༺ Capítulo LXXXVIII ༻


Parado frente a la fogata que se encontraba en medio de la sala en la casa del jefe del clan, Jimin mantenía sus manos extendidas hacia el chispeante fuego para calentarlas.

—Ten, un poco de caldo caliente te hará entrar en calor.

Observando hacia su costado, Jimin contempló a SeokJin, quien se había detenido a su lado sosteniendo su propio cuenco con sopa humeante. Agradeciendo, el pelinegro doncel tomó el cuenco que la esclava le entregaba y su mirada instintivamente viajó hacia donde los dos hermanos se encontraban hablando entre ellos desde que cruzaron la puerta.

—¿Cómo estás?

Volviendo sus plateados ojos, Jimin observó al otro doncel, quien le observaba con cuidado.

—¿En qué sentido?

—Con la visita de tu padre —aclaró—. Sé que no tienes una buena relación con él.

—Ni siquiera hay una relación entre nosotros —resopló Jimin—. Y hasta el momento estoy bien, a pesar de sus palabras de venir porque supuestamente está preocupado por mí, en realidad aún no me ha molestado —contó.

Observando hacia su pareja, SeokJin torció sus labios.

—Supongo que es por eso que Namjoon está inquieto y tenso.

—Bueno, todos sabemos que el idiota de SiWon solo me está usando de excusa y que realmente ha venido por otra cosa, pero él no saber qué es lo que nos tiene tan inquietos a todos —comentó Jimin.

—¿Cuánto tiempo se estará quedando por aquí con tu hermano?

—Le dije a Yoongi que cinco días estaba bien, con ello repondrán sus fuerzas y se prepararán para zapar otra vez. Y en caso de SiWon, es la presión perfecta para que no actúe como un falso padre y se apresure a hacer lo que sea por lo que ha venido —explicó.

—Pero eso... ¿No es peor?

—Todos se equivocan cuando están presionados y apresurados, estoy seguro de que SiWon no será una excepción.

Asintiendo, SeokJin observó al pelinegro doncel y una pequeña sonrisa se estiró entre sus labios al percibir que parecía no poder quitarle la mirada a Yoongi.

—¿Fueron a ver a Jungkook antes de venir aquí? —indagó.

—Sí, quería ver cómo se encontraba y aprovechamos de pasar por aquí. Al menos, ver que Jungkook está despierto da un poco de alivio, ya que podrá ayudar en caso de que SiWon intente algo —expresó.

—Todo gracias a ti, tú lograste que sanara —indicó SeokJin, sonriente.

—Solo ayudé —respondió y bebió un poco de caldo—. ¿Tú cómo vas con el embarazo?

—Siento que será un pequeño revoltoso por los síntomas que van y vienen a su antojo —expresó con una enternecida sonrisa en lo que tocaba su pequeño vientre con ternura.

—Si llegas a necesitar más plantas, solo dime —dijo dirigiendo nuevamente sus plateados ojos hacia Yoongi, Jimin lo admiró en silencio—. Hace poco... Descubrí que Yoongi invade mi habitación por las noches tan pronto como me escucha gritar para calmar mis pesadillas —soltó—. Y tal parece, que es algo que ha estado ocurriendo desde el mismo instante en que llegue a la casa del abuelo Min.

Sorprendido de que Jimin le estuviera contando aquello, SeokJin le observó con curiosidad.

—¿Y eso te molestó?

Suspirando, Jimin negó en silencio.

—Realmente, no. Es solo que, al descubrirlo solo hizo que esa pequeña esperanza que está dentro de mí creciera aún más —confesó—. Creí que era raro que con Yoongi me sintiera más cómodo que con Hobi cuando este ha estado en todo momento conmigo, pero si ese tonto ha estado acompañándome a lo largo de mis pesadillas, soportando mis gritos y golpes cada noche mientras me consuela y reconforta, no es tan extraño...

—No, no lo es. Poco a poco, se volvió a hacer en ti aquel lugar que le habías dado —comentó.

—Eso parece —asintió distraído.

—¿No te gusta eso?

—Si soy sincero, me reconforta —confesó—. Quiero seguir adelante, SeokJin, no quiero que el recuerdo de esa noche y Min-Hyuk me mantenga atrapado, y con cada día que pasa me siento más seguro de ello, es solo que... Sé que Yoongi será esa ayuda y fuerza que necesito para hacerlo, pero...

Mordiendo su labio inferior, Jimin negó y suspiró. Admirándolo, SeokJin contempló su propio cuenco con sopa y la apretó entre sus manos.

—Tal vez sientas que una experiencia así de horrible por la que pasaste te dejará marcado por dentro para toda tu vida, pero no por eso significa que debes de rendirte y dejar que esos malos pensamientos te ganen —comentó, logrando que el pelinegro doncel le observara—. Nada de lo que estás pensando es verdad, no estás sucio ni arruinado —aseguró.

Jimin juntó ligeramente sus cejas, sintiendo el peso de las palabras del contrario.

—Tú fuiste...

—Sí.

Observando al pelinegro doncel, SeokJin le proporcionó una triste sonrisa pequeña.

—Apenas había cumplido la edad adulta, sabía que el amigo de mi padre me daba demasiada atención para mi gusto, pero nunca imaginé que se metería en mi habitación por la noche y me haría esas cosas —contó y desvió su mirada hacia el fuego—. Fui afortunado en cierta forma, solo alcanzó a hacerlo una vez antes de que los guardias aparecieran, mi padre se enojó porque me quitó la pureza que él tenía planeado robar y lo asesinó frente a mí —contó—. Luego de eso, comencé a esconderme de la mirada de todos para que no volviera a suceder.

—SeokJin... —pronunció Jimin, sin saber que más decir.

—Luche bastante contra eso, ¿sabes? Incluso el día en que llegué aquí, seguía teniendo pesadillas y sintiéndome tan sucio —sonrió triste—. Es por eso que sentí miedo cuando comencé a sentir cosas por Namjoon, que tenía miedo de él, pero... Cuando lo conocí, cuando me tocó... Se sintió tan diferente...

—¿Lo fue? —preguntó, con una opresión en su pecho.

Observando directamente esos ojos plateados, SeokJin asintió.

—Siempre pensé que el recuerdo de esa noche me perseguiría para siempre, pero el abrir mi corazón a Namjoon y darle esa oportunidad que me aconsejaste, me ayudó. Él fue quien me terminó de ayudar a superar esa noche, a olvidar todo y seguir adelante —contó y miró hacia su pareja con cariño—. Sé perfectamente lo que se siente vivir esa experiencia, Jimin. Entiendo como debes de estar sintiendo, y es por eso que te digo, si te das la oportunidad a ti mismo, podrás superarlo.

—Pero... Nuestra situación es diferente —le recordó Jimin—. No estabas casado con Namjoon cuando eso sucedió, no estaban juntos y ni siquiera se conocían. Tal vez él no sintió que estabas...

—¿Sucio? —indagó.

En silencio, Jimin observó el suelo.

—Tal vez estoy adivinando aquí, pero lo que te hizo esa basura, no te dejó sucio ni te arruinó Jimin. Sé que así te debes de estar sintiendo, que tus pesadillas te lo recuerdan cada vez que cierras los ojos y que probablemente pienses que ya no eres digno... ¿Temes que Yoongi no te acepte si le cuentas o que no se sienta lo mismo al estar de forma íntima con él?

—Estoy sucio, SeokJin, no soy el mismo doncel que Yoongi conoció, ni mi cuerpo lo es —murmuró—. El recuerdo de esas asquerosas manos sobre mi cuerpo me persigue, siento el dolor de sus golpes, mi piel quema dolorosamente en los lugares que él me tocó y me da asco de saber que estuvo en mí —reveló y tomó una profunda respiración temblorosa—. Tienes razón, temo que, cuando Yoongi intente tocarme de esa forma, sienta asco de mí o que yo... No pueda soportarlo —dijo en una lenta exhalación.

Observando sus manos temblar suavemente, el pelinegro doncel sostuvo con fuerza el cuenco y se obligó a sí mismo a tranquilizarse.

—Creo que lo mejor que puedes hacer, es decirle de tus miedos a Yoongi —aconsejó SeokJin.

—No puedo —negó tajante—. ¿Y si me rechaza al saber que estoy tan sucio?

—No estás sucio, Jimin —pronunció SeokJin suavemente—. Estás lastimado desde lo más profundo de tu ser, pero el único que puede ayudarte arreglar eso, eres tú mismo y tu amado —expresó—. Debes de confiar y dejar que vuelva a entrar en tu corazón para poder sanar esa herida que tienes, sé mejor que nadie que eso te ayudará —prometió.

—Podría no volver a quererme.

—No lo sabrás a menos que lo intentes, yo lo hice y ahora tengo una maravillosa pareja y un hijo en camino —le recordó—. Solo piensa en la forma en que te mira, Jimin —pidió señalándole con la cabeza—. ¿Realmente crees que un hombre que te mira de esa forma te dejaría?

Observando aquellos intensos ojos oscuros mirarle fijamente, Jimin tragó y alejó su mirada.

—No, tan terco como es, probablemente no lo haría sin importar lo que le diga —reconoció.

—No te estoy diciendo que debes de ir con él ahora, contarle todo y solo dejar que entre en tu corazón, pero... Tal vez contarle de tus miedos, te ayudará a seguir superándolo —comentó alzando su mano para tocar suavemente su hombro.

Cerrando sus ojos al sentir esa oleada de asco, Jimin respiró profundamente y se mantuvo quieto, sin alejarse del tacto de SeokJin.

—Tal vez lo intente —pronunció, recordando la forma en que le había sentir el tacto de Yoongi.

Era... Siempre bueno.

Caminando hacia la casa del abuelo Min tras terminar de hablar con su hermano, Yoongi observaba con atención preocupada a su silencioso doncel, quien había adquirido una expresión pensativa tras hablar con la pareja de Namjoon.

—¿Sucedió algo con SeokJin? —indagó.

—Nada.

—Pero... Tienes una expresión difícil de leer —indicó el guerrero con cierto cuidado.

Observándolo de reojo, el pelinegro doncel dejó escapar un pequeño suspiro.

—Digamos que solo tuvimos una conversación que necesitaba —reveló—. No me dijo nada malo, solo... Me dejó pensativo.

—¿Esto tiene algo que ver con el hecho de que descubrieras que invado tu habitación por las noches? —cuestionó Yoongi.

Alzando una ceja, Jimin miro hacia el guerrero en silencio.

—Hoseok me dijo que me descubriste —reveló—. Estuve esperando que me dijeras algo, inventé miles de excusas en mi cabeza, pero... Nunca dijiste nada.

—¿Qué se supone que iba a decir? —pregunto volviendo su mirada hacia el frente—. Eres la razón por la cual mis pesadillas no son tan malas, solo quería seguir teniendo esa paz que me proporcionabas por las noches, por eso no dije nada —reveló.

—Supongo entonces que tengo tu permiso para seguir.

Y a pesar de que no lo estaba observando, Jimin pudo sentir la sonrisa en su alegre tono.

—No te estoy dando permiso para que lo hagas, pero tampoco te lo estoy prohibiendo —aclaró.

Y tan pronto como escucho esa baja risa cariñosa, el doncel cerró sus ojos, sintiendo algo de nostalgia por los momentos en que escuchó dicho sonido vibrante.

—Gracias.

—No he hecho nada.

Tomando su mano, Yoongi le observó con cariño. Y a pesar de que ninguno dijo palabra alguna, cuando Jimin miró esos oscuros ojos, todas las palabras no dichas fueron expresadas, fortaleciendo un poco más dicha conexión que tenía con su tonto guerrero.

En silencio, ambos se detuvieron frente a la casa del abuelo Min.

—Tendré que salir, debemos tener vigilado a SiWon —anunció—. Solo será un momento y volveré pronto, dejaré guardias alrededor de la casa.

—Está bien, dudo que SiWon realmente venga por mí —resopló.

—Deje unas cosas en tu habitación —informó.

—¿Cosas?

—Te escuché quejarte por estar aburrido por lo que te dejé algunas cosas para que puedas entretenerte —explicó sin dar muchos detalles.

—¿Qué cosas?

—Cosas —sonrió—. Si necesitas algo más, solo dímelo y lo conseguiré para ti.

Percibiendo una helada brisa, Yoongi se movió para protegerle de ella con su gran cuerpo.

—Entra, el frío parece estar empeorando. Prometo que volveré pronto.

Observándolo, Jimin asintió despacio.

—Está bien, te esperaré —anunció, sorprendiéndose un poco a sí mismo con ello.

Y la sonrisa que le dio Yoongi con sus palabras, le impidió retractarse de ellas.

Abriendo la puerta, Jimin entró en la casa y observó al guerrero, quien seguía permaneciendo de pie en el mismo lugar esperando. Cerrando, el doncel contempló la sólida superficie hasta que escuchó finalmente los pasos de Yoongi alejándose.

Retrocediendo, se quitó la cálida capa blanca y sacudió el poco de nieve que había caído sobre esta. Al observar a su joven esclavo acercarse, se la entregó.

—Ponla cerca del fuego para que se seque y luego sube a dejarla a mi habitación —indicó.

—El señor Yoongi dejó algunas cosas en tu habitación —informó sonriente.

Negando ante la sonrisa de su joven amigo, Jimin se dirigió hacia las escaleras y subió. A medida que se acercaba a su habitación, cierta emoción por lo que Yoongi le había dejado comenzaba a crecer en él, a pesar de que sabía perfectamente lo que encontraría.

Una vez abrió la puerta, la sorpresa invadió el rostro del pelinegro doncel al encontrar unas hermosas telas con diseños y unos pelajes gruesos para pasar el invierno. Y como si eso no fuera suficiente, diferentes tipos de hilos se encontraban en la mesa con distintas agujas para su preferencia.

—Realmente...

¿Cómo se suponía que no estaría tentado a intentarlo cuando Yoongi hacía ese tipo de cosas?

Acercándose a la cama donde estaban las telas, Jimin observó sobre su hombro listo para escuchar los alegres comentarios de su joven amigo, por lo que se sorprendió al ver su controlada expresión al entrar.

—Tienes una visita —comunicó.

—¿Visita?

Asintiendo, Hoseok se hizo a un lado, logrando con ello revelar la figura de su hermano.

—Hey, ¿por qué no me dijiste que no se estaban quedando en su casa? Fue un largo camino entre la nieve, nunca había visto tanta —expresó el joven doncel.

—Solo ocurrió y olvidé decirte.

Resoplando, el joven doncel observó con interés todas las cosas que había sobre la cama. Observando a su hermano acercarse, cierta molestia invadió a Jimin al contemplar que tocaba sin su permiso sus regalos.

—Vaya, estas telas son hermosas y los pelajes de buena calidad, podría hacerme un buen abrigo con ellas —expresó con admiración—. ¿Me las das? Podría pedirles a unos sirvientes que me hagan ropa con ellas.

Sin pensarlo, Jimin se movió quitándole las cosas que había tomado.

—No. No puedes tenerlas.

—¿Por qué? Tú tienes ropa para enfrentar el invierno aquí, yo no —dijo quejoso.

—Entonces debiste de haberte preparado mejor —indicó—. Si quieres, le puedo pedir a alguien que te consiga ropa, pero no te daré esto, me las acaba de regalar Yoongi—explicó alejándolas del alcance de su hermano.

—Oh, comprendo —expresó y mostró una expresión apenada.

—Pensé que estabas enojado conmigo —comentó Jimin.

Guardando sus regalos, se acercó a su joven esclavo para ayudarle a encender la fogata.

—Siento eso —pronunció, arrugando su nariz—. Solo que... Me molestó un poco que fueras tan malo con papá ahora que se está preocupando por ti.

—Preocupación —resopló el pelinegro doncel.

—Él realmente ha estado preocupado —insistió—. Pensé que al verlo estarías feliz y entonces todo se arreglaría entre nosotros y podríamos vernos más seguido —explicó—. Taeyang también te extraña tanto como HyoRin. Su pequeño ya nació, es un hombrecito igual a su papá, pero con los ojos de su madre, es una cosa adorable.

Levantándose, Jimin se quedó cerca del fuego y lo admiró en silencio.

—Me lo puedo imaginar —murmuró, sintiendo algo de nostalgia—. Hay momentos en que también los echo de menos, pero realmente no como para volver a ese infierno —reveló con un suspiro—. Fue difícil aquí en un principio, pero me gusta.

—No te estoy pidiendo que vuelvas, solo que hagas las paces con padre. Si nos dejas quedarnos más tiempo, podrías ver que ha cambiado —dijo acercándose.

—Realmente no sabes lo que me estás pidiendo —negó Jimin—. No se quedarán más tiempo, Baekhyun. No arreglaré las cosas con él ni estoy interesado en hacerlo.

—Pero...

—Un hombre realmente arrepentido habría venido a buscarme, pero desde que llegaron se olvidó de mi existencia y ni siquiera ha intentado acercarse —indicó observándole.

—Solo es un hombre torpe —argumentó con una mueca.

—Bien, ¿y según tú cuando se comenzó a preocuparse por mí? ¿Luego de obligarme a viajar en tu lugar sin importar que eso pudiese significar mi muerte? —cuestionó.

—No fue rápidamente, más bien con el pasar de los días —respondió—. Fue después que oímos del ataque que realmente expresó su preocupación, como si descubriera cuanto le importabas ahora que realmente estuvo cerca de perderte —explicó su hermano—. Fue tanto la culpa, que incluso hizo que nuestro hermano lo llevara a la cabaña en la que te estuviste quedando, fue entonces que decidió venir a verte.

Y por muy dulce que viera todo su hermano, Jimin no lo veía exactamente de la misma manera. Park SiWon se olvidó completamente de ellos cuando los desterró a aquella cabaña y no se interesó en su madre o él nunca en esos largos veintiséis años.

Que comenzara a interesarse ahora de la nada, no creía que fuera por un cambio de sentimientos. No cuando se trataba de Park SiWon.

—¿Qué dices? ¿Le darás la oportunidad? —preguntó Baekhyun, observándole esperanzado.

—No —rechazó Jimin—. Y yo que tú, no creería mucho en sus palabras, ya demostró que no es un hombre en el cual se puede confiar.

—Vino aquí para buscar tu perdón, porque está arrepentido —indicó su hermano.

—Desde que llegaron que no ha venido siquiera darse una vuelta por aquí —le recordó—. Si realmente está arrepentido y preocupado como dices, no le importaría si lo rechazo y seguiría buscándome.

—Nuestro padre también fue un guerrero en sus mejores días y lo sigue siendo en su corazón, hombres como él no hacen ese tipo de cosas.

Cierta irritación creció en Jimin tras escuchar aquellas palabras, ya que Yoongi estaba precisamente haciendo eso a pesar de que era un gran guerrero y que no había hecho ni remotamente cerca cualquier cosa de las que su estúpido padre le hizo a él, de todos los horrores que le hizo sufrir junto a su madre.

—Un hombre que realmente está arrepentido, no le importaría algo como el orgullo de un guerrero e iría por lo que quiere —expresó firme y su hermano le observó en silencio, sin decir nada.

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