༺ Capítulo XVI ༻
—Lo lamento —anunció Namjoon, logrando que Jimin le observara.
—¿Por qué? —preguntó y siguió la mirada de este hacia su supuesto esposo, el cual estaba prácticamente desmayado en la mesa de tanto beber, con miles de vasos vacíos a su alrededor—. Ah, ese pobre idiota salvaje —pronunció con desinterés.
—Antes no era así... —suspiro con una mueca.
—Antes tampoco le estaban obligando a casarse con otra persona que no estaba en su corazón —se encogió de hombros y observó la gran fogata que seguía tan viva como al inicio de la celebración.
En ese momento, aún había algunas personas divirtiéndose y terminando el resto de la comida, otros se encontraban desmayados o durmiendo en el suelo, y las otras dos parejas que se casaron, hacía tiempo que se habían retirado hacia sus aposentos para consumir su matrimonio.
—No niego que quiera a Taehyung, pero no creo que sea en la forma en la que él piensa —expresó—. Si realmente lo amara, hacía tiempo que habría hecho algún movimiento sobre él —explicó.
—O tal vez no lo hizo porque sabe que no es él quien está en el corazón de ese doncel —comentó, cruzando sus brazos—. Solo es un idiota enamorado.
—Tienes razón, realmente no sé cómo es que se siente Yoongi por Taehyung —aceptó—. Pero a mi parecer, lo que no le permite avanzar es el orgullo y su terquedad, porque siempre ha tenido esta rivalidad con Jungkook es que piensa que él podría cuidar mejor de ese doncel, pero lo único que logra con ello es mantener lejos a ese par —expresó Namjoon.
—A mí parecer, este clan está peor que el mío y esos tres tienen la culpa aquí por partes iguales —anunció—. Pero no quiero interrumpir en ese triángulo amoroso en el que no estoy invitado, es cosa de ellos lo que decidan o no hacer con sus vidas. Si Yoongi quiere seguir cuidando de Taehyung, bien por él, que haga lo que quiera mientras me deje tranquilo —expresó.
—Ahora es tu esposo —le recordó.
—Pero existe la anulación —le sonrió—. Y solo necesito que Yoongi me de una excusa para pedirlo.
—Mi hermano puede estar actuando como un idiota, pero nunca mancharía su honor y el tuyo acostándose con Taehyung —expreso su cuñado con el ceño fruncido.
—Eso crees tú, pero el corazón lastimado de un doncel es algo de tener en cuenta, en especial cuando lo juntas con alguien empeñado en cuidarlo y protegerlo como una hermosa joya delicada —indicó—. Como sea, lo que haga o no, no es mi asunto a menos que me afecte directamente.
—Es tu esposo, te afecta directamente —argumentó el jefe del clan.
—Me refiero a que me lastime o culpe de algo —aclaró.
—... Me enteré de lo que hizo antes de la boda, me disculpo —expresó bajando la mirada, culpable—. Debí de haber pensado en que los sirvientes y esclavos podrían hacer una jugada así.
—Está bien, no es como si nunca hubiera pasado por este tipo de situaciones —descartó, recordando perfectamente las veces en que los sirvientes se burlaban de él cuando iba a la casa de su padre o lo culpaban de robar joyas que el mismo Baekhyun le pasaba, al igual que algunas ropas.
—¿Cómo era tu vida realmente en tu clan? —preguntó Namjoon con seriedad.
—No me quejo, estoy vivo —respondió sin dar muchos detalles, pero a la vez diciendo todo con ello—. Creo que ya es hora de irme, fue un día... Interesante, para ser mi boda —expresó levantándose—. Gracias por haberme acompañado todo este tiempo.
—¿Qué vas a hacer con él? —preguntó Namjoon, imitándolo y señalando a su hermano.
—¿No puedo dejarlo aquí? —frunció el ceño.
—Créeme, me gustaría también, pero... Solo habría más rumores al respecto y sería peor para ti —comentó.
—Ya es malo para mí, pasó toda la celebración bebiendo hasta perder la conciencia y muchos ojos presenciaron eso —indicó.
—Créeme, dejarlo aquí será peor —suspiró—. Lo iría a dejar yo mismo, pero Ahin ya debe de estar enojada porque aún no he vuelto.
—No es tu culpa que ella se retirara incluso antes de mi boda —se encogió de hombros—. ¿Qué hacemos entonces? Es obvio que no me puedo su culo borracho —expresó pensativo.
—Ya tengo a alguien en mente, espera aquí —pidió alejándose.
Siguiéndolo con la mirada, Jimin le observó dirigirse hacia otro hombre cuyo rostro se le hacía conocido, y luego ambos caminaron hacia su durmiente esposo.
Acercándose, el doncel observó como el guerrero alzaba a Yoongi en sus pies y colocaba un brazo sobre sus propios hombros para luego rodear su cintura, manteniendo un firme agarre con ello para que no se cayera.
—Listo, SeHun te acompañará —anunció Namjoon—. Él es...
—Amigo y compañero de guerra de Yoongi, lo sé —asintió—. Fue la persona que me mostró los alrededores cuando Yoongi prefirió ir con Taehyung —explicó.
—Si, bien... Te ayudará a llevar a Yoongi hasta su nueva casa —pronunció el jefe del clan—. ¿Sabes dónde es?
—Sí, el abuelo Min me la mostró antes de la boda —asintió Jimin.
—¿Abuelo Min? —pronunciaron ambos hombres.
—Pregúntele a él, él quiere que lo llame así —se defendió.
—Está bien, solo acompáñalos y ayuda a Jimin en todo lo que te pida —pidió Namjoon observando a SeHun.
—¿Significa eso que puede ayudarme a hacerle una travesura? —preguntó el doncel con una gran sonrisa.
—Puede si quiere, pero te aconsejo que lo hagas cuando esté consiente para una mejor reacción —le sonrió y se despidió retirándose primero.
—Entonces, dirige —pidió SeHun—. Recuerda tomar una antorcha antes, el camino se vuelve demasiado oscuro —expresó.
—¿Realmente puedes con él? —preguntó Jimin, comenzando a caminar luego de conseguir una antorcha—. Siempre podemos dejarlo aquí abandonado, no tengo problema con ello —aseguró y el guerrero rió.
—Yo también estoy algo tentado considerando como actuó en su propia boda, pero será peor para ti después —expresó siguiéndolo sin problema—. He cargado y arrastrado otros hombres, y el entrenamiento de este tipo no es nada fácil —comentó.
—No por nada tiene el nombre de un guerrero demonio —pronunció Jimin—. Lástima que sea un idiota.
—Un idiota la mayoría del tiempo —corrigió SeHun y ambos rieron.
—Aquí, supuestamente esta será nuestra nueva casa —anunció, deteniéndose en medio de la oscuridad frente a una gran casa que apenas era iluminada por la luz del fuego en la antorcha.
—Alguien debería de estar esperando aquí por ustedes, manteniendo la casa iluminada para su llegada —observó SeHun con descontento.
—No esperaba que lo hicieran realmente —pronunció Jimin, subiendo tres escalones de la entrada antes de empujar la puerta de madera—. Deja conseguir algo de luz para saber dónde colocar al idiota —expresó alejándose, perdiéndose en el interior de esa oscuridad.
Tropezando con una especie de alfombra, Jimin la partió fuera de su camino y giró con su brazo extendido, intentando buscar más antorchas o velas.
Entonces, en los pilares que sostenían la casa, se fijó en las antorchas preparadas para ser encendidas, por lo que rápidamente las encendió con la suya, encontrando así una habitación con un brasero en el cual hacer una fogata, con unas sillas acolchadas al rededor.
Un poco más lejos, se encontraba una mesa con seis sillas y su derecha una entrada tipo arco en el que adivinaba estaba la cocina.
—La habitación debe de estar aquí entonces —anunció dirigiéndose hacia la izquierda, abriendo una puerta para encontrar una habitación más amplia de la que le había cedido Gook-Hwan en su casa.
Allí había una gran cama llena de mantas con pilares en las cuatro esquinas que sostenían una especie de cortina recogida.
También había una chimenea por el costado de la cama, muebles, una gran tina y una mesa para dos.
—Uhm, se nota que se esmeraron por hacerla cómoda —pronunció encendiendo velas.
—¿Dónde lo dejo? —preguntó SeHun, entrando en la habitación.
—Solo arrójalo en la cama —respondió el doncel, más interesado en buscar algo de leña para encender la chimenea que nada.
—¿Quieres algo de ayuda? —ofreció el amigo de su ahora esposo.
Observando por encima de su hombro, Jimin contempló como su pareja estaba tirado en la cama sobre su estómago, ocupando la mayoría de esta sin problemas.
—No gracias, puedo hacerlo solo —expresó volviendo su atención a la chimenea.
Cuando finalmente logró encenderla, apagó la antorcha y se sentó ahí en el suelo, observando el fuego.
—No tienes pensado acostarte con él, ¿cierto? —pregunto el guerrero, anunciando con ello que aún no se había retirado.
—¿Por qué usaría la misma cama que una bestia? —resopló—. Estaré bien aquí —aseguró palmeando el duro suelo de madera.
Cuando escuchó al hombre moverse, Jimin se relajó pensando que se iría, pero en cambio, volvió aparecer a su lado con un montón de pieles y mantas.
Sus ojos inmediatamente fueron hacia Yoongi, encontrando que la cama había sido despojada de la mayoría de las mantas, dejando solo una sobre su esposo.
—Las necesitas más que él —se excusó el hombre—. Namjoon dijo que mañana deberían de estar llegando los esclavos que les atenderán y ayudarán con la casa —informó.
—Sí, porque ellos realmente han sido de gran ayuda hasta el momento —resopló—. Está bien si no envían a nadie, eso sería de más ayuda —expresó.
—Lamento las cosas por las que estás pasando, realmente la gente en este clan no es tan mala y Yoongi no es tan idiota como parece —comentó—. Es un gran hombre cuando lo conoces.
—Exacto, cuando lo conoces, pero obviamente no quiere que lo conozca ni yo tengo intenciones de andar rogando de su atención —pronunció Jimin empujando sus botas fuera—. Por mí él puede seguir con su enamoramiento por el doncel de su primo.
—Si no lo intentas, ni siquiera tendrás la oportunidad de tener un final feliz —comentó.
—No creo en los finales felices —anunció—. Y sé cuándo vale la pena hacer un esfuerzo o es un caso perdido —expresó y observó a su esposo—. Obviamente él es un caso perdido —declaró.
—No puedo defenderlo considerando su actitud —se lamentó SeHun, levantándose—. Estoy seguro de que, cuando logre sacar la cabeza de su culo, sabrá lo que tiene a su lado —alentó.
—Si, solo esperemos que tarde lo suficiente para ello... —murmuró el doncel—. Buenas noches —se despidió.
Comprendiendo, el guerrero se despidió y se retiró de la habitación, finalmente dejándole a solas con su muy borracho esposo.
Recostándose sobre las pieles más suaves, Jimin giró dándole la espalda al fuego, con la suficiente distancia para que ninguna chispa incendiara sus pieles y soltó un suspiro cansado.
Haberse preparado nuevamente a último momento no había sido nada divertido, en especial cuando la ocasión fue una tonta boda.
Había esperado encontrarse con un prometido con humor de perros que probablemente le rechazara, no un idiota borracho que apenas podía pronunciar palabra alguna de forma coherente.
Si antes creía que las cosas estaban mal, estaba seguro de que mañana la mayoría haría un infierno de su vida por haber obligado a su héroe a casarse, como si el mismo no se hubiera visto obligado también.
Suspirando, observó al idiota de su esposo cuando lo escuchó moverse y lo vio acomodarse de costado para observarle.
Resoplando, Yoongi gruñó y murmuró un nombre que lo molestó.
—Si tanto querías a ese doncel, debiste de haber hecho algo para ganártelo en vez de quedarte a su lado como un idiota, ahora por estúpido estás casado con otro mientras murmuras su nombre —refunfuñó por lo bajo, dándose vuelta para darle la espalda.
Subiendo las pieles hasta su cabeza, Jimin cerró sus ojos y se quedó simplemente dormido.
Pero como era su suerte, por supuesto que Namjoon de igual forma envió a esos supuestos esclavos para ayudarle con la casa, y estos le despertaron con fuertes golpes en su puerta a primera hora en la mañana.
Maldiciendo, observó con odio como Min Yoongi seguía durmiendo como un bebé y fue a abrirles la puerta.
—Será mejor que sean silenciosos si no quieren despertar a su gran señor —amenazó, logrando con ello que las dos mujeres le observaran con odio antes de simplemente invitarse a su casa.
—¿Cómo es posible que sigas en la cama a estas horas? —exclamó una de las mujeres, manteniendo su tono bajo.
—Lo que hago o no es mi asunto, no tuyo —respondió.
—A estas horas ya deberías de tener listo el desayuno de su esposo —reprochó la otra.
—Creí que para eso estaban ustedes dos aquí —se burló, volviendo a su habitación para cambiarse de ropa y lavar su rostro, ignorando todas sus otras quejas.
Cuando salió, el desayuno se encontraba listo, pero era obvio que ese único puesto no estaba destinado para él.
—Un poco seco y le falta algo de sal —expresó probando de todo un poco—. Yo les doy un cinco, deben de esforzarse más —indicó con una burlona sonrisa antes de salir de ahí escuchando las quejas de ambas esclavas.
Observando que el pueblo aún estaba algo vacío, Jimin chasqueó su lengua y pensó seriamente en entrar a su casa nuevamente o invadir la del abuelo Min, sabiendo que este ya estaría en pie.
—¿A dónde van? —preguntó cuando reconoció a los otros dos hombres que se habían casado anoche.
Pero por supuesto que estos le ignoraron.
—Van a ir a cazar —anuncio una voz a su costado.
—¿Cazar? ¿Por qué? —preguntó hacia Hoseok, observándole con el ceño fruncido—. ¿Qué haces aquí?
—No creí que realmente te tratarían bien las esclavas que enviaron, por lo que traje el desayuno —explicó mostrándole la bolsa de género con pan horneado y trozos de queso—. Y es la tradición salir a cazar luego de casarse, para demostrar que tan satisfechos quedaron con sus parejas en la cama dependiendo del tamaño del animal —contó, aceptando feliz la mitad del pan horneado que le dio Jimin.
—Interesante —pronunció el doncel, observando la dirección por donde ambos hombres se habían ido—. ¿Dónde guardaste mi arco? —cuestionó con una idea pasando por su cabeza que le sacó una sonrisa.
—Se supone que es el hombre o guerrero quien debe de ir —indicó el joven esclavo.
—Te daré lo que atrape para que lo cocines para ti solo —prometió.
—Por aquí —sonrió Hoseok.
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