C H A P T E R   S E V E N T E E N
¿Draco? ¿Mi Draco?.

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        —Te lo diré sólo una vez —advirtió Alyssa, mientras cerraba su libro de Encantamientos con un golpe opaco y miraba a la chica sentada sobre la mesa amenazadoramente—. Lárgate o te restaré 50 puntos y no me arrepentiré de hacerlo.

La respuesta de Pansy fue una risa.

—Sinceramente no creo que lo hagas —respondió ella. Tomó el libro de Alyssa y comenzó a hojearlo perezosamente—. En fin, no creo que te atrevas a hacerlo sin que todos se lleguen a enterar de quién realmente es Alyssa Kristine Markey.

Alyssa le arrebató bruscamente el libro de las manos y Pansy rió, llamando la atención de algunos estudiantes en la biblioteca.

Alyssa les dirigió a cada uno una mirada fulminante y después volvió a centrar su atención en la chica de cabello corto y negro que estaba a un lado de ella, y qué aún permanecía sentada sobre la mesa, balanceando sus largas piernas.   

—¿Y cómo es qué alguien como tú conoce mí segundo nombre? —preguntó y no dejó que sus palabras la intimidaran. No, demasiado.

—Supongamos que lo busqué —Pansy le guiñó un ojo y sin previo aviso, tomó de la corbata a Alyssa y la acercó hacia ella. La acercó demasiado —tanto—, qué Alyssa tuvo que pararse de la banca en la que había estado sentada y Pansy la acercó más. Más y más hasta que sus rostros estuvieron a escasos centímetros y sus narices se rozaban—. Conozco todos tus secretos, Alyssa. Absolutamente todos. Y es mejor que no hagas ninguna pregunta al respecto —susurró, mirándola directamente a los ojos y después de un parpadeo la besó.

La besó por cinco pequeños segundos, pero para Alyssa fue más que suficiente. Se apartó abruptamente de ella y la miró furiosamente, aún con el sabor de los labios de Pansy en su boca y la sensación de qué aún continuaba besándola.

—¿Qué diablos sucede contigo? —le espetó, mirando a todos los lados para comprobar si alguno de los estudiantes que estaban en la biblioteca las había visto besándose pero afortunadamente todos parecían estar absortos en sus libros.

Nadie había visto lo que había pasado segundos atrás. Nadie había visto a dos chicas besándose en la biblioteca. Afortunadamente nadie había visto la expresión en el rostro de Alyssa cuando la otra chica la besó.

Alyssa podría estar segura de que sus mejillas estaban ruborizadas por la furia y la vergüenza que sentía en ese momento, y seguramente también tenía los labios enrojecidos, ahí, dónde Pansy la había mordido. Porque sí, ella la había mordido en el último segundo en el que se había apartado de ella tan rápidamente.

Pansy la miró y comenzó a reír a carcajadas.

—¿Qué? —le preguntó con una sonrisa divertida, aún aferrándose a la corbata de Alyssa—. ¿No te gustó qué te mordiera? Sabes que siempre puedo hacerlo mejor.

Le guiñó un ojo y tiró de su corbata, pero Alyssa la apartó de un empujón y logró hacer que la otra chica la soltara.

—Eres una idiota.

—Sí. —admitió Pansy, que parecía estar divirtiéndose cómo nunca antes. Se inclinó hacia delante, con sus manos aferradas al borde de la mesa y sonrió burlonamente—. Soy una idiota por besarte. Pero... ¿No me estarás negando que también te gustan las chicas?

—Oh —Alyssa le devolvió la sonrisa maliciosamente y levantó una ceja fingiendo sorpresa—. No me digas... ¿A ti también te gustan las chicas? ¿Estás enamorada de mí? ¿Es por eso qué me besaste?

Pansy puso los ojos en blanco, pero antes de que pudiera responder, fue el turno de Alyssa para tomarla de la corbata y acercarla a ella, haciendo que la chica abriera los ojos de la impresión.

—¿Qué? —le preguntó, cuando disimuló su expresión con una sonrisa arrogante al mirarla a los ojos—. ¿Quieres qué te bese de nuevo? Porqué podría hacerlo.

—Quiero qué me digas la verdad —ordenó Alyssa, ignorando completamente el comentario que había hecho. Pansy sacudió la cabeza, pero no respondió. Alyssa tiró de su corbata y las manos de la chica se aferraron a las suyas, impidiendo que volviera a hacerlo de nuevo.

—No vuelvas a hacer eso —advirtió, mirándola con rabia—. Sólo te diré que Draco está furioso desde que lo retaste en la clase de Trasformaciones.

—¿Fue... él? —Alyssa de repente se sintió aturdida por sus palabras. Tanto, que aflojó su agarre de la corbata que tenía en su mano y miró a Pansy seriamente—. ¿Draco? ¿Mi Draco?

—Ya te he dicho suficiente —Pansy entrecerró sus ojos y aprovechó ese momento para deshacerse de su agarre. Alyssa la observó mientras se bajaba de un salto de la mesa y después se acomodaba la corbata verde y plateada.

—¿Crees que aún estamos jugando algún tipo de juego? —le espetó Alyssa cuando finalmente logró salir de su aturdimiento—. Dime quién fue.

Pansy la miró, parpadeando sin interés.

—Todo es un juego, Alyssa —le comentó—. Tú lo sabes. Y ahora es mi turno. —con esas palabras, se dio la vuelta dispuesta a irse, pero después se volvió en el último minuto y la miró—. Adelante, piensa lo que quieras, pero deberías saber esto: alguien en quien confías ya te ha traicionado.

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El beso de Pansy y Alyssa me dejó así: :0