12 | olivia se emborracha

La familia Shelby sabía cómo divertirse.

Invitaron a tantas personas como pudieron, y Arthur se paró detrás de la barra repartiendo bebidas gratis a quienes las querían. Todos estaban increíblemente felices de que Olivia se sintiera como en casa.

No se había dado cuenta hasta que estuvo frente a Kimber y los Shelby y arriesgó su vida, pero Olivia extrañaba vivir libre. Extrañaba acampar, los viajes y el constante cambio de escenario. Estar en Small Heath no era lo mismo, porque todos conocían a la familia Shelby y si ella causaba algún problema, nunca podría escapar.

Todos los Blinders fueron lo suficientemente amables y se ofrecieron a traerle un trago cuando notaron su vaso vacío, sin ningún motivo oculto detrás del gesto. Perdió a John por un tiempo mientras disfrutaba de la compañía de Ada y Polly, bebiendo, riendo y divirtiéndose mientras podían.

Cuando John la encontró, Olivia estaba muy borracha. Arthur le había estado dando trago tras trago mientras ella estaba de pie en la barra, y como él afirmaba que ella era una chica Lee y que podía manejar el alcohol, la seguía desafiando a beber más y más. La verdad era que Olivia no era muy buena manejando el alcohol, y después de un par de tragos apenas podía ver bien, pero nunca rechazaría la oportunidad de beber alcohol gratis.

—Arthur, ¿qué le diste? —preguntó John, mientras Olivia se tambaleaba hacia él y él la agarraba por la cintura.

—Ah, ella es una chica Lee, puede manejarlo —dijo Arthur.

—Sí, soy una chica Lee —dijo Olivia, arrastrando las palabras y apoyándose en John en busca de apoyo—. Puedo manejarlo.

—No lo parece —dijo John—. Y ya no eres Lee, Liv. Ahora eres una Shelby.

—Liv Shelby —dijo ella lentamente—. Espera, ¿estoy casada contigo? —luego señaló a Arthur—. ¿O contigo?

—Conmigo, maldita idiota —respondió John, rodando los ojos.

—Vaya, tengo al hermano lindo —dijo Olivia, alcanzando la mejilla de John—. Muy lindo.

John rió, atrayéndola hacia él—. Ven aquí.

Él la besó de nuevo. John conocía sus límites y respetaba que estuviera borracha, por que ella no tenía realmente el control. Después de lo que ella le había dicho, John había hecho un esfuerzo consciente por no presionarla para que hiciera nada, y hasta ahora lo había logrado.

Ella lo atrajo más cerca, los brazos alrededor de su cuello mientras arqueaba la espalda y abrazaba a John. Era un buen besador, ella le daría eso, y la sensación de sus labios contra los de ella era algo a lo que no le importaría acostumbrarse. Él la hacía sentir segura, y estar en sus brazos era donde se sentía más a gusto.

Cuando Olivia se apartó, le sonrió a John—. ¿Sabes qué tenemos hacer?

—¿Qué? —preguntó John.

—Tomar un auto y desaparecer por un tiempo —dijo Olivia—. Odio estar encerrada como una maldita niña. Quiero ser libre.

—Podemos hacerlo, si eso es lo que quieres —dijo John.

—No estoy hecha para las ciudades —murmuró Olivia—. Prefiero el campo abierto, donde no puedo causar ningún problema.

John se rió—. Te lo prometo, tomaremos prestada una carreta del patio de Charlie y desapareceremos por unos días, ¿de acuerdo? Dejaremos a los niños con Polly.

—¿Solo tú y yo? —preguntó Olivia.

—Solo tú y yo —dijo John.

Olivia sonrió—. Gracias.

—¡Un brindis! —gritó Arthur de repente—. ¡Un brindis! ¡Por la compañía Shelby!

Olivia vitoreó junto con John mientras hacían un brindis, aunque John tomó el vaso de la mano de Olivia antes de que pudiera tomar el trago y lo bebió él mismo. Él le devolvió el vaso vacío—. Creo que has tenido suficiente.

—Sí, yo también. Puedo verte por seis —dijo Olivia—. ¿Dónde está tu verdadero rostro? —ella extendió la mano y colocó su mano plana contra la cara de John, antes de dejarla deslizarse hasta la parte posterior de su cuello y descansar allí—. Sabes, creo que podría estar enamorándome de ti.

—¿En serio? —preguntó John, sonriendo—. Porque creo que yo también podría estar enamorándome de ti.

—Eso es bueno —dijo Olivia, exhalando un profundo suspiro—. Imagínate si dijera eso y tú dijeras que no te gusto.

—¿Por qué no me gustarías? —preguntó John.

—Soy una persona dañada —dijo Olivia, frunciendo el ceño—. ¿Por qué querrías a alguien como yo?

John no se dio cuenta de lo emocional que se ponía cuando estaba borracha, y su repentino cambio de felicidad a aparentemente tristeza lo sorprendió un poco—. ¿Qué quieres decir? Eres malditamente hermosa. Nunca he visto a alguien como tú. También me gustas por tu personalidad.

—¿Porque soy buena escuchando? —dijo Olivia con una sonrisa maliciosa—. Ada me dijo que dijiste eso.

—Sí, eres mejor que cualquiera de estos hijos de puta —respondió John, todavía sosteniendo a Olivia con una mano mientras señalaba a todos los demás con la otra—. Son todos inútiles.

Olivia sonrió—. Gracias, John. Por hacerme sentir humana de nuevo.

—De nada —respondió John.

Olivia lo atrajo hacia ella para darle otro beso, y John complació felizmente. Arthur aplaudió—. ¡Ah, mira a mi hermano y su hermosa esposa!

—¡Vete a la mierda, Arthur! —gritaron Olivia y John.

Más tarde esa noche, una vez que las celebraciones terminaron, la familia Shelby permaneció como las únicas personas en Garrison. Olivia se sentó en una de las cabinas con John y Arthur, con la cabeza apoyada en el hombro de John. Los efectos del alcohol habían desaparecido un poco, por lo que ahora Olivia se sentía extremadamente cansada. El brazo de John alrededor de sus hombros le sirvió de almohada para la cabeza y ella aprovechó al máximo apoyando los pies sobre la mesa.

Tommy y Polly estaban discutiendo en el bar, y cuando Tommy sacó una botella de champán, se volvió hacia sus hermanos y Olivia—. La compañía Hermanos Shelby es ahora la tercera operación más grande del país en carreras legales.

—Salud —murmuraron John y Arthur con cansancio.

—Solo los Sabini y los Solomon son más grandes que nosotros, muchachos —dijo Tommy, antes de volverse hacia Olivia—. Olivia, tengo que agradecerte. Sin ti y Ada, lo que pasó hoy no hubiera tenido el resultado que tuvo. Tenemos una deuda contigo, y creo que has demostrado que eres un verdadero miembro de esta familia.

Olivia sonrió cuando John la besó en la frente—. Gracias, Tommy.

—Y toda mi familia está aquí para celebrar —dijo Tommy, descorchó la botella y la levantó por encima de su cabeza, dejando que el champán se derramara por sus dedos—. Por la compañía Hermanos Shelby.

—¡Shelby! —gritó Arthur.

—Salud —dijo John.

Olivia se rió cuando los ojos de John comenzaron a cerrarse—. ¿Cansado?

—Destrozado —respondió John—. Pero oye, creo que estás empezando a gustarle a Tommy.

—Bien —dijo Olivia—. Sería un enemigo aterrador.

John se rió en silencio—. Sí, lo sería.

En minutos, John estaba dormido, y Olivia se separó de su abrazo y se dirigió a la barra. Polly le sirvió una pequeña copa de champán y la deslizó hacia ella.

—Lo que hiciste hoy los salvó a todos —dijo Polly—. Deberías estar orgullosa de ti misma. Sé que Ada lo está.

—Lo estoy —dijo Olivia—. Se sintió bien hacer algo para ayudar en lugar de ser la causante de los problemas en primer lugar.

—Bienvenida a la familia, Olivia —dijo Polly, levantando su vaso—. Por ti y por Ada.

Olivia sonrió mientras golpeaba su vaso contra el de Polly antes de tomar un sorbo—. Gracias. Aunque habría ido mucho peor si Kimber no fuera un tirador de mierda.

—Eso es lo que escuché —dijo Polly—. Apuntó al corazón y le dió al hombro.

—Si hubiera matado a Tommy, todo sería muy diferente —dijo Olivia—. Me alegra que John haya salido con vida.

—Creo que él también se alegra de que tú lo hicieras —dijo Polly—. He visto la forma en que te mira. Él te ama, tal vez no del todo, pero los sentimientos están ahí.

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