꒰ 🌺꒡꒱ヽ PROLOGUE.
PRÓLOGO, Rosas y lágrimas.
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ALYSSA MARKEY SUSPIRÓ MIENTRAS TRATABA DE CONCENTRARSE en leer el libro que tenía apoyado sobre su regazo. Nunca había sido muy estudiosa como su hermana mayor, Annabel, pero al menos lo intentaba, aunque aquello le resultara lo más aburrido del mundo. Claro que para algunas personas la lectura era algo más que interesante, pero para ella ciertamente no. Nunca le había gustado leer y la simple razón la desconocía. Tampoco le gustaba quedarse en casa durante las vacaciones, pues sentía que sus padres la vigilaban constantemente y nunca se equivocó. Siempre sabían lo que había estado haciendo durante el día y le reñían por cada cosa que hacía, diciéndole que se interesara más por su educación o no tendría ningún futuro en su vida.
Por supuesto que Alyssa dejó de tomarle importancia con el paso del tiempo, ya que siempre estaban comparándole constantemente con su hermana mayor y querían que fuera igual que ella. Obediente en todo y fácil de manipular, pero no quería eso. No quería ser así. Quería que la aceptaran por ser simplemente ella misma, con sus defectos y virtudes, pero lo único que siempre habían esperado siempre sus padres es que estuviera a la altura de su nombre; pues desde pequeña le había enseñado que sí eras algo más que Sangre pura, eras inferior.
Y ella lo había aprendido mediante los castigos, los regaños y los días sin probar comida, a qué no debía relacionarse con los hijos de Muggles, los Mestizos y los Traidores a la sangre, pues aquellos nunca estarían a su altura y nunca serían gente de clase como ellos.
Aprendió a vivir con esos principios, pero a pesar de que siempre tuvo todo lo que había querido y nunca le faltó nada, nunca se sintió verdaderamente amada. Nunca recibió la atención y el amor que su hermana mayor había recibido a comparación de ella. Sólo era producto de resentimiento.
Y lo sabía. Sabía que sus padres nunca habían estado orgullosos de ella y que ni siquiera llegarían a estarlo cuando se viera convertida en uno de los seguidores de El Señor Tenebroso al cumplir sus dieciséis años. Amaban a su hermana, la protegerían de todo, pero a ella simplemente no. Sus padres estaban conformes con el destino que le había tocado, pero Alyssa tampoco deseaba aquello. Nunca había sido malvada y a pesar de provenir de una antigua familia llena de prejuicios y odio, ser Mortifaga no estaba en sus venas.
Su padre le había contado alguna vez que la familia Markey siempre había sido leal a Voldemort desde sus primeros inicios, pero después de que cayera y desapareciera por trece largos años no llegaron a saber por primera vez que hacer sin él.
Y después, inesperadamente resurgió en aquel oscuro cementerio y llamó a sus seguidores. Estuvo tan disgustado con su familia, que a cambio su padre le ofreció tan desesperadamente a Alyssa para lograr salvar su propia vida, sin saber que aquel día había atado a la menor de sus hijas a un cruel destino que destruiría su vida para siempre. Y a pesar de todo no le importó.
Alyssa se rehusó completamente cuando recibió la noticia. Trató de huir de su destino pero terminaron encerrándola en su propia habitación. Estuvo allí por un mes, y después de considerar escapar como tantas veces lo había hecho se rindió. Rendirse sí que estaba en sus venas y cuando finalmente estaba por aceptar su destino, nunca se imaginó que podía escapar de la forma más fácil, cómo el proceso de una hoja al caer del árbol.
En aquel momento se levantó del suelo, cerrando su libro de Encantamientos y bajó la pequeña colina, dejando atrás al gran roble dónde había estado sentada dejado. Aquel era su lugar favorito. Le gustaba estar allí porque sentía que podía pensar con claridad y estar un tiempo alejada de sus padres y sus obligaciones.
Caminó por el largo camino y disfrutó cerrando los ojos del adorable aroma de las flores. El jardín no estaba muy lejos de allí, por lo que llegó enseguida y se dirigió hacia dónde crecían las rosas.
Habían de diferentes colores, desde un llamativo amarillo hasta un bonito color melocotón. A ella siempre le habían gustado las rosas de un color rosa pálido, por lo que cortó la más bonita de todas y se la llevó a la nariz. Olía a rocío, aunque siempre había algunas rosas que despedían un aroma demasiado dulce, pero aquella era la excepción.
Era perfecta.
Entonces oyó su nombre en la distancia. Levantó la mirada y observó a su hermana mayor corriendo en dirección a ella con expresión angustiada. Alyssa se alarmó y ocultó la rosa detrás de su espalda. Instantáneamente el tiempo cambió, pasó de ser a un cálido día soleado, a ser el inicio de una tormenta. El cielo se oscureció y Alyssa vio nubes negras formándose alrededor del cielo. El viento le revolvió el largo cabello castaño y ella se lo apartó del rostro en un gesto despreocupado.
Su hermana finalmente se acercó y se detuvo a dos metros de ella, respirando entrecortadamente. Alyssa la observó con desdén.
—¿Qué es lo qué deseas, Annabel?
—Alyssa... —dijo con calma, mientras trataba de recuperar el aliento.
—¿Qué?
—¡Alyssa! —exclamó y en sus ojos azules vio el terror reflejado en ellos—. No importa ahora, déjame terminar —le pidió. Se veía completamente desesperada y asustada, por lo qué Alyssa por una sola vez logró entenderla y tan solo asintió, esperando a que continuara—. Ellos han... De alguna manera, Padre descubrió lo que has estado ocultándoles...
Ella frunció el ceño en confusión. Realmente no sabía a qué se refería su hermana, a menos que...
—Alyssa... —oyó el temor en la voz de Annabel, arrancándola de sus pensamientos—. Han descubierto a quién le envías aquellas rosas, han leído las cartas y están furiosos...
No llegó a terminar la oración. La voz de su padre cortó el silencio. Tan fría y furiosa como nunca antes Alyssa la había escuchado. Lo observó salir de la mansión en dirección a ellas con gran pánico. Su madre salió un minuto después y se quedó de pie ante las puertas de la mansión. Anna, su hermana, se plantó de espaldas delante de ella. Alyssa tardó un segundo en darse cuenta de que estaba tratando de protegerla y sintió una oleada de tristeza y compasión.
Sin embargo, se quedó paralizada mientras veía a su padre acercarse cada vez más y más. Sabía que a su hermana no le haría ningún daño, pero a ella sí. Cerró sus ojos y tragó con fuerza. Aquel día nunca lo olvidaría, jamás.
. . .
Alyssa Markey era lo más pura que había podido ser, pero en los ojos de sus padres estaba podrida hasta la médula. Así fue como terminó de pie frente a la Mansión Malfoy, con moretones en su pálida piel de porcelana y manchas de lágrimas y sangre por todo su rostro como sí se tratase de una pintura de acuarela. Un aliento tembloroso escapó de sus ensangrentados labios cuando llamó a la puerta. Su frágil mano tocó suavemente, rezando para que fuera él, quién le respondiera.
Draco Malfoy lo era todo para ella. Era su refugio seguro. Habían crecido juntos. Eran inseparables y lo amaba. Era cómo el hermano que nunca había tenido, su todo. Estaba agradecida por todo lo que él había hecho por ella y cuando abrió la puerta, su corazón creció un poco más. Su pelo rubio despeinado le dijo a Alyssa que acababa de despertarse.
—Te desperté, ¿verdad? —cuestionó suavemente, mordiéndose el labio, pero fue una mala idea. De inmediato lo soltó y se estremeció de dolor. Draco examinó su figura maltratada con ojos preocupados. Suspiró y abrió más la puerta.
—Entra, antes de que mi padre se despierte.
Cuando creció, nunca imaginó que su padre la lastimaría de esa manera. Nunca pensó que sería intencionalmente cruel con ella, y mucho menos que le pusiera una mano encima. Draco la sostuvo mientras ella sollozaba descontroladamente sobre su hombro.
Se negó a responder sus preguntas y cuando se tranquilizó un poco, se alejó de ella. Sostuvo su cabeza entre sus manos y con las yemas de sus dedos apartó las lágrimas que caían desconsoladamente del rostro de su amiga.
—¿Qué pasó, Alyssa? —preguntó. Su voz era cálida pero sonó ansiosa y preocupada—. ¿Quién...?
Ella respiró hondo para calmar sus nervios. Se alejó de él y se dejó caer sobre la cama, mirando hacia la ventana que daba al jardín detrás de su propiedad.
—Mi padre... —comenzó, y enseguida se interrumpió. Esa no era una buena idea por dónde comenzar. El chico odiaba a su padre—. Hice algo de lo que pensé que nunca se enterarían.
—Él te hizo esto —Draco lo dijo de un modo afirmativo. Ella soltó un suspiro e hizo una mueca, pero no dijo nada aparte de aquel gesto—. Alyssa, debes contarme absolutamente todo.
Ello lo miró y asintió rendida mientras él se sentaba a su lado. Sabía que nunca podía ocultarle nada durante mucho tiempo. Así que le contó sobre las cartas, las rosas y que todo aquello lo estuvo haciendo a escondidas de sus padres. Le contó sobre el extraño sentimiento que había sentido hacia...
—Deja de ser críptica, ¿qué es? —le pidió Draco en ese momento. Alyssa se levantó de la cama y fue hacia la ventana, quedando frente a él.
—Draco, finalmente estoy en paz con quién soy. Por favor, sé comprensivo. No soy como las otras chicas adolescentes. No paso mi tiempo soñando con chicos, creo qué no soy así. —Draco frunció el ceño en confusión y abrió la boca para poder hablar, pero Alyssa lo interrumpió y se volvió hacia la ventana, quedando de espaldas a él. Sabía lo que iba a decir, más claramente, sabía a quién iba a mencionar. Sin embargo, no dejó que eso la detuviera.
—Yo, bueno... —dudó por un terrible momento—. Creo que me gustan las chicas. —lo dijo tan tranquilamente qué Draco casi se perdió de aquello.
El chico dio un paso adelante con cautela. La agarró suavemente del brazo y la giró para mirarla mientras colocaba una mano en su mejilla, pasándole su pulgar por encima.
—Eres Alyssa, siempre serás Alyssa, sin importar lo que hagas o a quién ames, siempre serás tú.
Ella se rompió una vez más aferrándose a Draco con fuerza, sus hombros temblaron de tristeza. Puede que haya perdido a sus padres aquél día, pero al menos tenía a Draco.
Su verdadera familia.
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(🌈) AUTOR'S NOTE!
Hola, espero que este pequeño pedazito
de la novela haya sido de su completo
agrado.
Me gustaría saber su sincera opinión, así
que pueden dejarla por aquí y yo con gusto
la leeré. ¡Gracias por leer! <3
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