23 | Sooner or later.
CHAPTER TWENTY THREE
Tarde o temprano.
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—¿Qué...? —comenzó Alyssa en estado de shock cuándo se encontró con Mark de camino a la Sala Común de Slytherin. No pudo siquiera perder un segundo en pensar en sus palabras, estaba realmente sorprendida y preocupada—. ¿Qué fue lo que te pasó?
Afortunadamente, se encontraba sola. Natalie se había despedido de ella al llegar, diciendo que iría a buscar a el resto de sus amigas —por lo qué—, Alyssa agradecía no tener que hacer explicaciones. Había estado de buen humor, sin embargo, aquel humor se había desvanecido al encontrarse con Mark en aquel estado.
—¿Yo? —el chico se señaló a sí mismo despreocupadamente—. No es nada. Tuvimos algunos problemas con el tiempo durante el entrenamiento, pero no es nada. Estoy bien.
Alyssa lo observó en silencio por un minuto.
—¿Lo dices en serio? —se acercó a él sin pensarlo y colocó su mano suavemente sobre su mejilla izquierda, dónde un espantoso moretón había aparecido. Alyssa no estaba realmente segura de cómo se lo había hecho, pero era evidente que había sido ocasionado por un fuerte golpe—. ¿Aún te duele?
Él negó con la cabeza, observándola con atención.
—Alyssa... —la tomó ligeramente por la muñeca. Ella miró sus ojos grises, a la espera de lo qué sea que fuera a decir—. Estoy bien. No tienes porqué preocuparte. Además, ya he visitado la Enfermería.
Sonrió y Alyssa lentamente apartó su mano, dándose cuenta de que se había acercado demasiado a él.
—Y... —Mark la miró con aire nervioso mientras jugaba con el cierre de su chaqueta—. ¿Qué tal estuvo el día con tu hermana favorita?
Ella lo miró entrecerrando los ojos, después sonrió.
—Estuvo bien —titubeó, sin saber que más decir. Aquella había sido la mentira que le había inventado para que él la dejara ir a el pueblo de Hogsmeade sin su compañía. Y aparentemente había funcionado—. Bueno, al principio no. Y al final tampoco. Annabel es... No lo sé. Pero siempre qué salimos de paseo a algún lado, terminamos hablando sobre mi vida.
—Y no te agrada. —concluyó él. Alyssa sólo asintió con la cabeza, dándole la razón.
Después volvió a mirarlo y frunció ligeramente las cejas.
—¿Exactamente cómo te hiciste ese golpe? —preguntó con curiosidad.
Mark se mostró extrañamente sorprendido.
—Hum —se tocó distraídamente la mejilla dónde se había golpeado e hizo una mueca de dolor—. Me... Me caí de la escoba.
—¿Y por eso estás tan nervioso?
Él sonrió avergonzado.
—No me gustaría que me cambiases por alguien mejor que yo. Ya sabes —se encogió de hombros—, hay chicos más listos que el patoso de Mark Wrayburn.
Alyssa sonrió.
—¿Vienes a cenar? —preguntó, para evitar tener que responder a lo anterior.
Mark le dirigió una sonrisa torcida.
—Sabes qué me encanta cenar en tu compañía.
. . .
Alyssa caminaba por un pasillo poco concurrido. Tenía en mente buscar a Hermione para hablar con ella sobre la reunión del día anterior, pero no tenía idea de dónde podría estar.
Ya había revisado la biblioteca y la chica no se encontraba ahí. Tampoco estaba en el Gran Comedor y no podría ir a visitarla a su respectiva Sala Común. No sería bien recibida allí y además, a los estudiantes no se les tenía permitido ir a otras salas comunes.
Mientras continuaba buscándola, Alyssa sintió el más leve presentimiento de que la chica estaba evitándola. Sin embargo, no sabía por qué. Quizá había ocurrido algo importante al terminar la reunión y ella no lo sabía.
En todo caso, ahora también estaba preocupada.
Apresuró sus pasos y continuó caminando. Tenía el más leve presentimiento de que debía encontrar a Hermione. Eso le dictaba su corazón.
Justo en el momento en el que pensó que no la encontraría, la chica apareció justo en frente de ella al doblar por un pasillo. Estaba tan concentrada leyendo un libro que traía en las manos, qué no se percató y chocó con Alyssa en el instante en el que se encontraron.
Hermione se tambaleó hacia atrás e instantáneamente los reflejos de Alyssa fueron más rápidos que ella misma. Sus manos se movieron rápidamente por sí solas y tomaron a la chica por la cintura, envolviendo sus brazos alrededor de ella. Sus ojos se encontraron y el corazón de Alyssa dio un vuelco.
Los ojos de Hermione estaban abiertos de par en par por la sorpresa, pero enseguida su mirada se suavizó al observar a Alyssa. Sus ojos café chocolate se volvieron cálidos y algo en la manera en que la miraba pareció cambiar.
Alyssa pensó por un terrible instante en soltar a Hermione por los nervios que sentía al estar tan cerca de ella y tener sus manos alrededor de su cintura, pero no llegó a hacerlo.
En su lugar, sonrió a Hermione de una manera divertida mientras continuaba admirándola y dijo lentamente:
—Vaya qué eres tonta, Granger.
Hermione pareció percatarse de su cercanía y sus mejillas adoptaron un tierno color rojizo.
La sonrisa de Alyssa se ensanchó.
—¿Qué? —preguntó dulcemente—. ¿Te pongo nerviosa, Mione?
Justo en el instante en el qué Hermione parecía estar tan nerviosa, Alyssa lastimosamente despertó de aquel hermoso sueño, preguntándose qué tendría su conciencia en contra de ella.
Era evidente que aquel día no estaba destinado a estar de parte de Alyssa. Su primera clase después de desayunar fue Pociones, dónde volvió a ver a Hermione después del día anterior y recordó el sueño que había tenido aquella mañana.
Afortunadamente no se sonrojó durante toda la clase estando junto a Mark. La ira de Alyssa fue más grande al observar a Umbridge —que evidentemente había tenido planeado supervisar aquella clase—, sentada en un oscuro rincón de la mazmorra y con las hojas de pergamino cogidas con el sujetapapeles sobre las rodillas.
Alyssa apretó las manos fuertemente en un puño y le dirigió a Umbridge una mirada furibunda antes de empezar a trabajar en la solución fortificante que Snape les había solicitado que realizaran.
. . .
—¿No has tenido noticias del Ejército de Dumbledore? —preguntó Natalie al atardecer, mientras continuaba dibujando garabatos sobre el pergamino que tenía apoyado sobre las piernas.
Alyssa negó con la cabeza.
—Ni siquiera he tenido tiempo de hablar con Hermione. He estado demasiado ocupada.
—¿Y ahora?
Alyssa miró a la chica, frunciendo el entrecejo.
—¿El qué?
—¿Porqué no la estás buscando ahora mismo?
Ella se encogió de hombros.
—No lo sé —suspiró pesadamente mirando el paisaje que tenían delante de ellas. Estaban sentadas debajo de la sombra de un gran árbol, junto al borde del Lago Negro. Todo allí era pacífico, desde el suave crujir de las ramas del árbol, hasta el animado cantar de las aves—. Tengo la sensación de que ya me habría buscado sí quisiera decirme algo, pero no lo ha hecho.
—Quizá también está ocupada —razonó Natalie. Levantó la mirada del pergamino y miró a Alyssa con sus intensos ojos verdes—. No te desanimes. Ya verás que encontrarás el momento adecuado para hablar con ella. Y ahora ve, Mark debe estar preguntándose dónde estás.
Ella asintió y se puso de pie, dándose cuenta de que no tenía pensado en ver a Mark, sino a otra persona.
—Gracias, Natalie —le agradeció, esperando que todo resultara bien—. Nos vemos mañana.
La otra chica sonrió, apartándose el cabello rubio del rostro.
—Eso tenlo por seguro.
. . .
Alyssa caminaba por el mismo pasillo de su sueño, sin embargo, ésta vez no estaba buscando a Hermione. Buscaba un lugar en particular.
Caminó por los pasillos, sintiendo el latir frenético de su corazón contra su pecho mientras continuaba avanzando por el estrecho corredor. No le importó, tan pronto como apresuró sus pasos, llegó tras un par de minutos.
Tenía el presentimiento de qué debía estar allí aquella noche. Sacó su varita mágica del bolsillo de su túnica y pronunció el hechizo de apertura apuntando hacia el cerrojo de la puerta.
Hizo caso omiso de los latidos de su corazón. Volvió a guardar su varita y abrió la puerta lentamente con su mano derecha. El lugar estaba exactamente cómo Alyssa lo recordaba, con los pupitres y las sillas desperdigados por toda la estancia. Más allá, en un rincón de la habitación, había otra puerta y Alyssa se dirigió hacia allí.
La puerta se encontraba cerrada, así que tomó la perilla y lentamente la giró. Dentro de la otra habitación más pequeña, la esperaba una figura vestida de negro de espaldas a ella.
—Tarde o temprano —dijo la persona que se encontraba en la oscuridad, dándose la vuelta lentamente hacia Alyssa, con las manos en los bolsillos de su pantalón—, sabía que vendrías, Alyssa.
—Necesito hablar contigo. —añadió Draco.
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El momento que habían estado esperando algunos :v
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