༺ Capítulo XXXVII ༻


Sentado al lado de la cama en la cual descansaba su tonto esposo, Jimin alzó su mano para quitar el trozo de tela de su frente y lo dejó dentro del cubo con agua que estaba en el suelo a su costado. Levantándolo, lo estrujó entre sus manos quitándole el exceso y luego lo volvió a colocar en el mismo lugar.

Observando el rostro dormido de Yoongi, sus labios se torcieron en una mueca y dejó escapar entre ellos un largo suspiro agotado.

Aunque esa palidez enfermiza en el rostro de Yoongi ya había retrocedido en gran parte, este seguía sin verse del todo bien, y el que no se hubiera despertado todavía era algo que tenía preocupado a Jimin.

Después de todo, eran tres días que habían transcurrido desde aquella mañana en la cual el guerrero llegó herido.

Tres días, que estuvo al lado de Yoongi sin falta, cuidándole mientras el guerrero luchaba contra ese veneno que penetró en su cuerpo, ayudándole a tomar el brebaje, cuidado de su herida, intentando hacer que comiera algo, luchando con la fiebre y sus delirios producto de esta.

Delirios, en los cuales su nombre era pronunciado un montón de veces, cosa que no entendía Jimin por qué, pero no estaba exactamente en su cabeza intentar averiguar la razón en ese momento.

—¿Cuándo piensas despertar, tu gran bestia tonta? —expresó observando ese pálido rostro.

Por supuesto que no tuvo respuesta alguna de Yoongi.

Bostezando con cansancio, el doncel se levantó y se inclinó ligeramente sobre su tonto esposo, apoyando su frente en la contraria.

—Al menos parece que tu temperatura ha bajado otra vez —murmuró enderezándose.

Alejándose, fue hacia la mesa donde tenía todo para preparar el antídoto contra el veneno y sus labios se torcieron al ver los últimos pétalos de la flor que aquel dragón le había regalado.

—Hoseok —llamó, acercándose a la puerta—. ¿SeHun aún no llega? —preguntó y se sorprendió al ver al abuelo Min hablando con el joven esclavo.

—No, aún no llega —respondió Hoseok—. El señor Gook-Hwan no quiso interrumpir en caso de que estuvieras durmiendo —explicó.

—Estoy bien, no hay mucho tiempo para dormir, tengo que volver a darle el antídoto —expresó restregando uno de sus ojos—. Necesito que calientes un poco de agua.

—Enseguida —respondió el menor, compartiendo una mirada con el abuelo Min antes de alejarse.

—¿Me dejarás entrar o me tendrás afuera como a los demás? —preguntó Gook-Hwan, levantándose de la mesa.

—Los demás —bufó—. Namjoon ha sido el único que ha venido a darse unas vueltas para comprobar a Yoongi —indicó volviendo a la habitación.

—Pero según tengo entendido, no le permitiste entrar en la habitación —anunció siguiéndole.

—Si hubiera priorizado las personas que tenía que atender el sanador, Yoongi no estaría así —argumentó irritado.

Acercándose a la mesa en la esquina, el doncel se colocó a trabajar nuevamente en el antídoto.

—Él tampoco sabía que podrían utilizar veneno en las armas —le recordó observándole trabajar—. Y no has dejado que el sanador lo revise otra vez.

—¿Para qué? No estaba cuando se le necesitó y una vez lo deje entrar para verlo por pedido de Namjoon, el idiota dijo que no había nada que podía hacer porque yo ya había hecho todo y ahora dependía de este otro idiota —resopló señalando a su esposo en la cama—. No tiene sentido que lo deje volver si de todas formas no hará nada —indicó.

—¿Has estado durmiendo estos días? —preguntó el hombre mayor, tomando asiento.

—No hay tiempo para dormir cómodamente, tengo que cuidar de este tonto —resopló, deteniéndose un momento.

—No te ves bien —indicó Gook-Hwan.

—Lo siento, pero mi apariencia es lo último que me importa en este momento —dijo soltando una risita sin sentirla realmente.

—¿Por qué ayudas tanto a mi nieto? Sé que no ha sido el mejor marido del mundo contigo —indagó interesado.

—Porque sigue siendo mi tonto marido, y mientras yo pueda hacer algo para ayudar a cualquier persona, lo haré —anunció, observando a Yoongi—. Sé lo que es simplemente observar sin hacer nada mientras alguien muere, y no pasaré por eso otra vez —expresó y observó a Hoseok cuando este finalmente apareció con el cuenco con agua.

—Jungkook dijo que le gustaría visitar a Yoongi —comentó Gook-Hwang.

—¿Para qué? De todas formas no podrá hacer más que mirarlo y sinceramente, no quiero ver a Taehyung en este momento, ni escuchar sus excusas o disculpas —confesó con sus labios torcidos en una mueca.

—¿No lo quieres ver tú o no deseas que Yoongi lo vea al despertar? —preguntó el abuelo Min.

—¿Eso importa? —respondió un poco cortante—. Él no merece estar aquí, yo no lo quiero aquí y punto, esta es mi casa —expresó terminando.

Acercándose a Yoongi, lo incorporó con cuidado y empujó el cuenco a sus labios, logrando que parte del brebaje se deslizara por su mentón.

—Oh, vamos —se quejó—. No de nuevo con lo mismo, Yoongi, tienes que beberlo —indicó volviendo a empujar entre sus labios, pero fue lo mismo otra vez—. No seas idiota, me enojaré contigo —advirtió con tono duro.

Y luego, fue como si se rindiera al no recibir respuesta.

—Vamos, por favor... Yoongi —pidió con un tono suave y cansado.

Acariciando ligeramente un costado de la mandíbula, cuando esta se relajó, el doncel inmediatamente aprovechó para darle todo el brebaje y luego colocó su mano sobre sus labios hasta que el guerrero se bebió todo.

—Gracias joder —suspiró acomodando nuevamente al guerrero en la cama.

Volviendo a correr la silla al lado de la cama, tomó asiento y atrapó la mano de Yoongi con la suya.

—Puedes dormir si quieres, yo lo vigilaré por ti —prometió el abuelo Min.

—¿Sigue aquí? —preguntó Jimin, luchando por mantener su cabeza en alto.

—Solo duerme, chico —ordenó.

Por supuesto que el doncel se negó, pero el abuelo Min observó con atención como lentamente, el cuerpo de Jimin se fue inclinando hacia adelante, hasta que recargó la parte superior en la cama y se quedó dormido.

El ardiente dolor fue lo primero que registró Yoongi tan pronto como recuperó su consciencia, pero a diferencia de otras veces, no era algo insoportable en el que prefería dormir que seguir sufriendo despierto.

Sentía como la temperatura de su cuerpo seguía siendo algo más elevada de lo normal, pero no lo tenía vagando en sueños o ilusiones en los cuales no sabía distinguir cuál era verdad y cuál no.

Intentando moverse, todo su costado, cerca de sus costillas, inmediatamente se quejó en respuesta, lo que provocó que Yoongi emitiera un sonido doloroso y apretara su mandíbula con fuerza a la vez que sus cejas se fruncían del dolor puro.

—Será mejor que no te muevas, o estarás desperdiciando todo el trabajo de tu doncel —expresó Gook-Hwan, su voz llenando el lugar.

Forzando sus ojos a abrirse, Yoongi contempló el techo y parpadeó un par de veces hasta que pudo observar mejor, reconociendo su habitación.

—¿Abuelo? —preguntó, y sus labios se torcieron ante el tono bajo y ronco.

—Aquí —respondió el hombre mayor, haciendo sonar su bastón en el suelo para indicarle donde observar.

—¿Qué sucedió? —preguntó, intentando poner en orden todos sus pensamientos.

Pero entre el dolor y todo lo demás, todos sus recuerdos eran algo confusos en ese momento.

—¿No lo recuerdas? —cuestionó su abuelo.

—Yo... —pronunció, frunciendo el ceño.

Yoongi recordaba a su padre en el bosque y la batalla que tuvo con este para sacarlo de sus tierras. Intentando incorporarse, el guerrero solo logró que una ardiente puntada lo apuñalara en su costado quitándole todo el aire.

—¿Qué...? —balbuceó, confuso.

Observando a su costado, Yoongi se encontró con ese pequeño cuerpo de larga cabellera negra descansando en la cama.

Intentando mover su mano para correr aquellos mechones y observar ese rostro con el cual tanto había soñado, Yoongi se percató de que esta se encontraba atrapada entre la de Jimin, quien se aferraba con sorprendente fuerza a ella a pesar de estar dormido.

—No lo despiertes, no ha sido fácil para él estos últimos días —anunció su abuelo.

—¿Últimos días? —preguntó, forzando a su mirada alejarse para contemplar a su abuelo—. ¿Qué quieres decir con eso?

—¿Exactamente qué recuerdas? —indagó el abuelo Min.

—Mi padre. Terminando de capturarlo, me apresuré a volver porque quería comprobar que Jimin se había quedado en casa y no hecho una tontería solo para llevarme la contraria —explicó, con su mirada sobre el doncel.

—Fuiste herido.

—Lo recuerdo —asintió—. Pero he tenido peores heridas que esas.

—No lo creo. La herida en tu costado fue hecha con un arma bañada en veneno. Jimin lo descubrió y ha estado los últimos tres días cuidando de ti, ayudándote a luchar con ese veneno en tu cuerpo —contó—. Si no fuera por él y sus conocimientos, no creo que hubieras logrado sobrevivir esta vez —expresó, dándole una mirada apreciativa hacia el doncel.

—No fue un sueño... —murmuró el guerrero, volviendo a observar a su esposo.

Ahora, al menos sabía con certeza que cada vez que despertó en medio de la fiebre y el dolor, en realidad sí apreció a Jimin. Cada una de esas veces fue tan real como aquellas en que el doncel le ayudó a beber esa cosa extraña y sintió sus manos sobre su cuerpo, su voz llamándole y pidiéndole volver con él.

Nuevamente, ese sentimiento extraño, cálido y ahogante se removió dentro de él mientras apreciaba al doncel.

—Ayúdame —pidió, observando a su abuelo.

—¿Qué quieres? —preguntó, levantándose de su asiento.

—Debe de sentirse incómodo por estar durmiendo de esa forma, lo quiero a mi lado en la cama —explicó.

—De acuerdo, no te muevas —ordenó y golpeó con el bastón la puerta, logrando con ello que esta se abriera.

—¿Señor Min? —pronunció Hoseok, quedándose en la puerta entreabierta.

—¿El otro guerrero sigue por ahí? —preguntó.

—Sí, le ofrecí algo caliente para que calentara su cuerpo —explicó el joven esclavo.

—Dile que entre —ordenó y el menor obedeció desapareciendo.

Inmediatamente, SeHun apareció por esa puerta.

—¿Señor? —pronunció el guerrero.

—Ayúdame a recostar a Jimin en la cama —ordenó señalando con su cabeza al doncel.

—¿Finalmente se quedó dormido? —preguntó, entrando en la habitación.

Cuando su mirada se posó en Yoongi, sus ojos se ampliaron con sorpresa al verle despierto.

—Bueno, mierda —exclamó, lo suficientemente fuerte como para perturbar el sueño del doncel, logrando que se agitara en la cama.

—No seas un idiota —reprochó Gook-Hwan—. Sé silencioso y ayúdalo a recostarse en la cama con Yoongi —ordenó.

—¿Está bien eso? —dudó—. Cuando se lo dijimos las veces anteriores fue bastante terco al respecto —le recordó al hombre mayor.

—Si no subes tú, lo haré yo —espetó Yoongi, intentando sentarse nuevamente en la cama para ser detenido por aquella clavada ardiente.

—No seas idiota, desperdiciarás todo el esfuerzo de Jimin —le reprochó su amigo, inmediatamente acercándose para tomar con cuidado al doncel entre sus brazos.

Siguiéndolo atentamente con la mirada, Yoongi sintió nuevamente esa cosa molesta en su pecho al ver a su esposo en los brazos de otro hombre, algo similar a lo que sintió cuando vio a Jimin montar a caballo con SeHun o conversar tan amistoso con Jungkook, solo que esta vez, esa cosa se sintió mucho peor y... Con sentimientos más desagradables que antes.

—Ya, déjalo a mi lado —ordenó Yoongi cuando sintió que el otro guerrero se tardaba demasiado en dejarlo en la cama.

—Lo siento, solo no quiero que despierte —expresó SeHun, dejándolo con cuidado a su lado—. Te cuida noche y día, rara vez ha tomado una siesta estos días —explicó.

—¿Me trató él solo? —preguntó, intentando alzar su brazo para rodear el cuerpo de su esposo, logrando acercarlo aún más—. ¿Qué sucede con el sanador? Pensé que Namjoon se aseguró de tenerlo aquí antes de salir al bosque.

—Jimin no le dejó tratarte —respondió su abuelo, y Yoongi contempló la culpa escrita en el rostro de su amigo.

—¿Por qué? ¿Qué sucedió? —cuestionó.

—Estabas bien cuando dejamos el bosque, pero te desmayaste al llegar aquí y entonces Jimin vio tu herida y dijo que era más grave de lo que habías dicho, por lo que fui a buscar al sanador, pero... —torció sus labios—. Tardamos en llegar y él se enojó por eso.

—¿Había otras personas heridas? —preguntó frunciendo sus cejas—. Solo recuerdo a Jungkook, otro par de hombres y yo —expresó.

—Estaba tratando a Jungkook cuando llegue, le dije que estabas mal, pero Taehyung estaba vuelto loco al ver a tu primo herido, por lo que le atendieron primero para que se quedara tranquilo —explicó SeHun—. Cuando volvimos, Jimin ya había hecho todo.

—Es por eso que se enojó, la herida de Jungkook no era nada comparada a la tuya y aun así no te vinieron a tratar primero, no ha dejado que nadie que no sea él te revise —explicó Gook-Hwan con una ligera sonrisa de labios.

Y eso, inevitablemente le sacó también una sonrisa a Yoongi, quien observó el rostro de su dormido esposo con una cosa burbujeante y cálida en su pecho.

—Yo... Me iré ahora —anunció SeHun, pasando su mano por su cuello—. Si Jimin despierta, dígale que no pude encontrar más de esa flor que me dijo, pero si todo lo demás —expresó hacia el hombre mayor.

—Lo haré —asintió Gook-Hwan.

—¿Él ha hecho todo? —preguntó Yoongi.

—Absolutamente todo, y si soy sincero, creo que es solo por él que estás aquí ahora —indicó su abuelo, acercándose para tomar asiento en la silla que Jimin había estado ocupado antes.

—Yo también lo creo —suspiró, intentando abrazarlo con más fuerza para quejarse ante el movimiento—. ¿Qué sucedió con mi padre y los demás? ¿Con los traidores? —preguntó con un tono oscuro.

—Namjoon terminó de tratar con ello esta mañana —respondió el abuelo Min—. Tu padre fue condenado a muerte, ya que no podíamos seguir arriesgándonos a que use su conocimiento para traer más desconocidos a molestar a los dragones —explicó—. Y para los traidores fue lo mismo, no necesitamos gente en la que no podemos confiar, y gracias a tu padre sabemos que tampoco podíamos dejarles ir simplemente. Si se vieron tentados por tu padre, nada nos dicen que no volverán por lo mismo.

—Es lo mejor —apoyó Yoongi.

—¿No vas a preguntar? —indagó su abuelo, observándole curioso.

—¿Qué cosa? —preguntó, observando a Jimin cuando este se removió a su costado.

—Por Taehyung —respondió—. No me has preguntado si te ha venido a ver —explicó.

—Es porque ya sé la respuesta —respondió tranquilamente.

—¿Y eso no te molesta? —indagó Gook-Hwang, observándole con atención.

Observando a su abuelo, Yoongi pensó seriamente en su respuesta, recordando la conversación que había escuchado sin intención en la cocina de ambos donceles.

De cierta forma, escuchar del propio Taehyung que solo lo estaba usando, golpeó en él. Siempre supo que el doncel realmente no tenía sentimientos por él, pero antes de que llegara Jimin, creyó que había alguna oportunidad entre ellos.

Oh, cuando equivocado había estado.

Con la llegada de Jimin muchas cosas fueron cambiando, más para él que nada. El pelinegro doncel lentamente le hizo abrir los ojos a la fuerza para ver todas las cosas que tercamente se había negado a ver.

Lento y constante, produjo un cambio en él.

Y luego de enterarse de todo en aquella conversación, le hizo aceptar finalmente todo lo que le habían dicho, lo que ya sabía.

La única razón por la que no había entrado dejándose llevar por sus sentimientos, fue por Jimin. Enterarse de que todo lo que había pensado sobre su esposo fue algo erróneo, le hizo sentirse avergonzado de sí mismo, ya que si se hubiera dado el tiempo de realmente conocer al doncel y preguntarle... Se habría enterado mucho antes de que no era el principito que pensaba.

En sí, ya se había ido percatando de ello mientras más tiempo pasaba con su esposo, Jimin... Era diferente a lo que creía que era y a lo que conocía. Razón por la cual, lentamente comenzó a observar más en su dirección.

—No me interesa nada relacionado con ellos —respondió—. Ninguno de los dos, Jungkook y Taehyung son mis asuntos.

—De acuerdo —asintió su abuelo, conforme con ello—. No tienes buen rostro, por lo que les dejaré descansar —anunció levantándose—. De momento, tranquilizaré a tu hermano diciéndole que has despertado.

—No quiero visitas —pidió.

—Aún no estás preparado para ello —resopló el abuelo Min.

Con el hombre mayor retirándose de la habitación, Yoongi observó el rostro de su cansado esposo. Alzando su mano derecha, tomó un mechón de su largo cabello oscuro y lo besó.

—Prometo compensarte por todo el mal que hice —murmuró en una promesa—. Seré un buen esposo desde ahora, un amigo, un compañero, un hombre digno de tu confianza y compañía. Prometo respetarte y amarte cuando estés listo para ello —expresó cerrando sus ojos—. De ahora en adelante, solo tendrás todo lo que te mereces, Park Jimin.

Con esa promesa, Yoongi se permitió dormir, más seguro que nunca de cumplir con su palabra.

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