༺ Capítulo XXIX ༻

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Con carcajadas estruendosas, el sonido de conversaciones alegres, la música llenando todo el lugar, la felicidad parecía ser algo palpable en el clan Min en ese momento, quienes se encontraban celebrando el regreso de Jungkook junto a sus hombres, festejando las riquezas que este había traído con su llegada.

El solo saber que Jungkook había ganado sus batallas, era un acto para celebrar para todo su clan.

Y sentado en su mesa junto al resto de su familia, Min Yoongi bebía cerveza de forma moderada, deseando tener su mente despejada, en lo que sus ojos seguían la figura de su esposo bailando frente a una gran fogata, divirtiéndose con los demás miembros de su clan.

Aunque no lo quisiera, su mirada seguía cada movimiento de aquel esbelto cuerpo que danzaba alegremente, bebiendo de aquella hermosa sonrisa de ojos y deleitándose con el sonido de su risa que sobresalía por encima de las demás, siendo un sonido armonioso como el canto de los dioses.

La forma en que sus gruesos labios se estiraban y se movían, era algo que Yoongi no podía dejar de admirar, deseando que esa sonrisa... Fuera para él.

"Ah, pero qué estupideces estoy pensando" se reprochó a sí mismo.

Observando a su izquierda, Yoongi contempló a su primo sentado junto a Taehyung, y a pesar de que Jungkook no parecía estar muy conversador en ese momento, la poca atención que le brindaba a su prometido era suficiente como para que este se derritiera en alegría, lo cual era un poco... Molesto.

Había sido él quien estuvo con el doncel cada vez que necesitó de alguien, quien corrió hacia él cada vez que necesitaba ayuda, y aun así...

Taehyung nunca le observó de aquella forma.

Sintiendo algo de molestia, alejó su mirada y observó nuevamente a su esposo bailar. De pronto, la conversación que habían tenido sobre su caballo llegó a su mente.

¿Será que Jungkook finalmente se quedó al lado de su prometido debido a que él no había intervenido sentándose al lado de Taehyung?

Porque si hubiera sido antes de que se casara, lo más probable es que se hubiese sentado en el otro lado del doncel y se habría puesto a conversar con este para que no tuviera que sufrir del frío trato que estaba recibiendo en ese momento por su primo.

Pero... Lejos de estar triste en ese momento, Taehyung radiaba de felicidad por la poca atención que recibía.

Tal vez... Si él no hubiera intervenido antes, ¿Taehyung habría estado igual de bien?

De por sí, Jungkook parecía estar un poco más receptivo a su prometido ahora que no estaba sentado cerca.

Frunciendo el ceño, Yoongi observó el vaso a medio llenar de cerveza frente a él.

Si alguien se hubiera sentado al lado de Jimin, ¿acaso él no habría reaccionado igual de frío y molesto?

¿Realmente lo habría hecho?

Después de todo, no es como si realmente estuviera enamorado de Jimin. Aunque... Aceptaba que el doncel tenía su encanto, su propia belleza.

Considerando que sí le irritó que montara a caballo tan cómodamente con SeHun, lo más probable es que sí le habría molestado si este mismo se hubiera sentado al lado de su esposo para hablar con él.

—Mierda... —pronunció bajo, observando a su esposo mientras reconocía para sí mismo, que tal vez Jimin había tenido razón en sus palabras.

—¿En qué piensas que tienes ese rostro mientras observas a tu esposo? —cuestionó su abuelo, tomando el asiento que Jimin había dejado desocupado para salir a divertirse.

—Jimin me dijo algo que me dejó pensando —reconoció, lo que por supuesto llamó la atención de Gook-Hwan.

—¿En serio? ¿Y qué fue lo que te dijo? —indagó.

—Que más que ayuda, soy una molestia para ese par —respondió, señalando con su cabeza a Jungkook y Taehyung.

—Interesante —expresó su abuelo con una sonrisa.

—¿Por qué? —preguntó, observándole.

—Porque precisamente eso es lo que te he venido diciendo desde hace tiempo, pero solo ahora es que parece estar penetrado en tu cabeza terca —respondió—. ¿Por qué? ¿Qué fue lo que te dijo que te hizo pensar aquello? —cuestionó.

Los labios de Yoongi se torcieron en una mueca y se bebió el resto de su cerveza.

—¿Y bien? Sigo esperando aquí —presionó su abuelo.

La mirada del guerrero recorrió la mesa en busca de algo que distrajera a su abuelo, pero así como Taehyung y Jungkook parecían estar ocupados en una aparente conversación, Namjoon miraba fijamente en una dirección aprovechando la ausencia de Ahin.

Sabiendo que no podría escapar, Yoongi suspiró y enfrentó a su abuelo.

—Hoy, cuando fuimos a recibir a Jungkook, me molestó que montara a caballo con SeHun, y devuelta me dijo que no debería de molestarme porque estaba haciendo lo mismo que hice yo, y que probablemente así como me sentía era que se sentía Jungkook —explicó.

—Así que lo comprendiste gracias a un ejemplo claro —pronunció con una sonrisa—. Probablemente, aunque lo hubiera intentado de esa forma, no habría funcionado —expresó.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque no soy Jimin —respondió su abuelo y señaló con su cabeza al doncel.

—Sí, pero hay una diferencia ahí —argumentó sin poder contenerse—. SeHun es un guerrero soltero —indicó.

—Antes tú también eras un guerrero soltero —le recordó su abuelo.

—Sí, pero yo sabía que estaba comprometido con Jungkook y mantenía la distancia —discutió.

—¿Realmente crees que mantenías la distancia? —preguntó, alzando una ceja—. Ahora eres un hombre casado con un hermoso doncel. Dime, ¿qué sentiste al ver a Jimin tan cerca con otro guerrero? Aun si este es tu gran amigo, ¿de igual forma te sentiste cómodo con que lo tocara con confianza? —cuestionó.

Y en respuesta, Yoongi chasqueó su lengua sin responder nada.

—No intentes esconder esos sentimientos ni hacerte el tonto —indicó su abuelo—. Si dejarás de ser tan terco, muchas personas podrían ser felices —comentó y observó a Jimin nuevamente—. Es un hermoso doncel por dentro y por fuera, ¿no? —expresó.

—No es el típico doncel... Pero tiene su propio encanto —reconoció, observando como aquella larga cabellera negra brillaba con reflejos azules en lo que se movía siguiendo su baile.

—Te hace pensar por qué hay tantos rumores malos rondando de él, ¿cierto? —siguió su abuelo.

—Cada rumor sale por algo —respondió—. Así como los míos con Taehyung son producto de mi acercamiento con él, algo debe haber hecho Jimin también —expresó.

—Sí, no aguanto la mierda de otras personas, ni la tuya —respondió con una sonrisa—. A veces, los rumores solo nacen de la maldad, no olvides eso —aconsejó—. Si Jimin realmente fuera una mala persona, no lo habrían aceptado nunca, pero míralo ahora, riendo y bailando con los demás miembros del clan.

En silencio, la mirada de Yoongi fue hacia su esposo y algo raro se removió en su pecho, no era malo o doloroso, pero sí extraño.

—Lo aceptaron mejor luego de que ayudara a rescatar a esos niños en el lago —aceptó Yoongi.

—Es alguien verdaderamente hermoso, tanto por dentro como por fuera, y si tú no quieres verlo, otros si lo harán —expresó su abuelo con tono misterioso.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó.

Pero en vez de responder, la mirada de su abuelo fue en silencio hacia un lugar.

Imitándolo, Yoongi observó a los miembros que se habían quedado sentados solo en la mesa, observando y bebiendo. Inmediatamente, capturó aquellas asquerosas miradas acaloradas que seguían el cuerpo danzante de su esposo.

Y la mirada que más irritó a Yoongi de todas esas, fue la de su amigo, SeHun, quien parecía tener sus ojos pegados sobre Jimin, siguiéndolo en cada movimiento.

—Jimin tiene un alma hermosa que naturalmente atrae a otros a pesar de su personalidad algo hosca, pero si lo logras conocer bien... Puedes caer encantado en su hechizo —expresó su abuelo—. Soltar un tesoro así, es de idiotas.

—¿Qué más quieres? Ya estamos casados —le recordó.

—Solo tienen el nombre, pero realmente no actúan ni como conocidos, ni siquiera me sorprendería si no durmieran en la misma cama —comentó el abuelo Min, negando.

—Pero si lo hacemos —anunció.

—¿Como amantes? —le observó.

—Solo dormimos en la misma cama —dijo observándole con sus cejas fruncidas—. Sabes que el casarme no hará que mágicamente todos mis sentimientos desaparezcan y nazcan nuevos —le recordó.

—Pero si no lo intentas tampoco podrás hacerlo nunca —indicó—. Si no quieres verlo como un amante, comienza conociéndolo como un amigo al menos, por algo tienes que comenzar —se encogió de hombros—. Te dejo para que pienses en ello —comentó levantándose y dejándole.

—Un amigo... —murmuró Yoongi.

Su mirada viajó hacia Taehyung y contempló lo cómodo que parecía estar con Jungkook a pesar de que había pasado meses sin verlo.

Y su primo... Si parecía estar interesado de la misma manera.

En toda la noche, Taehyung ni siquiera le había dedicado una mirada por estar concentrado en todo lo que Jungkook decía o hacía, cuando antes probablemente él sería el centro de su atención.

Tensando su mandíbula, apartó la mirada y contempló a su esposo finalmente terminar de bailar y volver a la mesa con ellos.

Pero en vez de ir con él y sentarse a su lado, Jimin fue con Namjoon y tomó el asiento que Ahin había dejado abandonado tras retirarse con la excusa de no sentirse muy bien.

Su mirada se quedó trabada en los dos, contemplando con cierta molestia como ambos hablaban por lo bajo tan cómodamente, inclinándose cerca del otro.

Sintiendo algo crujir bajo su mano, Yoongi alejó su mirada y observó la mesa para encontrarse con el vaso en el cual había estado tomando cerveza, yacía inservible ahora.

Forzando un suspiro escapar de su cuerpo, obligó a sus dedos a soltar el vaso, encontrando con ello un pequeño corte sangrante en su mano que no era realmente algo importante.

Alzando la mirada, contempló hacia su izquierda para observar a Taehyung recibir agradecido el abrigo de piel que Jungkook colocaba sobre sus hombros, y luego observó a su derecha, observando a su esposo y hermano riendo como si compartieran un secreto.

Eso... Ese gesto provocó algo oscuro y mucho más profundo que lo que sintió al observar a Taehyung con su primo.

Cuando Jimin se volvió a alejar tras lanzarle una mirada sonriente, le siguió mirando y le observó bailar esta vez con niños.

Sin pensarlo, Yoongi se levantó y se dirigió hacia su hermano. Estando a su lado, tomo asiento donde antes había estado su esposo.

—¿De qué hablabas con Jimin? —cuestionó.

—Algo que es entre nosotros —respondió, observándole.

—¿Mi esposo tiene secretos con mi hermano? ¿Sabes lo bien que suena eso? —alzó una ceja.

—Creí que no te interesaba lo que hacía tu esposo o no —dijo con tono divertido—. Pero está bien, solo para que no pienses mal de Jimin, solo te comentaré que estábamos hablando de cierta persona que ha atraído mi atención y tu esposo se dio cuenta de ello —explicó.

—¿Alguien que llamó tu atención? —repitió y sin que se diera cuenta, todo su cuerpo se relajó con ello—. ¿Aún no hablas con Ahin?

—He estado presionándola para ver si me cuenta la verdad por si misma, pero hasta el momento eso no ha sucedido y nuestra relación no hace más que empeorar con ello —confesó y observó a cierto rubio en específico, que se mantenía aislado solo.

—¿Por qué no simplemente la echas si todo está tan mal? —cuestionó.

—En este momento, nuestro padre es mi prioridad, no una esposa mentirosa —explicó Namjoon y luego volvió si mirada hacia él—. ¿Sabes? Deberías de darle una oportunidad a Jimin, es un doncel entretenido y divertido cuando realmente lo conoces —comentó.

—¿Coincidencia? Mi abuelo ha dicho lo mismo —suspiró y buscó a su esposo con la mirada.

Viéndole terminar de bailar una canción con unos niños, una pequeña sonrisa tiró de sus labios al verle ser rodeado por otro grupo de jóvenes, pidiéndole bailar también.

Un repentino deseo de ir y pedirle un baile surgió en él tras verle comenzar a bailar nuevamente.

Se veía tan diferente en ese momento, tan hermoso y brillante a diferencia de cuando ambos estaban juntos, ya fuera por la cerveza que había tomado o porque Jimin realmente era así de alegre y chispeante, Yoongi simplemente no podía dejarle de mirarle.

—Solo ve a pedirle un baile —indicó su hermano con tono divertido—. Creo que la cerveza le ha relajado lo suficiente como para aceptarte.

Parpadeando, Yoongi observó a su hermano y resopló.

—Solo iré porque aún no he bailado con él —se excusó.

Namjoon solo le sonrió mostrando unas pequeñas hendiduras en sus mejillas, sin decir nada más.

Caminando hacia su esposo una vez terminó de bailar con los pequeños, la pequeña sonrisa del guerrero se borró cuando contempló a SeHun acercarse primero y pedirle un baile.

—Lo siento, no podrá bailar contigo —anunció interponiendo entre ambos.

—¿Yoongi? —pronunció Jimin, observándole confundido.

—Temprano te estabas quejando sobre tu tobillo, ¿no? —le recordó antes de tomarlo entre sus brazos—. No debes de bailar tanto o ese dolor podría empeorar —anunció y simplemente se lo llevó de ahí.

—Creo que mi pie está lo suficientemente bien como para caminar por mí mismo —expresó el doncel.

—No lo creo —rechazó el guerrero tajantemente.

Y sin darle oportunidad alguna a Jimin, Yoongi se sentó en la mesa, solo que... En vez de sentar al doncel a su lado, lo sentó directamente en su regazo y lo mantuvo en su lugar, rodeando su cintura con un firme brazo.

—Esto es increíble, no puedes utilizar la fuerza de tu cuerpo para siempre lograr lo que quieres —refunfuñó Jimin—. Como si ya no tuviera suficiente de ti en la cama —se quejó.

—Admite que si te gusta dormir conmigo sobre ti —sonrió Yoongi.

—Claro que no, apenas puedo moverme por tu culpa —gruñó y observó hacia Namjoon cuando este rió—. No te atrevas a seguir —amenazó.

—Lo siento, pero tener ese tipo de conversación en la mesa... —pronunció Namjoon con una sonrisa.

—Ese tipo... De conversación... —repitió confundido el doncel, y luego sus mejillas se enrojecieron al entender—. Es tu culpa —acusó hacia su esposo.

—Nosotros solo estábamos hablando —indicó con una sonrisa burlona.

Soltando un sonido irritado, Jimin le ignoró y tomó un vaso de cerveza.

—Dame también, no es bueno que bebas tanto —expresó Yoongi al verle ir por otro.

Habiendo mirado al doncel, obviamente sabía que no eran los primeros vasos que había tomado durante la noche.

—No es mi culpa que tu cerveza sea buena —argumentó, cogiendo otro vaso para Yoongi—. ¿Qué te paso en tu mano? —preguntó al ver un corte.

—No es nada, solo una pequeña herida por un descuido —descartó Yoongi.

—No seas idiota, debes de ver tus heridas, aunque sean pequeñas —resopló, tirando del borde de su camiseta para romperla en una tira—. Es una verdadera perra cuando se te infecta una herida —comentó, tomando su mano para correr la fuera de la mesa y rociar algo de agua en ella.

—¿Tan malo es? —preguntó Yoongi, observándole con atención al recordar las pequeñas cicatrices en el cuerpo de Jimin.

—Sí, ni siquiera sabes que ha pasado hasta que no te puedes levantar de la cama por ese calor que invade tu cuerpo —expresó, secando cuidadosamente el corte en el centro de la palma.

—Pero con sirvientes en tu casa te pueden ayudar —indicó y su esposo resopló.

—Simples mortales como yo no cuentan con esclavos o sirvientes, si estás abandonado solo en una choza lejos de todos, tienes que aprender a verte por ti mismo si no quieres morir por algo tan tonto como una herida infectada —expresó, envolviendo su mano con la tira de su camiseta—. Cuando volvamos a casa acuérdame de colocarte algo de ungüento —indicó volviendo por su cerveza.

—Dudo que hagas algo cuando el efecto de la cerveza acabe —murmuró.

—Sigues siendo mi esposo, Min Yoongi, si mueres en algún momento, no quiero que sea por algo tan estúpido como eso —resopló, tomando la jarra por más cerveza.

En silencio, Yoongi se la quitó y en cambio dejó frente a él un plato con carne y un vaso de agua.

Si Jimin tuvo alguna queja, no pareció tan interesado mientras comía.

Pero ahora... Yoongi no podía dejar de observarlo con más atención que antes.

Realmente, ¿qué clase de vida había tenido antes su esposo como para decir esas cosas? ¿Qué quería decir con una choza abandonada?

¿Que... Había sido de su vida antes de llegar al clan Min?

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