20 | Prejudices and virtues.
C H A P T E R T W E N T Y
Prejuicios y Virtudes.
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—Entonces... —Alyssa se sentía nerviosa. Completamente nerviosa y sabía exactamente cuál era la razón de su nerviosismo: Hermione Granger. Aún podía sentir los dedos de Hermione en sus mejillas, apartando suavemente sus lágrimas y sonriéndole cálidamente. Alyssa aún podía sentir los latidos de su corazón, latiendo frenéticamente dentro de su pecho por aquel simple gesto, porque eso era lo que Hermione causaba en Alyssa. Y Alyssa nunca se había sentido así de nerviosa durante toda su vida. Hermione podría romperle el corazón sí así lo quisiera, y Alyssa aún se sentiría agradecida de aquello—. Entonces... —continuó, temiendo volver a ruborizarse—. ¿No te resulta raro? ¿Qué seamos amigas? ¿Sabiendo qué...?
—Alyssa. —Hermione la miró, sonriendo levemente—. Nada en ti me resulta raro. Siempre estás sorprendiéndome. Y saber que confías en mí, a pesar de que aún no me conoces lo suficiente... Es... No lo sé. Pero me gusta saber que confías en mí. Y puedes seguir haciéndolo. No voy a revelar nada que tú no desees.
Alyssa aún seguía sintiéndose nerviosa, así que le regaló una pequeña sonrisa de gratitud.
—Gracias. —la chica negó suavemente con la cabeza, restándole importancia al asunto, sin embargo; Alyssa seguía sintiendo aquel deber agradecerle por todo lo que había hecho, por haber intentado tratar de hablar con ella, aunque Alyssa no fuera muy agradable con ella desde el principio—. En serio, Hermione. Muchas Gracias... Yo...
Hermione sonrió, mirándola con sorpresa.
—¿Me has llamado...? ¿Hermione?
—Granger —replicó Alyssa enseguida, poniendo los ojos en blanco—. Te he llamado Granger.
Hermione rió, y siguió con aquella extraña sonrisa en su rostro el resto del camino. Habían decidido moverse de aquel lugar una vez que escucharon pasos por el pasillo. Alyssa había ido a comprobar por su propia seguridad, pero no había encontrado a ningún estudiante que pasara casualmente por allí. Era como sí la persona se hubiera desvanecido en las sombras, porque los pasillos estaban completamente desolados.
—Por supuesto que no. —dijo Alyssa, aún con aquella duda de quién podrían haber sido la persona que hubiera pasado por allí.
—Claro que sí. —respondió Hermione. Lucía una expresión tranquila a diferencia de Alyssa, que se sentía inquieta por varias razones. Además, a Alyssa le seguía resultando raro poder bromear con ella. Y le resultaba raro que ahora fueran amigas, porque no tenía ninguna idea de que hacer a continuación.
Había propuesto ser amiga de Hermione para estar cerca de ella y para protegerla, pero también lo había hecho para hacer lo correcto. Porque eso era lo que había querido hacer Alyssa desde que tenía memoria.
Y convertirse en su amiga parecía ser un buen principio.
—Alyssa —la llamó Hermione—. Hay algo que necesito contarte. Pero primero, vayamos a un lugar privado.
. . .
La reacción de Alyssa fue definitivamente lo que Hermione había estado esperando. La chica permaneció en silencio por un rato, frunciendo el entrecejo ligeramente. Parecía estar pensado la más mínimas posibilidades, pero seguía sin estar de acuerdo con ninguna.
Finalmente, suspiró y miró a Hermione con preocupación y algo de miedo en sus ojos. Lucía una expresión adusta en el rostro, sin embargo; aquello no acababa de coincidir con lo que había en sus ojos.
—No sé si podré hacerlo —dijo cautelosamente—. Es algo muy... Imposible.
—Yo sé que eres capaz de hacerlo —Hermione le sonrió alentadoramente—. Siempre quisiste hacer lo correcto. Este es el momento. Depende de ti, de las decisiones que tomes a partir de ahora.
Alyssa negó con la cabeza. Hermione le había hablado del grupo que Ron y ella tenían intensión de formar, con el único propósito de enseñar y aprender a defenderse contra las Artes Oscuras, ya que Umbridge se negaba a colaborar como su profesora. Le había hablado de la reunión que se llevaría a cabo a partir de mañana en el pueblo de Hogsmeade, y le había invitado a unirse a ellos, pero Alyssa seguía sin poder aceptar la invitación.
—No es tan simple —continuó Alyssa, lucía preocupada y no paraba de mirar de un lugar a otro—. Lo que me estás pidiendo que haga... No es algo que normalmente haría. Es... No puedo, simplemente no puedo hacerlo.
Se levantó abruptamente del lugar en el que había estado sentada, como sí no pudiera ser capaz de estar ahí, fingiendo que todo estaría bien y sonriendo como sí nada le preocupara.
Estaba más que claro por su expresión que le preocupaban muchas cosas. Tal vez le preocupaba no ser aceptada. Tal vez tenía miedo de mostrar su verdadera personalidad a un grupo de extraños, pero Hermione no iba a permitir que eso la atormentara.
Se puso de pie, alejándose de la hermosa vista que ofrecía la torre de Astronomía y se volvió hacia Alyssa.
Alyssa no paraba de caminar de un lado a otro. Lucía fuera de sí misma. Hermione se dio cuenta de que se había aflojado la corbata del uniforme cuando se acercó lo suficiente, como sí no le permitiera respirar tranquilamente por alguna razón.
—Alyssa —Hermione consiguió hacer que se detuviera, tomándola por los hombros. Alyssa la miró a los ojos, respirando entrecortadamente—. ¿Estás bien?
Ella apartó la mirada. Seguía luciendo intranquila, pero había dejado de caminar de un lado a otro, lo cual era un milagro.
—Hermione, ellos me odian. —no contestó a su pregunta, pero al menos le alivió saber que era lo que tanto le preocupaba—. Tus amigos me odian. ¿Cómo pretendes hacer que me acepten sí todo lo que he hecho es fastidiarles la vida?
—Tranquila —Hermione apartó las manos de sus hombros y tomó las manos de Alyssa entre las suyas, brindándole un poco de conforte. Ésta vez Alyssa la miró, sorprendida por su gesto y Hermione se percató de lo cerca que se encontraban, aunque aquello fuera lo que menos le preocupaba—. Yo me encargo de eso. Tú sólo confía en mí.
Alyssa asintió.
—Entonces cuenta conmigo.
. . .
El cielo comenzó a oscurecerse cuando Hermione se marchó. Fue como sí se llevara con ella la luz del sol al marcharse. O al menos, Alyssa se sintió de aquella manera.
Trató de deshacerse de sus pensamientos, pero fue una tarea en la que terminó fallando. No conseguía dejar de pensar en Hermione.
Suspiró de cansancio y decidió bajar de la torre de Astronomía después de haber permanecido unos minutos allí, disfrutando de la completa soledad.
Se arregló la corbata y después bajó por la peculiar escalera en espiral, pensando en lo desesperada que se había sentido al no poder decirle a Hermione lo que realmente le preocupaba.
Aún seguía rondándole por la cabeza aquel pensamiento; pero se obligó a apartarlo. Era demasiado tarde para arrepentirse. Además, quería empezar a ser una mejor persona.
Y la mejor manera de hacerlo era unirse al bando correcto, incluso sí eso implicaba dejar a sus amigos atrás. Incluso sí eso implicaba dejar a Draco atrás.
Él la había traicionado. Y ahora Alyssa podría ser quién había querido ser desde el principio. Y lo haría. Esta vez nadie la detendría. Era libre de ser quién quisiese ser.
Era hora de que el mundo conociera a la verdadera Alyssa, con sus prejuicios y virtudes. Y era hora de que sus padres conocieran de qué estaba hecha ella.
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¡Tengo muchas sorpresas para vosotras, queridos lectores! ;)
La hermosa portada que ahora tiene la novela fue hecha por la gran -dylallxn ¡Muchas gracias!.
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