21 | gran reapertura

Después de que el Garrison explotara, Tommy pagó las renovaciones y el pub comenzó su gran reconstrucción. Cuando finalmente se completó, la gran reapertura fue un espectáculo. Olivia se vistió con su mejor vestido mientras acompañaba a John por el camino hasta el pub que habían frecuentado en los últimos años. No tenía idea de qué esperar, pero cuando entró se sorprendió gratamente.

Todo era tan hermoso, decoración dorada y cojines de felpa en las cabinas en lugar de las viejas sillas y mesas de madera. Arthur estaba detrás de la barra, repartiendo bebidas, por lo que Olivia y John se dirigieron hacia allí primero, recibiendo sus bebidas antes de intentar encontrar una mesa. La que encontraron tenía a Finn sentado, Isaiah a su lado, y Olivia sonrió cuando ella y John se sentaron.

—Hola, chicos —saludó Olivia con una sonrisa. 

—Hola, Liv —dijo Finn—. ¿Cómo estás? 

—Muy bien, gracias —respondió Olivia—. ¿Qué estás bebiendo? 

—Whisky —respondió Finn, levantando su vaso. 

John lo miró—. ¿No eres un poco joven para estar bebiendo? ¿Cuánto tienes, cinco? 

—Déjame en paz, John —dijo Finn.

—¡Finn! —espetó Tommy, tendiéndole la mano—. Dame eso. Mantenlo alejado del whisky, John. 

John se rió cuando Tommy desapareció entre la multitud—. Ya escuchaste al hombre, Finn. Sólo agua para los niños pequeños.

—Déjalo en paz, John —dijo Olivia—. No te preocupes, Finn, tu momento llegará.

—Sí, dentro de cincuenta años —respondió John. 

—Solo haz lo que yo solía hacer —sugirió Olivia—. Roba la botella, escóndete y no vuelvas hasta que la hayas terminado. 

—Eso explica mucho sobre ti —dijo John. 

Olivia puso los ojos en blanco mientras reía—. ¿Alguien te ha dicho que eres molesto?

—Tú —dijo John—. Muchas veces. 

—Bueno, ahora lo has vuelto a escuchar —respondió Olivia.

Las puertas del Garrison se abrieron y Olivia giró la cabeza para ver a su padre caminar por las puertas. John notó la forma en que cambió la expresión de su esposa, todos los rastros de risa se desvanecieron, solo para ser reemplazados por sorpresa.

—¿Qué pasa? —preguntó John. 

—Mi papá —jadeó Olivia—. ¿Qué está haciendo aquí? 

—Mierda —respondió John, antes de hundirse en su silla—. Nos vio. 

Henry Lee se dirigió a su mesa—. Olivia, pensé que podría encontrarte aquí. 

—Hola, papá —dijo Olivia secamente—. ¿Qué estás haciendo aquí? 

—Vine a buscarte —respondió Henry—. Estaba pensando en que podrías salir así podemos hablar. 

Olivia enarcó las cejas—. No iré a ninguna parte contigo. 

—Por favor, Olivia, es importante —insistió Henry—. Sólo necesito cinco minutos de tu tiempo. 

—¿Porqué ahora? —preguntó Olivia—. ¿Sabes qué? Cualquier cosa que tengas que decir lo puedes hacer delante de John, pero no aquí. No en nuestro pub.

Olivia se puso de pie y John la siguió fuera del pub con Henry detrás de ellos. Una vez afuera, John notó que algunos muchachos fumaban junto a la ventana y señaló con el pulgar hacia la puerta—. Entren, todos.

Los chicos entraron y, una vez que estuvieron solos, Olivia se volvió hacia su padre—. ¿Porqué ahora? ¿Por qué esperaste dos años antes de finalmente venir a mí? 

—Ha sido difícil para tu madre procesar tu matrimonio —dijo Henry. 

Olivia se rió—. ¿Pero no es difícil para ti?

—Bueno...

—No, no lo hagas —espetó Olivia—. Tommy me contó lo que pasó cuando habló contigo ese día. Casi le suplicaste que me llevara, así que, ¿por qué diablos regresaste, y qué podría ser tan importante?

—Tu madre está preocupada por ti —dijo Henry, mirando a John—. Teme que hayamos cometido un error al casarte con este... hombre. 

—¿Qué diablos significa eso? —preguntó John, dando un paso adelante para pararse al lado de Olivia.

—Significa que lo sé todo sobre usted, señor Shelby —espetó Henry—. No olvidé cuando vino a decirme a mi, y a mi esposa, que hemos criado mal a nuestra hija, o que no le hemos prestado suficiente atención. Prestamos atención. Estaba demasiado perdida, por eso la casamos contigo. 

—Encantador —se burló Olivia.

—No me hables así, jovencita —dijo Henry, señalando con el dedo a Olivia—. Pensé que estábamos haciendo lo mejor para ti, pero me temo que solo hemos empeorado las cosas. La familia Shelby no es exactamente privada en sus negocios.

—¿Temes que hayas empeorado las cosas? —repitió Olivia, con evidente incredulidad en su tono—. Lo único que empeoraste fue mi relación contigo. En caso de que no lo hayan notado, ustedes fueron los que me sacaron de la familia después de que me casé con John, y apuesto a que ni siquiera pensaron en mi hija desde que les dije que nació. Si tuvieras la intención de involucrarte en mi vida desde que me casaste como si fuera una posesión tuya, sabrías que soy más feliz ahora.

—¿Feliz? —preguntó Henry—. ¿Feliz de correr con criminales? 

—Cuidado, amigo —dijo John, advirtiéndole a Henry que no dijera algo de lo que se arrepintiera. 

—¿Qué vas a hacer? ¿Cortame? —preguntó Henry—. ¿Eso es lo que le harás a mi hija si da un paso en falso? Dios, es un milagro que la hayas querido después de todas las mentiras que ha dicho.

Esa fue la gota que colmó el vaso para John. Se lanzó hacia adelante, golpeando a Henry con fuerza en la cara antes de levantarlo tirando del cuello de su chaqueta—. Escúchame, maldito idiota. No me importa lo que pienses de mi familia, pero nunca le pondría un dedo encima a Olivia ni la lastimaría de ninguna manera. Ya te dije una vez lo que pienso de ti. No me hagas montar una escena delante de mi esposa. 

—John, déjalo ir —exigió Olivia, alcanzando su brazo mientras estaba de pie a su lado—. Por favor, no vale la pena.

John soltó a regañadientes a Henry, quien se tambaleó hacia atrás y se llevó una mano a la boca, sorprendido cuando sus dedos salieron ensangrentados.

Henry los miró a ambos antes de que sus ojos se posaran en Olivia—. Trajiste vergüenza a esta familia.

—¿Cómo? —preguntó Olivia—. Lo único que hice fue sacar lo mejor de una mala situación. No pedí que me casaran, pero lo aproveché al máximo. Amo a John, y él me ama a mí, y ahora tenemos una familia. Entonces puedes decirle a mamá que la amo, pero seré más feliz si no me contactas de nuevo.

Henry miró a su hija una vez más—. Pensé que te crié para ser mejor. 

—No me criaste en absoluto —respondió Olivia—. Mamá lo hizo, y ella es la única razón por la que sigo hablando contigo. 

—Sal de aquí —exigió John—. No quiero ver tu cara por aquí otra vez.

Henry miró a John, dándose cuenta de que no iba a tener la última palabra, antes de girar sobre sus talones y alejarse. Una vez que se fue, Olivia se volvió hacia John y tomó su mano herida entre las suyas—. Estás herido. 

—Apenas puedo sentirlo —respondió John. 

—No tenías que hacer eso —dijo Olivia—. No para mí. 

—No podía dejar que te hablara así —respondió John, mientras Olivia examinaba sus nudillos magullados—. No a mi esposa.

Olivia miró a John y sonrió—. Deberíamos ver si Arthur tiene algo para esto.

—Estaré bien —dijo John—. No es la primera vez que golpeo a alguien. 

—Aún así —respondió Olivia—. No debiste haberlo hecho. 

—Haría cualquier cosa por ti —dijo John suavemente, levantando su mano ilesa a la mejilla de Olivia y dejando que su pulgar rozara su nariz suavemente—. No puedo permitir que nadie le falte al respeto a mi chica.

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