༺ Capítulo XL ༻


Observando fijamente la caja de madera con los objetos hechos de plata especialmente para arreglar y sujetar el cabello, Yoongi suspiró.

—¿Puedes elegir rápidamente? Jimin volverá pronto y descubrirá todo esto —presionó Namjoon.

—Uhm... Está difícil, todos se verían bien en mi esposo —anunció pensativamente.

Namjoon resopló con cierta sorpresa.

—Solo elige cualquiera, Yoongi, de todas formas Jimin te seguirá observando como un bicho raro —indicó un tanto divertido.

—No le estoy dando un regalo para que deje de observarme de esa forma, sé que será difícil para él creer que realmente cambiaré, pero quiero demostrárselo con pequeños gestos —argumentó.

Observando a su hermano con su mirada fija en la caja, una sonrisa satisfecha se estiró entre los labios de Namjoon, provocando que aquellos pequeños hoyitos aparecieran en sus mejillas.

—Si hubiera sabido que todo este tiempo lo que necesitabas para reaccionar y dejar esa cabeza terca era ser apuñalado, te habría mandado al bosque el primer día o hasta hubiese organizado un combate —expresó cruzando sus brazos.

—No se trata solamente el haber sido herido y que mi esposo me salvara lo que me hizo abrir los ojos, fue todo. Desde el primer día en que Jimin llegó a nuestro clan, como me enfrentó, lo que le pasó, lo que me dijo —anunció, tocando una horquilla—. Poco a poco, ese doncel me fue abriendo los ojos, haciéndome reconocer las diferentes emociones que me invadían cada vez que me encontraba con él. Me hizo ver, como la magnitud de mis sentimientos por Taehyung, no era nada comparado cuando Jimin se cruzaba.

—No me saldrás ahora con que nunca estuviste enamorado de Taehyung, ¿cierto? —cuestionó su hermano, alzando una ceja.

—No, en su momento lo estuve y sigo sintiendo algo por ese doncel, nada desaparecerá de la noche a la mañana —reconoció el guerrero—. Solo que, aquellas emociones que me provoca Taehyung, ya no están completamente ligadas al amor como antes. Y los sentimientos que me produce, no son nada si los comparo con lo que me produce Jimin —expresó.

Acariciando cada objeto en la caja, Yoongi sonrió leve al sentir que cada uno de ellos, le recordaba a Jimin.

—Siempre me han dicho que mi propósito como guerrero es cuidar y proteger al más débil, me gustaba Taehyung porque era el típico doncel hermoso y delicado que debía de ser cuidado... Pero con la llegada de Jimin... —suspiró—. Nunca hubiera sabido que me gustaba tanto alguien tan terco, imprudente, valiente y decidido. Un doncel de hermosura salvaje que no se deja dominar ni asustar por nadie, alguien con...

—Espíritu de guerrero —completó Namjoon.

Yoongi asintió y observó a su hermano.

—Exactamente.

—Me alegra que ya lo veas como el tesoro que es —expresó Namjoon, satisfecho—. Aunque por la forma en que te mira mi cuñado, tienes un largo camino por demostrarle como te sientes.

—Lo sé. Es un tanto gracioso esa mirada desconfiada con la que me mira cada vez que le digo algo agradable —rió bajo—. Parece... Un gatito terco y asustado por confiar en alguien más.

—Para alguien que ha pasado la mayor parte de su vida solo, es algo entendible —expresó Namjoon.

En silencio, Yoongi observó a su hermano.

—¿Cuánto sabes? —preguntó.

—No mucho, solo lo que he deducido con esto —señaló su cabeza—. Cada vez que Jimin estaba cómodo, revelaba algunas cosas que te dejaban pensando la clase de vida que tenía antes de llegar aquí —expresó.

—Lo sé —asintió recordando aquellos días.

—¿Te contó algo?

—Claro que no —bufó—. Ese doncel no es la clase de persona que le contaría su pasado a otros para explicar su comportamiento —expresó—. Lo escuché sin intención.

—¿Él no lo sabe?

—No.

Namjoon suspiró y juntó sus cejas.

—No es por nada, pero considerando la personalidad de mi cuñado, es probable que al enterarse, piense que todo el cambio que has tenido por él sea por lástima —advirtió.

—Por eso me aseguraré de dejarle bien claro mis sentimientos hacia él antes de decirle que ya lo sé —decidió—. Si se lo comento ahora, cualquier movimiento que haga sobre él lo verá con desconfianza, dudando de todo.

—Pienso lo mismo —asintió el contrario—. ¿Y qué movimientos piensas hacer?

—Lo que debí de haber hecho antes de casarnos —anunció y observó la caja—. Cortejarlo.

—Me parece bien —sonrió Namjoon—. ¿Ya decidiste qué le vas a regalar?

—Sí, los quiero todos, incluida la caja —decidió cerrándola.

—¿Sabes siquiera si este tipo de arreglo son de su gusto? —cuestionó alzando una ceja—. No es por nada, pero que a las mujeres y a la mayoría de los donceles les guste este tipo de cosas, no significa que a Jimin también le gustará.

—Precisamente por eso me aseguré de investigarlo preguntándole a él, al esclavo que se volvió su amigo y lo he estado observando —argumentó Yoongi—. Puede que no lo diga, pero a Jimin le gustan este tipo de cosas, solo que no ha tenido la oportunidad de tenerlas, por eso comenzaré regalándole esto —expresó.

—Si las ibas a escoger todas, debiste de haberme advertido desde un principio —suspiró Namjoon.

—¿Por qué?

—Porque ahora tendré que volver con el artesano y ver si tiene preparada otra para regalarle a SeokJin —reveló, levantándose de su silla.

Antes de que Yoongi pudiera preguntarle al respecto, la puerta de la habitación se abrió y el pelinegro doncel entró. Al ver a ambos hermanos juntos, Jimin se detuvo y les observó.

—¿Qué están planeando? —cuestionó.

—Nada malo, seguro —respondió Namjoon con una risa—. Pasé para ver a mi hermano y saber si irán a la cena que el abuelo organizó —expresó.

—Como le he dicho tanto al abuelo Min como a todos aquellos que me han preguntado, si la herida de Yoongi se ve bien, comenzará a salir —anunció Jimin.

—Eso no responde mi pregunta sobre si irán hoy —indicó Namjoon.

Las cejas del doncel se fruncieron.

—¿Es necesario ir?

—Tengo pensado en hablar con Ahin y exponer lo que ha hecho —anunció Namjoon—. Me gustaría que estuvieras presente en dicho momento, ya que fuiste quien me ayudó a descubrirlo.

—¿Finalmente vas a hacer un movimiento con ella? —cuestionó Jimin con sorpresa.

—No es que no estuve haciendo nada más que quedarme sentado, observando cómo me seguía viendo la cara con sus mentiras —indicó el jefe del clan—. Por más que mis deseos fueron echarla de mis tierras tan pronto me enteré de la verdad, no podía hacerlo.

—¿Por qué?

—Porque supuestamente Ahin fue casada con Namjoon por una alianza —respondió Yoongi—. No puede simplemente expulsarla de ser así.

—¿Por qué? —reiteró Jimin—. Ustedes son conocidos por sus fuerzas y siempre ganar sus batallas —les recordó.

—Pero el clan de Ahin es uno grande y con la suficiente fuerza para enfrentarnos. Estuvimos dos ciclos lunares completos enfrentándonos por ocupar unas rutas marinas que chocan entre ambos territorios. Muchas personas inocentes murieron en los ataques sorpresas, no quiero que ocurra otra guerra, mucho menos cuando Yoongi estaba postrado en cama luchando por su vida —explicó Namjoon—. Es por eso por lo que me he estado comunicando con ellos en secreto, saben lo que ha hecho Ahin, por lo que no estaré rompiendo mi palabra al enviarla devuelta.

—¿Y si de igual forma quieren atacarnos al pensar que el acuerdo se terminó? —indicó el doncel.

—No sucederá —negó Namjoon—. Con todo lo que ha hecho Ahin, con lo que me quiso hacer, estoy en todo mi derecho a castigarla con la muerte si es lo que quiero, y su padre no podrá decir nada —indicó—. En cambio, si la envío viva, sabrán que quiero que el acuerdo prosiga aun si no estoy unido a ella.

—¿Y si quieren enviar a alguien más que reemplace a Ahin? —cuestionó Jimin.

—Para ese momento, espero que SeokJin ya esté a mi lado como mi esposo, demostrando que no necesito a nadie más —sonrió—. ¿Qué dices? ¿Irán?

Jimin dudó, después de todo, realmente quería presenciar el momento en que todo el teatro de esa perra caía ante sus ojos.

—De acuerdo, deja revisar la herida de Yoongi y según la vea, veré si voy con él o solo —anunció el doncel.

—Preferiría que fueran ambos de ser posible —pidió Namjoon—. De esa forma Ahin no pensará estúpidamente que su clan tiene una posibilidad contra nosotros e intente envenenar la mente de su gente si no ve a Yoongi —expresó.

Y considerando la víbora que era esa mujer, Jimin no pudo negarlo.

—Ya estoy bien, puedo levantarme de la cama y esta mañana me sacaste los puntos —anunció Yoongi.

La mirada del doncel recayó en su tonto esposo. La curiosidad por aquella caja desconocida en su regazo picó en él por un segundo, pero Jimin la ignoró.

—Te levantas de la cama porque eres un burro terco que no le escucha y hace de las suyas cada vez que le quito el ojo —corrigió el doncel.

—Si estuviera realmente mal, no me habrías dejado levantarme de la cama —argumentó su tonto esposo.

—Supongo que los estaré viendo en la casa del abuelo —anunció Namjoon observando a ambos con una gran sonrisa.

—Te dije que veré primero la herida de Yoongi —insistió el doncel.

—Los esperaré allá —se despidió el jefe del clan de todas formas.

Chasqueando su lengua ante el terco hombre, Jimin se volteó y observó a otro aún más terco que una mula.

—¿Qué hacía Namjoon aquí realmente? —cuestionó acercándose a la cama.

—Me vino a entregar algo que encargué —anunció Yoongi—. ¿Cómo te fue en tu salida?

—Tan extraño como pensé que sería —reconoció Jimin.

Sacudiéndose ante toda la amabilidad que había recibido al instante en que colocó un pie fuera de su casa, el doncel negó y se sentó en la orilla de la cama.

—¿Extraño por qué? ¿Alguien dijo algo desagradable? —cuestionó Yoongi, su voz adquiriendo un tono oscuro ante lo último.

—Por el contrario, todos fueron tan amables que fue extraño —corrigió—. Entendería si solo fingieron serlo para que tratara al niño, todos mienten cuando quieren conseguir algo, pero aun al revisarlo y decirles lo que tenían que hacer, siguieron actuando igual —explicó.

—La amabilidad no es extraño, y es algo que te ganaste por ti mismo —indicó Yoongi—. Así como yo me hice de mi lugar en este clan gracias a cuidarlos y protegerlos durante las batallas, tú te hiciste el tuyo al ayudar a otros sin pedir nada a cambio —expresó.

—No estoy acostumbrado a ninguna amabilidad, es extraño —se quejó—. Tú eres extraño también, todo esto comenzó por tu culpa —refunfuñó.

Observando esa extraña sonrisa de encías que le mostraba su tonto esposo, Jimin refunfuñó y apartó la mirada sin querer sentir más ese molesto cosquilleo en su estómago.

Cuando la puerta fue golpeada, el pelinegro doncel agradeció mentalmente y contempló a Hoseok entrar con todo lo que le había pedido para revisar la herida de Yoongi.

—Ahora mismo traeré el agua —anunció el joven esclavo, retirándose rápidamente.

—Enderézate para quitarte la camiseta —indicó Jimin al guerrero.

Asintiendo, Yoongi dejó cuidadosamente la caja a su costado y se enderezó. Acercándose, el doncel le ayudó a quitarse la camiseta y seguido el vendaje.

—¿Puedo besarte? —preguntó el guerrero cuando Jimin se inclinó lo suficientemente cerca para tener su rostro a centímetros.

Aquellos ojos plateados observaron al guerrero y luego a la caja de madera en la cama.

—¿Por qué quieres besarme?

—Porque eres hermoso. Tus labios me llaman para besarlos. Porque deseo hacerlo —anunció Yoongi—. ¿Puedo?

Jimin terminó de quitarle las vendas y retrocedió. Abriendo su boca para... ¿Rechazarlo? El doncel agradeció la interrupción del joven esclavo en la habitación.

—Listo, aquí está lo último —sonrió Hoseok con una fuente con agua.

—Déjala ahí —indicó Jimin, señalando la silla donde antes había estado sentado Namjoon.

Con el joven esclavo retirándose, el doncel se preparó y comenzó a limpiar la herida en el cuerpo del guerrero. Revisándola, Jimin no pudo evitar el pequeño suspiro de alivio que escapó entre sus labios tras comprobar que ya estaba mejor. Con tan solo un par de días más, este estaría como nuevo y podría volver a salir al mundo y ser el mismo idiota de siempre.

—¿Empeoró? —preguntó Yoongi ante el suspiro que escuchó.

—No, de hecho, está muy bien —anunció enderezándose—. Con un par de días más, siento que estarás lo suficientemente mejor como para salir otra vez y cumplir con tus deberes si lo tomas de a poco —indicó.

—Eso es bueno, me siento mejor también —expresó satisfecho.

—Lo sé, siempre que te quito la mirada has dejado la cama y te has puesto a ayudar a Hoseok —resopló, colocando el ungüento sobre la herida.

—No soy un hombre que puede quedarse sentado sin hacer nada —expresó—. Si necesitas conseguir más hierbas, dime e iré contigo —aseguró.

—Está bien, SeHun me consiguió suficiente y creo que después de hoy no será necesario utilizarlas más —explicó, envolviendo con cuidado su torso—. Pero si quieres otra opinión, puedes pedirle a Namjoon que busque al sanador para que te revise.

—No, así está bien, confío en ti —aseguró colocando su mano sobre la de su esposo.

Observándola, Jimin ignoró esa extraña sensación cosquilleante en su pecho y alejó su mano.

—Creo entonces que es mejor que te comiences a preparar para ir a cenar con tu abuelo —anunció, tomando sus cosas.

—Estupendo, tú también tienes que prepararte entonces.

Ante las palabras de su tonto esposo, Jimin observó su ropa. Sí, tal vez no era un gran conjunto, pero no veía por qué tenía que arreglarse más para una cena que obviamente tenía otro propósito más que comer.

—Estoy bien así, tú eres el que debe de vestirse y peinar un poco esa mota de enredo rubio en tu cabeza —indicó.

—¿Me ayudas?

Jimin le observó un tanto divertido.

—Te has estado levantando y vistiendo por tu cuenta estos días, ¿por qué te ayudaría hoy? —cuestionó.

Levantándose de la cama, reunió todas las cosas.

—No lo digo por eso, puedo vestirme, pero peinarme es otro cuento —indicó.

El pelinegro doncel le observó y suspiro.

—Bien, una vez termines de vestirte te ayudaré.

Asintiendo satisfecho, Yoongi tiró las mantas de la cama hacia atrás y Jimin dejó la habitación un momento con sus cosas, sin deseos de enfrentar ese gran cuerpo esculpido en músculos desnudo.

Acercándose a la cocina, dejó la fuente con agua sucia sobre la mesa.

—Estas vendas se pueden volver a usar, solo tienes que lavarlas —indicó—. Y no estaremos cenando aquí, por lo que podrás comer tranquilamente cuando salgamos —informó.

—¿Qué hago con la comida? Como no dijeron si iban o no a la casa del señor Gook-Hwan cocine la misma cantidad de siempre —expresó, observándolo.

—Si es algo que puedas guardar para mañana, entonces guárdalo, y si no, sólo repártelo con quien tú quieras —decidió—. Pero sería bueno si me puedes guardar un plato, nunca sé si realmente podré comer bien considerando las personas que me estarán rodeando —indicó con una ligera mueca.

—Te guardaré un plato de comida entonces —asintió con entusiasmo.

Volviendo a la habitación, afortunadamente el cuerpo de su tonto esposo ya se encontraba cubierto con ropa, por lo que sus ojos no fueron expuestos a su desnudez.

—Estoy listo —anuncio Yoongi, tomando asiento en la silla.

Cogiendo el cepillo, el doncel se acercó a su esposo y tomó parte de su cabello para comenzar a peinarle. La escena en sí se sintió un tanto rara para Jimin, pero no... Desagradable. Fue hasta cómoda, si era sincero.

—Es mi turno —anunció repentinamente Yoongi.

—¿Qué? —balbuceó.

Confundido, por las palabras de su tonto esposo, el doncel no reaccionó al ver como este se levantaba ni tras ocupar la silla donde antes estuvo Yoongi.

—Aquí, dame —dijo tomando el cepillo.

En silencio, Jimin solo observó confundido como el gran guerrero Min Yoongi, peinaba cuidadosamente su largo cabello oscuro.

—Tu pelo es muy suave —murmuró Yoongi.

—No, no lo es —pronunció observando su regazo—. ¿Por qué estás siendo tan amable?

—Te lo dije.

Jimin juntó sus cejas, confuso. Antes de que pudiera preguntarle más, una caja de madera fue colocada en su regazo. Y no cualquiera, sino que la misma que antes había estado sosteniendo Yoongi.

—¿Qué es esto?

—Un regalo para ti —anunció su esposo—. Escoge uno para colocártelo —indicó.

Curioso, el doncel levantó la tapa de la caja y se encontró con un conjunto hermoso de diferentes tipos de horquillas para el cabello, desde una con forma de palillo con un cristal en forma de luna, una aureola con ramitas de plata, una especie de mariposa con cadena y perlas y una peine pequeño con flores blanca, cristales, perlas y ramitas de plata. Cada una de ellas tan hermosas y delicadas con sus detalles.

—Se suponía que debía de escoger una, pero como todas me recuerdan a tus ojos como la luna, las quise todas —expresó Yoongi.

Y el agradable sentimiento cálido que sintió Jimin con ello, definitivamente no era algo que deseaba sentir, pero era una cosa que lentamente comenzaba a aparecer constantemente mientras estaba con Yoongi.

Y eso... No era algo exactamente bueno, ¿cierto?



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Mis copitos, en insta estaré subiendo fotitos del regalo de Yoongi 😘

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