༺ Capítulo LXXXIV ༻
El rápido viaje a la casa de Jungkook hizo que las mejillas de Yoongi se volvieran tan rojas como su nariz por haberse movido rápidamente, exponiendo dichas partes al frío viento que había comenzado nuevamente, y aun así, el guerrero no dejó de sostener el cuerpo de su doncel fuertemente contra él ni lo descubrió con su capa.
En el momento en que finalmente llegaron a la casa de su primo y cerró la puerta detrás de él, Yoongi solo sintió una pizca de decepción, ya que al no estar alejándose del idiota de SeHun, no había más razón por la cual estuviera sosteniendo a su esposo entre sus brazos.
Dirigiendo su mirada hacia su pelinegro doncel, Yoongi espero a que este se moviera primero, alejándose de él para ponerse de pie por su propia cuenta. Pero Jimin en vez de moverse, solo se quedó quieto en su posición, con su mano aferrada en su pecho y su cabeza apoyada entre su hombro y cuello. Obviamente, todavía algo sacudido por culpa de SeHun, quien seguramente trajo malos recuerdos al haberse sentido vigilado y perseguido.
Tensando su mandíbula, molesto porque aquel imbécil hubiera molestado a su doncel, Yoongi se mantuvo en silencio, esperando a que Jimin se sintiera lo suficientemente mejor como para querer dejarle por su cuenta. Incluso cuando sintió la presencia de alguien más, solo bastó con darle una dura mirada para que este retrocediera llevándose a los demás, aun si este fue su propio hermano junto a su pareja.
El tiempo siguió pasando, y el guerrero espero en silencio, hasta que finalmente, el cuerpo de Jimin se relajó y su mano soltó lentamente la ropa a la cual se había aferrado en un puño. Enderezando su cabeza, el doncel observó a su alrededor y sus oscuras cejas se juntaron profundamente al contemplar que estaban en el interior de una casa.
—¿Hace...?
Deteniéndose, el pelinegro doncel aclaró su garganta, quitando esa molesta sensación apretada, y dirigió sus plateados ojos al guerrero.
—¿Cuándo llegamos? —logró preguntar.
—Recién —mintió Yoongi—. ¿Te sientes mejor?
—No soy yo quien está enfermo —murmuró y observó a su alrededor.
Volviendo su mirada al guerrero, observó su pecho y torció sus labios al percatarse que seguía en los brazos de Yoongi.
—¿Me bajas?
Asintiendo, el guerrero dejó de cubrirle con su capa y con movimientos lentos dejó que los pies de Jimin tocaran el suelo. Aun así, se mantuvo lo suficientemente cerca por si necesitaba su ayuda, observándole con atención. En el instante en que sus ojos se encontraron, el pelinegro doncel pudo apreciar su silenciosa pregunta a través de su mirada.
—Estoy bien, eso no fue nada —expresó solo un poco avergonzado por su reacción.
Y, afortunadamente, Yoongi fue lo suficientemente inteligente como para no preguntar más al respecto ni hacer presión deseando saber lo que había ocurrido allá atrás, lo cual fue bueno, porque Jimin no deseaba pensar en ello, no ese momento.
Alejando su mirada, el pelinegro doncel se adentró más en la casa y se detuvo tan pronto como contempló al jefe del clan Min junto a su pareja, ambos parados al lado del fuego con otras personas rodeándoles. Sus expresiones eran tristes y preocupadas, lo que no le dio exactamente una buena sensación a Jimin.
¿Estaba así porque le vieron a él actuando lamentable o era por la situación de Jungkook?
—¿Qué ocurre?
La firme voz de Yoongi proveniente desde atrás sacudió suavemente al doncel, sacándolo de unos obscuros pensamientos en los cuales, ni siquiera supo que se estaba envolviendo.
—Es Jungkook, no mejora y apenas logra estar despierto —explicó Namjoon y dirigió su mirada hacia el pelinegro doncel—. ¿Cómo estás, Jimin?
—Mejor que Jungkook, por lo que veo —respondió—. ¿En dónde está?
—En su habitación con Taehyung —respondió SeokJin—. No ha querido dejar el lado de su esposo desde que cayó en cama, temo que caiga también —se lamentó.
—¿Me llevan con ellos? Me gustaría revisarlo antes de que la tormenta comience de nuevo —expresó escuchando perfectamente como el viento azotaba una ventana.
—Yo te llevaré —anunció el otro doncel.
—Jimin... —llamó Namjoon—. Gracias por venir a verlo.
Asintiendo, el pelinegro doncel observó por última vez a Yoongi antes de retirarse siguiendo a SeokJin, quien le llevó hasta la habitación de la pareja. Extrañamente, mientras más se alejaba del guerrero, peor se iba sintiendo.
Deteniéndose, el doncel se aferró a la correa de su bolso, intentando calmar esa inquietud que volvía a surgir en su pecho. Observando sobre su hombro, Jimin se sorprendió al encontrarse directamente con aquellos ojos oscuros.
—Creí que te quedarías con tu hermano.
—Él no me necesita —rechazó.
—¿Entonces tienes planeado seguir mi trasero incluso dentro de esta casa? —cuestionó alzando una de sus cejas.
Pero a pesar de que sus palabras sonaban como si el doncel estuviera irritado, en realidad, no había ningún tinte de ello en su voz.
—Si lo hago incluso en la casa del abuelo, no veo por qué no hacerlo aquí —respondió con un simple encogimiento de hombros.
Negando, Jimin volvió la mirada al frente con esa inquietud ya olvidada y siguió al otro doncel, quien le esperó pacientemente. Al entrar a la habitación, aquellos plateados ojos repararon en el hombre postrado en la cama y luego en la figura más pequeña que estaba a un costado, sentado frente a esta con la mitad de su cuerpo apoyado en la cama.
—¿Taehyung? Soy SeokJin, he venido con Jimin.
Con el doncel alzándose lentamente, los labios de Jimin se torcieron en una mueca al ver lo cansado que se veía, casi teniendo una apariencia peor a cuando caía enfermo en la cama.
—Oh... Jimin, estás aquí... —pronunció con una pequeña sonrisa triste—. Escuché lo que pasó, lo lamento.
—Está bien, no vine a hablar de eso. ¿Por qué no sales con SeokJin mientras reviso a Jungkook? Pareces necesitar comer algo y dormir.
—No, yo estoy bien, es Kookie... —interrumpido por una tos, Taehyung giró su rostro y tosió unas cuantas veces.
Al percatarse que no paraba, Jimin observó de reojo a su ex esposo, pero Yoongi solo tenía ojos para él. Moviéndose, fue SeokJin quien sirvió un vaso de agua y ayudó al otro doncel.
—Será mejor que vengas conmigo, Tae. De nada sirve que te enfermes por cuidar a tu esposo —indicó.
Con pesar, Taehyung observó a su guerrero y su labio inferior tembló antes de acercar su rostro y besarle dulcemente, prometiendo volver pronto. Con SeokJin retirándose junto al otro doncel, Jimin se internó en la habitación y se acercó a la cama.
Observando a Jungkook recostado sobre su vientre, con la manta cubriéndole hasta los hombros, Jimin tiró de estas hacia atrás, dejándolas a la altura de su cadera y observó su espalda cubierta con vendajes.
—¿Qué clase de herida tuvo? —preguntó mientras quitaba las vendas.
—El abuelo dijo que lo apuñalaron y cortaron. Estaba preocupado con Namjoon porque hirieran algo dentro de él y que por eso no mejorara —explicó Yoongi.
Admirando la espalda del guerrero, los labios del doncel se torcieron al contemplar todos los puntos innecesarios uniendo las heridas, provocando que algunos lucieran rojos e hinchados.
—¿Fue envenenado? —pregunto Yoongi.
—De momento solo veo a un idiota trabajando en él —respondió abriendo su bolso—. ¿Quién lo atendió?
—El sanador.
—¿El mismo de siempre?
—Sí, luego Namjoon consiguió a uno nuevo al ver que no mejoraba.
—Bueno, no sé cuál de los dos fue el idiota, pero uno no hizo bien su trabajo —resopló y se acercó a Yoongi—. Aquí, haz que alguien hierva estas plantas, y estas necesito que las laves y las aplastes hasta tener una pasta. También quiero una fuente con agua limpia, paños, y otra aguja e hilo —ordenó—. Tenemos que cambiar esos puntos.
Asintiendo, Yoongi se retiró y siguió las instrucciones de Jimin rápidamente. Pronto, el jefe del clan estaba entrando en la habitación con lo pedido junto a su hermano.
—¿Fue envenenado? —preguntó Namjoon, dejando la fuente con agua a su lado.
—No veo los mismos signos de veneno como cuando Yoongi fue envenenado —respondió—. Pero no me gustan como se ven los puntos —explicó.
—¿Cuál de todos? ¿Donde le apuñalaron? —indagó preocupado.
—No, los de arriba en la espalda. ¿Quién tiene una navaja?
Rápidamente, Yoongi le entregó una. Agradeciendo, el doncel se acercó a Jungkook y comenzó a retirar todos los puntos que unían la herida, incluyendo aquellos que tenían la piel alrededor de mal aspecto. Tan pronto como los saco, un poco de sangre salió a diferencia de los demás, con otra cosa entre blanca y amarillenta.
—Si eso no es veneno, ¿qué es? —pregunto Namjoon.
—Lo he visto antes, eso sale cuando las heridas no son bien cuidadas, y probablemente sea la razón por la cual Jungkook no muestra mejora —explicó el pelinegro doncel—. Necesito que lo afirmen por si acaso despierta, apretaré hasta que todo ese líquido salga y le dolerá.
Rápidamente, ambos guerreros se acercaron para afirmar cada extremidad de su primo y Jimin comenzó con su trabajo. Al principio, Jungkook se mantuvo tranquilo, soltando pequeños quejidos, pero cuando el doncel apretó con más fuerza se agitó y gritó de dolor, logrando que los dos hermanos entraran en acción.
En el instante en que la herida solo arrojó sangre, Jimin se detuvo y automáticamente Jungkook dejó de moverse. Con los otros guerreros apartándose, el doncel limpió cuidadosamente la espalda, asegurándose de no pasar el paño directamente sobre las heridas y cambiándolo cada vez que utilizaba uno. Luego, tomó aguja e hilo y cosió la piel en algunas partes otra vez, dejando libre aquella de aspecto rojizo e hinchado.
Tomando la pasta que había hecho Yoongi bajo sus instrucciones, Jimin la colocó directamente sobre las heridas, incluyendo aquella que se veía mal.
—¿Qué es lo que hay que hacer ahora? —preguntó Namjoon.
—Pedí que hiervan unas plantas que le ayudaría con la temperatura y eliminará esa cosa amarillenta que sale de su cuerpo —explicó.
—¿Colocarás vendajes? —pregunto Yoongi.
—No, no es bueno que sus heridas pasen tapadas día y noche. Hay que dejarle un tiempo así, luego se le cubrirá y se le volverán a sacar —instruyó—. Eso es todo, no puedo hacer más.
Cuando se alejó de la cama, fue atrapado por un cuerpo que le abrazo con la suficiente fuerza para quitarle el aliento. Incómodo, tenso y sintiendo una repulsión desagradable ante el tacto no deseado, antes de que pudiera empujar a dicha persona, Yoongi ya estaba a su lado, encargándose de apartar a Taehyung.
—Gracias, muchas gracias Jimin —sollozo el doncel.
—Mejor di eso cuando despierte y muestre mejora —indicó y observó a Namjoon cuando se acercó a ellos.
—Si lo has visto tú, estoy seguro de que mejorará pronto. Y no puedo estar lo suficientemente agradecido por esto —expresó alzando su mano entre ellos.
Dudoso, porque esa desagradable sensación persistió en él, Jimin observó la mano de Namjoon, pero al final fue otra la que se atravesó en su camino y aceptó el gesto por él. El doncel ni siquiera tuvo que alzar la mirada para saber que había sido su ex esposo quien terminó interviniendo por él.
—Ahora sólo deben de seguir las instrucciones de Jimin —anunció Yoongi, acercándose a su esposo.
Y para el pelinegro doncel fue posible no percatarse en la forma en que sus músculos se relajaron al tenerlo cerca, todo lo contrario a lo que provocaban otras personas.
—¿Qué sucede con el agua que pedí? —pregunto Jimin.
—SeokJin se quedó haciendo eso, yo quería volver con Kookie —respondió Taehyung, quien ya se encontraba al lado de su esposo cuidándole.
—Iré a verlo —anunció y observó a Yoongi—. Pero iré solo.
—Eso no es...
—Yoongi —interrumpió Namjoon—. Necesito hablar unas cosas contigo.
—Volveré con SeokJin —anunció Jimin y se retiró rápidamente, aprovechando la distracción que le proporcionó Namjoon.
Buscando la cocina, el pelinegro doncel se detuvo un momento en el pasillo y observó sus manos un tanto confuso, siendo repentinamente consciente de como el tacto de Yoongi parecía no afectarle como el de los demás.
Escuchando ruido en la habitación, el pelinegro doncel inmediatamente siguió con su camino, buscando a SeokJin. Cuando entró en la cocina, Jimin se sorprendió un poco de encontrar al doncel abrazando prácticamente un cubo mientras su esclava personal sostenía su hermoso cabello largo, evitando así que tocara el contenido que expulsaba.
—¿Por qué Namjoon no me dijo que estabas mal? —cuestionó.
—Porque no lo sabe —se quejó el doncel, volviendo a vomitar.
—¿Cuánto tiempo que lleva así? —preguntó observando a la joven esclava.
—Tan pronto como entramos en la cocina, resistió hasta que el otro doncel se fue.
—Dahyun... —se quejó SeokJin y alzó su cabeza.
—¿Y hace cuanto tiempo que le estás ocultando esto a Namjoon? —cuestionó Jimin con un suspiro.
Ya que era imposible que Namjoon estuviera en la casa de Jungkook junto a su doncel si hubiera sabido que este se sentía mal.
—Solo es algo de vómito —pronunció finalmente enderezándose y limpiando su boca luego de que no arrojó nada más.
—¿No estás tomando el agua de hierba que te dejé? —preguntó preocupado por su pálido rostro.
—Se me terminaron hace un tiempo —confesó sin mirarle.
—¿Por qué no me pidieron más entonces? —cuestionó observándole con el ceño fruncido—. Llevo días en el pueblo.
—No quería molestar —respondió con un suspiro—. Estabas muy malherido la última vez que te vi, y lo que tenía no era algo de vida o muerte, solo los malestares de este pequeño —expresó tocando su abdomen.
—Aunque sea solo un malestar por tu embarazo, no creo que sea bonito estar vomitando todo —indicó observando la pequeña curvatura en su vientre.
—No es solo vómito —pronunció arrugando su nariz—. Es un conjunto que incluye muchas ganas de orinar, el vómito, la molestia de los olores, algunos mareos, mucha o poca hambre y el cansancio —explicó—. Tus aguas ciertamente ayudan, pero no en todo. Ya no sé si es por el embarazo o la situación en la que estamos —se lamentó.
—Pero mis aguas te calmaban al menos algunos de esos síntomas, ¿no?
—Un poco —asintió.
—Entonces debe de ser un conjunto de todo, debiste de haber ido a la casa del abuelo Min —reprochó.
—Estaré bien, siempre lo estoy —aseguró, pero la expresión de la joven que le acompañaba reveló todo lo contrario.
Negando, Jimin se acercó a olla en la cual estaban calentando agua y buscó entre su bolso hasta que encontró la planta que le habían dado a SeokJin antes. Una vez el agua estuvo caliente, el pelinegro doncel la repartió en dos recipientes para poder hacer agua de ambas hierbas medicinales.
—Ten, espera a que se enfríe y bébela. Cuando haya otra pausa de la tormenta, saldré a buscar más —prometió y observó a la esclava—. ¿Podrías llevar la otra con Jungkook?
—Ve, tomaré asiento con Jimin un momento —expresó SeokJin.
Asegurándose primero que su amo tomara asiento, una vez la esclava se retiró, SeokJin suspiró y observó al otro doncel.
—¿Cómo estás tú?
—Tan bien como podría estar —respondió Jimin, tomando asiento frente a él—. Sopla y bebe un sorbo, tu rostro tiene que mejorar antes de que te vea Namjoon —indicó.
—Te ves mejor, al menos físicamente —comentó SeokJin antes de tomar un sorbo.
—Sí, solo me queda mi tonto pie —comentó bajando la mirada hacia este.
—¿Y por dentro? ¿Cómo estás en tu interior? —pregunto en un suave tono bajo.
Observando sus manos, Jimin suspiró y negó en silencio.
—Sigo siendo un maldito desastre —reveló—. Aunque no quiera, sigo pensando en lo que me pasó, cada maldita noche tengo pesadillas. Y luego está Yoongi y... —negó en silencio.
—¿Sigues molesto con él?
—No, ya no estoy molesto o sentido. Me tomó su tiempo entender que no me olvidó ni me dejó de buscar esa noche, el ver sus heridas y tratarlas fue una sacudida que necesitaba —expreso—. Solo... Es complicado y difícil. No porque ahora sé la verdad, significa que olvidaré lo que me ocurrió esa noche y que todo volverá a la normalidad —negó—. Esos malditos recuerdos me persiguen, quiero avanzar y seguir adelante, pero es difícil cuando no puedo olvidar. Incluso aunque mi relación con Yoongi parece haber mejorado un poco, sigue siendo... ¿Cómo se supone que...?
"¿Como fingir que Min-Hyuk no me ensucio y destruyó cuando lo recuerdo cada noche?" pensó irritado, sin poder expresarlo.
Observando al pelinegro doncel, con su abatida expresión perdida, SeokJin alzó una mano sobre la mesa y la dejó cerca de Jimin, pero sin llegar a tocarle.
—Creo... Que necesitar darle tiempo al tiempo, Jimin. Lo que te pasó esa noche no lo superarás de la noche a la mañana, tienes que trabajar en ello con calma, para que todas tus cicatrices internas se curen tanto como las externas. Entonces, cuando estés listo, podrías pensar en lo que quieres y si deseas que Yoongi siga siendo parte de ello —expresó SeokJin.
Pero Jimin guardó silencio, obviamente sin estar listo aún para hablar de ello, por lo que SeokJin no presionó al respecto. A pesar de los unidos que se podían ver por afuera y lo cómodo que parecía Jimin a su lado y con su presencia, lo mejor era no presionar en ese momento.
—Solo tienes que ser paciente —comentó.
—Paciencia nunca ha sido mi más grande fuerza —resopló—. Odio estar así y sentirme así.
—Creo que, el que ya estés dispuesto a hablar de ello y te desahogues, ya es un buen inicio —le sonrió dulce.
—¿Tú crees? —le observó.
—Por supuesto, y si necesitas hablar otra vez, sabes donde buscarme, siempre te escucharé.
Observando al otro doncel, Jimin pensó en sus palabras, y lentamente, asintió.
—No sé cuándo quiera volver a hablarlo, supongo que muchas cosas pasaron en un momento y necesitaba sacarlo.
—Si la presencia de Yoongi te molesta, deberías de decirle —comentó.
—No me... Molesta —reconoció, provocando una sonrisa en el contrario.
—Volverás a encontrar tu camino, Jimin, solo tienes que ser paciente —aseguró—. Ahora, esto no tiene nada que ver con lo que hablamos.
Jimin lo observó confuso por un momento, hasta que le vio levantarse e ir por el balde nuevamente para vomitar en este. Parpadeando, el pelinegro doncel resopló un tanto divertido, sintiéndose cómodo ante la común situación, y se levantó para ayudar a SeokJin, agradeciendo internamente que este le siguiera tratando igual que siempre.
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