༺ Capítulo LXXXV ༻
Cerrando tan silencioso como pudo la puerta de la habitación de su doncel, buscando no despertarlo, Yoongi exhaló lentamente una vez lo logró. Alzando su mano, masajeó cerca de su mandíbula, donde había recibido uno de los tantos golpes de Jimin al ser atormentado por pesadillas.
Aunque estas parecían haberse ido calmando poco a poco con el pasar de los días, aun así, había noches que eran peores que otras, y el guerrero no podía hacer nada más que quedarse a su lado y observar cómo sufría mientras le aseguraba que estaba con él.
Observando por última vez la puerta, Yoongi se alejó, pero en vez de volver a su habitación, con el amanecer dando su paso ya, el guerrero se dirigió a las escaleras y bajó listo para comenzar su día.
Hacía unos días, al percatarse de la delgada capa que estaba utilizando su esposo, Yoongi había salido en plena tormenta a cazar a un oso del cual pudiera sacar una capa para su doncel. Por supuesto, podría haber sido más fácil ir por la ropa que quedó en el bosque, pero con esos dragones que lo custodiaba, era difícil internarse sin el permiso de estos, y hasta el momento, ellos seguían sin dejar que nadie más que Jimin se acercara.
Era por ello que optó por esa opción, y ahora que habían pasado los días prometidos, era hora de ir por ella. Ciertamente no sabía si su doncel aceptaría dicho regalo considerando la relación que tenían en ese momento, pero esperaba que lo hiciera. No le agradaba para nada observar ese hermoso rostro sonrojado y su cuerpo temblando por el frío, corriendo riesgos de enfermarse por ello.
Al llegar abajo, todo el cuerpo del guerrero se detuvo automáticamente al observar a su hermano parado cerca del fuego. Considerando lo temprano que era, algo debería de haber ocurrido para que Namjoon ya estuviera en pie.
—¿Qué sucede? —indagó.
Observándole, esa expresión pensativa y severa se suavizó un poco y Namjoon le sonrió leve.
—No esperaba que estuvieras en pie tan temprano —comentó—. Solo espero al abuelo, quería comentarle la situación.
—¿Situación? ¿Jungkook empeoró? —cuestionó acercándose.
—No, afortunadamente, él ha estado mostrando mejora desde que lo revisó Jimin —informó para el alivio de ambos.
—Por supuesto que sí, él tiene manos de oro —comento con una expresión llena de orgullo.
—Y... ¿Cómo van las cosas entre ustedes? —indagó Namjoon.
Observándolo, Yoongi suspiro y dirigió su mirada hacia el fuego.
—Hablamos, pero eso no hace mucha diferencia. Nada cambiará el hecho de que no estuve ahí para él cuando me necesitó, ni borrará las cosas por las que pasó.
—Debes tener paciencia, ambos resultaron heridos esa noche de diferentes formas —indicó Namjoon—. Presionar no ayudará, solo tienes que hacer lo que haces ahora, estar ahí con él.
Quedándose en silencio unos largos minutos, cuando Yoongi alzó la mirada, tenía una expresión triste en su rostro.
—En este punto, ni siquiera estoy pidiendo porque algún día me perdone y me acepte de vuelta, sino porque supere todo esto y vuelva a ser tan brillante como antes —reveló.
—Eso es el gran amor que le tienes —le sonrió triste su hermano—. A mi parecer, tú también debes de perdonarte por lo que ocurrió aquella noche —comentó—. De nada sirve que Jimin avance, si tú te estancas.
Yoongi frunció sus cejas y negó en silencio.
—Nunca lo olvidaría. De esa forma, recordaría lo afortunado que soy al tener un tesoro tan hermoso a mi lado y me mantendría alerta para que no vuelva a ocurrir —explicó.
Observando a su hermano menor, Namjoon alzó su mano y apretó su hombro con simpatía.
—Ahora, ¿me dirás por qué has venido a ver al abuelo si no es por Jungkook? —cuestionó Yoongi.
—Estoy preocupado por los dragones. Ahora que despertaron, se han estado paseando por toda la isla y no dudo que más allá para estirar sus alas —expresó—. Pronto los clanes que están más cerca de nosotros se percataran de ellos, si es que no lo habrán hecho ya, y comenzarán a preguntar al respecto.
—¿Crees que nos ataquen nuevamente? —cuestionó Yoongi, tenso.
—No sabiendo que estamos rodeados de dragones —expresó pensativo—. Pero su curiosidad les hará acercarse para saber si estamos manejando los dragones al igual que en el pasado.
—Pero según el abuelo, nosotros nunca controlamos a los dragones, ellos por voluntad propia decidieron ayudarnos —indicó—. Y ahora es lo mismo, no es como si hubiesen despertado para salvarnos del ataque, lo hicieron por Jimin —le recordó.
—Ahí está el problema —anunció con un suspiro—. Pronto querrán venir a comprobar que tan peligrosos somos y que tan buenos aliados seríamos, pero entonces se darán cuenta de que realmente ninguno de ellos nos escucha.
—¿Y no es eso algo bueno? —preguntó confundido—. Se darían cuenta de que nosotros no tenemos ningún poder para controlarlos, por lo que no podríamos ayudarle en ninguno de sus planes, y si intentan atacar nuevamente para capturarlos, ellos se defenderán.
—Cierto, pero el problema es si se dan cuenta de que los dragones escuchan a Jimin —advirtió y todo el cuerpo de Yoongi se tensó con ello—. ¿Qué crees que pasará? ¿En especial cuando el rumor de la disolución de su matrimonio aparezca?
—Yo nunca aprobé ese divorcio —gruñó—. Para mi Jimin sigue siendo mi esposo, mi doncel —espetó.
—Lo sé, pero como es un acuerdo al que llegó Jimin con el abuelo y bajo la condición en que lo pidió, tu separación es válida —argumentó.
—Los demás no se pueden enterar que los dragones escuchan a Jimin —espetó molesto—. Solo querrán utilizarlo para tener a los dragones.
—Obviamente yo no les diré nada, pero en algún momento ellos lo terminarán descubriendo, en especial si vienen aquí —indicó.
—Entonces no hay que dejarlos entrar —solucionó.
—Lo consideré, con nuestra reputación y más los dragones, solo unos idiotas querrían venir en una "visita amistosa" Especialmente cuando mantenemos cierta distancia con todo el mundo, pero tenemos aliados importantes con los cuales no sería buena idea enemistarnos —expresó—. Dudo que ellos vengan justo en temporada de luna fría, pero si aparecieran, no puedo negarme. No estamos en condiciones de luchar con nadie, apenas alcanzamos a prepararnos luego del ataque y tuvimos pérdidas significativas —le recordó con molestia.
—No me gusta esto... No quiero a nadie molestando a Jimin, no después de todo lo que ha pasado —expresó con un suspiro.
—Lo sé, hermano, pero algunas cosas son inevitables —indicó colocando su mano sobre su hombro—. Además, me acaban de informar de un avistamiento de un barco. Por la proximidad, lo más seguro es que llegue hoy —anunció.
—¿Un ataque? —le observó.
—No, son del clan Hwang. Enviaron una carta antes de que el barco apareciera, en ella dicen que se han enterado de lo que organizó Min-Hyuk por lo que han enviado un barco con tesoros en forma de paz —explicó.
—¿Paz? ¿En serio? —preguntó alzando una ceja, sin creerlo—. ¿Realmente crees eso?
—Por ahora, aceptaré su oferta de paz, pero no habrá muchas conexiones en el futuro y se lo dejé en claro —expresó firme.
—Ni siquiera deberíamos de aceptar ese barco. Ellos mataron a mucha gente nuestra —gruñó Yoongi.
—No fueron ellos los que planearon el ataque y no me haré de enemigos innecesarios —anunció Namjoon—. El barco debería de estar llegando por la tarde.
Ante la silenciosa mirada de su hermano, Yoongi le observó con una mueca.
—No me pedirás que vaya contigo, ¿cierto? Sabes que no puedo dejar a Jimin solo, no quiero hacerlo.
—No te lo ordenaré —anunció—. Aunque si me gustaría que fueras conmigo.
—Namjoon.
—Jungkook no puede acompañarme, a pesar de que ha mostrado mejora, sigue demasiado débil como para levantarse de la cama. Realmente, como hermano, me gustaría que me apoyaras en esto y fueras conmigo para que los demás no nos vean débiles —expresó—. Pero así mismo, entiendo si no quieres ir.
—Me estás pidiendo que deje solo a mi doncel justo cuando el barco del clan que nos atacó y le hizo tanto daño viene a nuestras tierras. ¿Entiendes lo que me estás pidiendo? —cuestionó frustrado.
—Lo sé, por eso estoy hablando desde mi posición como tu hermano, no como el jefe del clan. Y así si tu respuesta es no, lo aceptaré como tal.
Tensando su mandíbula, Yoongi observó con molestia a su hermano.
—Eres un idiota.
—Lo sé.
—Me estás haciendo elegir entre ambos.
—No lo vería exactamente de esa forma. Además, si te obligara a hacerlo, sería peor —argumentó Namjoon.
Pasando una mano por su rostro, Yoongi negó y enfrentó esa mirada verde.
—Sé que mi deber como guerrero es estar ahí contigo, pero mi deber como esposo es mucho más grande. Amo a mi clan, pero Jimin es mucho más importante para mí, él es quien me necesita ahora, y si me pide que no vaya y me quede con él, eso es lo que haré —decidió—. Pero que quede claro, si es por mí, no voy y me quedo con mi esposo.
—De acuerdo, creo que es la mejor respuesta —aceptó Namjoon.
—¿En qué momento llegará el barco?
—Después de almorzar.
—Bien, le preguntaré antes de eso —anunció y se alejó.
—¿A dónde vas?
—Estoy seguro de que puedes hacer planes con el abuelo acerca de cómo responder por los dragones y los otros clanes. Yo aprovecharé que Jimin sigue durmiendo para ir por un regalo —contesto alejándose.
Cuando Jimin despertó, lo primero que detectó fue lo cálido y descansado que se sentía, y siendo que no era la primera vez que despertaba sintiéndose de aquella forma, por supuesto que le extrañó.
El tiempo que se estuvo quedando en la cueva en compañía de Hoseok y los jóvenes dragones, cada noche sus sueños habían sido invadidos por los recuerdos de aquella noche.
No importaba lo que hiciera antes de dormir o con quién estuviera acurrucado, cada noche era atormentado hasta el punto en que simplemente prefería quedarse despierto que seguir torturándose a sí mismo.
Era por ello que le extrañó en primer lugar, que los días que se había estado quedando en la casa de Gook-Hwan, durmiera de recorrido toda la noche. Y lo más extraño de todo, es que sabía que de igual forma era atormentado por sus pesadillas, pero de una manera extraña, estas... No se sentían tan terroríficas como antes.
El frío sudor que empapaba su cuerpo helado debido a sus duchas para eliminar el tacto de Min-Hyuk desaparecía a la mañana siguiente, y en vez de despertar todo frío como antes, ahora lo hacía siendo rodeado por una manta cálida que le hacía sentirse bien, y extrañamente protegido.
Lo más extraño de todo, es que a veces, entre sus sueños, soñaba que una fuerza extraña, misteriosa y protectora, le calmaba y ahuyentaba sus pesadillas, protegiéndolo en sus sueños. Eso no había ocurrido nunca mientras estaba en la cueva, por lo que obviamente ocurría algo de lo cual no era consciente.
Pero lo único diferente, es que ahora dormía en una cómoda cama, refugiado del frío y con... Min Yoongi a solo una habitación de distancia.
Girando sobre su costado, Jimin abrió sus ojos y contempló al joven esclavo cuidando del fuego. Por la forma en que se encontraba vestido, tal parecía que ya se había levantado, por lo que no debía de ser tan temprano.
—¿Cuánto he dormido? —preguntó, sobresaltando un poco a Hoseok.
—Mucho más de lo esperado —expresó con una sonrisa—. Estabas durmiendo tan bien, que ni quise despertarte para el desayuno, me dio cosita hacerlo con lo que te cuesta dormir.
—Siento que dormí mejor que otras veces, pero no creí que pudiera dormir tanto —respondió con un pequeño bostezo—. Pero eso explica porque mi estómago me está pidiendo comida.
—El almuerzo ya debería de estar listo, ¿quieres que te traiga la comida a la habitación? Hoy parece estar haciendo mucho más frío que otros días —ofreció.
—¿En serio? No siento frío —murmuró, observando el chispeante fuego fijamente.
Por alguna razón, la imagen de estar acurrucado frente a este apareció en su mente.
—El fuego ha sido encendido desde el instante en que el señor Gook-Hwan se levantó de la cama. El señor Yoongi ya tuvo que ir a buscar más leña dos veces para reponerla —comentó Hoseok—. Iré a buscar el almuerzo, espérame aquí —pidió.
Y antes de que Jimin pudiera responderle, salió corriendo de la habitación, sin darle oportunidad. Soltando un suspiro, el doncel observó la fogata y como unas mantas parecían estar derrumbadas cerca del fuego.
Sin poder contenerse, el doncel corrió las mantas y bajó sus piernas. Pero tan pronto como se levantó, volvió a sentarse lentamente cuando el piso se movió ligeramente bajo sus pies.
—Wow... —musitó.
Frunciendo sus cejas, Jimin alzó la mirada y sus cejas no hicieron más que juntarse profundamente descubrir que todo a su alrededor parecía moverse suavemente. Cerrando sus ojos, el pelinegro doncel tomó una profunda respiración y se tomó un momento antes de volver a abrirlos. Al verificar que aquella sensación desaparecía poco a poco, la arruga en su frente se borró un poco.
Tal vez, esas duchas de agua helada finalmente le estaban enfermando, como tanto le advirtió su joven amigo o bien podría haber sido por saltarse el desayuno, ya que su pie ni siquiera le dolía tanto al caminar, solo era una ligera molestia gracias al cuidado de todos.
Torciendo sus labios en una mueca, cuando el malestar finalmente paso, Jimin se levantó despacio y caminó hasta el montón de mantas, dejándose caer suavemente en estas. Con el agradable calor golpeando en su rostro, el doncel alzó sus piernas y las rodeó con sus brazos. En el momento en que su abdomen se tensó, las bajó y sintió que algo presionaba en su garganta, queriendo salir.
—Uhg, ¿por qué quiero vomitar si no he comido nada? —murmuró colocando una mano sobre su vientre, masajeándolo suavemente.
Tal vez, era por lo que había comido la noche anterior, ya que extrañamente tuvo un apetito voraz que le hizo comer más de lo que usualmente comía. Y si a eso le añadía que su dieta había cambiado desde que estaba en la cueva, era normal que su cuerpo se estuviera quejando en respuesta también, adaptándose al volver a cambiar repentinamente.
Recordando de pronto los síntomas que SeokJin describió de su embarazo, su mano se tensó sobre su estómago.
—No, no puede ser eso... —murmuró sacudiendo su cabeza.
Solo tuvo un pequeño mareo por levantarse de la cama rápidamente y sus extrañas náuseas eran debido a que había comido demasiado la noche anterior. Si esos síntomas se repetían mientras otros aparecían de la nada, entonces comenzaría a preocuparse.
Aun así...
Corriendo todo su largo cabello hacia adelante, Jimin paso la yema de sus dedos por su cuello, intentando sentir algo diferente en este, algo que le alertara que tenía aquella runa.
Pero en realidad, nada se sintió inusual.
Cuando su puerta fue golpeada, el doncel rápidamente corrió su cabello hacia atrás, protegiendo su cuello de cualquier vista indeseada. Levantándose del suelo con cuidado para no marearse otra vez, Jimin se acercó a la puerta y la abrió.
—¿Yoongi?
—Escuché de Hobi que ya habías despertado. ¿Podemos entrar? No quiero que te enfríes parado en la puerta —expresó.
Y desde que Jimin sintió como el frío ambiente fuera de su habitación intentaba colarse, asintió y se alejó para volver al lado de la chimenea, buscando de su agradable calor.
—¿De qué quieres hablar? —preguntó, observando a su ex esposo.
Pero lo único que apareció ante sus ojos, fue un pelaje de un hermoso tono blanco puro, con aspecto suave y muy cálido.
—¿Qué piensas? —preguntó Yoongi.
Moviendo la prenda, reveló una hermosa capa con dicho material.
—Se ve... Calentito —pronunció, con su mano picando para acariciar el pelaje y comprobar la suavidad de este.
—Puedes tocarlo —aseguró Yoongi, extendiendo sus brazos.
Curioso, Jimin alzó su mano y tocó la piel. Por un momento, se deleitó ante la suavidad bajo su mano, y al moverla, sonrió al encontrarse con unos bordes peludos que causaban cosquillas.
—Es muy suave —murmuró.
—¿Te gusta?
Alejando su mano, el pelinegro doncel observó a Yoongi y asintió.
—Perfecto, es para ti —anunció el guerrero.
Y en vez de simplemente entregársela en sus manos, se la colocó directamente, como siempre, con movimientos lentos y cuidadoso, logrando cubrir el cuerpo del pelinegro doncel. Parpadeando con sorpresa, Jimin observó la increíble capa y sus mejillas adquirieron un suave sonrojo al percatarse de que la delgada camiseta larga que utilizaba para dormir revelaba casi todo.
—Gracias —pronunció, terminando de abrocharla—. ¿Realmente es mía?
—Lo es —asintió—. Esa capa que utilizabas no me gustaba porque no te abrigaba nada, por lo que salí a cazar hace unos días y pedí que lo hicieran con la piel.
—¿Lo cazaste? ¿Tú mismo? —repitió y su mirada viajó de nuevo hacia el agradable abrigo—. Pero... ¿Estás loco? ¿Por qué ir en plena tormenta? ¿Qué sucede con tus heridas?
—Sé cazar en plena tormenta y mis heridas ya están mejor gracias a ti —respondió con un suave encogimiento de hombros.
—Esto... Lo agradezco, pero no vuelvas a hacer algo así —ordenó.
—¿Pero te gustó?
—Sí, pero no quiero que lo hagas si puedes...
—Puedo hacerlo —aseguró Yoongi ante el silencio de su doncel.
—Me refiero a si puedes lastimarte, tonto —aclaró con sus labios tan fruncidos como sus cejas.
—Oh, de acuerdo —pronunció con una gran sonrisa—. Por cierto, si te digo que también te están preparando unas botas con la piel que ha quedado, ¿te enojarías? —preguntó el guerrero.
Bajando la mirada hacia sus pies desnudos, Jimin alzó una ceja y le observó.
—¿Estabas escuchando a escondidas cuando me quejaba con Hobi que me daba frío en los pies con esa bota de madera que hicieron para mi pie? —cuestionó directamente.
—No es escuchar a escondidas si siempre estoy escuchando todo lo que dices —argumentó Yoongi con orgullo.
Observando ese desordenado cabello negro, el guerrero sintió el deseo de esconder ese rebelde mechón que le impedía apreciar completamente ese hermoso tono plateado. Por lo que, lentamente, alzó su mano, como si quisiera darle la oportunidad a Jimin de apartarle si no deseaba que le tocara. Pero el doncel solo permitió que esa mano se acercara y aspiró suavemente cuando sintió unos cálidos dedos acariciar tiernamente la piel de su rostro en lo que peinaba un mechón detrás de su oreja.
Otra vez... A diferencia de otros, el tacto de Yoongi no se sentía... Mal.
—Esta tarde deberían de estar listas para que tengas tus pies abrigados también —murmuró.
—Gracias —exhaló.
—No es nada —le sonrió—. Quería hablar contigo, Namjoon estuvo temprano aquí —comentó.
—¿Por Jungkook? ¿Empeoró?
—No, él está mucho mejor luego de que lo revisaras —aseguró—. Vino a hablar con el abuelo por temas de la manada, y de paso me dijo que un barco estaría llegando hoy, del clan Hwang —reveló.
Y tan pronto como ese nombre salió a flote, todo el cuerpo del pelinegro doncel se tensó dolorosamente.
—¿Qué quieres decir con que vendrá un barco de ese clan? ¿Por qué? —cuestionó apretando en puños un borde de la capa.
—Namjoon dice que nos han enviado regalos en forma de disculpa por lo que hizo la basura de Min-Hyuk, queriendo demostrar que estamos en paz —explicó—. Me preguntó si podía ir a recibirlos con él.
—¿Vas a ir?
Observando a su doncel, Yoongi negó y alzó su mano para colocarla sobre los puños de su esposo.
—No me está obligando. Si me preguntas, prefiero quedarme aquí contigo, pero si quieres que vaya, lo haré —expresó.
—¿Por qué me estás dando a escoger? —preguntó Jimin, juntando sus cejas.
—Porque eres tú. Tu eres quien me importa en este momento.
Jimin se quedó en silencio, sintiendo como un familiar cosquilleo resurgía en su estómago ante las palabras de Yoongi.
—Si quieres, le diré a Namjoon que no puedo y me quedo contigo —ofreció.
—Pero... Son del clan Hwang, no puedes dejarle solo con ellos —indicó dudoso.
—No puedo dejarte solo sabiendo que un barco de ellos estará aquí —indicó Yoongi—. Solo dame una señal de que no quieres que vaya, y mandaré a otro en mi lugar, cariño —prometió.
Las manos de Jimin se apretaron alrededor de la suave piel, sus gruesos labios se separaron queriendo pedirle que se quedara, pero luego de un momento, el doncel solo negó y subió los hombros acurrucándose en la capa. Simplemente, no podía pedirle que se quedara con él solo porque tenía un tonto miedo cuando Namjoon le necesitaba.
—Ve... Yo me quedaré aquí —murmuro.
—¿Estás seguro?
Apretando sus labios, Jimin forzó a su cabeza a moverse positivamente sin mirarle, con un repentino nudo en su garganta que le impedía hablar.
—De acuerdo, volveré pronto —pronunció el guerrero, sin mostrar emoción alguna al respecto.
En silencio, el doncel aprecio esa espalda amplia y fuerte alejarse. Una vez su ex esposo cruzó la puerta, ignoró la repentina ansiedad que sintió al verle desaparecer.
Parado frente al fuego, el doncel se abrazó con fuerza y trató de tranquilizarse a sí mismo, pero la idea de que estaría solo y con un barco del clan Hwang invadiendo sus tierras, le hicieron sentir lo suficientemente mal como para que sus pies se movieran por su propia cuenta buscando a Yoongi. Deteniéndose ante la puerta, Jimin alzó su mano y la recargó sobre la sólida superficie. Tragando ese nudo en su garganta, forzó aquellas palabras que quería decir a salir de su boca.
—No... No te vayas... —pronunció bajo, a pesar de que sabía que ya era demasiado tarde.
—No lo haré, cariño. Me quedaré contigo.
La repentina respuesta de Yoongi desde el otro lado de la puerta, hizo jadear al pelinegro doncel de la pura sorpresa, ya que no esperaba que se hubiese quedado esperando por él. Tragando, Jimin se acercó apoyando su frente en la firme superficie.
—Pensé que ya te habías ido...
—Imposible. Te lo dije, cariño, no te volveré a dejar solo.
—¿Realmente? —preguntó, con un horrible tono débil.
—No hay ningún otro lugar al cual ir, cariño. Tú estás aquí.
Cerrando sus ojos, Jimin sonrió suave contra la puerta, sintiendo como algo agradable se acomodaba en su pecho. Y como si fuera magia, toda esa inquietud y miedo que surgió ante la mención del barco, desapareció del cuerpo del doncel con solo esas palabras.
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