25 | Time to reveal some secrets.
CHAPTER TWENTY FIVE
Momento de revelar algunos secretos.
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Alyssa observaba su desayuno con poco interés. No le importaba desayunar o no, ella estaba preocupada.
Su mirada se dirigía de vez en cuando hacia las grandes puertas del Gran Comedor, intentando adivinar en qué momento Mark Wrayburn entraría por aquellas puertas y caminaría hasta ella.
Alyssa se sentía angustiada y no conseguía mantener las manos quietas —un gesto que tenía costumbre de hacer cuando se sentía nerviosa—, haciendo que los estudiantes a su alrededor le dirigieran miradas inquietas y llenas de curiosidad.
Natalie a su lado no hacía más que mirarla al igual que los demás, sin embargo sus ojos brillan de preocupación.
—Seguramente ha recibido otro Vociferador más de sus padres —escuchó que comentaba una chica de tez morena y cabello castaño que estaba próxima a ellas. A su lado se encontraba nada más y nada menos que Pansy Parkinson, que miraba a Alyssa con desdén y suficiencia.
Sonrió cuando encontró mirando a Alyssa en su dirección y dijo altaneramente:
—Quizá su novio se ha dado cuenta de la basura que son los Markey y ha terminado con ella.
Las manos de Alyssa se cerraron instantáneamente en un puño sobre la mesa y no sé dio cuenta de su reacción hasta que Natalie colocó sus manos sobre las de ella.
—No les tomes importancia, lo único que desean es hacerte enfadar, Aly.
Alyssa sólo asintió, dejando que sus ojos se cerraran por un momento. Inhaló profundamente y volvió a abrir los ojos. Las manos de Natalie aún seguían sobre las de ella.
—¿Y entonces? —preguntó Natalie. Apartó sus manos y la miró con sus grandes ojos verdes—. ¿Qué fue lo qué resolvieron Malfoy y tú?
—No podemos hablar de ello ahora.
Natalie pareció confundida por un momento hasta que lo comprendió.
—Ya veo. Hay pájaros en el alambre, ¿no? —comentó, y una pequeña sonrisa se insinuó en sus labios—. Es un dicho muggle. ¿Lo conoces?
Alyssa negó con la cabeza.
—No tengo ni idea de lo qué estás hablando.
Natalie sonrió.
—Cuando conozcas a mi padre, no vas a tener idea de lo qué va a estar hablando. Te lo aseguro.
—Supongo que no puedo prometerte lo mismo —dijo Alyssa—. Me refiero a conocer a mis padres. Ellos jamás permitirían que alguien de linaje mestizo pusiera los pies dentro de su aburrida Mansión.
—No tiene importancia conocer a tus padres. Sólo con conocerte a ti y a Annabel soy feliz.
Alyssa sonrió observando a Natalie, que ahora volvía a dedicarse a terminar de comer tranquilamente su par de Waffles. Alyssa la imitó, procurando lucir despreocupada. Ambas se encontraban sentadas en la larga mesa, una al lado de la otra, desayunando mientras Alyssa esperaba impaciente la llegada de Mark.
Draco, por otra parte, se había apartado de ellas una vez que entraron en el Gran Comedor, dispuesto a seguir con el plan al igual que Alyssa. Sin embargo, no se veía la presencia de Mark por ninguna parte.
Y fue algo que hizo a Alyssa preocuparse aún más.
Tamborileó nerviosamente con los dedos sobre la mesa en el instante en el que Natalie se volvía hacia ella y le sonreía sin ninguna razón en particular.
Alyssa la miró con confusión.
—¿Qué? —preguntó, con el entrecejo fruncido.
—Parece que hoy tienes una admiradora. —Natalie guiñó con intención un ojo a Alyssa. Sin embargo, ella no comprendió a lo qué se estaba refiriendo hasta que miró hacia la mesa de Gryffindor, dónde Hermione Granger se encontraba mirándolas con expresión ceñuda y distraída.
Alyssa fingió no haberla visto y concentró la mirada en su plato a medio terminar. Sabía a dónde iba esto.
—Pues yo no veo a ninguna admiradora —apuntó a decir, hablando en voz baja.
No le hacía ninguna gracia que Natalie siempre sacara el tema a colación. Le causaba vergüenza que ella fuera la única, además de Draco, en saber que estaba enamorada de una chica como Hermione Granger.
Y eso era algo realmente vergonzoso. No lo pensaba por Hermione, sino por ella misma. ¿Y qué tal sí algún día a Natalie se le ocurría la gran idea de decirle a Hermione que Alyssa estaba enamorada de ella?
Eso sería la traición más fatal, aunque Alyssa no lo pensara realmente en verdad.
—¿Porqué no hablas con ella esta misma tarde? —propuso Natalie—. Quizá y tiene algo qué decirte.
—¿Algo como qué?
—No lo sé —Natalie sonrió y le propinó un pequeño empujón a Alyssa—. Tal vez ya es momento de revelar algunos secretos. Oh, mira ¡Allá viene tu Mark!
Natalie tenía razón. Un chico acababa de entrar por las puertas del gran comedor. Un chico con cabello rubio dorado, expresión relajada y de aspecto encantador. Quizá también al final del día un mentiroso y un traidor. Y ex novio de Alyssa Markey.
Natalie inmediatamente se puso de pie y se despidió de Alyssa diciendo:
—Diré a Anna que le envías saludos.
—No te atreverías —murmuró Alyssa para sí cuando Natalie ya se había marchado. Alyssa la observó reunirse al otro extremo de la mesa con su grupo de amigas y su hermana mayor, Annabel.
Instantáneamente sintió unos golpecitos en el hombro. Alyssa se giró, dándose cuenta de que era Mark quién estaba tratando de llamar su atención.
Alyssa lo observó con curiosidad. El cabello rubio dorado ligeramente rizado y desordenado. La tez pálida. Los ojos grises y el peculiar moretón en la mejilla izquierda que había resultado ser cortesía de Draco Malfoy.
Mark le sonrió.
—Hola, Lyssie. —saludó cálidamente, con una de aquellas sonrisas que estaba acostumbrado a regalarle—. ¿Puedo acompañarte?
Alyssa asintió algo aturdida y le hizo lugar en la mesa. Mark le agradeció y se sentó a su lado, mientras Draco en algún lugar de la mesa, no muy alejado de ellos, tosía ruidosamente.
Mark frunció el entrecejo mirando en su dirección.
—¿Aún no han resuelto sus problemas? —preguntó a Alyssa desenfadadamente, observándola con curiosidad y algo más en su expresión.
Ella negó con la cabeza.
—A veces es un idiota. Eso es todo.
Mark sonrió.
—Me alegra saber que no piensas eso de mí.
Alyssa lo miró atentamente, mientras intentaba descifrar a dónde estaba la trampa.
«Mark no es quién tú creés que es» le había advertido Draco, pero ella era incapaz de verlo. Mark era Mark. ¿Cómo podía ser otra persona o incluso estar fingiendo cuanto todos sus sentimientos, actitudes o palabras parecían ser simplemente reales?
—¿Y porqué pensaría eso de ti? —preguntó Alyssa.
Mark se encogió de hombros.
—No lo sé —el chico sonrió nerviosamente. Sin embargo, sus ojos grises observaban a Alyssa con aprecio y diversión. Era evidente que no había nada extraño en él. Seguía siendo el mismo chico de siempre—. Ya. Está claro, yo también soy un idiota.
Alyssa se encontró debatiéndose en devolverle la sonrisa o comentar algo más, pero no se le ocurría nada que decir en ese preciso momento.
Su mente, por otra parte, se debatía en sí Draco le había contado la verdad o seguía mintiendo respecto a él.
Alyssa estaba insegura respecto a ese punto. No obstante, recordó el anillo que llevaba en su mano izquierda. Él le había dado su palabra. Y Alyssa había prometido que confiaría en él.
Cerró sus dedos alrededor del anillo de los Malfoy y miró en dirección a Draco, recordando en ese momento todo lo que él había hecho por ella.
Alyssa no iba a decepcionar a su hermano del alma. Jamás.
. . .
Mucho después de una clase desastrosa en los huertos de Herbología inundados por la lluvia y haber almorzado en compañía de Harry y Ron, Hermione se dedicó a buscar a una persona en especial: a Alyssa Markey.
No iba a ser algo fácil de hacer, pero debía de dar con ella cuanto antes. Necesitaba comunicarle en dónde sería la primera reunión del Ejército de Dumbledore y no quería que Alyssa se perdiera la reunión para nada.
Además, le había prometido a Alyssa que la mantendría informada de cualquier cosa el última día que habían intercambiado palabras. Eso había sido hace tres días, pero para Hermione se sentía como sí hubiese pasado una eternidad.
Caminando por los pasillos, se encontró pensando en dónde encontraría a aquella chica. A veces era muy difícil de encontrar, incluso cuando no estaba evitando que la encontrasen.
Un momento... ¿Y sí Alyssa la estaba evitando por alguna razón en particular?
—Granger.
No había nada más que pensar. Al final, resultó que Hermione no tuvo que buscar a Alyssa, pues la misma Alyssa Markey se encontró caminando hacia ella y de pronto estaban de pie, una frente a la otra y el tiempo pareció detenerse.
Alyssa miró a Hermione y Hermione miró a Alyssa.
Hermione recordó vagamente en aquel momento haber pensado alguna vez que Alyssa era hermosa. Y lo era, Hermione no tenía duda alguna.
Alyssa Markey era hermosa y no le causaba vergüenza pensarlo, porque era la verdad.
—Granger —repitió Alyssa y se acercó un poco más a ella para mirarla fijamente con sus ojos color avellana. Frunció el entrecejo y después negó con la cabeza, volviendo a apartarse en un segundo de Hermione—. ¿Te encuentras bien? Estás...
—Perfectamente —completó Hermione, saliendo de su ensímismamiento. Volvió a mirar a Alyssa a los ojos y tuvo que parpadear repetidas veces para aclarar sus pensamientos.
—Oh, eso es bueno —Alyssa le regaló una sonrisa de medio lado—. Por un momento pensé que te habías ido a algún otro mundo o algo así, porque no iba a poder salvarte en este caso.
—¿Tú? ¿Salvarme? —preguntó Hermione—. ¿Desde cuándo?
—Ja ja —los ojos de Alyssa por un instante parecieron brillar peligrosamente. Sin embargo, sólo negó con la cabeza y dijo—. No te preocupes, Mione. No estás hiriendo mis sentimientos.
Se dio la vuelta y Hermione la siguió, sabiendo por alguna razón que Alyssa quería que la siguiera. Mione, ¿realmente Alyssa la había llamado así?
—¿Y de qué querías hablarme? —preguntó Alyssa, una vez que observó que Hermione caminaba a su lado.
—¿Hablarte de qué?
—Bueno —Alyssa se encogió de hombros—. ¿Por alguna razón me estabas buscando o era la única buscándote para hablar contigo? Hace días que no hablas conmigo, Hermione... ¿Porqué?
—Yo... —Hermione frunció el entrecejo mirando a Alyssa—. Pensé que... Pensé que tú estabas evitando hablar conmigo.
De repente y sin decir palabra alguna, Alyssa detuvo sus pasos y tomó la muñeca de Hermione, haciendo que ella también dejara de caminar.
Alyssa se volvió hacia ella y la observó con confusión, aún sin soltar su muñeca.
—¿Porqué iba a evitarte? —preguntó, buscando los ojos de Hermione.
Ella no le devolvió la mirada. Recordó en ese preciso momento la ligera molestia que había experimentado al ver a Alyssa y a aquella chica rubia desayunando aquella misma mañana en el Gran Comedor.
Se había sentido tan...
Realmente no tenía importancia pensar en ello. Hermione apartó su mano fuera del agarre de Alyssa y se cruzó de brazos.
Antes no había estado molesta, pero ahora sí lo estaba.
—No importa —comentó, sin mirarla a los ojos por un momento. Sin embargo, notaba la intensa mirada de Alyssa clavada en ella—. Lo único que quería decirte es que la primera reunión de defensa va a tener lugar hoy. A las ocho en punto en el séptimo piso, frente al tapiz en que los trols están dándole garrotazos a Barnabás el Chiflado. No faltes.
—Hermione... —comenzó a decir Alyssa, pero ella ya se había alejado.
Necesitaba tiempo para pensar, pues lo único que sentía Hermione en aquel momento eran celos.
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Realmente siento actualizar hasta hoy, pero no había sido capaz de escribir algo coherente. Espero que hayan disfrutado del capítulo, nos leemos pronto. <3
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