02 | The grown presentiment.
C H A P T E R T W O
El mal presentimiento.
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Mucho después de que hubieran supervisado el orden y Draco Malfoy hubiera hecho llorar a un niño de primero, consiguieron un carruaje para ellos solos. Para eso, tuvieron que apartar a unos cuantos estudiantes de segundo grado de aspecto tímido y tan solo unos segundos después, Pansy Parkinson, Vincent Crabbe y Gregory Goyle se les unieron.
Alyssa Markey, por su parte, no pudo evitar soltar un suspiro de frustración. Nunca le habían agradado los amigos de Draco. Subió al carruaje, rechazando la mano regordeta que le ofrecía Crabbe para ayudarla a su subir y se sentó al lado de la ventanilla mientras los demás se apresuraban a subir. Tan pronto como Goyle tomó asiento al lado de Crabbe, el carruaje se puso en marcha con un leve movimiento.
Alyssa miraba por la ventanilla, viendo las oscuras siluetas de los arboles al pasar. Recordó vagamente la sensación del viento en su rostro la última tarde que había pasado en la Mansión Markey. Recordó la sensación de pleno alivio al poder escapar de allí y librarse de un destino que nunca había sido para ella.
Y sin embargo, todo aquello lo recordaba tan fugazmente, como si hubiera sido borrado de su memoria, pero sabía que seguía allí, en alguna parte.
No quería olvidar. Quería recordar para hacerles pagar a sus padres todo lo que le habían hecho, todo lo que había sufrido y todo lo que había tenido que callar. Pero ahí estaba, aferrando con su mano derecha el colgante que alguna vez su madre le había regalado cuando era muy pequeña.
Le había dicho que la protegería de todo y le había mentido. Se preguntó si todo lo que le había prometido fue real. Se preguntó si la había querido aunque sea tan solo un poco, si la había amado como lo hacía una madre...
Y se encontró con unos cálidos dedos entrelazándose con los suyos. Se estremeció y apartó la vista de la ventanilla. Miró lentamente a su izquierda y se encontró con los plateados ojos de Draco. Alyssa dejó de aferrar su collar y le dedicó una pequeña sonrisa que decía que se encontraba perfectamente bien, sabiendo que había sido consciente de su momento de ansiedad.
Por lo menos, siempre había estado agradecida de tener a Draco en su vida. Sabía que él nunca le mentiría y siempre estaría allí para ella, como ella para él. Y estaba muy agradecida por ello que haría cualquier cosa por él, daría su vida por él, porque siempre había estado allí, incluso en los momentos más inoportunos.
—Ya estamos llegando —dijo la voz de Pansy, al otro lado de Draco.
Alyssa miró nuevamente por la ventanilla y observó que tenía razón. Ya habían llegado, justamente acababan de pasar entre los dos altos pilares de piedra adornados con sendos cerdos alados en la parte de arriba, que había a ambos lados de la verja de los jardines del colegio.
La noche era fría y el aire agitaba las copas de los arboles de El bosque prohibido cuando finalmente los carruajes se detuvieron con un tintineo cerca de los escalones de piedra que conducían a las puertas de roble. Pansy fue la primera en bajar, seguida de Crabbe y Goyle. Alyssa fue la última y Draco la ayudó a bajar, ofreciéndole una pálida mano.
En cuanto salió del carruaje, fue recibida por una ráfaga de viento que le alborotó el castaño y oscuro cabello. Draco la observó con una mueca burlona que pasó desapercibida para ella, debido a que se tomó un minuto para contemplar la oscura silueta de lo que era Hogwarts. Nada había cambiado, el castillo seguía luciendo igual que en su primer año: un imponente conjunto de torrecillas, negro como el azabache contra el oscuro cielo, con alguna que otra ventana muy iluminada en la parte superior.
Parecía uno de esos castillos que solo existían en los cuentos de hadas. Alyssa se encontró deseando poder pintarlo, porque era una de las cosas que más le encantaba hacer. Sonrió y se prometió a sí misma que alguna vez lo llegaría a pintar.
—No te alegra volver, ¿o sí? —una risita burlona se escuchó a su lado.
Alyssa se volvió, apartando la vista del impotente castillo y se encontró con Pansy.
—¿Debería? —preguntó sin interés. Sus ojos centellaron y una característica sonrisa tomó forma en sus labios bajo la atenta mirada de la chica—. Me alegraría sí no tuviera que oír tu desagradable voz todos los días... Así que no, no me alegra volver sí es lo que deseabas saber.
Parkinson le lanzó una mirada fulminante mientras Crabbe y Goyle reían detrás de ella, aunque no consiguió esconder la estupefacción que había en su rostro.
—¿Y tú? —Pansy miró a Draco, ofendida—. ¿Vas a dejar que se quedé ahí parada y me insulte?
—Sí —respondió este, con sorprendente amabilidad—. Creo que te irá bien, Parkinson.
Pansy los miró a ambos sin saber que decir. Alyssa le sonrió inocentemente. La muchacha le dedicó una mirada sombría y se marchó enfadada, perdiéndose en la muchedumbre que corría escalones arriba y entraba en el castillo.
. . .
Desde el instante en que Alyssa ocupó su lugar habitual en la gran mesa de Slytherin, pudo sentir instantáneamente que algo andaba mal. La atmósfera del Gran Salón era tan excéntrica como siempre, sin embargo, aquel presentimiento la abandonó por completo cuando los demás estudiantes empezaron a sentarse con normalidad alrededor de la larga mesa.
Alyssa y Draco no tardaron en verse rodeados de admiradores que ocuparon lugar cerca de ellos. Muchos chicos miraban a la menor descendiente de los Markey con interés, incluso unas cuantas chicas también, pero aquella expresión desapareció de sus rostros cuando lo vieron acercarse y tomar asiento al lado de Alyssa, besándole el dorso de la mano con delicadeza.
Su novio.
Ella le sonrió únicamente a él. Fue una sonrisa sincera, pero que ocultaba a la vez muchas otras cosas.
—Me alegro de volver a verte, Lyssie. —le comentó, sus ojos tenían un brillo de pura alegría y cariño—. Te extrañé. Mucho.
—Lo mismo digo, Mark. —él sonrió ante sus palabras. Tenía una sonrisa encantadora, fue por eso que se le hizo muy fácil enamorarse de él, aunque la última vez que se habían visto, Alyssa ya no se sentía de la misma manera que antes. Ciertos meses atrás, había tenido sentimientos hacia otra persona, hacia una chica del colegio de Beauxbatons que había conocido el año pasado durante El Torneo de los Tres Magos.
Fue en ese entonces en que descubrió su gusto por las chicas con una leve impresión. Por años se había estado preguntando inútilmente porque aveces se fijaba en algunas chicas del colegio, chicas con bonitos rostros y sonrosadas mejillas. Sabía que había algo en ellas que le había llamado la atención, pero no sabía qué ciertamente. Hasta que finalmente lo comprendió cuando conoció a Rose Gray. Una chica bonita y de lindo cabello pelirrojo, mucho más hermosa que Fleur Delacour. Desde el instante en que la había visto, había cautivado momentáneamente el interés de Alyssa. Y consiguió acercarse a Rose gracias a su popularidad en Hogwarts. Instantáneamente formaron un vínculo de amistad, pero la chica no mostró ningún interés amoroso en Alyssa; como ella lo había esperado. Más bien puso sus ojos en su mejor amigo, y Alyssa con un poco de envidia no le habló a Draco durante una semana. Un poco decepcionada, ella aceptó su amistad —aunque sabía que eso estaba mal porque tenía un novio en aquel momento— y tiempo después cuando todo acabó, siguió comunicándose con Rose mediante cartas. Fue a ella a quién de vez en cuando le enviaba alguna rosa, aunque la última vez no lo había llegado a hacer y había dejado caer la flor en medio del verde pasto. Así como sus esperanzas de que jamás lo descubrieran sus padres.
Y descubrió instantáneamente que se sentía un poco incómoda sentada al lado de Mark Wrayburn. Nunca se había sentido así respecto a él y aquello la sorprendió un poco. Tal vez era el hecho de haberle ocultado algunas cosas, incluyendo su repentino enamoramiento hacia la chica Gray, quizá esa era la razón por la cuál se sentía de esa manera. Aunque tampoco lo consideraba un problema, pues ya no estaba enamorada de Rose y la consideraba como una mejor amiga, a quien podía contarle cosas que no podía contarle a veces a Draco.
—Realmente no sé por dónde empezar —dijo Mark lentamente, logrando llamar su atención. Alyssa apartó la vista del taburete dónde el Sombrero Seleccionador estaba pronunciando un discurso y fijó su mirada en él. Algunos mechones de cabello rubio le caían por la frente y tenía una sonrisa casi nerviosa—. ¿Cómo estuvo tu verano? ¿hiciste algo divertido? ¿está todo bien?
—Eres demasiado preguntón —Draco se entrometió, dándole a Mark una mirada desaprobatoria desde el otro extremo de la mesa.
Alyssa río mientras Mark parecía un poco avergonzado al respecto.
—Esto... Lo siento.
—No estuvo tan mal, para ser verdad —mintió Alyssa, llamando la atención de ambos chicos. No quería que otra persona se preocupara por ella, no como Draco lo hizo. Y mucho menos quería volver a recordar lo sucedido. Tan sólo pensarlo hacía que sus manos comenzaran a temblar. Así que sonrío despreocupadamente, bajo la atenta mirada de Draco y Mark—. El mismo verano aburrido, los mismos días, nada nuevo. Estuve aburrida la mayor parte del tiempo.
No obstante, cuando lo miró a los ojos, se dio cuenta con una repentina culpabilidad, de que Mark seguía mirándola con el mismo cariño de siempre y Alyssa temió que en sus ojos ya no se reflejara más aquel mismo sentimiento.
Mark seguía resultándole hermoso con tan solo mirarlo, con unos cautivadores ojos grises y su cabello rubio dorado ligeramente rizado. Tenía rasgos finos, a Alyssa le había resultado adorable la primera vez que lo vio, ahora era adorable pero alguna manera también atractivo. Muchas chicas de diferentes casas estaban interesadas en él, pero Mark no veía a nadie más que no fuera Alyssa. Antes de que se convirtieran en amigos él solía pasar desapercibido la mayor parte del tiempo, no destacaba entre sus demás compañeros Slytherins ni llamaba la atención. Hasta que Alyssa una vez se sentó junto a él y comenzaron a hablar. Y era demasiado amable, encantador y maravilloso que ella se encontró preguntando porqué razón no tenía amigos.
Era una persona increíble, única y siempre tenía un tema del cuál hablar, fue entonces que se convirtieron en amigos cercanos, hasta que a mediados de su tercer año, cuando ya habían madurado lo suficiente empezaron a salir en pequeñas citas, Alyssa conoció a sus padres durante las vacaciones, le resultaron bastante agradables, era una verdadera familia pese a que eran magos de Sangre Pura. No eran nada comparados con su familia.
Fue demasiado feliz, se enamoró de verdad, y estaba agradecida por tener a Mark en su vida, aún lo estaba, pero su corazón repentinamente había cambiado y se sentía culpable por eso.
—Me alegro de que estés bien. —le confesó Mark después de un momento, había una cálida y reconfortante mirada en sus ojos grises que le hizo a Alyssa darse cuenta de que en realidad lo había extrañado—. Estuve preocupado por un tiempo porque dejaste de responder a mis cartas. Incluso le escribí a Draco para saber de ti y...
—Lo siento. No tuve tiempo suficiente —se disculpó, apartando la mirada—. Conoces a mi padre, quiere que sea igual de estudiosa como lo es Annabel...
—No hace falta que te disculpes —Mark sonrío en su dirección con cariño—. Cuenta conmigo este año, voy a seguir ayudándote a estudiar ¿sí?.
Ella le devolvió la sonrisa en forma de agradecimiento y miró hacia la mesa del profesorado, dónde la Ceremonia de Selección había dado comienzo hace unos cuantos minutos mientras Mark y Draco empezaban a intercambiar palabras.
Poco a poco la larga fila de alumnos de primero fue disminuyendo, y después que el sombrero seleccionador seleccionara por último a una alumna que mandó a Hufflepuff —la casa que Alyssa consideraba para los inútiles— el director del colegio se puso en pie. Dirigió unas cuantas palabras al alumnado que fueron recibidas por aplausos y risas y la comida apareció por arte de magia en las cinco largas mesas.
Ella se sirvió un vaso de jugo de naranja y tomó dos emparedados de la bandeja, sirviéndolos en su plato. Tan pronto como le dio un mordisco al primer emparedado, se percató de lo hambrienta que estaba. Miró de soslayo a Mark, que había tomado lo mismo que ella y examinaba un emparedado con atención. El muchacho se encogió de hombros y le dio un mordisco.
—Pepino —dijo, en respuesta a la mirada fija de ella.
—Mis favoritos —contestó.
—No me gusta el pepino —declaró Mark con una mueca y le pasó el resto de su emparedado a Alyssa, que lo observó con una expresión divertida. Tenían algunos gustos diferentes, y sin embargo a pesar de los dos años que llevaban de relación, habían congeniado bastante bien desde el principio. A algunas personas les sorprendía que no hubieran roto aún —incluso a Draco— pero Alyssa sabía que sucedería en cualquier momento. Tendría que pasar algún día.
—¿Han oído lo que el Sombrero Seleccionador ha dicho? —una voz llamó la atención de los presentes en la mesa, haciendo que Alyssa apartara la mirada de Mark, incluso Draco, que estaba frente a ellos conversando con Crabbe y Goyle prestó atención a la chica. Se trataba de Daphne Greengrass, una vieja amiga de la castaña.
—No —respondió Pansy, que se mantenía apartada del grupo, probablemente aún enfadada.
—¿De todos modos, en qué tenía importancia? —un murmullo recorrió la mesa, de acuerdo a la pregunta que había sido formulada por Alyssa.
—Bueno... —Daphne se encogió de hombros—. Mis padres decían que el Sombrero Seleccionador podía lanzar advertencias cada vez que el colegio se sintiera amenazado. Y, por supuesto, el consejo siempre ha sido el mismo: permaneced unidos, fortaleceos por dentro.
—¿Y cómo va a saber un sombrero si el colegio está en peligro? —Draco se inclinó ligeramente hacia adelante, apartando su plato de comida en el proceso.
—Vive en el despacho de Dumbledore, así que supongo que allí se entera de cosas.
—¿Y pretende que todas las casas sean amigas? —inquirió Alyssa, echando un vistazo a la mesa de Gryffindor, donde estaba el Trío Dorado, conversando con un fantasma. Consideró esa situación por un momento y no le agradó en lo más mínimo el ser amiga de un Gryffindor—. Pues está claro que jamás pasará.
Apartó la mirada de allí, casi inmediatamente, como si temiera que si su mirada se demoraba más de un segundo, terminaría observando a Hermione Granger y no le gustaría para nada.
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Espero que el capítulo haya sido de su agrado, gracias gracias por leer y todo el apoyo.
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