10 | Two broken hearts.
C H A P T E R T E N
Dos corazones rotos.
━━━━━━━ೋ✿ೋ━━━━━━━
Aún no confiaba plenamente en Hermione Granger del todo, pero sintió una repentina ligereza en su ser cuando le contó a una persona lo que la atormentaba todos los días y noches, noches que había pasado despierta y días en los que no podía pensar en nada más que aquello. Siempre rondándole por la cabeza el asunto de su repudiación. Sabía que había cometido un error al contarle a Granger sobre sus problemas antes que a cualquiera de sus amigos, pero no se arrepentía, al menos no una mínima parte.
Otra parte de Alyssa aún se seguía preocupándose por su reputación, y se había preocupado por haberle dejado ver a Granger parte de sus sentimientos y vida privada, pero tampoco estaba segura de que realmente le importara. De lo que sí podía estar segura en ese instante es que había cometido un grandísimo error al traer a Granger a El Escondite, sabiendo perfectamente que aquél hermoso lugar era solo para Draco y ella, pero había necesitado un lugar para poder hablar tranquilamente con Granger —sin tener la constante preocupación de que algún compañero de su casa o algún amigo suyo pudiera verla junto a ella—, y había acabado dirigiéndose hacia allí.
«Tal vez podría borrarle la memoria a Granger —pensó Alyssa pacíficamente mientras caminaban de regreso por el pasillo—. Así no podría venir o encontrar este lugar nunca más.»
Pero sabía que nunca sería capaz de hacer aquello, ni siquiera a Granger, que era lo más cercano a una enemiga. Aquel lugar solo les pertenecía a Draco y a ella, y ahora la culpa estaba por todo su ser, carcomiéndole la conciencia. De alguna manera, sentía que había traicionado a Draco trayendo a su peor enemiga al único lugar que solo era para ellos, dónde podían librarse de sus problemas por un momento y ser solamente ellos, en un lugar libre de las miradas conscientes sobre ellos y el objetivo de burlas de sus enemigos. Habían encontrado ese lugar por casualidad cuando estaban en su primer año, huyendo de Filch y su espantosa gata y habían decidido hacer de aquel lugar abandonado y que nadie usaba, completamente suyo. Le habían llamado “El Escondite”, porque ninguno de los dos había pensado en algún otro nombre brillante y mucho menos tenían mucha creatividad en ese entonces, y seguían siendo sin ser útilmente creativos, pero el lugar había ido mejorando con el paso de los años, de eso podía estar segura Alyssa.
-—Verdaderamente lo siento... —la voz de Hermione sonó muy cerca de ella. Alyssa levantó la mirada del suelo, no por sus palabras, sino porque alguien pudiera verlas caminado juntas por los pasillos, pero no había nadie en absoluto. Todo estaba solitariamente desolado—. No soy nadie para juzgar a tus padres, pero lo que hicieron fue totalmente... Injusto.
—Han hecho cosas peores —admitió Alyssa, sin mirarla. Aunque era consciente de que los ojos de Hermione estaban fijos en ella—. Lo mejor que pudieron hacer fue dejarme ir. Yo ya no... Ya no quería seguir viviendo en la misma casa con ellos. En realidad, nunca me gustó.
Hermione pareció indecisa por un momento, pero no se detuvo a cuestionarla. Siguieron caminando en silencio, a veces Alyssa tenía que mirar hacia atrás para ver que Hermione la seguía a una distancia considerada, pues ella le había advertido antes de salir del Escondite que no debían verla junto a ella. Hermione había resoplado en exasperación, pero había acabado aceptando. Alyssa había sonreído y había comenzado a caminar.
—El chico al que mencionaste mucho más antes —siguió Hermione, acercándose un poco más a Alyssa mientras seguían caminando—. ¿Te referías a... Draco?
Ella sólo se encogió de hombros. No pensaba en revelar algo que Draco no quisiera que llegaran a saber los demás. Así como Alyssa no había querido que se burlaran de ella por su repudiación de la distinguida Familia Markey. Ahora que le había contado todo aquello a Granger, no sabía como sentirse al respecto o que hacer a continuación.
Le había contado todo lo que había querido saber para que dejara de fastidiarle la vida, pero ahora que lo había hecho ¿que se suponía que tenía que hacer después? Había resultado divertido para Alyssa que Hermione Granger la siguiera a todas partes como un perrito faldero pegado a sus pies, que tratara de hablar con ella, que le ofreciera su ayuda y tratara de escucharla como nunca antes lo había hecho, había hecho sentir a Alyssa de una manera extraña.
Ahora que lo pensaba, Alyssa repentinamente se percató de que todos aquellos días en los que Hermione le había estado siguiendo, le había agradado sentir su presencia constantemente. Le había agradado verla desde el otro lado de la habitación y le había agradado saber que siempre la estaba buscando solamente a ella.
Pero sabía que no estaba bien sentir todo aquello, aunque aún recordara la sensación de la mano de Hermione contra la de ella. Sus dedos contra los de ella, sus ojos en los suyos, y la manera tan rara en que la había hecho sonreír y reír con extraña facilidad.
Alyssa se detuvo y dejó de caminar sin ser consciente de que había dejado de hacerlo. Los pasos detrás de ella se detuvieron también y Alyssa cerró sus ojos, tratando de bloquear los pensamientos que se repetían una y otra vez en su mente.
¿Pero qué estaba pensando? Era de Hermione Granger de quién se trataba. Hermione Granger.
—¿Qué ocurre? —la voz de Hermione resonó sus oídos. Su voz sonó tan cálida y suave, y Alyssa la odió. Jamás le había hablado de aquella manera, y hablarle así —como si tuviera el derecho de hacerlo—, fue lo que molestó mucho más a Alyssa.
Nunca le había hablado así. Jamás la había mirado con preocupación. Su voz nunca había sido tan suave cuando se trataba de ella. Hermione siempre la había odiado. Y tal vez aún lo hiciera, y ella también.
—¿Porqué nunca eres capaz de cerrar la boca? —le espetó sin pensar en sus palabras. De hecho, no estaba pensado. Tardó un segundo en percatarse de que estaba cubriéndose las orejas. Alejó sus manos de su cabeza y suspiró pesadamente—. ¿Porqué tienes que ser perfecta en arruinarlo todo, Granger?
Hermione estaba perpleja, y también enfadada.
—¿De qué estás hablando?
Alyssa no respondió. No pudo, ya que la voz aguda de Umbridge llamó su atención. Se apresuró a encontrar el lugar proveniente de la voz, sin molestarse en mirar si Granger la seguía o no. No le importaba. Todo lo que le importaba era saber que estaba ocurriendo ahora.
No tardó mucho en llegar, rápidamente visualizó a un grupo de estudiantes reunidos frente a las puertas del gran comedor. Todos miraban hacia un lugar en específico, prácticamente mirando con entusiasmo y estupefacción la escena que tenían frente a ellos.
Alyssa apresuró el paso y cuando llegó, también se quedó estupefacta.
—¿Qué está insinuando exactamente? —preguntó Umbridge, mirando deliberadamente a la profesora McGonagall. Esta tenía una mirada severa en su rostro, y no parecía que la intimidara la otra mujer.
—Simplemente estoy solicitando que, en lo que respecta a los estudiantes, usted cumpla con las prácticas disciplinarias prescritas —aclaró. Los ojos de Umbridge se abrieron ante sus las palabras.
—Tan tonto de mi parte, pero suena como si estuviera cuestionando mi autoridad en mi propio salón de clases... —la indignación estaba presente en su rechoncho rostro. Se detuvo por un momento y miró a los estudiantes. Después dio otro paso hacia la profesora McGonagall, que no retrocedió y la siguió observando con deliberada atención—. Minerva.
—En absoluto, Dolores —contestó la profesora, su voz firme—, simplemente cuestiono tus métodos medievales.
Umbridge se burló con incredulidad.
—Lo siento, querida. Pero a cuestionar mis prácticas es cuestionar el Ministerio y, por extensión, el mismo. Soy una mujer tolerante, pero la única cosa que no toleraré es deslealtad.
—¿Deslealtad? —McGonagall se quedó boquiabierta, y ésta vez retrocedió un paso, como si las palabras de Umbridge la hubieran golpeado físicamente.
—Las cosas en Hogwarts son mucho peores de lo que temía —anunció Umbridge, pasando su mirada por los estudiantes que observaban. Sus ojos se detuvieron por un segundo en Alyssa, y luego los apartó—. Cornelius querrá actuar de inmediato.
Se volvió rápidamente y subió las escaleras frente a ella sin pensarlo dos veces. A Alyssa ni siquiera le dio tiempo de pensar en las palabras de la mujer o en la mirada que le dedicó, repentinamente sintió un tirón en su muñeca derecha y se giró, encontrándose con Draco, que la miró con una sonrisa en el rostro.
—¿Dónde has estado? ¿Con tu noviecito? —se burló. Alyssa le atizó un codazo en las costillas. Él hizo una mueca de dolor—. Auch.
—Cállate —protestó Alyssa, sonriendo un poco—. Ni siquiera lo he visto. ¿Dónde has estado tú?
—En el comedor, almorzando. —Draco se encogió de hombros, indiferente—. Porqué mejor no me cuentas ¿qué es lo que has estado haciendo?
—Estudiando, leyendo libros. —ella imitó su gesto.
Draco negó con la cabeza, pero Alyssa alcanzó a percibir que estaba sonriendo.
—Eres irremediable.
. . .
Aquella tarde, se quedó despierta hasta tarde en la Sala Común; tratando de terminar los deberes que tenía pendientes. Por suerte, terminó la mayor parte de ellos. Draco estuvo un tiempo con ella, aún tratando de que le contara dónde había estado, pero ella se había negado. ¿Como reaccionaría si le dijese que había estado hablando con Hermione Granger en El Escondite? ¿En su lugar secreto? ¿Con su enemiga?.
Se habría vuelto loco. Le deseó buenas noches y dejó que se fuera a dormir. Él estaba cansado, así que se fue, y ella se quedó sola. Al cabo de un rato, Alyssa no llegó a saber cuando se había quedado dormida, se despertó un poco desorientada y parpadeó varias veces, hasta que su vista lentamente se fue enfocando en la silueta que tenía frente a ella.
—¿Draco? —preguntó, aún sintiéndose un poco adormilada. Se frotó los ojos y parpadeó nuevamente—. ¿Mark? ¿Qué haces aquí?
—Todo está bien —la tranquilizó él, regalándole una pequeña sonrisa—. Estaba tratando de despertarte.
—¿Qué hora es? —Alyssa se puso alerta repentinamente y trató levantarse del sillón pero acabó tambaleándose y hubiera caído al piso si los reflejos de Mark no hubieran sido tan rápidos como para tomarla de los brazos.
—¿Estás bien? —le preguntó él, con la preocupación reflejada en sus facciones. Alyssa asintió y Mark la soltó suavemente, dejando que ella volviera a respirar nuevamente. No se había dado cuenta de que había estado conteniendo la respiración.
Había estado tan cerca de él...
—Creo que iré a dormir —dijo. Recogió todas sus pertenencias que estaban sobre la pequeña mesa frente al sillón y se dirigió hacia las escaleras que conducían al dormitorio de las chicas.
—Alyssa... —su voz la hizo detenerse. Se volvió y lo miró, esperando a que continuará, pero él no lo hizo. Caminó lentamente hacia ella y se detuvo justo cuando estuvo frente de Alyssa. La miró a los ojos, y a ella le dolió ver la mirada que había en ellos. Sus ojos grises estaban cargados de desesperación y dolor, y había algo más que ella no fue capaz de identificar. Su expresión era indescifrable—. Sabes que te quiero, ¿verdad?
Ella asintió, sintiéndose confundida. Sabía que había una parte de ella que sabía la razón por la cual le estaba diciendo aquellas palabras, pero se negó a reconocerlo. Siguió mirándolo, y los ojos comenzaron a picarle por las lágrimas. Él era tan hermoso, y ella sintió que no se merecía mirarlo. No lo merecía.
—Te quiero, y jamás podría ser capaz de causarte algún daño. Tal vez si confiarás más en mí..., podría ayudarte a superar por lo que sea que estés pasando, juntos lo haríamos. Pero por favor, confía en mí. Deja de distanciarte de mí... —se acercó mucho más a ella y en ese momento pareció romperse, la acercó a él y la abrazó contra su pecho. Alyssa no lo apartó, ella también estaba destrozada y le dolía el corazón, pero sabía que se merecía ese dolor. Estaba llorando, y nadie podría borrar jamás la mirada que había visto en los ojos de Mark, su Mark, quién siempre sonreía y la hacía reír. Quién jamás se rendía, quién jamás se rompía—. Por merlín, Alyssa, te amo. —suspiró contra ella, dejando besos por toda su cabeza—. Te amo, te amo, te amo. ¿Acaso eso no te es suficiente?
Ella intentó responder, pero no le salieron las palabras.
—¿Qué fue lo que hice mal? —continuó él—. ¿Qué hice mal, Alyssa?
—Nada —consiguió responder. Se alejó de él y Mark la dejó ir—. Tan sólo... Necesito un tiempo.
Él asintió. La miró a los ojos, y Alyssa también lo miró a él. Sus ojos jamás se apartaron. Alyssa se acercó a Mark y dejó un beso en cada una de sus mejillas, aún con lágrimas en sus ojos. Después se dio la vuelta y subió las escaleras con rapidez, queriendo desaparecer de allí. Queriendo borrar la mirada de aquellos ojos grises de su mente y queriendo dormirse lo más pronto posible para olvidarse de todo el mundo.
━━━━━━━✿━━━━━━━
La vida de Alyssa está repleta de problemas :c
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top