༺ Capítulo XXII ༻


Dirigiéndose a la casa de Namjoon, Jimin no podía evitar sonreír suavemente cada vez que recordaba el rostro de ambas esclavas tras salir anunciando que iría con el jefe del clan Min, sin revelar su motivo.

En realidad, el doncel no tenía por qué dar explicación alguna de los lugares a los que iba a las dos esclavas, pero sabiendo que aquello alteraría a esas molestas mujeres, Jimin simplemente no pudo resistirlo.

A esas dos le vendría bien sufrir un poco, tal vez el miedo les haría recapacitar y comportarse como se supone que deberían de hacerlo, aunque él era feliz mientras simplemente le dejaran tranquilo, no le importaría realmente usar la diferencia entre sus posiciones con esas dos molestias.

Visualizando la casa del jefe del clan, Jimin inclinó ligeramente su cabeza hacia un costado, pensando en lo que el hombre querría hablar con él

Durante la noche, mientras le expresaba sobre sus sospechas de Ahin, Namjoon no se había mostrado particularmente feliz o como si le creyera al respecto, y como su estúpido marido actuó al igual que un salvaje, simplemente tomándolo entre sus brazos para llevárselo sin dejarle terminar su conversación, ni siquiera creyó que su cuñado podría seguir pensando en ello.

Lo que tal vez revelaba que sus sospechas no eran tan infundadas.

Deteniéndose frente a la puerta de la casa, el doncel de cabello negro se quedó de pie en su lugar tras percibir a la pareja discutiendo lo suficientemente fuerte como para que pudiera escuchar los gritos aun desde afuera.

Sin molestarse en tocar o anunciar que estaba ahí porque sabía que no sería escuchado, Jimin simplemente empujó la puerta y entró en la casa.

Parados frente a la mesa, la pareja discutía fuertemente.

O más bien, Ahin gritaba a diestra y siniestra, insultando a su esposo sin siquiera importarle que unos pocos esclavos seguían por ahí, escuchando todo a pesar de que no lo demostraran.

En sí, le sorprendía que Namjoon pudiera seguir manteniendo la calma con esa expresión estoica, a pesar de que su esposa lo estuviera insultando de ser poco hombre por no haberle dejado embarazada aún.

Oh, realmente era una perra malvada.

Chasqueando su lengua con molestia, Jimin colocó su plateada mirada sobre cada sirviente y les ordenó salir con un dedo en sus labios, diciéndoles que se fueran en silencio.

Tan concentrados estaba el matrimonio discutiendo, que ni siquiera se percataron del momento en que solo quedaron ellos tres.

Y Jimin dudaba seriamente que estuvieran al tanto de que él también se encontraba ahí, con ellos.

—¡Todo esto es tu maldita culpa! —exclamó Ahin, apuñalado a su esposo con un dedo en su pecho, llena de resentimiento—. Me preguntas que por qué todavía no he logrado quedarme embarazada como si yo tuviera la respuesta a ello.

—¿No la tienes? —expresó Namjoon, con su mandíbula tan tensa que llegaba a verse doloroso.

—Esto es increíble —chilló la mujer, agitando su cabeza—. ¿Por qué intentas culparme a mí? ¿A caso no puedes ser tú el problema?

—¿Yo? —alzó sus cejas, señalándose a sí mismo.

—¡Si! Tu padre también lo decía, ¿no? —se burló—. Estoy empezando a creer que no eres realmente un hombre y por ello no logras dejarme embarazada, pero como no quieres aceptarlo me acusas a mí de ello —expresó observándole de arriba hacia abajo como si no fuera la gran cosa.

—¡Ya he tenido suficiente! —gritó Namjoon, sobresaltando a la mujer—. Por muy esposa mía que seas, no seguiré aguantando tus insultos y toda tu mierda —declaró observándole furioso.

—¿Me has gritado? —exclamó Ahin, como si no pudiera creer aquello.

—Ya he tenido suficiente de ti, me has hartado, lárgate. —ordenó alejándose de ella para tomar asiento en su silla en medio de la sala.

—¿Cómo te atreves a decirme que me largue de mi propia casa? —chilló indignada, pisoteando el suelo.

—No sigas más con esto, Ahin, ya me tienes cansado, hasta el punto de querer golpearte solo para que cierres esa venenosa boca tuya —espetó con mal humor, lanzándole una mirada fría.

—¿Cómo puedes decirme algo tan horrible como eso? —jadeó tocando su pecho y Namjoon resopló una risa sin humor.

—Largo. —ordenó con tono duro.

Soltando un grito indignado y totalmente molesto, Ahin finalmente se dio vuelta y se detuvo de golpe cuando le observó.

—Hola —sonrió Jimin, lo que solo pareció enfurecer más a la mujer.

—¿Qué haces tú aquí? —espetó molesta—. No puedes simplemente entrar en la casa de otra persona sin haber sido invitado —gruñó—. Largo de aquí, fuera —ordenó.

—Yo lo invité —anunció Namjoon—. Y a ti te dije que te fueras, no a Jimin —declaró observándole con molestia.

—Esto es increíble, no puedo creer que te desquites conmigo solo por decirte la verdad —espetó—. Tienes que aceptar que no eres tan hombre como crees y dejarme en paz —ordenó alzando su mentón toda arrogante.

—Te dije largo. —repitió su esposo, con un tono más duro y frío que antes.

Maldiciendo, Ahin retomó su camino totalmente molesta e indignada.

Cuando pasó por al lado del doncel, este simplemente no pudo evitar mover su pie, colocándolo en el camino de la molesta mujer y provocando que esta tropezara y cayera fuertemente en el piso de rostro.

—Oh, mierda —exclamó Jimin, intentando ocultar su sonrisa con fingida preocupación—. ¿Estás bien? Estabas tan distraída que ni siquiera observabas por donde ibas —se lamentó, estirando su mano hacia ella, observando complacido como su nariz sangraba.

—Eres un estúpido, tú hiciste esto —acusó observando con horror la sangre en sus dedos—. ¡Me ha lastimado! ¡Dile algo! ¡Castígalo por hacer que me cayera! —le exigió a su esposo levantándose del suelo, ignorando la ayuda que "amablemente" Jimin le ofrecía.

—No tengo por qué castigar a Jimin por tu estupidez y descuido, mujer —expresó Namjoon con tono duro, observándole como si ya estuviera aburrido de ella.

—¡Te vas a arrepentir de esto! —gritó furiosa, dándose media vuelta para correr lejos sin ver por dónde iba.

Y esta vez, Jimin realmente no tuvo nada que ver cuando Ahin se estrelló contra un esclavo que parecía estar cargando un balde con agua sucia que terminó cayendo sobre la mujer.

Abriendo y cerrando su boca sin decir nada realmente, Ahin gritó indignada y furiosa cuando pudo reaccionar finalmente.

—¡ERES UN COMPLETO INÚTIL! —le gritó al pobre esclavo antes de empujarlo y salir de ahí dando fuertes pisotones.

—S-señor... —balbuceos el hombre totalmente horrorizado.

—Está bien, fue culpa de mi esposa por no observar por donde caminaba —descartó Namjoon—. Levanta eso y retírate —ordenó, a lo que el esclavo inmediatamente obedeció.

—Fue algo entretenido de apreciar —comentó Jimin, acercándose—. No pensé que Ahin tendría esa clase de personalidad en casa considerando como se muestra fuera de esta —expresó.

—Puedes decirlo libremente, es una perra —pronunció Namjoon, pasando sus manos por su cabello con frustración—. ¿Escuchaste todo lo que me dijo?

—Uhm, no creo que todo, mayormente como te insultaba por ya sabes qué —respondió.

—No sé cómo ocurrió —murmuró observando sus manos—. Un momento estábamos hablando tranquilos y solo mencioné la posibilidad de un bebé y solo... Estalló —expresó, observándole con pesar—. Comencé a tener mis sospechas anoche luego de hablar, y con esto... Creo que tienes razón.

—Si, creo que sería mejor tener esta conversación en un lugar con menos ojos y oídos —expresó, observando a su alrededor, ya que a pesar de que había corrido a los esclavos, otros sirvientes se estaban dando sus vueltas fingiendo sus quehaceres en la casa.

Comprendiendo rápidamente, Namjoon se levantó de su asiento.

—Vamos a la casa de mi abuelo, no tiene muchos sirvientes en este momento —anunció.

Asintiendo, Jimin siguió a su cuñado afuera y caminó a su lado mientras se dirigían a la casa de Gook-Hwan.

—Antes no era así —comentó Namjoon—. Fue una mujer dulce cuando nos casamos, pero con el tiempo... Comenzó a cambiar —suspiró.

—¿Fue más o menos el tiempo en el que comenzaron a intentar tener un hijo? —preguntó Jimin.

—Más o menos —asintió distraído—. Mi padre comenzó el tema en una cena y nosotros lo seguimos conversando en casa, pero en ningún momento Ahin me dijo que no deseaba tener un bebé y luego de que lo intentáramos y nada saliera... Poco a poco dejamos de hablar del tema —contó—. Ahora...

—¿Qué sucede? —preguntó el doncel, observándolo.

—Antes de que llegaras al clan, llegué a pensar que yo era el problema, un poco hombre como decía mi padre, pero... Con lo que me dijiste anoche no he parado de pensar en todo esto —expresó—. Pero ¿y si realmente yo soy el que es defectuoso y solo culpo a mi esposa por no aceptarlo?

—Si estás pensando en ello es porque realmente tienes tus dudas respecto a Ahin —indicó Jimin con la mirada al frente—. Y siendo sinceros, no te veo como una persona que no asume sus defectos, sino más bien como alguien que los ve e intenta buscar una solución.

—Llevas poco tiempo aquí, no puedes saber eso —expreso Namjoon, observándole con una ligera sonrisa.

—Puedo llevar poco tiempo, pero tengo oídos y ojos —respondió y siguió al jefe del clan cuando este comenzó a rodear la casa del abuelo Min.

—Bien, aquí podremos hablar tranquilamente —anunció Namjoon tras llegar a un jardín trasero.

Acercándose a la mesa, la mirada de Jimin viajó hacia el verde paisaje frente a ellos.

—Ese es el bosque prohibido, ¿no? —preguntó tomando asiento en la mesa, al igual que el contrario.

—Sí, a mi abuelo le gusta verlo —asintió, dirigiendo toda su atención al doncel de ojos plateados—. Entonces, ¿sobre lo que me hablaste anoche? —retomó.

—Las hierbas que Ahin toma supuestamente para su dolor de estómago, no son realmente para eso —anunció.

—Eso insinuaste anoche, pero si no son para ello, ¿para qué son? —preguntó con seriedad.

—Creo que sabes perfectamente lo que son —indicó Jimin—. Debiste de haber unido los puntos del tiempo en que comenzó a tomarla y cuánto tiempo es que llevan intentando tener un hijo...

—Necesito oírlo —pidió.

—Esas hierbas se usan para evitar quedar embarazadas —anunció, logrando que Namjoon suspirara y cerrando sus ojos con fuerza—. Funciona tanto en hombres como mujeres, y si una persona embarazada la toma con constancia, podría incluso perder a su bebé —reveló.

—¿Cómo puedes estar tan seguro de que son ese tipo de hierbas? —cuestionó, observándole.

—Porque sé sobre el manejo de las hierbas y sus propiedades, y esas son para evitar quedar embarazada —respondió—. Pero si dudas de mí, puedes conseguir una muestra y preguntarle a alguien con conocimientos al respecto, no es algo realmente desconocido.

—Ahin siempre las tiene con ellas —anunció—. Ni siquiera he visto que alguna vez las deje por ahí o que se la entregue a una esclava o sirvienta.

—Pero de alguna parte las tiene que conseguir, ¿no? ¿A caso alguien la comercializa aquí? —preguntó.

—Tenemos a un sanador, un hombre mayor con conocimientos de hierbas, que viene un par de veces en cada luna llena, pero él trae sus propias cosas y no se ha encontrado con Ahin —respondió—. Tenemos un trato con él porque nuestra tierra es rica en distintos tipos de hierbas que necesita para sanar —comentó.

—Entonces, perfectamente Ahin pudo conseguirlo de aquí —expresó observando al bosque—. Después de todo, esas hierbas no necesitan un cuidado especial, surgen en cualquier lugar —informó.

—De acuerdo —pronunció Namjoon, sin mirarlo—. El hombre que te dije estará aquí pronto, no podré conseguir una muestra de Ahin, por lo que necesito que me consigas tú esas hierbas para poder mostrárselas. Si lo logras, demostrarás que mi esposa las consigue de aquí y si el sanador las reconoce, todo lo que me has dicho sería verdad —expresó.

—Puedo hacerlo, solo necesito que me digas el lugar donde puedo encontrar distintos tipos de hierbas —pidió el doncel.

—Hablaré para que alguien te acompañe —decidió—. No tengo que decir que esto es algo solo entre nosotros, ¿cierto? —le observó alzando una ceja—. Ni una palabra al respecto a nadie, ni siquiera a Yoongi.

—Sin problema —aseguró Jimin—. Si yo no le pregunto nada, entonces él tampoco tiene derecho a exigirme cosas —prometió.

—De acuerdo —asintió Namjoon—. Respecto a estas hierbas, ¿si la tomas seguido puede dañar tu cuerpo para no tener nunca un hijo? —indagó.

—Con el uso prolongado, sí —asintió el doncel—. Generalmente, se toma luego de tener relaciones y por siete lunas más para estar seguro, pero no cada día por más de un ciclo lunar o te quita completamente la posibilidad de tener un bebé —respondió.

—¿Y si Ahin lleva cuatro ciclos lunares bebiéndola sin falta? —preguntó, con un brillo frío en sus ojos.

—A estas alturas su cuerpo ya debe de haber cambiado —expresó tocando su mentón pensativamente—. Aun si las dejara por un largo periodo de tiempo y tienen relaciones seguido, dudo mucho que un ser vivo nazca en su vientre —respondió.

—¿Qué sucede si yo también bebí de ella sin saber? —cuestionó.

—¿Ahin te dio de beber? —preguntó el doncel y el contrario asintió con una mueca.

—Estuve enfermo del estómago una vez y Ahin me ofreció de su agua, como vi que no estaba surtiendo real efecto, la dejé, pero aun así la estuve tomando por un par de semanas —explicó—. ¿Mi cuerpo se dañó con eso?

—¿La volviste a tomar luego de ello? —preguntó Jimin, pensativo.

—Nunca más de lo que llevamos casados —respondió—. Y ella tampoco pudo habérmela dado a escondidas porque su sabor no era particularmente bueno, por lo que no podría ocultarlo —aseguró.

—No lo creo entonces —respondió el doncel para el alivio de Namjoon—. Necesitas un tiempo más largo para que tu cuerpo comience a cambiar producto de ella —explicó—. Pero así como existen hierbas que te quitan la posibilidad de tener un bebé, hay otras que las aumentan —comentó.

Y eso, pareció llamar la atención del jefe del clan.

—¿Crees que esas hierbas crezcan por aquí también? —preguntó.

—Es una posibilidad —asintió—. Podría traerte si encuentro, pero aunque las tomes, dudo mucho que puedas dejar a tu esposa esperando —comentó—. Y no creo que sea buena idea intentarlo con ella considerando que tomó de esa agua por su propia cuenta —indicó—. Puedo decir con ello que ella no quiere tener un bebé a ese extremo, por lo que no dudaría de que podría intentar deshacerse del pequeño si quedara embarazada —expresó.

—Ahin no es ese tipo de mujer —negó Namjoon.

—Te dio de esa agua sin decirte realmente lo que era, a pesar de que tú le expresaste tu deseo de querer un hijo y la sigue tomando sin culpa alguna hoy en día —le recordó.

—Lo sé —pronunció, con sus labios torcidos en una mueca—. Solo consígueme de esas hierbas también, ya veré lo que hago con ellas, pero tendré en cuenta tus palabras —prometió.

—Está bien, solo dime cuando quieres que vaya por ellas —expresó.

—Ahora mismo —anunció—. Conseguiré un mapa y alguien que te lleve.

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