༺ Capítulo LXXVI ༻
Gook-Hwan se acercó a la ventana más cercana que daba hacia su jardín trasero y le quitó el seguro antes de empujar la pequeña puerta de madera, abriéndola. Una fría ventisca helada acompañada de unos copos inmediatamente golpeó su rostro e invadió su casa, pero el abuelo Min la ignoró mientras observaba a Min Yoongi parado en el mismo lugar de siempre, mirando fijamente hacia el bosque.
Hacía varios días que Jimin se había retirado en aquella dirección y los pies de su nieto, parecían haberse arraigado ahí.
Murmurando una maldición ante la terquedad de demonio que tenía Yoongi al mantenerse afuera en tales condiciones, Gook-Hwan cerró la ventana y se alejó.
—Preparen un caldo caliente y tráiganme unas mantas —ordenó a nadie en particular, pero aun así, más de un sirviente y esclavo se movió para seguir su orden—. ¿Qué sucede? —preguntó al observar a Namjoon en su casa.
—Quería saber si Yoongi seguía ahí, pero... Creo que ya sé mi respuesta —pronunció y pasó una mano por su cabello—. A este ritmo, morirá si sigue esperando a Jimin en aquel lugar y en tales condiciones, la luna fría ya está azotando la isla —expresó con preocupación.
—Sabes que a ese idiota cuando se le pone algo en la cabeza, no hay nadie que se lo quite —le recordó el hombre mayor—. ¿Cómo está la situación en el clan? —preguntó.
—Horrible —respondió con pesadez—. Tuvimos pérdidas y muchos heridos. Las preparaciones que teníamos para enfrentar la luna fría se perdieron en el ataque y muchos miembros se encuentran sin casa en este momento —explicó—. Tengo a todos los que sufrieron heridas en el comedor común y a los demás compartiendo en las casas que sobrevivieron. Algunos niños perdieron a sus padres, guerreros a sus esposas, y mujeres a sus esposos.
—No es la situación ideal para enfrentar la luna fría, pero es lo que tenemos —suspiro Gook-Hwan—. ¿Y el sanador?
—No pude convencerlo de que permaneciera más tiempo, deseaba llegar con su familia antes de que el clima empeorara. Agradezco que al menos se quedó hasta que todos fueron atendidos —expresó y le observó con algo de duda—. Estaba pensando en sacar el cuerpo de ese doncel.
—No. Deja sus restos donde están, así los del pueblo entenderán lo que sucede cuando intentan engañar a un Min y Jimin verá lo que sucedió con esa arpía cuando vuelva —expresó firme.
—Lo mantuve en su lugar por Jimin y porque atraíamos animales salvajes que cazar, pero el olor a podrido está comenzando a emanar de su cuerpo —explicó—. Esperaré un poco más, tendré que sacarlo antes de que la tormenta azote. Ese tipo también es un desagradable recuerdo de aquella noche.
—Tendrás que preguntarle a Yoongi si quiere eso.
—A Yoongi no le interesa nada más que esperar a Jimin —indicó—. ¿Qué vamos a hacer con el niño?
—Es un ser inocente que solo utilizaron por un propósito malvado —comentó el abuelo Min—. Por ahora deja que siga con los niños que perdieron a sus padres. Habrá que esperar a que las palabras de esa serpiente sean mentiras y la verdadera madre de esa criatura aparezca —expresó—. ¿Y los demás? ¿Cómo están?
—Tan mal como podrían estar —respondió en un suspiro—. Taehyung está lleno de culpabilidad por no haber contado antes lo que había visto. Jungkook se culpa por no haber sido más fuerte y haber permitido que le hirieran, perdiendo el conocimiento. Y como los que atacaron nuestro clan pertenecían al antiguo clan de mi doncel, este no sólo se siente culpable por haber dejado que Jimin se fuera solo aquella noche, sino que también responsable del ataque porque piensa que atacaron por su culpa —expresó.
—Por primera vez, Taehyung no fue el que se equivocó —pronunció el abuelo Min—. Fuimos nosotros quienes quisieron manejar esto por nuestra cuenta sin incluirlos para que se casaran sin problemas. Jungkook no debería de sentirse culpable, luchó por su doncel y me ayudó a mí, ¿quién iba a saber que lo atacarían por la espalda? —negó—. Y sobre tu doncel, tarde o temprano sabíamos que alguien de su antiguo clan iba a aparecer.
—Pero lo hicieron por culpa de Min-Hyuk —aclaró con tono feroz Namjoon—. Había mantenido un ojo en el clan de SeokJin, todo había estado tranquilo y nadie lo estuvo buscando hasta que Min-Hyuk apareció, y si ese idiota estaba entre ellos, es obvio que los convenció de atacar solo para tener a Jimin —le recordó.
—No me nombres a esa basura —escupió Gook-Hwan, observando a un esclavo finalmente aparecer con las mantas.
—¿Por qué hiciste ese trato con Jimin? —cuestionó Namjoon.
—Yoongi de todas formas lo habría aceptado borracho o no —respondió, tomando las mantas—. No se suponía que nada de esto pasaría, si los del clan Hwang no hubieran aparecido, ese par ya me estaría dando nietos —expresó molesto.
—No todas las cosas ocurrirán solo porque tú lo planees así, abuelo —suspiró Namjoon—. ¿Qué haremos con los dragones? —cuestionó siguiéndolo cuando este comenzó a caminar.
—¿Te molestan? —cuestionó.
—No, pero están volando por toda la isla —indicó obvio—. Pronto otros clanes también se darán cuenta de ello.
—Déjalos, si los molestas, ellos atacarán —expresó deteniéndose—. Nos ayudaron solamente por Jimin, no olvides eso. Ahora vuelve a tu casa con tu doncel, recuerda que tiene al próximo líder en su vientre, no puedes descuidarlo —indicó antes de salir primero.
Maldiciendo por lo bajo al exponerse al frío clima, Gook-Hwan rodeó su casa y se dirigió hacia su jardín trasero. Con sus pies enterrándose en la capa de nieve que cubría los suelos, el hombre mayor caminó hacia su nieto y suspiró al ver su sucia ropa húmeda cubierta de nieve.
—¿Cuánto tiempo planeas estar parado aquí? —cuestionó, deteniéndose a su lado.
—Hasta que pueda verlo otra vez —respondió, sin mirarle.
—No puedes seguir aquí parado en medio de la nieve esperando, terminarás muriendo antes de que puedas verlo —reprochó con preocupación.
—Jimin sufrió por mucho más aquella noche, esto no es nada a comparación —anunció, manteniéndose firme.
—Sé que te debes de estar culpando...
—No, no sigas —interrumpió Yoongi, finalmente apartando su mirada para mirarle con un desesperante dolor en su mirada—. Él llamó por mí, me esperó, y yo no estuve ahí para él cuando más me necesitó —expresó con tono desgarrador—. Le he fallado como esposo, pareja, amante y amigo. Ni siquiera debería de estar con vida luego de todo lo que le he hecho sufrir, pero... No puedo simplemente dejarle otra vez —pronunció y observó nuevamente hacia el bosque prohibido.
—No estuviste ahí porque no quisiste, no pudiste —aclaró el abuelo Min, sacudiendo la nieve acumulada de su cuerpo antes de colocarle las mantas sobre sus hombros—. Jungkook fue gravemente herido, intentando protegerme a mí y a su esposo, si no hubieras intervenido en ese momento, los tres estaríamos muertos —indicó.
—No estuve ahí para él, no pude encontrarlo —pronunció con tono sombrío—. Jimin tiene razón en odiarme.
—Te odia porque no tiene todos los hechos sobre la mesa, para él, tú elegiste un posible amante cuando este solo se atravesó en tu camino al ayudarnos a nosotros, no sabe lo desesperadamente que lo buscaste, cuanto luchaste por él, y cuan lastimado terminaste en el proceso —le recordó.
—Pero no lo encontré —dijo con amargura.
Observándolo, el abuelo Min suspiro y agitó su cabeza.
—Vamos adentro, necesitas calentar tu cuerpo y comer algo para seguir en tu misión de esperarlo aquí.
—No, yo tengo que esperar aquí —rechazó.
—Si no me sigues, le ordenaré a unos hombres que te obliguen a volver a tu casa aunque te tengan que amarrar para ello —amenazó.
Yoongi le observó con el ceño fruncido.
—Te dije que no puedo volver ahí, ver esa casa vacía sin mi doncel es... —apretando sus labios con fuerza, Yoongi apartó su mirada.
—Entonces sígueme —indicó—. Entra, caliéntate un poco, come y duerme unos minutos si puedes, y ya luego de eso vuelves a esperarlo —expresó.
—No puedo desperdiciar tiempo durmiendo cuando Jimin podría necesitarme —rechazó.
—De acuerdo, entonces solo come y calienta tu cuerpo un poco —ordenó.
Observando por última vez hacia el bosque que se había cubierto con un blanco manto con el pasar de los días, Yoongi finalmente se movió siguiendo su abuelo al interior de la casa. Pero con cada paso que daba alejándose de su doncel, el guerrero sentía como su corazón sangraba de dolor y culpa.
Una vez estuvo en el cálido interior de la casa, y fue sentado en la mesa donde un gran plato de sopa caliente fue colocado ante él, Yoongi se sintió más culpable.
No era justo que estuviera rodeado de un agradable calor, alimentándose con comida deliciosa que mantenía su cuerpo caliente mientras su Jimin se encontraba retirado en el frío bosque, sin poder comer adecuadamente como él lo estaba haciendo.
—Será mejor que comas —advirtió su abuelo, sentándose frente a él—. De nada le servirás a tu doncel si te desmayas de cansancio y hambre —indicó—. ¿Cómo se supone que le ayudarás si estás tan débil que hasta un simple viento podría llevarte lejos? —resopló.
—No me siento bien estando en esta comodidad cuando no sé en qué condición se encuentra mi esposo en este momento —gruñó.
—No sentirte bien por no saberlo, no solucionará nada. Debes de mantenerte fuerte si quieres recuperar a tu chico —le recordó.
Y Yoongi no pudo evitar observar a su abuelo con odio.
—Es mi esposo —corrigió—. No importa lo que tú y él hayan acordado aquella noche, él es mi esposo y eso nunca cambiará —declaró con fiereza.
—Mantén ese pensamiento y no importará lo que yo hubiera hecho o no —expresó Gook-Hwan y señaló la comida—. Lo que más debes de tener ahora es fuerza para recuperar a tu doncel.
—Él estaría aquí conmigo si no hubieses aceptado su pedido —gruñó, comenzando a comer.
—No intentes culparme por esto, hijo —rechazó su abuelo—. Hubiese hecho o no esa promesa con Jimin, él de igual forma habría encontrado la manera de alejarse de ti y de todos después de lo que le pasó —indicó.
—Sé que esto es mi culpa, por no haber estado ahí para él, por haberle fallado... —pronunció con dolor.
—No, esto no se trata solo de tu culpa, es una prueba que los dioses le han puesto a tu matrimonio —expresó el abuelo Min.
—¿Prueba? —repitió, enfureciéndose—. ¿Me estás diciendo que el que mi esposo fuera lastimado, golpeado y violado fue una prueba del Dios Odín? —exclamó estrellando sus manos con fuerza sobre la mesa, haciendo saltar todo lo que estaba en ella.
—Todo lo que les ha ocurrido desde el mismo momento en que se comprometieron, ha sido una prueba para ustedes, como en todo matrimonio —pronunció Gook-Hwan tranquilamente—. Superaron su odio por el otro y comenzaron a acercarse tras aclarar los rumores —indicó—. Cuando el clan Hwang llegó a nuestras tierras con esos mercaderes, solo fue otra prueba para ustedes —expresó y los labios de Yoongi se torcieron en una mueca.
—Si ese tipo no se hubiera entrometido diciendo esas asquerosas mentiras incluyendo a un niño que ni siquiera era suyo, Jimin y yo habríamos estado juntos —espetó molesto—. Y no vuelvas a decir que todo por lo que pasó mi doncel fue una prueba de los dioses, porque él es quien menos merecía sufrir de esa forma.
—No, no lo merecía, pero no podemos cambiar el pasado sin importar cuanto lo deseamos —expresó Gook-Hwan.
Yoongi apretó sus labios con molestia, sin poder contradecirle, porque muy en el fondo, sabía que lo que decía su abuelo era real. No importaba cuánto quería retroceder en el tiempo y no dejar el lado de su doncel antes de que comenzara el ataque, eso no iba a cambiar.
—Lo extraño... —pronunció en un largo suspiro doloroso—. Saber que no estuve ahí para él cuando más me necesitó, que lo defraudé como tantas personas lo hicieron antes, me destruye cada día —expresó—. Mi corazón sangra de dolor con cada día que no lo veo, mi cuerpo arde en soledad con cada momento que no lo tengo a mi lado. Saber que le falle de tal forma... —negó sin poder decir nada más.
—No lograrás nada quedándote en el pasado —pronunció su abuelo—. Tal vez no pudiste estar ahí cuando te necesitó, pero no fue por faltas de intento, todos sabemos cómo luchaste con esos bastardos mientras lo buscabas tan pronto como conseguiste que alguien nos protegiera, sé mejor que nadie que no tomaste ni un descanso en buscarlo aún si los dragones aparecieron ayudándonos en la guerra.
—Y aun así, no llegué —se lamentó.
—Pero él no sabe todo lo que le buscaste y luchaste por él, no por nosotros, o el clan, fue por él —indicó su abuelo—. Tienes que darle algo de tiempo para superar el dolor antes de que puedas hablar con él y contarle, explicarle.
—No tiene sentido hacerlo, le fallé cuando más me necesitaba —le recordó decaído.
—Créeme, hará una diferencia saber que luchaste con garras y dientes por llegar hasta él —prometió y le observó con cuidado—. ¿Has tratado las heridas que recibiste esa noche? Tu ropa se ha vuelto a manchar con sangre.
—Ninguna me duele —respondió fríamente.
—Tú... —pronunció y suspiro—. Tienes que cuidar de ti mismo, ¿cómo se supone que vas a tomar la oportunidad para cuidar de tu doncel cuando no serás capaz ni de mantenerte en pie a este ritmo destructivo? —expresó con preocupación.
—Tengo que estar ahí para él, si Jimin me necesita otra vez, tengo que estar ahí aun si solo es para escuchar sus palabras de odio —expresó tercamente.
—Tienes que darle tiempo para que sane, y no lo digo solo físicamente —pronunció Gook-Hwan.
—Y mientras le doy tiempo, estaré ahí esperándole —decidió.
—Bien, haz lo que quieras —resopló el abuelo Min, ya rindiéndose—. Pero quiero que entres a dormir en las noches y que al menos comas una vez al día, nada de quedarte parado ahí afuera hasta que alguien te encuentre en el suelo desmayado para luego volver a ese lugar —advirtió—. Necesitas tomarte tu momento para recuperar tus fuerzas antes de seguir luchando, como guerrero deberías de saberlo mejor que nadie —indicó.
—Bien, me daré unas vueltas —accedió Yoongi, terminando de comer—. ¿Eso es todo? Tengo que volver —expresó levantándose.
—Quédate con las mantas —ordenó su abuelo—. Le diré a unos esclavos que lleven algunos palos y troncos para que hagas una fogata —decidió levantándose también—. Si no puedo hacer que entres y te calientes, lo menos que puedo hacer es que tengas algo de calor allá afuera.
Yoongi observó su abuelo y aceptó con un suspiro.
—Lo agradecería.
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