༺ Capítulo LXXXIX ༻
Yoongi no tenía exactamente la mejor expresión del mundo. Bien podría ser porque no se encontraba cerca de su doncel, o por el informe que le habían dado sobre el idiota de Park SiWon no reveló nada bueno.
Llegando casi al final de los días permitidos para que se quedaran, Park SiWon ni siquiera intentó ir con su esposo, afortunadamente, como si supiera que sería un caso perdido el intentar acercarse a alguien que, claramente, le odiaba en toda su palabra.
Y justo como habían planeado, con ello Park SiWon comenzó a moverse dentro de sus tierras, siendo claramente cauteloso en un principio, sin querer llamar la atención, pero ahora que el día de la partida estaba horriblemente cerca, el idiota comenzó con movimientos más audaces, intentando entrar al bosque prohibido con excusas baratas.
La única razón que cruzaba la mente de Yoongi por la cual ese idiota querría ir precisamente a ese bosque, era debido a los dragones, quienes extrañamente, desde la llegada del clan Park a sus tierras, habían estado horriblemente tranquilos en sus terrenos, sin asomar sus narices, hasta el punto en que ni siquiera se veían aquellas grandes sombras volando sobre los cielos.
No sabía si era algo instintivo de ellos, o bien... Solo estaban siguiendo los deseos de su doncel, a quien más de una vez había escuchado que le pedía a los dragones más jóvenes que no salieran del bosque prohibido hasta que se fueran los forasteros, cuando estos iban sorpresivamente por la noche a visitarle. Estaba más que claro que aquellas grandes bestias alas tenían una estrecha conexión con su Jimin, por lo que no sería una gran sorpresa descubrir que estaban escuchando sus deseos.
Al menos, ahora que le habían dado el informe, Yoongi sabía que su hermano tendría la excusa perfecta para sacar de sus tierras al clan Park antes del tiempo permitido.
—Yoongi.
Deteniéndose, el guerrero observó al jefe del clan hablar con unos miembros de la guardia y hacerle una señal para que se acercara, indicando con ello que él le había llamado. Acercándose, Yoongi se detuvo ante su hermano y espero a que terminara con el otro hombre.
—¿Alguna novedad? —preguntó Namjoon una vez terminó.
—Es bastante obvio que Park SiWon parece querer averiguar si los rumores de los dragones despertando es real, ya que ha intentado entrar al bosque prohibido —informó.
—Así que, finalmente hizo un movimiento estúpido —sonrió mostrando sus hoyuelos—. Hay que aprovechar y echarlos pronto, me dijeron que el idiota había estado intentando averiguar sobre Jimin desde el día en que llegó al clan Min. Por supuesto, nadie le dijo ni una mierda, pero no me da una buena espina que esté investigando.
—¿Por qué querría saber sobre Jimin? El idiota ni siquiera se ha dado una vuelta para saludarlo —indicó.
—No lo sé, pero nada bueno puede resultar de Park SiWon. Jungkook ya está en pie otra vez, así que le ordenaré que organice un grupo y vigile que todos esos idiotas, asegurándose que salgan todos de nuestras tierras. Tú ve por SiWon, ese será un hueso duro —decidió.
—Por supuesto que lo será —resopló—. ¿Los vas a echar ahora mismo?
—No veo razón por hacerles esperar —se encogió de hombros—. No quiero que SiWon tenga tiempo de planear nada y ciertamente sé que ese hermanito que tiene Jimin ha causado dolores de cabeza tanto a mi pareja, como al abuelo y tu doncel. En serio, no sé cómo es Park SiWon hizo para lavarle la cabeza así —negó.
—Por lo que he escuchado, siempre fue el hijo de papi que nunca sufrió ni una mierda, por supuesto que iba a creer si el idiota le decía que estaba arrepentido y quería volver a acercarse a Jimin —dijo con desagrado—. Siento que se volvió más idiota desde la última vez que estuvo aquí.
—Tuve la misma sensación —apoyó su hermano—. Pongamos en movimiento, ya no los quiero en mis tierras —expresó.
—Iré a avisarle a Jimin, algo me dice que encontraré ahí a su hermano.
Alejándose, Yoongi comenzó a caminar en dirección hacia la casa de su abuelo, cuando un silbido llamó su atención. Tan pronto como alzó la mirada, una sonrisa entusiasta se estiró entre sus labios. Sin dudarlo, el guerrero cambio de rumbo y se internó a la casa del hombre que le había llamado.
Tan pronto como estuvo en el interior, la mirada de Yoongi instintivamente recayó en la mesa, la cual contenía los objetos que había pedido anteriormente. Alzando su mano, esta fue hacia el arco. Más pequeño de lo que estaba acostumbrado a usar, la forma de este seguía siendo perfecta. La madera se sentía suave al tacto y el pintado negro hacía resaltar los detalles plateados y dorados que estaban grabados.
—¿Desea probarlo? —preguntó el hombre a quien le había encargado aquel trabajo.
Observando a los tres hombres parados detrás de la mesa, Yoongi contempló la similitud en ellos al ser hermanos y le gustó la confianza en cada uno de ellos. Era conocido por todo el pueblo que cada uno de los tres se especializaba en un área, destacando en ella más que otros miembros.
El mayor era conocido por su habilidad al crear armas y todo lo que tuviera que ver con metal. El segundo, por su destreza en la madera, sin importar el objeto que fuera. Y el tercero, por su creatividad a la hora de utilizar cuero, logrando que ropas, zapatos y bolsos, cualquier cosa en la que se pudiera usar, fuera hermoso y a la vez de larga duración.
Y Yoongi había convocado a los tres para crear los regalos de su amado doncel.
—Dame una flecha —aceptó y observó con curiosidad la punta que parecía brillar.
—Con mi hermano mayor preferimos hacerla de un material más resiste, cosa de que penetrara directamente cualquier cosa y se mantuviera intacta a diferencia de la piedra y otros materiales —explicó.
Asintiendo, Yoongi se puso en posición y disparó la flecha a un pilar de madera. Acercándose, observó satisfecho lo firmemente enterrada que quedó.
—¿Cuántas flechas prepararon? —preguntó sacándola con cuidado antes de volver a la mesa.
—Dos docenas —respondió al instante el mayor.
Dejando el arco sobre la mesa, la atención del guerrero se trasladó ahora hacia el otro extremo y observó la espada que había pedido. Tomándola, sus cejas se fruncieron ligeramente al sentirla mucho más liviana que una espada normal.
—Tuve en cuenta la fuerza y capacidad de un doncel antes de crearla, de nada le serviría tener una grande si ni siquiera pudiera levantarla —explicó mayor.
—Entiendo eso —asintió—. ¿Pero no haría eso que se volviera más fácil de romper?
—En realidad, no —respondió—. No sólo se siente más liviana, es un poco más pequeña que una espada normal para evitar exactamente esto, e hice la hoja más afilada que de costumbre —explicó—. Pero en caso de que se rompiera, he creado este juego también —anunció y señaló sobre la mesa unas dagas de diferentes tamaños—. Son perfectas para esconderlas en el cuerpo y no ser vistas.
Acercándose a la mesa, Yoongi dejó la espada con cuidado y tomó una daga. Probándola en su mano, el guerrero la movió y comprobó su capacidad al igual que la espada hasta quedar satisfecho. Avanzando hacia el tercer hermano, contempló los juegos de bolsos hechos de cuero oscuro que fue decorado con diseños plateados y dorados similares al arco.
—Este es el estuche donde guardará las flechas —anunció el hombre, señalando el bolso más alargado y ancho—. Tiene un juego de correas para que se lo pueda colgar en la espalda, o bien, afirmar en su cadera y pierna —explicó, señalándolo—. Lo he hecho resistente para que incluso el agua no pueda dañarlos tan rápidamente.
—¿Este es de la espada? —preguntó señalando el más alargado y angosto.
—Así es —asintió cambiando de objeto—. He empleado también un juego de correas para que la pueda usar en su cintura o espalda, como se sienta cómodo —indicó—. Estos más pequeños, son para el juego de dagas —anunció tomando una para guardarla—. Evitará que se corte al esconderlas en su cuerpo.
—¿Qué eso? —preguntó, señalando cuerdas delgadas de cuero firme.
—Como no sé en qué parte del cuerpo podría esconderlas, las correas le ayudarán a mantenerlas fijas ya sea en su brazo, piernas, muslo —explicó colocándole una correa al estuche—. Gracias a este juego, podrá ajustarla como él quiera —indicó señalando los pequeños hoyos en el cuero y el extraño cuadrado de metal pequeño con una varilla en el medio.
Encajando la varilla en uno de los hoyos, el hombre le mostró como ajustar la correa a su conveniencia.
—¿Y esta bolsa? —preguntó señalándola.
—La he hecho por mi cuenta, para que su pareja pueda guardar sin problemas las hierbas que recolecta —respondió—. Es más resistente al agua, a la humedad y puede colgársela en la espalda o cruzarla por su pecho.
—Parece más útil que la bolsa de lino —asintió satisfecho—. Han hecho un excelente trabajo los tres —anunció, logrando que los hermanos sonrieran—. Empaquen todo, quiero que lleven a la casa de mi abuelo. Sobre su pago...
—No es necesario —rechazó el hermano mayor—. Su doncel ha hecho demasiado por este clan como para cobrarle. Este es un regalo de agradecimiento.
—Dimos nuestro mejor esfuerzo por recompensar aunque sea un poco todo lo que ha hecho por nosotros —expresó el de al medio.
—Por favor, déjenos agradecerle de esta forma —pidió el menor.
—De acuerdo, estoy seguro de que le gustarán tanto como a mí —expresó y se despidió, retirándose ansioso por mostrarle sus regalos a su doncel.
Dirigiéndose a la casa de su abuelo nuevamente, ansioso por mostrarle todos sus regalos a su doncel una vez lo llevaran a casa, Yoongi se apresuró. Al encontrarse a Hoseok a medio camino, sus cejas inmediatamente se juntaron profundamente tras observar su expresión preocupada.
—¿Qué sucede? —cuestionó tomándolo por los hombros.
—¡Ese hombre quiere llevarse a Jimin! —exclamó.
Con una expresión furiosa, Yoongi se apresuró a la casa con el joven esclavo siguiéndole desde atrás. Tan pronto como entró, inmediatamente se dio cuenta del tenso ambiente. Su mirada buscó a su pelinegro doncel, tan pronto lo observó parado al lado de su abuelo, fue con él y verificó que no tuviera herida alguna.
—¿Estás bien? ¿Te lastimaron? —indagó con preocupación.
—¿Lastimar? ¿Nosotros? —exclamó Baekhyun con expresión indignada—. ¡Con que descaro dices eso cuando tú eres la bestia desalmada!
Ignorándolo completamente, aquellos oscuros ojos intensos solo observaron a su doncel con atención, esperando.
—Estoy bien, ellos solo han venido a joder como siempre —expresó con una profunda mueca llena de desagrado.
—¿Joder? ¿Cómo puedes decir eso cuando solo estamos preocupados por ti, Minnie? —jadeó.
Irritado, el pelinegro doncel observo a su hermano menos sobre el hombro de Yoongi.
—¿Preocupados? No puedes ser tan idiota, Baekhyun. A ese hombre no le importo ni una mierda, él solo te está utilizando como hace con todo el mundo, solo que no pensó en la parte en la que me importa un jodido pepino lo que digas —expresó molesto.
—Somos hermanos, ¿cómo puedes decir eso?
—Lo digo porque nunca en tu jodida vida intentaste hacer algo por mí, solo preocupándote de ti mismo, siendo feliz como el niño perfecto de ese monstruo, viviendo en tu burbujita de vida perfecta que todos mantuvieron a tu alrededor —gruñó y se corrió para pararse al lado de Yoongi—. Pero me cansé de seguir ignorando todo para que tú sigas en tu perfecta burbuja.
Con expresión lastimada, Baekhyun le observó.
—No le hables asi a tu hermano solo porque estés celoso de él. Baekhyun solo está preocupado por ti y de la pésima vida que tienes en este clan —hablo finalmente SiWon, defendiendo a su querido tesoro.
—Tú mejor te callas, me da asco de solo escucharte —espetó Jimin.
—A mí no me hablas en ese tono.
—No, tú no le hables en ese tono a mi Jimin —gruñó Yoongi, dando un paso adelante—. No tienes ni un jodido derecho a decirle nada.
Molesto, SiWon dirigió su mirada hacia Gook-Hwan, quien se mantenía observando la situación.
—¿No le dirás nada?
—Tienes suerte de que no ha sacado su espada aún, basura, así que mejor cállate —ordenó el abuelo Min—. Será mejor que simplemente se larguen ahora de estas tierras.
—¡No! No nos iremos sin mi hermano —exclamó Baekhyun y observó al otro doncel—. Sé que a diferencia de Taeyang nosotros no somos tan cercanos, pero sigues siendo mi hermano, mi familia, y sin importar nuestra relación no tengo pensado en dejarte aquí para que sigas sufriendo.
—¿Sufriendo? ¿Pero de qué mierda estás hablando? ¿Con qué basura te llenó la cabeza ese idiota y tú le has creído? —cuestionó Jimin cansado.
—Papá no ha inventado nada, lo escuchamos —anunció alzando su mentón—. Sé que has sufrido desde el mismo día en que llegaste por culpa de este salvaje, quien te rechazó en frente de todo el mundo por otro doncel y luego, aun después de casarse, siguió encontrándose con él —exclamó observando enojado a Yoongi—. Ya nos contaron como en la noche del ataque, dejaste solo a mi hermano, prefiriendo proteger a tu sucio amante.
—Con esta clase de trato tienes todo el derecho de anular tu matrimonio, y eso es lo que estoy haciendo —declaró SiWon.
—Tú no tienes ni un puto derecho de decidir algo en mi vida —espetó Jimin, enojado.
—¡Lo estamos haciendo por tu bien! Sé que ni siquiera te llevas bien con ese salvaje, por eso es por lo que te estás quedando aquí y no en tu casa —pronunció Bae.
—Donde yo viva o no, no es de tu importancia —gruñó—. Al igual lo que sucede o no en mi matrimonio, no tiene nada que ver con cualquiera de ustedes.
—¿Cómo puedes decir eso, Minnie? ¡Somos familia!
—Déjate de decir estupideces y toma tus cosas, Jimin, volveremos a casa —declaró SiWon.
—Ese lugar nunca fue mi casa y no volveré —gruñó el pelinegro doncel, tan enojado como los otros miembros del clan Min.
—Por favor, deja de luchar. Estamos haciendo esto por tu bien, Minnie —expresó Bae—. No permitiré que te sigas quedando en este lugar con estas personas que no te quieren ni respetan.
Sin poder evitarlo, Jimin soltó una estruendosa carcajada fría.
—¿No me quieren ni respetan? Será mejor que cierres tu boca si no sabes por todo lo que pase viviendo en las tierras del clan Park.
—No creo que haya sido tan malo como lo que has vivido aquí —insistió el otro doncel.
—Tienes razón, no fue tan malo, fue mucho peor, fue el mismo infierno. —declaró con un duro tono—. Ahora los dos vienen a dárselas de santos y a ofrecer su ayuda porque supuestamente están preocupados por mí, pero... ¿En dónde estaba esa preocupación cuando quedé solo en aquella cabaña abandonada al borde del bosque? Y no me vengas con el chiste con que no lo sabías, porque viste en las condiciones en las que vivía y aun así no hiciste nada.
Con expresión apenada, el joven doncel tuvo la decencia de lucir avergonzado y guardar silencio.
—Tu hermano no tenía por qué tratar con esos temas —espetó SiWon—. Es menor que tú por varios años, no puedes exigirle a un niño que te ayude.
—¿Y tú? —cuestionó observándole con frialdad—. ¿Con que cara vienes a decirme todas estas cosas y actuar como padre preocupado? ¿A caso debo de recordarte lo que me decías cuando iba a tu castillo a pedir algo de comida por el día? O mejor dime, ¿dónde se supone que te encontrabas cuando otros miembros del clan me golpeaban? ¿O cuando esos hombres iban por las noches a mi cabaña? ¿Qué fue lo que me dijiste cuando te pedí ayuda para que los alejaras? —exclamó y tocó su mentón pensativamente—. Ah, sí, ya recuerdo —sonrió—. Piérdete, basura. Ojalá te hubieras muerto con tu estúpida madre y no te atrevas a traerme ningún bastardo a esta casa o acabaré yo mismo con los dos.
Un tenso silencio llenó la casa. Lentamente, el joven doncel giro para observar a su padre.
—Papá... Eso... Es mentira, ¿cierto?
Tensando su mandíbula, SiWon mantuvo su mentón en alto como si no hubiera hecho nada malo.
—Lo sabía, tu actuación de padre preocupado pudo haber engañado a Bae, pero no a mí —bufó Jimin.
—Sigues siendo de mi sangre a pesar de todo —declaró SiWon.
Jadeante, Baekhyun se alejó de su padre con expresión horrorizada.
—Oh, por los dioses... Vomitaré —jadeó.
—Lamentablemente tengo parte de tu asquerosa sangre en mi cuerpo, pero no por eso significa que soy de tu propiedad —declaró Jimin—. Lárgate ahora y nunca vuelvas, lo que sea por lo que hayas venido aquí, nunca lo conseguirás.
—Por favor, no tienes derecho alguno de echarme de aquí —rió SiWon.
—Jimin tiene todo el derecho de hacerlo, él es un Min —declaró Yoongi.
—Ustedes ya no están casados —se burló—. Cierto pajarito me contó que Jimin anuló su matrimonio el mismo día del ataque —se jactó—. Ya no hay razón para que sigas aquí, hijo. Es hora de volver a casa.
Molesto con esa arrogante cara, Yoongi ni lo pensó. Moviéndose rápidamente, antes de que siquiera entendiera lo que estaba haciendo, su mano izquierda se encontraba rodeando el cuello de SiWon, mientras que su puño se estrelló una y dos veces en ese egoísta rostro, y un tercero con la suficiente fuerza como para mandarlo directo al suelo.
—Déjate de pronunciar el nombre de mi doncel con tu sucia boca.
Acercándose, lo agarró por el cuello para arrastrarlo fuera de la casa sin esfuerzo alguno a pesar de la pelea que ofreció este. Lanzándolo afuera, le cerró la puerta en la cara.
Dándose vuelta, busco a su pareja con la mirada, pero solo encontró a ese joven doncel con expresión trastornada y a su abuelo.
—Ve con tu doncel, yo me encargo de este —expresó su abuelo.
—Manda a un esclavo por unos guardias para que saquen a esa basura, y a ese también si comienza a molestar —ordenó antes de retirarse para seguir a su doncel.
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