༺ Capítulo XXVI ༻


Parado cerca de la cama, Min Yoongi se encontraba recargado en una de las paredes, observando fijamente a su esposo dormir como un dulce animalito inocente tranquilamente.

Contemplando ese rostro, las cejas del guerrero se fruncieron al recordar la estupidez que había dicho el día anterior.

Le había tomado su tiempo admitirlo, pero una vez su humor se calmó y pensó en su conversación, tenía que admitir que si sonó como un completo asno.

Simplemente no sabía qué sucedía, pero cada vez que estaba con Jimin, era como si todo su comportamiento cambiara y no pudiera pensar correctamente, soltando esas estupideces.

Había llamado puta a un doncel, por supuesto que Jimin iba a reaccionar de tal forma, aun si no fue su intención insultarlo realmente.

Pero por alguna razón, toda la situación provocó que su cerebro y su boca se desconectaran y hablara sin pensar como un completo idiota.

Soltando un suspiro frustrado, Yoongi se acercó y observó con atención nuevamente esas manos ligeramente más pequeñas manchadas en sangre.

No veía ningún corte aparente, pero aun así, no le gustaba para nada la idea de que Jimin hubiera desaparecido toda la tarde y que al volver, su cuerpo estuviera manchado en sangre.

¿Qué es lo que había ocurrido para que terminara así?

Chasqueando su lengua con molestia, el guerrero se apartó al escuchar ruido y salió de la habitación.

—¿Qué sucede? —cuestionó.

Cerrando la puerta detrás de él, su mirada viajó hacia las dos esclavas en la entrada y un tercer joven que había visto en la casa de su abuelo.

—El señor Gook-Hwan me mandó a buscar el bolso de su esposo, pero estas mujeres no me quieren dejar pasar —exclamó el joven esclavo.

—Porque el señor Gook-Hwan no enviaría a alguien como tú por cualquier cosa —bufó una.

—Y no es decisión de ustedes decidir aquello, las dos solo deben de ocuparse de atender la casa y a nosotros, nada más —reprochó y las corrió con un movimiento de mano—. Mi esposo está durmiendo, ¿sabes qué bolso es? —preguntó.

El joven esclavo asintió ansiosamente. Dejándole entrar, Yoongi lo llevó a su habitación y observó como el chico iba silenciosamente hacia una esquina cerca del montón de ropa de Jimin.

—Llévalo directo con mi abuelo —ordenó, aunque no entendía por qué este querría el bolso de Jimin.

El joven esclavo asintió y se retiró apresuradamente en silencio. Una de las esclavas entró entonces, dejando una fuente con agua para que pudiera lavarse.

Quedando a solas nuevamente, Yoongi se acercó a la mesa y lavó su rostro. Tomando un paño limpio, se secó y sus ojos inevitablemente viajaron hacia la ropa que el doncel había estado ocupando el día anterior, detectando una mancha de sangre en una de las prendas.

Sus pies se movieron por sí mismos, y antes de que se diera cuenta, se encontraba revisando la ropa en busca de alguna señal que le dijera que Jimin había sido atacado, herido.

Afortunadamente, las prendas seguían intactas, con solo unas cuantas manchas de sangre por el frente de la camiseta y parte de los pantalones.

Solo que eso... Era una gran cantidad de sangre.

¿Y si realmente se había herido?

Observando hacia su cama, Yoongi abandonó las ropas y volvió a la fuente con agua. Tomando el paño con el cual había secado su rostro, humedeció una de las puntas y la apretó entre sus manos para quitar el exceso de agua en ella.

Acercándose a la cama, el guerrero tomó asiento en el borde y cogió una de las manos más pequeñas. Pasando suavemente el paño con la parte húmeda, limpió la sangre y el alivio le invadió al ver que no había ninguna herida abierta en ella.

Lo que sea que había pasado en su escapada, Jimin no resultó herido en el proceso, pero parecía que sí se encontró con alguien así... O tal vez con algún animal.

—¿Qué crees que haces? —espetó esa voz con tono adormilado.

—Dejaste todas las mantas manchadas con sangre porque no te limpiaste antes de dormir —indicó, observando aquellos ojos plateados.

Esas oscuras cejas se fruncieron en confusión, y luego Jimin observó a su alrededor antes de resoplar, volviendo a enfrentarle.

—Es tu culpa —bostezó—. Tú fuiste quien me trajo a la cama sin mi permiso, yo me dormí en las pieles.

—No necesito de tu permiso para llevarte a la cama, los dos estamos casados —le recordó, secando ambas manos por el lado seco del paño.

—No porque así lo queramos —le recordó—. Y me sorprende que digas aquello cuando ayer me dijiste que era una puta —indicó.

Sí, estúpidamente lo dijo, pero realmente no con la intención de insultarlo.

—No lo dije en ese sentido, tú lo tomaste personal —gruñó, sin dejar ir sus manos—. Yo quise decir que tenías la apariencia de una puta. Todos esos hombres te estaban observando, admirando tu cuerpo semi desnudo, la bella figura que tienes, tus suaves curvas y tú ni siquiera te diste cuenta de ello —espetó perdiendo su humor de solo recordarlo.

Cuando se encontró con esos ojos, se dio cuenta de que nuevamente no se estaba expresando correctamente, lo cual le molestó.

—No dije que tú eras una cualquiera, solo... Lo lamento, ¿sí? —pronunció frustrado—. No quería decir exactamente esas palabras, mi humor no era bueno en ese momento, no me gustó que ellos te miraran de esa forma, ¿de acuerdo? Estás casado conmigo y ellos no tienen por qué verte así, ni siquiera yo lo había hecho aún —se explicó.

—Realmente te estás disculpando... —pronunció el doncel con cierta sorpresa.

—Fui un idiota —reconoció no muy feliz.

—Sí, lo eres —aceptó Jimin.

Yoongi gruñó y le observó, encontrándose con una pequeña sonrisa divertida que... Se veía bien en su rostro.

—Y no exageres, no tengo buen cuerpo ni soy hermoso, tú mismo lo dijiste —le recordó.

Los labios de Yoongi se torcieron ante el recuerdo de su primer encuentro.

—Ninguno de los dos quería ese encuentro —argumentó pobremente—. ¿Por qué estás manchando con sangre? —cuestionó cambiando de tema—. ¿A dónde saliste y por qué no le dijiste a las esclavas a dónde ibas?

—No me dices a los lugares que vas ni te pregunto al respecto, así que tú tampoco lo hagas —respondió tranquilamente.

—Necesito saber si te heriste en algún lugar —se quejó.

—No estoy herido, solo me manché con sangre y listo —pronunció alejando sus manos.

—¿Y cómo fue que te manchaste con sangre? —interrogó su esposo.

—Aish, déjalo, yo no te pregunto nada a ti —refunfuñó abultando esos labios rellenos, lo que por supuesto que atrajo la mirada de Yoongi hacia ellos.

—Creo que tengo derecho a saber cómo es que mi esposo terminó empapado en sangre —indicó, moviendo su mano para capturar su mentón, presionando su pulgar en ese labio inferior regordete.

—No vale que juegues el papel de marido preocupado cada vez que te conviene —pronunció entrecerrando sus ojos.

—Soy un marido preocupado y puedo serlo en cualquier momento, más si apareces lastimado —anunció, inclinando más cerca su rostro.

—Sí, claro. Te creeré cuando actúes igual de preocupado incluso si Taehyung está presente —declaró.

Y ante la mención de aquel doncel, Min frunció el ceño y se apartó al percatarse de lo cerca que estaba.

—No metas a Taehyung en esto —ordenó.

—Marido preocupado mis pelotas —resopló Jimin, alejándose y sentándose en la cama—. No intentes actuar como un marido preocupado solo para conseguir mi cuerpo, si tienes deseos de follar, ve a fornicar con una puta por ahí o consíguete a una esclava del placer, solo déjame tranquilo y que cada uno se vaya por su lado —advirtió sin mirarle.

—Estamos casados y ninguno de los dos buscará un tercer cuerpo por placer en ningún lado —gruñó Yoongi, levantándose de la cama enojado.

En respuesta, el doncel solo le observó con el entrecejo fruncido y esos labios curvados en una mueca que no debería de verse... Atractiva.

Así como ese cuerpo que podía apreciar perfectamente a través de esa fina camiseta de lino desgastada, incluso su largo cabello negro lo cubría más, pero solo le daba una imagen más sensual.

Soltando una maldición por lo bajo, Yoongi salió de la habitación e ignoró a ambas esclavas antes de salir de la casa.

Se sentía molesto consigo mismo por reaccionar tanto al cuerpo del doncel, sin poder creer que reaccionara de tal forma cuando su corazón estaba en otro lado.

Además, ¿por qué Jimin tenía que mencionar buscar satisfacción sexual en otro lado?

Ambos se tenían, ¿por qué deberían de buscar en otros lados?

Tal vez ¿le gustaba alguien y por ello lo había mencionado?

Todavía más molesto con la posibilidad, el humor del guerrero Min solo empeoró cuando observó a su amigo acercarse.

SeHun había sido uno de esos hombres que habían observado a su esposo con ojos lascivos, y el desgraciado incluso tuvo el descaro de tocarle cuando él estaba ahí presente, observando.

No le importaba que solo le hubiera acariciado los brazos a Jimin, había tocado el esposo de otra persona y eso no era algo tolerable para nadie, ni para él, sin importar que su matrimonio hubiera sido forzado.

—Vamos a entrenar con la espada —ordenó tan pronto como se encontró con él, deseando desquitarse con su amigo de aquella forma.

—Lo siento, tendrá que ser después —anunció—. El líder del clan y tu abuelo te están buscando —expresó—. Ambos te esperan en el mismo lugar de siempre —informó.

—¿No te dijeron para qué me buscaban? —preguntó frunciendo el ceño.

—No, pero me dijeron que no los hicieras esperar —indicó.

—De acuerdo —aceptó no muy feliz.

—¿Cómo está Jimin? —preguntó SeHun antes de que se alejara.

—Mi esposo ya se encuentra bien, pero apreciaría que no lo molestaras con visita el día de hoy —ordenó lanzándole una mirada de advertencia antes de alejarse.

Definitivamente no le agradaba la confianza que esos dos habían tomado.

¿Y si SeHun era la otra persona por la cual Jimin mencionó buscar terceros?

—En tus malditos sueños —gruñó feroz.

Dirigiéndose a la casa de su abuelo, Yoongi se arrepintió de no haberle advertido a las esclavas en su hogar que nadie molestara a su esposo ese día.

Chasqueando su lengua con molestia. Yoongi rodeó la casa de su abuelo, sabiendo perfectamente que ambos iban a estarle esperando en la parte trasera.

—¿Me llamaban? —preguntó tras observar a ambos hombres sentados en la mesa, hablando entre ellos.

—¿Cómo está el doncel? —cuestionó su abuelo cuando le observó—. Me enteré de que ayer rescató a un niño en el lago.

—Está bien, solo ayer que le costó entrar en calor pero nada más —respondió.

—¿No despertó con su temperatura alta, tos o con su nariz goteante? —preguntó esta vez su hermano.

—Su voz se escuchó algo más profunda que suave, pero asumí que era porque recién estaba despertando —respondió—. No había nada más aparte de ello.

—Eso es bueno, odiaría que el chico se enfermara —asintió el abuelo Min, satisfecho.

—¿Qué sucedió con la familia de los niños? —indagó Namjoon.

—Ayer ambos pequeños estaban bien, asustados, pero bien —respondió—. Ordené a un par guerreros que se estuvieran dando vueltas por si necesitaban algo y otros que se mantuvieran por alrededor, en especial cuando fueran a buscar agua o a lavar la ropa —explicó—. ¿Me llamaron con urgencia por esto? —preguntó confuso.

—Siéntate —indicó Gook-Hwan, señalando el asiento a su izquierda libre.

—¿Qué sucede? —preguntó, detectando el cambio en el humor de ambos contrarios inmediatamente.

—El bosque prohibido ha estado inquieto últimamente —comentó su abuelo, observando hacia este.

—¿Otra vez? —preguntó, frunciendo sus cejas—. Creí que con la ida de mi padre se calmaría —expresó.

—La cosa es, que Jungkook reportó un barco navegando cerca de nuestras rutas —anunció Namjoon, dejando sobre la mesa un trozo de tela con el mensaje.

—Estas rutas... Son las nuevas —murmuró luego de leerlo.

—Exacto, son aguas difíciles de navegar y los únicos que tiene el conocimiento de cómo hacerlo es Jungkook, quien obviamente tuvo que reportarlo ante nosotros y nuestro padre —expresó su hermano.

—Entonces, nuestro padre está utilizando estas rutas para... ¿Está molestando a los dragones otra vez? —preguntó observando hacia el bosque—. Cómo lo hizo, lo habríamos detectado inmediatamente si se hubiese acercado a nuestras tierras —indicó mirando a su abuelo y hermano.

—Esta es la cosa —anunció Gook-Hwan, dejando un mapa de su isla sobre la mesa—. La ruta que está utilizando, no solo es difícil por las corrientes marinas, sino que también, el camino los lleva a rodear esta parte de la isla, justo dónde está el terreno de los dragones —explicó.

—Es un lugar difícil de acceder debido a las rocas grandes que hay, pero con lo desesperado que debe de estar Te-Woong, no me sorprendería si hubiera encontrado la forma de acercarse sin dañar su barco —comentó Namjoon.

—Comprendo, formaré un equipo para revisar ahora mismo —decidió Yoongi.

—No puedes llevar un grupo de guerreros al terreno de los dragones, lo tomarán cómo que lo vamos a lastimar y nos atacarán —indicó su abuelo.

—Iré solo —anunció.

—No lo creo —negó Namjoon—. No sabemos cuántos hombres lograron invadir con nuestro padre, y el barco que descubrió Jungkook cubre al menos para veinte personas —indicó—. Ir solo sería matarte a ti mismo, tanto como ir con muchos —expresó.

—¿Qué se supone que haremos entonces? —preguntó enojado—. No podemos simplemente permitir que molesten a los dragones, o ellos finalmente se defenderán y el caos volverá.

—Ve con Jungkook y cuatro más —decidió el abuelo Min.

—¿Jungkook? Como se supone que iré con él cuando está en el mar —cuestionó.

—Ya no más —anunció Namjoon—. Nuestro primo estará llegando mañana —informó.

—Si, como siempre dice que llegará tal día —resopló.

—Esta vez es real —anunció su hermano—. El barco ya está a la vista, mañana a medio día, si no es que antes, debería de estar entrando a nuestra costa —aseguró.

—Bien, entonces iré con Jungkook y cuatro hombres —aceptó no muy feliz—. ¿Eso es todo? —preguntó.

—Es todo —asintió su hermano.

—Si estás pensando en visitar a Taehyung, déjalo —ordenó su abuelo sin verlo—. Ese chico está ocupado preparándose para recibir a su prometido, será mejor que no le molestes —advirtió.

—No lo iba a visitar —gruñó, sentándole un poco mal que el doncel estuviera tan expectante y feliz ante la llegada de su primo.

Eso solo le decía cuan enamorado seguía estando Taehyung de ese idiota arrogante.

Soltando un suspiro, Yoongi retrocedió en su silla y se levantó, solo para observar a un hombre familiar dirigirse hacia ellos acompañado del mismo joven esclavo que estuvo en su casa más temprano.

—Está bien, Hoseok, puedes retírate —ordenó el abuelo Gook-Hwan cuando el sanador finalmente estuvo frente a ellos—. ¿Averiguaste lo que te pedimos? —preguntó, lo que por supuesto que llamó la atención de Yoongi.

—Así es, señor —asintió y abrió su bolso sacando algunas hierbas—. Este conjunto ayuda a las mujeres y donceles a no quedar embarazados, y con el uso excesivo, provoca desde perder a un bebé, hasta cambiar el cuerpo para que nunca pueda concebir —informó y Namjoon maldijo al ver que eran las hierbas que le había entregado Jimin, exactamente las mismas, que su esposa tomaba.

—¿Qué hay de las otras? —preguntó el jefe del clan.

—Tuve que investigar un poco más, pero su fuente tenía razón, estas ayudan a que el cuerpo tanto del hombre como la mujer se vuelvan más fértiles —explicó, sacando el otro conjunto de hierbas—. Ni siquiera sabía que combinar este tipo de plantas lograría aquello, ha conseguido un sanador con buen conocimiento con el cual me gustaría hablar para saber si tiene más conocimientos que compartir —expresó ansioso.

—El ya se fue —anunció Gook-Hwan—. Gracias por confirmar sus palabras, ya puedes retirarte —ordenó y lo observó hasta que el hombre mayor se fue.

—¿Puedo saber de qué estaba hablando y por qué Namjoon se ve como si quisiera matar a alguien? —preguntó Yoongi, observando confundido la expresión de su hermano.

Qué iba desde la molestia hasta el dolor.

—Jimin le dijo a tu hermano que Ahin estaba tomando esas hierbas y por ello no quedaba embarazada —anunció el abuelo—. Llamamos al sanador para preguntarle, y como escuchaste... Tu esposo tenía razón —expresó con un suspiro.

—Eso... ¿Por qué el hijo del jefe del clan Park tendría que saber las propiedades de las hierbas? —preguntó confundido—. No creo que un tipo como SiWon estuviera interesado en que uno de sus hijos estudie eso.

—SiWon no está interesado en eso ni creo que alguna vez le haya prestado algo de atención a Jimin realmente —expresó Namjoon, observando las hierbas en la mesa—. Si observaras el comportamiento de tu esposo y escucharas lo que dice, te darías cuenta de que hay algo ahí que no dice del clan Park.

Yoongi se quedó en silencio, pensando en las palabras de su hermano.

—¿Qué vas a hacer con la víbora de tu esposa? —cuestionó el abuelo Min, observando a Namjoon.

—No lo sé, necesito pensar —respondió el jefe del clan, solo contemplando las hierbas en la mesa.

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