22 | someone to trust.

CHAPTER TWENTY TWO
Alguien en quién confiar.

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     —¿Qué te parece? —preguntó Natalie, dirigiéndole una mirada nerviosa.

Alyssa no sabía exactamente lo que había estado esperando. Mucho después de que dejaran atrás el pub de Cabeza de Puerco, Natalie la llevó a un lugar no muy alejado de allí. Resultó ser el lugar que en una ocasión Alyssa había visitado. Recordaba haberse sentado en una de aquellas mesas y haber bebido té, mientras Mark —muy nervioso—, le recitaba un sencillo poema.

El recuerdo la hizo sentirse culpable. En ese entonces había sentido algo por él, pero ahora ya no se sentía de la misma manera. Sus sentimientos por él habían cambiado, reemplazados por el latir de su corazón cada vez que miraba a Hermione.  

Hermione. Alyssa no sabía que pensar respecto a ella. Probablemente nunca sintiese lo mismo, pero tampoco estaba interesada en la chica sentada frente a ella. Natalie era... Natalie era raramente hermosa, con su rubia cabellera y su perfecta y deslumbrante sonrisa. Sin embargo, aquello no le causaba ningún interés a Alyssa.

Simplemente no era su tipo de chica. Natalie era linda, eso sí, pero a Alyssa le gustaban más las castañas con ojos cafés —como Hermione—, que era su tipo de chica ideal y de quién se enamoraría profundamente.

—Bueno... —Alyssa tamborileó con los dedos sobre la mesa. El lugar no había cambiado, seguía siendo exactamente el mismo desde la última vez que lo había visitado —hace unos cuantos meses—, y seguía resultándole agradable y acogedor. Había alrededor de unas quince mesas repartidas a lo largo de la estancia, mesas pequeñas y circulares, adornadas con un elegante mantel. Las cortinas de las ventanas tenían un sencillo bordado de flores y los asientos eran extremadamente cómodos—. Es... Agradable.

Natalie sonrió.

—¿Verdad que sí? —se inclinó muy levemente por encima de la mesa y susurró—. ¿Te cuento un secreto? Este es mi lugar preferido para venir de vez en cuando a beber un café. O un té.

Le sonrió y volvió a su lugar, colocando el azucarero de porcelana —que había estado mal colocado—, correctamente en su sitio.

—Entonces... —Alyssa no sabía que responder, Natalie la miraba con sus ojos verdes a la espera de una respuesta—. ¿Vienes aquí muy seguido?

Ella asintió y después negó con la cabeza.

—Algunas veces. A mis amigas les agrada venir aquí.

La dueña del local —Madame Pudipié—, una mujer muy robusta, peinada con un negro y reluciente moño salvó a Alyssa de responder enseguida. Dejó las dos tazas de café sobre la mesa y se marchó, dirigiéndole a Natalie una mirada significante.

La chica asintió y Alyssa se dio cuenta, al observarla, que tenía las mejillas levemente ruborizadas.

—Bueno... —Natalie parecía estar nerviosa por algún motivo—. Cuéntame de ti.

Ella levantó las cejas con impresión.

—Estoy segura de que Annabel les ha contado sobre mí.

—Quizá —admitió la chica, mientras tomaba su respectiva taza de café—. Sólo un poco. Pero me gustaría escucharlo de ti.

—¿Escuchar qué?

—Tus sueños, tus aficiones, tus mayores logros —aclaró—. Háblame de tu vida.

Alyssa le dirigió una mirada recelosa. ¿Porqué motivo querría aquella chica escuchar sobre su vida?. Además, no estaba acostumbrada a contarle a cualquiera sobre ella. Natalie podría ser amiga de su hermana, pero aquello no supondría que tendría que confiar en ella.

Alyssa revaluó la situación mientras tomaba su taza de café. Entonces levantó la mirada y observó que Natalie la miraba de una manera que ella misma conocía muy bien.

—¿Y exactamente porqué querrías saber sobre mi vida? —preguntó.

Los ánimos de Natalie desaparecieron.

—No confías en mí. —dijo con expresión desolada.

Alyssa no respondió. Sus labios eran una linea fina sobre su boca. Había aprendido a que no debía confiar en cualquiera desde que Draco la había traicionado.

—Mira... —Alyssa suspiró con gran pesar. Por alguna razón, su instinto le decía que se equivocaba con aquella chica—. Yo no estoy dispuesta a confiar en nadie que no conozca. Por lo qué...

—Descuida. —Natalie negó con la cabeza—. Lo entiendo. De verdad. Es sólo que... Yo sé mucho sobre ti. Y quería confirmar sí lo que me contaron es verdad. Verás, yo...

—¿Tú qué? —Alyssa no sabía si creer o no en sus palabras. Aunque le daba la impresión de que todo lo que estaba diciendo Natalie era verdad.

Hubo un momento de silencio, interrumpido por la constante charla de la mesa más cercana, dónde una pareja de adolescentes se estaba tomando de la mano. Alyssa apartó enseguida la mirada de allí.

Natalie bebió de su café, después dejó la pequeña taza de porcelana sobre la mesa y miró a Alyssa con expresión decidida.

—Verás —a la chica se le pusieron las mejillas coloradas mientras ella la miraba con atención—. Tú... Tú solías gustarme. Muchísimo. —añadió en un susurro, que Alyssa alcanzó a escuchar claramente.

Miró a Natalie, parpadeando en confusión. ¿Había escuchado bien? ¿Ella le había gustado a Natalie? ¿Pero cómo era posible?

—Yo...

—No es necesario que digas nada —murmuró la otra chica en voz baja.

Guardaron silencio por un momento, hasta que Alyssa hizo acoplo todo su valor y tomó la mano Natalie, que estaba sobre la mesa, descansando a un lado de su taza de café.

—Está bien —le dijo, cerrando sus dedos alrededor la palma de Natalie y dándole un ligero apretón—. Todo está bien.

—¿Porqué lo dices?

—Te comprendo —sonrió a Natalie, una sonrisa verdadera y llena de intención—. Yo también me he enamorado locamente por una chica.

Pensó en Hermione y en cómo se había enamorado de ella. Tal vez compartiera algo en común con aquella chica, y era que, ambas se habían enamorado de una persona que quizá nunca llegaría a corresponder sus sentimientos.

Natalie le devolvió la sonrisa, aquella sonrisa deslumbrante y que Alyssa finalmente había llegado a comprender.

—No me digas. —respondió Natalie con expresión divertida sin saber que, tiempo después, ambas recordarían aquel momento y romperían a reír por lo divertida que había resultado la situación.

Mientras terminaban de beber su café, intercambiaron historias. Alyssa le habló de su vida y Natalie le relató la suya. Era mestiza, hija de una bruja llamada Selene y su padre Eris —un muggle—, del cuál su madre se había enamorado al conocerlo por equivocación cuándo buscaba el andén 9 y ¾ en su sexto año en Hogwarts. También tenía un hermano pequeño llamado Charlie y un gato.

Le contó que le gustaba dibujar y que su asignatura favorita en Hogwarts era la Herbolaria. Incluso le habló —para sorpresa e incomodidad de Alyssa—, de cómo se había enamorado de ella.

—Fue a finales del año pasado cuando tuve la oportunidad de conocerte. Tu hermana, Annabel, cada vez qué hablaba de ti lo hacía con cariño y devoción. Yo nunca estuve de acuerdo con ella en ese punto, pues lo que ella decía de ti, nunca coincidía contigo. Te observé durante un par de meses intentando descifrar porqué lo qué decía Annabel de ti no era cierto. Muy pronto comprendí que lo qué decía era verdad. El motivo siempre fue que tú ocultabas tu verdadera personalidad. Y extrañamente te comprendí, pues al observarte e investigar de ti, yo me enamoré.

»Me enamoré y me preocupé por ti. Cuándo te conocí, tú no estabas de humor. Yo no sabía porqué, pero quise ayudarte. Estabas sola, sentada en un rincón del patio del vestíbulo y no dejabas de murmurar para ti «Mione» «Mione» «Mione». Parecías terriblemente enfadada con aquella persona a la cuál no dejabas de mencionar. Y cuando me observaste venir, estrujaste con tus manos el pergamino en el que habías estado escribiendo, te pusiste de pie y te fuiste, cómo sí nunca me hubieras visto. Yo no traté de seguirte, pues sabía que era lo correcto y tú no me conocías, como yo te conocía a ti. Después, nunca tuve el valor necesario para volver a tratar de acercarme a ti, hasta aquel día en la enfermería.

Alyssa por un momento volvió a regresar al momento de el que le había hablado Natalie. Sintió el pánico, la furia hacia sí misma, la desolación y la vergüenza que había sentido en aquel momento. Nunca había tratado de recordar aquel día, hasta ahora.

Aquel mismísimo día había sido cuándo se había dado cuenta de qué estaba enamorada de quién entonces había creído que era su peor enemiga. Alyssa no había sido capaz de aceptarlo porque era imposible y estúpido, así que se había prometido a sí misma no volver a recordar aquel día jamás, sin embargo, ahora lo recordaba y se sentía tan arrepentida de aquella decisión.

—Lo siento. —fue lo único que contestó, sin dirigirse a nadie en particular.

. . .

      —Mira, este día no pensé que fuera a tener otra amiga con quién pasar el rato. Pero me alegra poder ser tu amiga. Ya sabes, tu vida es un poco complicada.

—¿Un poco?

—Esta bien, muchísimo.

Ambas chicas sonrieron mientras caminaban a la par. Alyssa había empezado a sentirse cómoda en compañía de Natalie, así que no se había molestado cuando la otra chica había entrelazado su brazo con el de ella y habían caminado de regreso a Hogwarts.

Natalie era para ella como la hermana pequeña y divertida que nunca había llegado a tener. Prácticamente eran polos opuestos, pero a Alyssa le agradaba su personalidad.

Aún no lograba entender como se habían hecho amigas demasiado rápido, sin embargo, la idea de poder contar con ella la hacía sentirse segura. Era como sí hubiese encontrado su antigua amistad con Draco en una persona diferente.

Natalie nunca iba a ser igual a él, Draco había sido más que un hermano para ella y Alyssa extrañaba hablar con él, a pesar de lo que le había hecho.

Lo extrañaba y punto, pero jamás estaría dispuesta a perdonarle por traicionarla, de eso estaba bastante segura.

—Es evidente —comentó Natalie con expresión pensativa—, que estés enamorada de ella. Es una gran chica y la más inteligente que he conocido. Aunque aún comprendo cómo es que no se ha percatado de tus sentimientos por ella.

—Oh —Alyssa sonrió con tristeza—. Naturalmente trato de no mostrarlo. Es lo más razonable. Es... Mi amiga, nada más.

—Alyssa. —Natalie le dedicó una mirada en plan: «No vuelvas a decir eso o estoy dispuesta a discutir contigo por lo tonta que eres a veces»—. Tú lo mereces todo. Has vivido una injusta vida, tus padres nunca fueron buenas personas cuando se trataba de ti. Ellos te menospreciaron, pero estoy realmente segura de que encontrarás a la persona que vea lo qué yo veo en ti. Eres una gran persona, aunque tengas algunos defectos en los qué mejorar y poder ser feliz. Puedes ser lo que tú desees ser, siempre y cuándo tengas el valor necesario para hacerlo.

Alyssa se alegraba de que Natalie la conociera lo suficientemente bien a pesar de haber oído su historia un par de horas atrás. Abrió los brazos en una invitación silenciosa y Alyssa le devolvió el abrazo sin detenerse a pensarlo dos veces más.

Había encontrado una amiga.

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¡Hola! Sólo quería decir que voy a estar revelando algunos momentos pasados en las vidas de Alyssa y Hermione. c:

¿Qué les gustaría leer? ¿El día que se conocieron? ¿La vez en la que Alyssa y Hermione trabajaron en binas realizando una poción y no salió para nada bien? ¿Sus peleas entre ellas? ¿Momentos en los qué no solían agradarse la una a la otra? Dejen sus comentarios, los leo. ♥

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