez podamos reunirnos alguna vez. —Sugirió el príncipe, extendiéndole su mochila.
La chica de la Isla entreabrió los labios antes de tomarla.
—Okay. —Accedió ella.
—Gracias, cariño. —Le dijo Chad.
—Sí. —Mencionó Evie, y el joven le guiñó el ojo y la saludó con una mano para entonces darse la vuelta para comenzar a alejarse de ahí. —Adiós.
Fue entonces cuando Doug apareció a través de los asientos de las gradas.
—No pude evitar escuchar… —Le dijo el enano, por lo tanto la chica lo miró con desprecio.
— ¿Me estás stalkeando? —Preguntó la villana, directa.
—Tecnicamente, sí. —Confirmó el AK, sentándose en las gradas. —Yo tengo una fascinación sobre la varita del Hada Madrina. —Le informó antes de deslizarse tras las gradas para posicionarse frente a la muchacha.
—La cual es otra razón para esperar a la coronación. —Siguió el joven, colocando una mano sobre uno de los asientos y otra en el bolsillo de su pantalón, pero luego las colocó a ambos lados de su cuerpo al estar incómodo. —Tal vez podamos sentarnos juntos y discutir sus atributos.
La chica de cabello azul se le acercó, interesada.
— ¿Me estás diciendo que la van a usar en la coronación? —Inquirió Evie.
—Sí. —Afirmó el chico de anteojos. —Y te estoy invitando a salir.
La villana no pudo evitar soltar una risita adorable.
—En primer lugar, a las chicas no nos gusta que nos stalkeen, vuelve a hacerlo y te corto los huevos; o debería decir maníes. —Aclaró Evie, ladeando la cabeza sin perder aquella sonrisa. —Y en segundo lugar, muévete, soy lesbiana; idiota.
Dicho esto, le sonrió y lo rodeó, retirándose con elegancia y una sonrisa victoriosa por haber conseguido lo que necesitaba. Doug colocó ambos brazos encima de uno de los caños mientras dejaba escapar un suspiro al verla marcharse, no perdió la oportunidad de ver su trasero.
— ¡Quita tus cuatro ojos de ella, tóxico infeliz! —Le gritó Audrey, quien estaba en el campo, practicando con algunas porristas y había oído y visto absolutamente todo. — ¡Esta es una práctica privada, largo de aquí! ¡Y sí te vuelvo a ver acosando a otra chica, te las vas a ver conmigo y con todo mi equipo! ¡Ahora lárgate o serás el blanco perfecto para mi rutina de patadas!
El enanito simplemente salió corriendo al escucharla, mientras la castaña lo veía con su semblante serio y ambas manos en sus caderas, intentando controlar sus emociones.
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