C H A P T E R   E L E V E N
Furia y Vergüenza.

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       Alyssa quería dejar de sentir, quería dejar de tener sentimientos. Tal vez si no tuviera emociones, no podría ser capaz de sentir lo que estaba sintiendo en ese preciso momento. El remordimiento rondaba por todo su ser, aún seguía pensado en la noche anterior, en Mark, en el dolor que le había dejado ver, la tristeza y la preocupación. Saber que ella era el motivo de su desesperación no ayudaba para nada, más sin embargo no tenía idea de lo que debía de hacer.

¿Qué se supone que tenía que hacer? Su cabeza era un completo desastre desde que había abandonado la mansión de sus padres.

No sabía cómo arreglarlo.

—Parece que a alguien le rompieron el corazón... —Alyssa levantó abruptamente la cabeza  y observó a Mark, que venía en dirección a ellos. Le dio un codazo a Draco, haciendo que el chico soltara un quejido de dolor y bajó la vista nuevamente, enfocándose en el libro que tenía enfrente—. ¿Puedes dejar de hacer eso? Duele.

Alyssa lo miró, poniendo los ojos en blanco.

—Estoy tratando de leer esto.

—¿Leer qué? —preguntó Mark con curiosidad una vez que llegó y se sentó en la larga mesa frente a ellos. Alyssa lo miró por un segundo y volvió a apartar la mirada.

—Nada —murmuró casi sin voz mientras cambiaba de página—. Estoy tratando de estudiar. Es todo.

—¿Porqué no estudias en la biblioteca? —Mark parecía tan normal como de costumbre cuando ella lo volvió a mirar. Su cabello dorado veía un poco desaliñado, pero aparte de eso, se veía bien. Sus ojos grises volvían a tener ese brillo tan característico de él, y cuando sus ojos se encontraron con los de Alyssa, le dio una pequeña sonrisa—. No te molestaran allí. Es un perfecto lugar.

Draco lo fulminó con la mirada desde su asiento.

—¿Dices que yo la estoy molestando?—demandó con el ceño fruncido. Mark le regaló una brillante sonrisa, encogiéndose de hombros.

—No dije nada de eso.

Y Alyssa se encontró sonriendo inconscientemente debido a la situación cuando apartó la mirada, volviendo a concentrarse en el libro que tenía en sus manos.

—No —respondió después de un momento al consejo de Mark, negando con la cabeza—. Además, nuestra primera clase comenzará en unos minutos. Será mejor que se apresuren a desayunar. Ahora con Umbridge como La Suma Inquisidora de Hogwarts, es mejor llegar a tiempo a clases.

Cuando miró a Mark, observó que este tenía la vista fija en Draco, pero luego parpadeó y asintió de acuerdo con ella. Dándole otra de sus sonrisas antes de comenzar a desayunar. Ella le devolvió la sonrisa, antes de bajar la mirada y sintió como el dolor en su corazón se aliviaba un poco.

. . .

         La clase de Historia de la Magia fue tan aburrida como la del lunes anterior; Alyssa no prestó mucha atención y cuando se percató, la clase ya había terminado y se dirigían hacia la mazmorra del Profesor Snape. Tan pronto como pusieron un pie en el aula, se dirigieron a su mesa habitual en el rincón de la clase y comenzaron a sentarse. Alyssa dejó la mochila sobre la mesa y levantó la vista justo cuando venía entrando por la puerta el Trio de Oro.

Por primera vez, Granger parecía algo distraída, y no miró en su dirección cuando se sentó en la mesa que estaba frente a su grupo y sacaba un libro de su mochila. Sus otros dos amigos se sentaron junto a ella, aún discutiendo por algo que ella no entendió y miraron por un segundo hacia su mesa. Draco les hizo un gesto obsceno con la mano izquierda y Alyssa rió por lo bajo.

Tan pronto como el último estudiante entró en el aula, Snape comenzó a repartir las redacciones que les había encargado la semana pesada. Se detuvo junto a su mesa y dejó tres redacciones encima de esta antes de pasar a la siguiente. Alyssa tomó la suya y le entregó a los dos chicos que estaban sentados a ambos costados de ella su respectiva redacción.

—Al menos no obtuve una I —dijo Alyssa, mientras observaba la puntiaguda A negra que estaba estampada en la esquina superior de su redacción sobre el ópalo. Mark a su lado derecho, rió.

—Yo obtuve una E —confesó.

—Felicidades —arguyó Draco, sin sonar realmente feliz. Se inclinó desde el otro lado de la mesa para verlo mejor y prosiguió—. Eso no era de esperarse. Eres como la réplica masculina de la Sabelotodo de Granger.

Alyssa se encogió un poco ante la mención de aquel nombre e hizo una mueca. Había habido algunas otras veces en las que a Draco no parecía gustarle mucho Mark. Como si hubiera algo en él que le disgustara o no alcanzará a agradarle lo suficiente. A veces incluso lo criticaba estado frente a ella, y ésta era uno de esos casos, pero Mark nunca se había mostrado ofendido. Él siempre le había hablado de una buena manera, y a veces le preguntaba a Alyssa por él cuando estaban de vacaciones.

Más sin embargo, aunque el mal genio de Draco cayera algunas veces sobre Mark, Alyssa estaba segura de que él consideraba a Draco un amigo, sin importar las circunstancias de su relación.

—Tal vez... —dijo Mark en ese momento, observando su redacción mientras se pasaba una mano por su cabello dorado, sin ser completamente consciente de la mirada sombría que Draco le dirigió—. Creí que obtendría baja nota, pero no fue así. Últimamente no he estado estudiando mucho a decir verdad.

—Os he puesto la nota que os habrían puesto si hubierais presentado este trabajo en vuestro TIMO —explicó Snape, como si los hubiera alcanzado a escuchar. Se paseaba entre sus alumnos devolviéndoles los deberes corregidos—. Así os haréis una idea de los resultados que podéis esperar de vuestros exámenes. —Snape llegó a la parte delantera de la clase y se dio la vuelta para mirar a la clase—. En general, el nivel de la redacción ha sido pésimo. La mayoría de vosotros habríais suspendido si hubiera sido un examen. Espero que os esforcéis mucho más en la redacción de esta semana sobre las diferentes variedades de antídotos para veneno; si no, tendré que empezar a castigar a los burros que obtengan una D.

Ante la mención de la D, Draco pareció alegrarse.

—¿A quién le han puesto una D? —preguntó, y luego se rió en voz baja. Alyssa alcanzó a observar que Snape esbozaba una sonrisa de complicidad. Cambió su mirada de dirección y miró a Mark.

—Gracias a Merlín, Snape no me puso una D. —comentó con alivio. Mark miró la A en el pergamino de Alyssa y esbozó una sonrisa.

—Me siento orgulloso de ti —expresó con cariño. Lucía casi como si quisiera besar a Alyssa en la mejilla como recompensa y ella apartó la mirada —sintiéndose  avergonzada—, justo a tiempo para ver que Draco estaba poniendo los ojos en blanco y remedando a Mark.

Elaboraron la solución fortificante que Snape les encargó que realizaran, aún bromeando entre ellos. Mark fue guiando a Alyssa, algunas veces hasta recordándole las instrucciones que el profesor había escribido en la pizarra, y al final, ambos obtuvieron el mismo tono turquesa claro en su solución. Draco se había alejado un poco de ellos, diciendo y murmurado cosas como:

—No quisiera molestar a la perfecta parejita —se había burlado, y Alyssa lo había ignorado y había seguido hablándole. Draco había puesto los ojos en blanco, pero lo había hecho reír cuando había molestado a Potter, lanzándole un pedazo de pergamino hecho bolita por encima de la mesa y había dado en el blanco: Su cara.

Alyssa intentó hacerlo de nuevo, pero ésta vez, no dio en el blanco. Acabó dándole sin querer hacerlo por primera vez en su vida, a Hermione Granger, que cerró los ojos justo cuando la bola de papel impactó contra su rostro. A su alrededor, los estudiantes estallaron en carcajadas, riéndose y señalando a la chica de cabello espeso con burla. Alyssa notó que Hermione se ruborizaba de furia y vergüenza cuando abrió los ojos, y le dirigió a Alyssa una gélida mirada que nunca antes le había dado.

Alyssa intentó reír con los demás, intentando demostrarle a Granger que nada de lo que hizo realmente la había afectado, pero no consiguió que ningún sonido saliera de sus labios.

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La “A” que obtuvo Alyssa en su redacción significa “Aceptable”. La última nota de aprobado. Alguien por allí no es muy estudiosa.