08 | Strange talk.
C H A P T E R E I G H T
Extraña plática.
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—Creo que esta es la primera vez que verdaderamente pasamos un tiempo juntos desde que comenzó el año —dijo Mark, con una sonrisa tirando de las comisuras de su boca. El genio de Mark era muy contagioso, e hizo que Alyssa sonriera tan fácilmente. Desde que se conocieron, las cosas con él siempre habían sido tan fáciles—. Aunque estemos estudiando, claro.
—Lo sé —Alyssa asintió con cabeza y lo miró por un momento, antes de volver la mirada hacia su libro nuevamente.
Ambos se encontraba en el patio, sentados en un rincón, bajo un balcón del que caían hojas secas de los árboles que había alrededor. Eran los únicos allí, los demás estudiantes parecían estar en las pruebas de Quidditch que realizarían los alumnos de Gryffindor aquel día. Incluso Draco había asistido.
Alyssa, por su parte, no había ido junto a él. Había pensado en utilizar su sábado para ponerse al corriente con los trabajos. Y era lo que estaba haciendo, pero no conseguía concentrarse del todo. Había estado leyendo la misma oración una y otra vez y no conseguía entender las palabras o lo que estaba tratando de explicar. Mark, por otro lado, se había ofrecido amablemente a ayudarla, y esa era la única razón por la que se encontraba allí, aunque Alyssa se alegraba muy en el fondo de poder pasar un tiempo con él.
—Alyssa... —Mark la llamó dubitativo, haciendo que ella frunciera los labios. Esa era la otra razón por la que había estado tratando de evitarlo, pero sabía que tenía que llegar el momento y no podía estar evitándolo eternamente. Lentamente levantó la mirada y lo miró—. Alyssa, sé que hay algo que has estado ocultándome.
Ella asintió, sin apartar sus ojos de los de él.
—No sé que hacer para que confíes en mí. Has estado diferente desde la noche en el banquete de bienvenida y sé que algo no va bien —tomó cuidadosamente sus manos entre las suyas y ella lo dejó—. No quiero que te sientas presionada a nada, pero cuando estés lista para contarme lo que sea que haya pasado o esté ocurriendo, yo te escucharé y trataré de ayudarte, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —dijo Alyssa, sintiendo las manos de Mark cálidas contra las suyas. Sus ojos grises brillaban de preocupación por ella—. Está bien.
—Es un trato entonces —dijo Mark, y esta vez sonrió, contagiando a Alyssa de su buen humor. Soltó sus manos con un leve apretón y volvió a tomar su libro—. ¿Quieres que te ayude en algo más?
—No hace falta —contestó Alyssa, sintiendo que la tensión que antes había estado entre ellos dos se había desvanecido—. Ya has hecho demasiado por hoy.
—Puedo simplemente prestarte mis apuntes —Mark se encogió de hombros con indiferencia—, así te ahorrarías un gran trabajo.
—No —Alyssa se negó, sacudiendo la cabeza—. No puedes simplemente prestarme tus apuntes, Mark. No es justo que yo solo copiara de tus trabajos.
—No me importaría.
—Aún así, no.
—¿Cuando dejarás de ser tan terca? —le preguntó él, aunque estaba sonriendo cuando Alyssa lo volteó a mirar. Se inclinó ligeramente hacia ella y cerró el libro que estaba sosteniendo.
—Cuando dejes de quererme —respondió Alyssa. La sonrisa de Mark se ensanchó.
—Estás completamente en lo cierto —y después la besó en la mejilla, haciendo que Alyssa se sorprendiera por un instante. Sus labios suaves tocaron su piel y después se alejó, todavía sonriendo—. Soy afortunado de tenerte, Alyssa.
Ella sonrió, aún con el dolor presente en su corazón. Él la amaba, y Alyssa ya no era capaz de corresponder a ese sentimiento. Su corazón estaba en alguna otra parte, muy lejos de él, pero había sido de Mark desde el primer instante, antes de cualquier otra persona.
—Lo sé, Mark —contestó—. Lo sé.
. . .
Para cuando los últimos rayos de sol se ocultaron en el horizonte, ambos regresaron al castillo. Alyssa no había conseguido terminar parte de sus trabajos, pero tenía pensado en ir a la biblioteca para avanzar un poco más. Mark caminaba a su lado, y en algún momento Draco y sus demás amigos se le habían unido, haciendo que Alyssa caminara entre Mark y éste último, ambos a su lado y sonriendo por lo que Pansy contaba acerca de las prácticas de Quidditch de los alumnos de Gryffindor.
—Y entonces le grité a Angelina, «Eh, Johnson, ¿quién te ha hecho ese peinado?» —contó Pansy, partiéndose de la risa—. ¡Parecía que le salían gusanos de la cabeza por las largas trenzas que llevaba!
Alyssa no prestó mucha atención, redujo el paso y se despidió de ellos, sabiendo que tenía que ir a la biblioteca. Ahora que ya no tenía ningún vínculo con sus padres, tenía que esforzarse en estudiar por si quería conseguir un buen trabajo en el Ministerio o en algún otro lugar cuando terminara de estudiar en Hogwarts.
Eligió una mesa vacía cuando llegó y se sentó, inmediatamente percatándose del grupo de chicas que ocupaba la otra mesa a su lado. Parecieron un poco sorprendidas porque ella se encontrara sola por primera vez, pero a Alyssa no le importó. Abrió su libro y sacó el pergamino cuidadosamente doblado que había dentro y se concentró en trabajar en la redacción de las propiedades del ópalo y sus usos en la fabricación de pociones que tenía que escribir para Snape.
Pronto, se dio cuenta de que necesitaría mucha más información, así que se dispuso a buscar un libro entre las bastantes estanterías de libros. Finalmente encontró el libro que estaba buscando y lo tomó, dejando caer distraídamente otro libro que provocó un ruido sordo al golpear contra el piso. Instantáneamente unas manos lo tomaron, levantando el tomo pesado y viejo y se lo entregaron, esperando a que ella lo tomara.
Alyssa lo tomó y levantó la mirada abruptamente, percatándose que aquellas gráciles y delgadas manos pertenecían a Hermione Granger.
—¡Granger! —exclamó Alyssa, medio sorprendida y medio con enfadado—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso me estás siguiendo?
—No te estoy siguiendo —Hermione replicó—. Estaba buscando un libro.
—Ah —dijo Alyssa, agitando una mano con desdén—. Algo como... ¿Cómo aprender a mentir? Llevas persiguiéndome una semana entera, eso cualquiera pudo ser capaz de notarlo. ¿Porqué mejor no me dices que es lo que quieres?
—La verdad —dijo ella—. ¿Qué fue lo que ocurrió?
—Nada. No ocurrió nada, así que ya déjame en paz, Granger —le espetó, esperando que con eso dejara de insistir con el tema.
—Tu padre... —dijo Hermione dubitativa—. Tu padre no debió haberte hablado así.
—No sabes nada de mis padres —siseó Alyssa, devolvió el libro que se había caído por error a la estantería y comenzó a irse, pero algo la hizo detenerse a medio camino.
Fue Hermione.
Hermione había dicho su nombre, y por primera vez.
Eso bastó para que ella se detuviera, frunció sus labios y lentamente se volvió hacia ella, con la sorpresa y algo más grabados en su rostro.
—¿Si?
—Deja que te ayude —le pidió suavemente. Sus ojos buscando los de ella—. Dejame ayudarte.
—No necesito tu ayuda.
—Entonces una amiga, alguien que te escuche.
Alyssa la dirigió una mirada cansada y se dirigió lentamente hacia ella. Avanzó hasta quedar a dos pasos de distancia de Hermione y la miró a los ojos, mientras sujetaba tan fuertemente el libro que sus manos le dolieron. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos de ella que se obligó a apartar sus ojos.
—No podemos ser amigas —susurró en un tono de voz tan bajo, pero que Hermione logró escuchar.
—¿Porqué no?
—Porqué ya somos enemigas —razonó Alyssa y se alejó tres pasos de ella—. Pero, para que dejes de fastidiarme con tu molesta presencia te voy a contar lo que sucedió.
Hermione sonrió entusiasmada.
—¿Si?
—Pero hoy no —dijo Alyssa, sonriendo burlonamente ante la sonrisa de la castaña—. Hoy no puedo, Granger.
Y se alejó tan rápidamente como había llegado. Llevándose consigo una extraña sensación en el corazón que no consiguió descifrar.
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¿Porqué Alyssa se niega a ser amiga de Hermione? uwu.
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