༺ Capítulo XXVII ༻


Colocando su mano en su frente, Jimin intentó medir su temperatura corporal, asegurándose de que esta no estuviera tan elevada cómo lo estuvo esa mañana al despertar.

Había sido tan extraño despertar y sentir la mano de Yoongi descansar en su frente, que por supuesto que se alejó observándole como si fuera un bicho raro.

Que este mostrara algo de interés o preocupación en sí, era extraño, por lo que por supuesto que dudó de él, lo que provocó una discusión como siempre entre ellos en la que terminó culpando a su esposo de que sus mejillas tuvieran rojas.

¿Cómo no iba a tener la temperatura elevada si el bastardo seguía tercamente acostándolo en la cama con él, apresándolo con sus extremidades y su gran peso para mantenerlo atrapado en la cama?

Con ese gran oso sobre él, las mantas y la chimenea encendida, por supuesto que su cuerpo se iba a encontrar acalorado, lo suficiente como para que sus mejillas se pintaran de rojo.

Si no hubiera sido porque comenzó a tomar aguas de hierbas y brebajes de estas tan pronto como presentó síntomas, en ese momento seguramente ni siquiera podría levantarse de la cama.

Soltando un suspiro, la mirada del doncel viajó a la mesa en su habitación en la cual preparaba todo.

A su mente, la imagen de ese doncel de larga cabellera castaña y ojos ámbar apareció, recordando aquel día en los establos cuando llego jadeante, respirando a penas y con ataques de tos, interrumpiéndolo a cada momento.

—Ah... Por qué no puedo ser un bastardo sin corazón receloso como todos creen que soy —murmuró, acercándose a la mesa.

Tomando el bolso de cuero negro que le fue devuelto, guardó en el interior algunas hierbas que había estado secando luego de envolverlas en una tela blanca y lo cruzó sobre su pecho.

Saliendo de su habitación, ni siquiera se preocupó de que las esclavas no estuvieran ahí presentes, a pesar de que estas deberían de estar trabajando en su almuerzo y salió de la casa.

Había escuchado que pronto llegaría Jungkook, por lo que estaba seguro de que el movimiento que en el pueblo era debido a ello.

Y si así se encontraban los habitantes, podía imaginarse a la perfección el desastre que sería Taehyung con la interminable espera.

—No debería de tardar mucho más —murmuró luego de observar hacia el mar y distinguir el gran barco que se acercaba.

Estaba seguro de que su esposo sería el alma más feliz con la llegada de su primo.

Con una pequeña sonrisa malvada ante tal encuentro, el doncel se dirigió a la casa del abuelo Min.

—Hola, ¿hay alguien? —preguntó tras entrar en la casa y ni siquiera ver a un sirviente dando vueltas por ahí.

—Ah, y yo pensando cuándo podría verte —expresó Gook-Hwan, hablando desde su espalda.

Pegando un pequeño salto, Jimin se dio media vuelta y observó al hombre mayor con el ceño fruncido.

—No es de buena educación asustar a las personas —refunfuñó.

—No creí que te asustarías solo por hablarte desde atrás, considerando que has estado entrando al bosque prohibido —indicó.

—¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Cómo? —expresó aparentando total confusión.

—No tiene sentido que lo niegues, te vi con estos ojos —indicó señalándolos propios con su dedo—. ¿Te encontraste con un dragón? —preguntó tranquilamente.

—¿No estás enojado? —preguntó inseguro.

—¿Por qué lo estaría? —expresó sonriendo—. Presiento que eres la única razón por la cual esas inteligentes bestias aún no han atacado nuestro pueblo —indicó.

—Eh... Realmente no hice gran cosa más que romper las reglas —confesó.

—Sé que hiciste mucho más, pero no presionaré para que me digas —prometió—. Solo no vayas más ahí, al menos no esta noche ni la siguiente, el peligro está rondando en ese lado y podrías verte envuelto en ello —advirtió.

—Está bien, no volveré —aceptó fácilmente, de todas formas, la noche anterior cuando se había escapado para revisar al joven dragón, este ya no se encontraba en ese nido de hojas, ni nadie realmente—. No le dirás a Yoongi, ¿cierto? —preguntó dudoso.

—Yo no tengo por qué darle explicaciones a mi nieto —respondió—. Quédate cerca, pronto partiremos a recibir a Jungkook.

—¿Y yo tengo que ir? —preguntó, arrugando su nariz.

—Eres parte de la familia ahora, tienes que recibirlo como todos —respondió, alejándose.

—¿Taehyung sigue aquí o ya está esperando en la costa? —preguntó antes de que se alejara más.

—Revisa su habitación, es por el mismo pasillo en el que te estuviste quedando, la última puerta —indicó antes de doblar y perderse de vista.

Murmurando un gracias a la nada, Jimin se dirigió al segundo piso y siguió las instrucciones del abuelo Min.

Cuando se detuvo frente a la puerta, ni siquiera la tocó antes de abrirla, sabiendo que sería un caso perdido ante el caos que parecía estar a punto de estallar en el interior.

Y aun así, cuando entró, se sorprendió de encontrar solamente a Taehyung caminando de un lado a otro. Sentado en el borde de la cama, Hoseok, el esclavo que le había estado ayudando, se encontraba viéndole ir y venir en silencio.

—Siento que es un milagro verte aquí —expresó y el joven esclavo sonrió genuinamente al verlo.

—Todos los demás están ocupados con la llegada del señor Jeon, por lo que me dijeron que me quedara aquí para no estorbar a los demás —explicó y luego señaló al joven doncel, quien estaba tan perdido en sus pensamientos que aún no se percataba de Jimin—. Ha estado actuando así desde que llegue, ni siquiera creo que sepa que alguno de los dos estamos aquí —comentó.

—Debe de estar muy nervioso con la llegada de su prometido —expresó.

—¿Debido a que está llegando y no quiere, o porque si quiere? —preguntó confundido, obviamente por los rumores de los demás.

—No lo sé, pero si sigue de esta forma, se pondrá mal y nos culparán a nosotros por estar aquí y no hacer nada —explicó.

—Pero si nosotros no tenemos la culpa de que sea así —refunfuñó Hoseok.

—Lo sé, pero ante los ojos de cierta persona, los demás son los que se equivocan —expresó recordando a su tonto esposo—. Ve a conseguirme agua, si está entre helada y caliente mejor, no necesito que se queme la boca por nuestra culpa —indicó.

—Creo que una empleada intentó hacerle beber algo para que se calmara, pero él lo rechazó, veré si no ocuparon el agua en otra cosa —dijo y salió rápidamente de la habitación.

Observando al doncel que no era más que un desastre en ese momento, Jimin dejó escapar un largo suspiro. Acercándose, se interpuso en su camino, impidiéndole seguir avanzando y obligándole con ello a observarle.

—Jimin —pronunció con sorpresa—. ¿Hace cuánto llegaste?

—Su buen tiempo ya —respondió.

Tomándole de la mano, le llevó a la cama, donde le obligó a tomar asiento en el borde de esta.

—No puedo quedarme quieto sin hacer nada, estoy muy nervioso —expresó mordisqueando su labio inferior.

—Lo sé, pero caminando de esa forma por tu habitación solo lograrás que tu cuerpo decaiga y te quedes en la cama sin poder ir a recibir a tu prometido —advirtió—. ¿Eso es lo que quieres?

—No, por supuesto que no —respondió el doncel, agitando furiosamente su cabeza de forma negativa—. He esperado muchas lunas llenas a que Kookie volviera como para no salir a recibirlo —expresó.

—Perfecto, quédate aquí sentado —indicó.

—Es difícil hacerlo —se quejó—. Mi cabeza está llena de cosas en este momento, tengo miedo de que sea igual de frío que la última vez —expresó preocupado—. Por mi culpa, Yoongi se enojó con Jungkook por eso y él se fue al mar otra vez —contó.

Y si Jimin se hubiera visto en la misma situación, probablemente habría hecho lo mismo.

Después de todo, no se tenía que ser tan inteligente como para saber por qué Jungkook se molestaría considerando la forma en la que actuaba Yoongi alrededor del doncel.

Cuando la puerta fue abierta, Jimin realmente le agradeció mentalmente a Hoseok, ya que Taehyung le estaba observando como si esperara que le dijera algo que le ayudara o animara y eso difícilmente sucedería.

Simplemente no tenía palabras para la situación de los tres.

—Tuvimos suerte, aún no arrojaban el agua —sonrió el joven esclavo, acercándose con el cuenco con el agua—. Fue lo único que encontré para echarla, se llevaron todos los vasos para servir cerveza —explicó.

—Está bien, solo me interesa que pudieras encontrar agua —expresó abriendo su bolso y espolvoreando sobre el agua unas hojas secas.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Taehyung, observándole tan curioso como el otro joven en la habitación.

—Es una agua mágica para que te ayude a mantener tu cuerpo sano, cosa que no tengas esos ataques en los que ni siquiera puedes respirar —explicó el doncel de cabello negro—. Es un poco amarga, pero ayuda —prometió—. Y también te ayudará con tus nervios.

—¿Por qué me estás dando esto? —preguntó Taehyung, recibiendo el cuenco—. Pensé que no te agradaba mucho por todo... Ya sabes, Yoongi siendo protector conmigo —explicó.

—Si realmente me interesara Yoongi tal vez estaría sufriendo, pero no lo hace y no me importa lo que digan los demás —explicó, instándole a beber un sorbo.

—Pero eres su esposo... Ustedes se casaron —indicó confundido, con sus labios ligeramente formando una mueca tras tener el sabor del agua.

—Ninguno de los dos se casó por gusto —le recordó—. Asegúrate de beberla toda y sería bueno si lo bebieras una vez al día —comentó, quitándose el bolso—. Con esto podrás hacerlo, solo debes de esparcir un poco en tu agua caliente, la dejas descansar hasta que te la puedas tomar y listo —anunció.

—¿Esto es lo que fuimos a buscar el otro día? —preguntó Hoseok.

—¿Me estás dando tus cosas? —exclamó Taehyung, preocupado.

—Está bien, gracias a Namjoon sé dónde conseguir más —expresó.

Cuando la puerta se abrió nuevamente, los tres observaron hacia esta para observar a Yoongi entrar sin esperar permiso, obviamente acostumbrado a entrar y salir de ese lugar a su antojo.

Y no, saber eso definitivamente no molestó a Jimin para nada, ¿por qué tendría que hacerlo?

—¿Qué haces aquí? —preguntó su esposo al verlo.

—¿Tú qué haces aquí? —respondió, cruzando sus brazos.

—No tengo por qué responder eso —frunció el ceño.

—Entonces, tampoco me preguntes —resopló.

—Él solo vino a ayudarme —saltó Taehyung al ver como las cejas de Yoongi se fruncían—. Me encontró siendo un desastre y me dio de su agua mágica —explicó.

Manteniendo silencio, Yoongi mantuvo la mirada en su esposo, quien le enfrentaba con una ceja arqueada.

—¿Ya llegó Kookie? —pregunto Tae, interrumpiendo ese suelo de miradas.

—El barco ya está en la cosa, Jungkook bajará en cualquier momento, por lo que ya es hora de partir —anunció.

—Por supuesto. Vamos, vamos —expresó siendo el primero en salir de la habitación.

—¿Qué? —preguntó Jimin cuándo su esposo se le quedó mirando.

—También tienes que ir —indicó.

—Lo haré —asintió, sin moverse—. Creo que Taehyung está corriendo —comentó.

Las cejas del guerrero se fruncieron con ello y luego maldijo antes de seguir al doncel pidiéndole que no corriera.

—¿Saldrás esta noche también? —preguntó Hoseok, siguiendo a Jimin una vez abandonó la habitación.

—No lo creo, y será mejor que no vayas al bosque por un tiempo, parece que algo está ocurriendo ahí —explicó al recordar las palabras del abuelo Min.

—Está bien, no soy buen cazador como tú —suspiró.

Por el rabillo de su ojo, el pelinegro doncel contempló al esclavo bajar la mirada con expresión preocupada. Y Jimin no necesitaba ser un genio para saber qué era lo que le molestaba.

—Esta noche solo búscame en la fiesta, te conseguiré comida y algo extra para que guardes —anunció.

La expresión del joven esclavo inmediatamente se animó con sus palabras.

Sonriendo leve, Jimin salió de la casa. Tan pronto como contempló a unos caballos acercarse siendo dirigidos por SeHun, quien montaba uno propio, la sonrisa del doncel no hizo más que crecer al contemplar al gran semental negro entre ellos.

—Hey, pensé que no te vería hoy, hermoso —expresó acercándose al gran animal, quien le saludó felizmente—. ¿Qué? —preguntó al sentir la mirada de los demás sobre él.

—Nada —dijo Namjoon con una gran sonrisa—. Hay que partir ahora para llegar a tiempo —anunció, subiendo a su caballo al igual que su abuelo.

—¿Caballos? —preguntó Taehyung, observando los cuatro animales grandes—. ¿Tenemos que ir en ellos? Yo no sé montar —expresó preocupado.

—Está bien, montarás conmigo —decidió Yoongi.

Ante esas palabras, Jimin inmediatamente se alejó de Storm, lo que por supuesto no le sentó bien al caballo.

—Oh, pero... Jimin... —pronunció Tae, observando al otro doncel.

—Está bien, Jimin sabe montar —anunció Yoongi, subiendo a su caballo—. Solo hay que traerle otro caballo —expresó, tirando de su mano hacia Tae.

Ignorando como el caballo se agitó tan pronto como el doncel se subió, Jimin dejó a Yoongi intentando calmar al animal con un asustado Taehyung que pedía, bien que le bajara o que no le soltara.

—¿Dónde consigo un caballo? —preguntó Jimin, observando desde el abuelo Min, a Namjoon y SuHo, quienes no miraban exactamente bien a Yoongi en ese momento.

—Puedes usar el mío, yo iré a buscar otro —ofreció SuHo.

—No, está bien —negó Jimin, acercándose al guerrero—. Solo subiré contigo —decidió.

Estirando su mano, el guerrero instintivamente la tomó y le alzó ayudándole a subir al caballo, donde Jimi se acomodó a horcadas frente a él.

—Eh, ¿seguro de que está bien esto? —preguntó SeHun tan pronto como Jimin apoyó su espalda en su pecho.

—Claro, ¿por qué no lo estaría? —sonrió el doncel, observando directamente a Yoongi.

Molesto, su esposo acercó a su caballo a ellos, quien seguía sin estar muy feliz en ese momento.

—Baja y ve a buscar a otro caballo —ordenó—. Un hombre casado no debería de montar con otro que no sea su pareja —espetó molesto.

—Gracioso que digas eso cuando no me estás dando exactamente el ejemplo —se burló Jimin—. Vamos, SeHun, o se nos hará tarde para recibir al nombrado Jungkook —pidió.

—No te atrevas —advirtió Yoongi a su amigo.

—Lo siento, pero Jimin tiene razón —pronunció SeHun y tiró de las cuerdas del caballo para comenzar a alejarse.

—¿No le dirán nada? —se quejó Yoongi, observando a su hermano y abuelo.

—Eres un idiota —anunció Namjoon antes de irse.

—Cosechas lo que siembras —indicó el abuelo Min—. Y eso también va para ti, doncel —dijo lanzándole una mirada a Tae antes de irse.

—Lo siento... —pronunció Taehyung, bajito.

—Está bien. —respondió simplemente Yoongi antes de hacer correr a su caballo, intentando seguir a los demás.

Pero a diferencia del pasado, no utilizó un tono suave ni dijo excusas para que el doncel no se sintiera culpable, lo único en su mente en ese momento, era alcanzar a Jimin y su traidor amigo.

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