༺ Capítulo XLIX ༻
Tan pronto como Jimin sintió que Ahin se aferraba a su cabello y comenzaba a tirar de este tan tras rendirse de utilizar sus uñas para rasguñar su piel, el joven doncel le imitó, solo que no se limitó solamente a tirar de su pelo, sino que también azotó su cabeza en el suelo, logrando con ello que sus gritos se volvieran histéricos.
Ante sus gritos, finalmente aquellos dos esclavos intervinieron en la lucha. Pero sabiendo que les iría mal si su señora era descubierta ahí, ambos la apoyaron intentando separarla de Jimin o golpeando al doncel.
Y al ver tal injusticia, SeokJin se metió también, queriendo ayudar al pelinegro doncel.
Ante el gran bullicio en la cocina, Gook-Hwan fue el primero acudir a ella, encontrando tal desastre en su propia casa.
—¿¡Qué demonios está sucediendo aquí!? —exclamó.
Automáticamente, todos los que habían estado peleando se detuvieron, menos Jimin y Ahin, quienes seguían en el suelo tirándose del cabello.
—No se queden ahí parados como idiotas, sepárenlos —ordenó hacia el par de esclavos que se habían detenido automáticamente con su presencia.
Gritando cuando intentaron apartarlo, Jimin se aseguró de tirar con fuerza el cabello atrapado entre sus manos y sonrió victorioso al escuchar a la perra malvada gritar de dolor al llevarse un gran mechón con él.
—¡Me arrancaste el cabello! —chilló Ahin, observando con horror los trozos de pelo en las manos de Jimin.
—Deberías de agradecer que eso fue lo único que logre arrancar —se burló, abriendo sus manos para arrojar al suelo al contenido.
—Ni te atrevas —ordenó Gook-Hwan, alzando su bastón para dejarlo caer entre ambos, golpeando la mano de Ahin que iba directo a atacar a Jimin otra vez.
—¡Solo mira cómo me dejó esa bestia! —exclamó, observando al hombre mayor mientras se señalaba a sí misma.
Observando su cabello hecho un desastre, al igual que su ropa y los rasguños junto a los golpes en su rostro, Jimin no pudo evitar sonreír satisfecho, incluso había logrado sacarle sangre de nariz.
Tal vez también había recibido un daño producto de los idiotas que se habían metido para ayudar a la víbora, pero al menos no creía que hubiera quedado tan mal.
—Guarda silencio, tú ni siquiera deberías de estar fuera de tu casa —le recordó fríamente y luego observó a Jimin—. Quiero saber qué sucedió aquí —exigió.
—Esa perra me trajo hasta aquí y comenzó a atacarme —acusó Ahin.
—Te dije que guardaras silencio —espetó golpeando su bastón en el suelo—. Si quieres inventar excusas, intenta alguna más creíble, porque encuentro difícil que Jimin estando con su esposo en todo momento pudo traerte hasta aquí —indicó enojado.
—Su esclavo fue el que me trajo a escondidas —argumentó alzando su mentón.
Lo cual era un poco gracioso de ver cuando tanto su rostro como cabello era un completo desastre en ese momento.
—Maldita perra mentirosa, Hoseok está en mi casa preparando la cena —gruñó Jimin y señaló a los esclavos—. Esos dos seguramente le ayudaron a escapar y vinieron a molestar a SeokJin. Cuando entré en la cocina, lo mantenían atrapado en lo que Ahin le forzaba a tragar algo —informó.
—Yo no lo forcé a nada, esa puta bastarda me lo pidió —chilló indignada, observando asesinamente a SeokJin, quien se mantenía al lado del otro doncel.
—Ustedes me atacaron por la espalda —anunció SeokJin—. Y si no fuera por Jimin... —negó.
—No intentes hacerme ver como la malvada aquí —acusó Ahin.
—Nadie intenta hacerte ver malvada, es lo que eres —indicó el abuelo Min—. Ustedes dos, atrápenla y llévenla afuera detrás de mi casa, ya me encargaré de ella —ordenó—. Tengan en cuenta de que si escapa, o alguno de ustedes la deja ir, recibirán una lenta muerte más dolorosa que la de Ahin —advirtió.
De forma automática, ambos esclavos se aferraron a cada brazo de Ahin y la sacaron arrastrándola, con sus gritos llenando toda la casa.
—Tú —anunció Gook-Hwan señalando a una empleada—. Ve por un par de guardias y que vigilen a esos tres —ordenó.
La joven asintió efusivamente y corrió lejos rápidamente.
—Ahora, ustedes... —pronunció y observó al par de donceles hechos un desastre.
Era bastante seguro que, tan pronto como sus dos nietos los vieran, querrían la sangre de Ahin en sus manos.
—Quiero saber qué ocurrió aquí exactamente —demandó—. ¿Y cómo es que ambos permitieron acabar en ese estado?
—Esto es mi culpa —exclamó SeokJin, observando preocupado a Jimin—. Solo mira cómo te ha dejado —expresó.
Quién obviamente entre los dos, era quien peor se encontraba.
—Estoy bien —respondió el otro doncel—. He pasado por cosas peores que esto, puedo con unos rasguños —aseguró regalándole una pequeña sonrisa a SeokJin antes de concentrarse en Gook-Hwan—. Como dije, cuando vine a la cocina, esa perra estaba obligando a SeokJin a beber algo, fue por eso que comenzamos a pelear —anunció—. Se volvió loca cuando hice que lo vomitara, por lo que obviamente lo que sea que era esa mierda no era algo bueno —expresó, logrando que el otro doncel se volviera pálido.
—Bien, aprovecharé que el sanador está aquí y lo llamaré para que revise a ambos —anunció.
—No, yo estoy bien, me gustaría que revisaran a SeokJin —indicó Jimin.
—Bien y una mierda, parece que te has caído por la montaña —resopló Gook-Hwan—. Vayan a mi habitación, mandaré a alguien a buscar al sanador —decidió.
—¿Qué va a pasar con Ahin? —preguntó Jimin.
—Primero me concentraré en ustedes y luego en ella —respondió y llamó la atención de un sirviente—. Llévalos a mi habitación —ordenó.
—Quiero decir algo más —anunció del doncel de cabello negro.
Gook-Hwan le observó. Siguiendo la mirada del doncel hacia el desastre en el suelo, asintió.
—SeokJin, ve primero —ordenó.
—Pero realmente no estoy herido como Jimin —expresó preocupado.
—También tienes unos golpes en tu rostro, chico, ve primero y luego te alcanzará Jimin —indicó el abuelo Min.
Rendido, el rubio doncel observó a Jimin y susurró una disculpa antes de salir de ahí, siguiendo al sirviente.
—¿Qué sucede? —preguntó Gook-Hwan una vez estuvieron a solas.
—Quiero saber qué era lo que le intentaba dar antes de que otros vengan a limpiar —explicó.
Arrodillándose en el suelo, el pelinegro doncel tocó las tablas húmedas y luego tomó la botella. Cuando los acercó a su rostro, su nariz se arrugó al sentir una fuerte esencia conocida.
—¿Qué sucede? ¿Sabes qué es? —preguntó el abuelo Min.
—Es la infusión de hierbas que toma para no quedar embarazada, pero más fuerte, según su aroma —respondió, levantándose con la prueba—. No es para nada bueno que SeokJin tomara de esto —expresó con el ceño fruncido.
—¿Crees que le intentaba dar para que perdiera la capacidad de tener bebés también? —preguntó.
—Es una posibilidad, no tiene sentido que Nam se una con SeokJin si no puede tener bebés —respondió preocupado—. No me gusta esto, se veía realmente furiosa cuando hice a SeokJin vomitar —expresó.
—Ve con él, no le dejes solo —ordenó—. Enviaré a uno de los chicos a mi habitación para que los proteja —anunció alejándose tan rápido como su viejo cuerpo se lo permitía.
Sin querer deshacerse de la prueba, el doncel se llevó la botella con él a la habitación de Gook-Hwan en el segundo piso.
Instintivamente, Jimin se detuvo y contempló el pasillo que lo llevaría hasta la habitación de Taehyung. La curiosidad por lo que había pasado con aquel doncel picó en él, ya que desde aquella cena en la que se encaró a Ahin y hablaron las cosas con Yoongi que no lo había visto.
—¿Jimin? —pronunció SeokJin, desde el otro pasillo.
"Después" expresó en su mente alejándose para ir con el otro doncel.
—¿Estás mejor? —preguntó entrando en la habitación con él.
—¿Yo? —jadeó—. Tú fuiste quién se metió en una pelea por mi culpa —le recordó, observándole con preocupación.
—Te dije que no era nada, solo unos simples rasguños y jalón de cabello, ambos sabemos que ella terminó peor —le recordó y guardó la botella dentro de un baúl antes de tomar asiento sobre este—. ¿Es la primera vez que sucede esto? —preguntó.
—¿Qué ella sale e intenta atacarme? —preguntó SeokJin, tomando asiento—. Creo que Namjoon se habría dado cuenta de ello antes y no habría sido tan tonto para quedarme callado.
—Me refiero a que te quieren obligar a tomar algo —indicó Jimin.
—Oh, no, no es la primera vez —respondió—. El primer día que llegué uno de esos dos esclavos me ofreció algo, pero como sabía que lo había visto con Ahin fingí aceptar y lo boté —explicó—. Luego me percaté de que intentaba dármelas a escondidas y pensé que me estaba molestando al igual que los demás, pero nunca tomé ni comí nada de lo que él o su amigo me llevaban —contó.
—¿Puedo hacerte una pregunta personal? —pidió con un mal presentimiento.
—Claro, eres mi amigo —asintió SeokJin.
—Tú... ¿Ya te has acostado con Namjoon? —preguntó.
El doncel se sonrojó furiosamente y asintió avergonzado.
—Sé que algunos piensan que no deberíamos antes del matrimonio, pero me hace sentir tan bien y protegido entre sus brazos... —explicó avergonzado.
—No importa lo que piensen los demás, si ustedes están bien con ello entonces no hay problemas —expresó Jimin—. ¿Con qué frecuencia lo hacen?
—Cada noche —respondió con un suspiro feliz.
—¿Cada noche? —repitió con sorpresa—. Si sabes que Namjoon te quiere aun si no se acuestan cada noche, ¿cierto?
—Lo sé —dijo, bajando la mirada—. No es como si él me obligara tampoco, solo que... Al estar entre sus brazos y sentir sus besos... Siempre termino deseando más. Namjoon me dice que no tenemos que hacerlo si no quiero, pero... Me siento tan bien con el poseyendo mi cuerpo, tan amado y cuidado —sonrió—. Incluso la forma en que me mira cambia, se siente más... Especial, me siento especial cada vez que lo hacemos... Es una sensación bastante adictiva —explicó.
Y observando el rostro de su amigo, Jimin pudo sentir algo de curiosidad al respecto.
Ya se sentía bien con Yoongi besándole y tocándole... ¿Cómo se sentiría cuando poseyera su cuerpo también? ¿Se sentiría igual de especial? ¿Su mirada cambiaría como SeokJin describía?
—¿Aún no lo has hecho con Yoongi? Deberías de saber de lo que hablo si lo hiciste —expresó el otro doncel.
—No, aún no hemos hecho nada —confesó—. Hemos avanzado en nuestra relación, pero no le daría ese placer tan fácilmente luego de todo lo que hizo y dijo. Yoongi también dijo que quiere tomarse su tiempo para ganarme y hacerlo especial —explicó con un bonito sonrojo.
—Te quiere —indicó Jin, sonriente—. Es por eso que quiere hacerlo así.
Resoplando, Jimin agitó su cabeza de forma negativa, eso hizo que su arreglo cayera al suelo, revelando una de las alas de la mariposa rota.
—Mi broche —pronunció el pelinegro doncel, cogiendo rápidamente el arreglo.
Observando el ala de la mariposa, un ardor se formó en su garganta al contemplar como esta no se podía volver a unir.
Era el primer regalo que había recibido en mucho tiempo, uno que se lo hizo especialmente Yoongi, y ya lo había arruinado.
—Lo siento, seguramente ocurrió por tu pelea con Ahin —expresó SeokJin, culpable.
—Está bien... —pronunció levantándose con el objeto entre sus manos.
—Ya he traído al sanador —anunció Gook-Hwan, entrando a su habitación con otro hombre mayor.
—Que SeokJin vaya primero —pidió Jimin cuando el sanador se dirigió a él.
—Tú estás más lastimado —indicó el otro doncel.
—¿Hay una forma de saber si un doncel está embarazado? —cuestionó Jimin, logrando que un silencio se instalara entre ellos.
—La hay —asintió el sanador, observándole.
—No, yo no —negó el doncel pelinegro y observó a SeokJin, quien se veía pálido.
—¿Yo? —chilló este, señalándose a sí mismo.
—Pasas todas las noches con Namjoon en la cama, Ahin estaba consciente de ello gracia a sus espías y por eso te quería dar esa infusión de hierbas, o bien quería quitarte la oportunidad de tener un bebé algún día, o... Trataba de quitártelo ahora —explicó.
—Por el gran Odín —exclamó Gook-Hwan—. ¿Qué esperas? Revisarlo ahora —ordenó observando al sanador.
Asintiendo, el hombre inmediatamente se acercó a SeokJin.
—Hay una forma para saber cada vez que una mujer está esperando un bebé, para ella, es que su sangrado deja de aparecer hasta que el bebé nace, y para el doncel que no posee esta cualidad, es... La runa de la fertilidad que aparece en su nuca, justo en su cuello —explicó el hombre, corriendo el largo cabello rubio platinado de SeokJin para revelar el dibujo.
—Oh, mierda —exclamó Jimin.
Sus ojos plateados observaban la perfecta runa bien marcada justo en el centro del cuello de SeokJin, no más grande que la mitad de la yema de su dedo pulgar, pero tan distinguible como el sol o la luna.
—¿Qué sucede? ¿La tengo? —cuestionó SeokJin, sonando ansioso y preocupado.
—Sí, lo estás chico, felicidades —expresó el sanador—. Te sugiero que comience a contar desde este día, porque dentro de ocho lunas llenas, estará entre tus brazos tu bebé.
—¿Cómo sabes que será en ocho lunas llenas? —cuestionó Gook-Wan.
—El tamaño de la runa, está en su etapa inicial —respondió—. En el momento en que el doncel queda embarazado, a primera vista parece un simple lunar, pero a medida que las lunas llenas pasan, esta va creciendo con ello. En el momento en que esta ocupe todo el alto y ancho de su cuello, es porque su bebé está listo para venir al mundo. Y al nacer, desaparecerá como si nunca hubiera estado.
—Mi bebé... —pronunció el doncel, colocando inmediatamente sus manos sobre su vientre—. Ahin... —expresó observando asustado a Jimin.
—¿Cómo sabemos si el bebé está bien? Ahin intentó darle de beber las hierbas que usa para no tenerlos y tal vez se metió en una pelea —explicó el pelinegro.
—Es por esto mismo —pronunció el sanador, soltando el cabello de SeokJin—. Si el bebé estuviera mal, la marca se vería diferente o menos marcada, pero la suya está perfecta.
—¿Estás seguro? —cuestionó el abuelo Min.
—No es el primer doncel embarazado que he visto —respondió el hombre—. No me sorprendería si ahora comienza a presentar los típicos síntomas —comentó.
—Hay que decirle a Namjoon, Ahin es un peligro para SeokJin y su bebé —advirtió Jimin.
—Yo me ocuparé de decirle —anunció Gook-Hwan, observando a SeokJin—. Lo mejor por esta noche será que ambos se queden en mi casa y los demás se vayan. Ahora, trata las heridas de Jimin —ordenó y se retiró primero.
Permitiendo que el sanador le tratara sus heridas visibles, Jimin observó a su amigo tomar asiento en la orilla de la cama, aun observando su vientre con asombro.
—Listo, no puedo hacer mucho con los rasguños, estos desaparecerán solos —indicó el sanador.
—Lo sé —asintió Jimin—. Trata los de SeokJin también —pidió.
Cuando la puerta se abrió, Namjoon simplemente entró y fue directo con su doncel, sin dedicarle ni una mirada o palabra, lo cual era entendible considerando la situación. Dejando a la pareja para que tanto SeokJin como el médico le dieran la noticia a su cuñado, Jimin salió de la habitación. Bajando las escaleras, se encontró a mitad de camino con su tonto esposo.
Tan pronto como aquellos oscuros ojos se posaron en él, la preocupación brilló en ellos tanto como la furia absoluta. Apresurándose a estar a su altura, quedando un peldaño abajo, Yoongi tomó su rostro entre sus manos y le examinó con cuidado.
—¿Qué demonios ocurrió? —exclamó—. ¿Quién fue el estúpido que se atrevió a dañarte?
—¿No te contó el abuelo Min? —preguntó Jimin.
—Lo dejé al igual que Namjoon cuando dijo que estabas lastimado —explicó, observando con atención su rostro.
—Yo... Me golpeé con Ahin.
Por un momento, su esposo le observó con una fría furia tranquila que Jimin agradeció, no estuviera dirigida a él.
—¿En dónde?
—En la cocina. No sé cómo logró escapar, pero llegué cuando intentaban dañar a SeokJin y una cosa llevó a la otra y terminamos peleando —contó—. Ella terminó peor.
—Y terminará mucho peor cuando ponga mis manos y espada sobre ella —juró—. ¿Te duele mucho?
—Está bien, he tenido heridas peores —aseguró y bajó la mirada—. Solo lamento esto.
Alzando sus manos entre ellos, rebeló su horquilla rota.
—Se soltó luego de la pelea y cayó, es el primer regalo que me diste —expresó culpable.
Soltando un suspiro, Yoongi se acercó y besó cada rasguño en el rostro de Jimin.
—Lo importante es que tú estás bien —expresó—. Te regalaré otro —prometió.
—Pero este fue el primero que me diste —insistió.
—Entonces... Lo arreglaré y lo dejaré más hermoso —prometió, atrayéndolo a su cuerpo para abrazarle.
Asintiendo, Jimin solo se dejó abrazar y apoyó su cabeza en su hombro.
—Hay que ir a casa con Baekhyun, Namjoon tiene cosas con las que hablar con SeokJin y Gook-Hwan —informó sin moverse.
—¿Está sucediendo algo? —preguntó sin soltarle.
—Sí, pero te contaré en casa —prometió y Yoongi asintió.
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