༺ Capítulo XX ༻
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Cuando Yoongi abrió sus ojos, sintió algo de alivio al ya no sufrir ese terrible dolor de cabeza que lo había estado acompañando durante todo el día anterior, o al menos el tiempo que estuvo despierto.
Recordando todos sucesos de la noche anterior, el guerrero se incorporó levemente, solo lo suficiente como para comprobar que su esposo seguía estando atrapado bajo su cuerpo y sonrió al verificar lo que siempre supo.
Jimin no había podido huir de la cama.
Oh, pero eso no significaba que el doncel no lo hubiera intentado a juzgar de su pierna izquierda colgando fuera de la cama junto al brazo izquierdo, estirado lo más lejos de él.
Pobre chico, realmente había creído que tenía una oportunidad de escapar de él.
—Parece que finalmente te rendiste a lo inevitable, eh —pronunció bajo, con una pequeña sonrisita socarrona que estaba seguro, de que si el doncel hubiera estado despierto, se habría enojado y bufado molesto tras apreciarla.
Estirando su brazo izquierdo para apoyarse sobre su antebrazo, el guerrero se quedó mortalmente quieto cuando el doncel de cabello negro soltó un ruidito y presionó juntos aquellos abultados labios rellenos para luego mover su cuerpo aprovechando que le había dado una brecha para hacerlo al incorporarse levemente.
Pero en vez de girar lejos de él, Jimin se corrió acurrucándose más en el centro de la cama, contra él.
Eso inevitablemente provocó que Yoongi sintiera nuevamente ese pequeño cuerpo delgado contra el suyo y una mueca molesta surcó inesperadamente entre los labios del guerrero al encontrarse que, aquellas extremidades que habían alcanzado a escapar de su alcance estaban tan heladas como un hielo contra su cálida piel.
Tomando las mantas, las corrió más hacia arriba, asegurándose de cubrir más al doncel antes de acomodarse de costado.
Contemplando el rostro parsimonioso y tranquilo de su esposo, durmiendo totalmente en paz contra él, como si no hubiera nada mal en el mundo, tenía que reconocer que el chico si era... Lindo, ahora que sus cejas oscuras no tenían esa constante arruga entre ellas ni se movían graciosamente como cada vez que le respondía inteligentemente cada una de sus palabras.
Aquellos plateados ojos destellantes tan parecidos a una luna llena en todo su esplendor, se encontraban ocultos detrás de unos párpados que estaban rodeados de largas pestañas tan oscuras como su cabello.
Sus mejillas abultadas debido a su posición eran dulces, pero Yoongi tenía la sensación que se verían aún mejor si fueran un poco más rellenas.
Y considerando todo lo que le había demostrado el doncel que podía comer sin problemas, estaba seguro de que no tardaría mucho tiempo para que aquello ocurriera.
Pero si había algo, realmente... Dulce en ese rostro, era esa pequeña nariz respingona de botón junto a aquellos abultados labios rellenos que formaban un suave arco de cupido que lo hacían ver... Adorable y a la vez sensuales, a pesar de todas las cosas que soltaban dichosos belfos.
Labios, que había comprobado ser tan suaves como parecían, y a contradicción de la personalidad feroz del doncel, también eran dulces.
Instintivamente, la lengua de Yoongi emergió desde una esquina de sus labios, recorriendo entre ellos hasta llegar al otro extremo.
El deseo de volver a probar dicho lugar húmedo, cálido y dulce picó en él nuevamente.
Y antes de que se diera cuenta, estaba presionando sus labios contra aquellos abultados y suaves.
Jimin suspiró y entreabrió su boca, dándole total acceso para invadir aquel dulce territorio otra vez.
Pero tan pronto como su lengua dio su primera probada, retrocedió inmediatamente con el aliento atrapado en sus pulmones como si le hubieran dado un fuerte golpe.
¿Por qué jodidos había hecho eso?
Soltando otro ruidito dulce, muy parecido al gemido que soltó la noche anterior, Jimin se acurrucó contra él, presionando aquellos labios en su cuello y el cuerpo de Yoongi reaccionó a ello.
Tenía una puta erección apuntando contra el cuerpo pequeño del doncel entre sus brazos.
Lo cual, por supuesto que estaba mal, no se supone que debería de hacer cualquier cosa cuando su corazón estaba en otro lugar, en otra persona.
Pero desde anoche que su esposo le estaba tentando sin intención.
Alejándose lentamente, Yoongi se levantó de la cama y se vistió ignorando su miembro alzado contra su abdomen, negándose a reconocerla realmente.
Observando al doncel en la cama, el guerrero agitó su cabeza, negándose a enojarse con Jimin cuando este ni siquiera había tenido la culpa de como reaccionó su cuerpo.
El chico estaba durmiendo y más de una vez había dejado claro que no tenía interés alguno en él, por lo que obviamente no había hecho nada a propósito.
Enojarse por la reacción de su cuerpo, echándole la culpa a su esposo era de un cobarde, y él no era uno.
Y tampoco le iba a dar mucha importancia al asunto, Jimin tenía lo suyo y no es como si fuera un hombre celibato solo por estar enamorado de Taehyung, obviamente había tenido sus aventuras de una noche por ahí para aliviar su cuerpo, no era inocente ni mucho menos virgen como...
Su esposo.
—No, no te concentres en eso —se ordenó a sí mismo, obligándose a apartar la mirada del doncel, quien seguía durmiendo en la cama, totalmente ajeno a la tormenta en su interior.
Saliendo de la habitación, Yoongi inmediatamente se encontró con las esclavas, quienes dividieron sus tareas para que una cocinara mientras que la otra ordenaba.
—El desayuno estará listo pronto, señor Min —expresó la mujer que se encontraba limpiando.
—Cuando mi esposo despierte, llévenselo a la habitación y calienten agua para prepararle un baño —ordenó.
—¿Un baño para... Él? —pronunció la mujer castaña, observando la habitación con su nariz arrugada.
—Sí, un baño para mi esposo —anunció—. Quiero que lo cuiden bien mientras no estoy, ¿de acuerdo? —ordenó dirigiéndose a la puerta.
Cuando recibió una respuesta positiva, Yoongi salió de su casa para enfrentarse a un cielo cubierto de nubes pintadas entre blanco y grises que ocultaban un sol.
Dirigiéndose al campo de entrenamiento, el guerrero sintió una que otra mirada de los miembros de su clan, ya fuera mujeres paseando con sus hijos, hombres trabajando, o esclavos ayudando, pero aun así no escuchó ningún murmullo entre ellos.
Ya fuera porque no se habían tomado en serio el jueguito de Jimin con el conejo o debido a que le respetaban y temían demasiado como para decirle a algo, a Yoongi no le importaba mientras no intentaran buscar la mierda en él, no tenía la capacidad para soportar a nadie en ese momento considerando el doncel con el cual se había casado.
Entrando a la zona designada para entrenar, Yoongi asintió satisfecho al encontrar a los miembros más jóvenes ya practicando en sus lugares.
Cuando su mirada se encontró con su amigo, sus labios instintivamente se curvaron hacia abajo en una mueca al reconocer perfectamente ese molesto brillo juguetón en esa mirada color ámbar.
Con SeHun acercándose, Yoongi cruzó sus brazos sobre su pecho y esperó.
—Realmente pensé que no mostrarías tu rostro por aquí considerando el conejito que recibiste en tu honor —expresó el contrario, rodeando sus hombros con un brazo.
—Todos saben que lo del conejo solo fue una mierda para molestarme —respondió chasqueando su lengua.
—Pero no fue mentira, ¿no? —sonrió—. Tienes que admitir que el razonamiento de tu doncel fue real —expresó con una ligera risa.
—¿Tú qué sabes? —cuestionó observándole con sus cejas fruncidas.
—¿A quién crees que le ordenaron llevar tu borracho culo hasta tu nueva casa? —bufó alzando una ceja—. Yo fui quien te recostó en la cama.
—Y luego te fuiste, no sabes lo que pudo haber ocurrido esa noche —indicó.
—Ah, pero vi como tu esposo prefería acostarse sobre un montón de pieles cerca de la chimenea que contigo —expresó con una sonrisa—. Por lo que tienes suerte de que llevara el conejo y no el gusano, considerando que ni siquiera sabe de tu capacidad en la cama —comentó.
—Pequeña mierda, tú fuiste el que cazó ese conejo para él, ¿no? —gruñó apartando su brazo de sus hombros, molesto con la idea.
—Por supuesto que no, yo realmente pensé, al igual que tu abuelo y tu hermano, que se habían arreglado en la cama y estaban conociéndose —respondió alzando ambas manos, proclamando inocencia.
—¿Cómo consiguió ese conejo entonces? —frunció el ceño—. Dudo mucho que los otros cazadores le hubieran dado algo de su tiempo considerando las presas que atraparon —recordó.
—Bueno, vi como esta mañana el conejo le fue entregado a un esclavo, ¿tal vez este le ayudó a capturarlo? —dijo pensativo.
—Tal vez... —pronunció, dudando de ello—. ¿Qué? —espetó cuando su amigo se le quedó observando con una sonrisa.
—Parece que anoche le demostraste que tan bueno eras en la cama, ¿no? —dijo, alzando una mano para tocar cerca de su clavícula que se mostraba gracias al corte de su camiseta de lino.
Frunciendo el ceño, Yoongi bajó la mirada y observó una mancha violeta en su piel.
Su mente, inmediatamente recordó la forma en la que Jimin había peleado con él en la cama en su intento por escapar.
En una, había estado ya cayendo dormido cuando percibió movimiento, por lo que instintivamente se había apretado aún más contra ese pequeño cuerpo hasta el punto de recibir realmente un golpe al no dejarle respirar debido a su fuerza.
—Ah, ¿eso que veo ahí es una sonrisa? ¿Realmente es tan bueno en la cama? —indagó su amigo—. Considerando la personalidad de ese doncel tampoco me sorprende mucho —rió—. Debió de ser feroz, ¿no?
Y si fuera en otro momento, Yoongi se habría reído con su amigo mientras contaban como se habían divertido esa noche con una persona sin nombre, pero...
No se había acostado con Jimin y este no era un cualquiera para que hablaran de él de esa forma. A pesar de todo, se habían casado, era su esposo, y si lo insultaban de aquella manera, también lo estarían haciendo con él y el resto de su familia.
—Escucha —ordenó, enfrentándolo—. Puede que no me haya casado con él por gusto, ni amor y una mierda, pero eso no significa que me pondré a hablar de él como si fuera una puta, ahora que se casó conmigo es un Min y cualquier insulto hacia él recae también hacia nosotros —espetó.
—Ahora, ese es el Yoongi que yo conozco —indicó SeHun con una ligera sonrisa satisfecha, dejando de ser un idiota.
—Siempre he sido el mismo —gruñó.
—¿Debo de recordarte todo lo que ha pasado antes de la boda? —dijo alzando una ceja—. Solo espero que puedas mantener este comportamiento más honorable y justo aún frente a Taehyung.
—Taehyung no tiene que ver nada en esto —espetó duro.
—Aunque no lo admitas, tu vista se vuelve ciega cuando se trata de él, o sino no habrías tenido problemas con el supuesto traje de bodas que al final, resultó ser una jugada de los sirvientes y que Taehyung le cedió —argumentó—. Te equivocaste.
Haciendo una mueca, Yoongi esquivó su mirada. Ya había aceptado aquello, no necesitaba que se lo recordarán.
—¿Cómo sabes que fueron los sirvientes lo del traje? —cuestionó.
—Namjoon investigó y me tocó castigar a los culpables —se encogió de hombros.
—Le dije a los esclavos de nuestra casa que lo trataran bien —pronunció.
—Un par no hará la diferencia.
—¿Qué significa eso? —le observó.
—Lo sabes —contestó y luego su mirada viajó sobre el hombro de Yoongi—. Jefe Min —pronunció, inclinando ligeramente su cabeza.
—Es jefe Nam o Namjoon, el solo escuchar jefe Min me recuerda a mi padre —expresó con desagrado.
—Por supuesto —asintió el guerrero.
—¿Sucede algo? —preguntó Yoongi, extrañado de que su hermano estuviera en el campo de entrenamiento.
Aunque Namjoon sabía pelear como todo hombre de su clan, la verdad era que su hermano era más una persona que usaba su cerebro y no la fuerza, era un estratega bendecido por la sabiduría de Odín, gracias a él es que tenían tantas victorias mientras que Jungkook y él eran los músculos.
—No es nada malo, solo quería saber si tu esposo ya ha despertado —explicó.
—¿Por qué? —preguntó, cruzando sus brazos.
Recordando perfectamente lo juntitos que habían estado ambos durante la celebración.
—Necesito hablar con él —respondió.
—¿Sobre qué?
—Es un asunto entre nosotros, no tengo por qué contarte de ello —anunció observándole duramente—. Dile que vaya a verme a mi casa tan pronto como lo veas —ordenó.
—Si no me dices por qué quieres hablar con mi esposo, no lo haré —declaró.
—Ah, entonces, ¿ahora si es tu esposo? —preguntó alzando una ceja—. Algo conveniente de tu parte, ¿no? Tú mismo eras el que decía que no te interesaba lo que hiciera Jimin o no.
—Y tú eras el que se quejaba sobre que tenía que verlo como mi esposo —argumentó Yoongi—. Dime de lo que estaban hablando.
—No lo haré, y no te pedí que le fueras a decir aquello, te lo ordené como tu jefe —expresó Namjoon.
—Yo tengo algo de tiempo, iré a informarle si esta despierto —anunció SeHun, partiendo antes de que alguno de los hermanos le dijera algo.
—¿De qué fue lo que hablaron que no me quieres contar? —cuestionó Yoongi con el ceño fruncido.
—Es un tema entre los dos que no te interesa —respondió—. Por cierto, Jungkook envió otro mensaje, arreglaron el barco antes de lo esperado, por lo que estará llegando en cuatro soles —anunció.
—Sí, porque siempre vuelve cuando lo dice —resopló.
—Esta vez es real, y a diferencia de nuestro padre que lo dejaba pasar, pienso celebrar su matrimonio con Taehyung, así que por favor, no interfieras más entre esos dos —pidió lanzándole una dura.
—Yo no hago nada.
—Siempre lo haces, con o sin intención —indicó—. Será mejor que solo sigas preocupándote por tu esposo como anoche, no soy el único que ha visto el encanto de ese doncel y su hermosura aparece con cada sol —expresó con una sonrisa antes de irse.
—¿Realmente no me dirás? —gruñó.
—Ninguno de los dos te pregunta sobre qué hablas siempre con Tae —argumentó sacudiendo su mano mientras seguía su camino.
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