༺ Capítulo LXXI ༻
Oculto en el bosque prohibido, Jimin trataba de distraer su mente observando a los dragones más jóvenes jugar con el recién nacido de blancas escamas y deslumbrantes ojos celeste hielo. Pero, sin importar cuántas travesuras hicieran esos pequeños "salvajes" Tal parecía que nada sacaba al pelinegro doncel de su pétreo ánimo.
Sin importar cuánto lo intentara, su mente seguía vagando hacia la conversación que escuchó. Descubrir que ese pequeño realmente resultó ser hijo de Yoongi, fue un golpe que no esperaba. Estúpidamente, a pesar de la obvia similitud con su tonto esposo, Jimin tuvo la esperanza de que todo hubiera sido un cruel engaño de Byung-chul en un malvado intento de quedarse con su guerrero.
Pero no fue así. Yoongi realmente se había acostado con aquel doncel y ese pequeño era todo un Min irrefutable que ni siquiera el abuelo Min pudo rechazar.
Y descubrir aquello, solo aumentó el dolor que el doncel estaba sintiendo tras haber sido engañado. Y era extraño, Jimin nunca imaginó que en su pecho podría sentir tal presión dolorosa que parecía extenderse, deseando quitarle cada rastro de oxígeno a sus pulmones, y luego subía por su garganta, apretándola hasta provocar un ardor que impedía las palabras salir por su boca.
Se sentía... Era casi similar a aquella vez que su madre murió dejándole solo en el mundo, con la única diferencia, de que no tenía miedo de lo que iba a pasar con él en el futuro. Ahora Jimin era un hombre adulto que tenía la fuerza necesaria para cuidarse a sí mismo y seguir adelante.
Pero por alguna razón, el pensar en seguir adelante sin Yoongi, provocaba un angustiante dolor en él.
Y maldición, si aquello no le decía lo realmente importante que se había transformado Min Yoongi en su vida, no sabría que lo haría.
El muy maldito realmente logró golpear en él y se instaló haciéndose un espacio a la fuerza en su corazón. Y ahora que estaba la posibilidad de alejarse, de perderlo, no se sentía para nada bien.
Sí, odiaba el hecho de que le hubiese mentido, quería golpearlo por ello y gritarle más, pero... No quería perderlo, no de esa forma.
Lamentablemente, Jimin sabía perfectamente lo importante que era para Yoongi el cumplir con su palabra y respetar su honor como guerrero, por lo que la probabilidad de que no le escogiera y le dejara por Byung-chul y ese pequeño era alta. Y esta solo incrementaba ante el deseo sexual de ambos.
Porque si Byung-chul le estuvo diciendo la verdad, entonces aquello de que Yoongi le dejó en el clan Min para mantenerle como un amante también lo era.
"No, no lo es" rechazó una parte de él, sin querer creer en ello.
Pero todas las pruebas estaban ante sus ojos. Byung-chul estaba ahí, tenía a su hijo que era la viva copia.
"Pero si estaban discutiendo al respecto en la casa de Gook-Hwang es por algo" insistió esa otra parte que se aferraba a Yoongi.
Si Byung-chul realmente dijo toda la verdad, Yoongi no lo debería de haber rechazado cuando intentó encararlo y habría tomado la oportunidad para sacar a su amante e hijo de su sucio escondite. Pero él rechazó todo y lo negó hasta el último segundo.
"Además, desde un principio él prometió ser un hombre fiel" insistió esa vocecita.
Y Jimin simplemente soltó un pesado y frustrado suspiro, sin saber en qué creer o qué pensar.
¿Quién decía la verdad? ¿Cuánto de ello era cierto? ¿A quién debería de creer? ¿Qué iba a hacer?
Inclinando la cabeza hacia atrás, Jimin contempló los cálidos colores que cubrían el cielo revelando un atardecer. No quería volver a su casa y encontrarse con Yoongi, mucho menos con Byung-chul. Era odiosamente molesto el temor que sentía en su interior al pensar en ambos, la cual luchaba con la ardiente furia que burbujeante.
—Yo... Necesito un tiempo —pronunció en un suspiro.
Un tiempo para aclarar su mente, para asimilar la situación, para... Tomar una decisión.
Percibiendo inmediatamente como los dragones se colocaban en alerta, el pelinegro doncel bajó la mirada y contempló a su alrededor. Buscando lo que había perturbado la paz de los dragones, Jimin entrecerró sus ojos hasta que finalmente detectó una figura.
Levantándose del suelo, el doncel se colocó protectoramente frente a los jóvenes dragones. Los arbustos ante ellos se movieron y el pequeño dragón blanco saltó hacia su hombro y emitió un raro sonido amenazante que hizo que los demás dragones se colocaran al lado de Jimin.
—Por favor, no me hagan daño —chilló una conocida voz.
Al contemplar a su joven esclavo, Jimin alzó sus cejas con sorpresa. Moviéndose rápidamente, calmó a los jóvenes dragones que permanecían alerta y un tanto enojados.
—Hobi, retrocede hasta el límite del bosque que los separa del lado prohibido —instruyó.
Asintiendo, su joven amigo retrocedió rápidamente, empujándose entre los arbustos hasta desaparecer. Con los dragones calmándose un poco, Jimin fue hacia el límite y se encontró con Hoseok esperándole ansiosamente.
—¿Qué haces aquí, Hobi? —cuestionó.
—Estaba preocupado. Esta mañana no estabas en casa y cuando volviste te fuiste otra vez.
—Si, creo que entiendes por qué no quiero estar en mi casa o en el clan en este instante, ¿no? —expresó con un pequeño bufido.
—¿Y la casa del señor Gook-Hwang?
—Pensé en ir, y luego me encontré con esa desagradable situación —le recordó.
Con expresión triste, su joven amigo asintió, pero no hizo comentario alguno al respecto. Moviéndose, se quitó la manta que había estado cubriendo su cuerpo y reveló una gran bolsa entre sus brazos.
—Pensé que podrías tener hambre considerando que ayer no quisiste cenar y que has estado afuera todo el día. Te traje otra manta por si tenías frío y cosas para comer —explicó mostrándole todo.
Colocando una mano sobre su vientre, Jimin sonrió leve ante la preocupación de su joven amigo, el cual parecía ser el único que realmente se preocupaba por él.
—Comamos aquí, dudo que esos pequeños te dejen entrar hasta que estén seguros de que no eres realmente una amenaza —expresó señalando sobre su hombro.
Tomando asiento en el suelo, Jimin ayudó a su joven amigo para preparar las cosas.
—Puedes quedarte con la manta, estoy bien con esta —aseguró.
Agradeciendo, Hoseok inmediatamente cubrió su cuerpo con ella y luego lanzó una curiosa mirada sobre el hombro del doncel.
—Pensé que no había dragón alguno y que por eso venías aquí sin miedo —comentó.
Mordiendo un trozo de carne, Jimin sonrió y observó sobre su hombro como aquellos dragones se mantenían atentos en su espalda, pero sin llegar a acercarse, cuidándolo a la distancia.
—Ellos me invitaron, son bastante agradables si sabes respetarlos —expresó.
—Es increíble que te hubieran invitado, no creí qué algo así fuera posible —indicó y se estremeció de frío.
Al percatarse de ello, Jimin dejó de comer y le observó un tanto preocupado.
—¿Quieres que haga una fogata?
—No, estaré bien.
A pesar de su rechazo, al contemplar como su joven amigo se acurrucaba más en la manta, el pelinegro doncel soltó un resoplido y se levantó.
—Espera un poco, vuelvo pronto.
Alejándose sin esperar respuesta, reunió algunas hojas y ramitas. Dejándolas al lado de Hoseok, se volvió a alejar buscando unas ramas más grandes y luego movió una piedra grande y plana cerca de ellos. Colocando todo sobre esta, observó a aquel dragón con escamas rojas.
—Hey, pequeño rojo, ¿me haces un favor? ¿Puedes escupir algo de fuego para mí? —pidió señalando las ramas.
La bestia se acercó observando a Hoseok, y para la sorpresa de este, realmente sacó un poco de fuego por su boca y la lanzó directamente a las ramas, provocando que estas prendieran.
—Sorprendente, ¿cómo lograste que te entendiera y obedeciera?
Acariciando la cabeza del dragón, Jimin le agradeció y tomó asiento frente a su amigo otra vez.
—No me obedeció, yo se lo pedí y él decidió ayudarme —aclaró—. Son unas bestias bastante inteligentes.
Asintiendo con sorpresa, su joven esclavo alejó su mirada de estos y concentró su atención en Jimin.
—¿Piensas pasar la noche aquí? —preguntó.
—Aún no lo decido. Lo único que sé, es que no quiero encontrarme con Yoongi o su amante con su hijo. Necesito tiempo para pensar las cosas —expresó.
Hoseok se removió, incómodo.
—Yo... No deberías de creer en todo lo que dijo ese tipo —comentó bajo.
—Hobi...
—Es que solo piénsalo. ¿Todo lo que ha hecho el señor Yoongi para ganarse su confianza solo para después traer un supuesto amante?
—Tienen un hijo.
—Pero... Dijiste que no te interesaban las relaciones que tuvo el señor Yoongi antes de conocerte —murmuró bajando la mirada.
—Es... Diferente —suspiró y masajeó su pecho.
—¿Por qué? —le observó—. El señor Yoongi no lo quiere y dudo que lo haya querido alguna vez. No escuchaste todo lo que discutieron, solo llegaste al final. El señor Yoongi le enfrentó y ese tipo malo aceptó haber mentido de ser amantes apasionados y de todos los supuestos encuentros que tuvieron —exclamó.
En silencio, Jimin contempló el fuego entre ellos y siguió comiendo lentamente, con todas esas emociones en su interior revolviéndose ante esa pequeña información tan esperada.
—Realmente... ¿Yoongi no lo mantuvo en el clan como su amante?
—Le apuntó con su espada hasta que salió sangre y lo amenazó hasta que dijo la verdad. El señor Yoongi realmente se veía como si quisiera atravesarle con ella tan pronto como lo observó, y su deseo no pareció disminuir aún con la presencia del pequeño —contó.
Parte de la pesadez que envolvía el pecho de Jimin se alivió con ello, sintiéndose estúpidamente feliz de que su tonto esposo no tuviera un amante, pero aun así, la sensación persistió.
—Aún quedan otros asuntos por resolver. Él me mintió en la cara. Me juró por su honor de guerrero que no se había acostado con ningún doncel y que no tenía hijos bastardos —le recordó resentido—. Pero, sorpresa. Tiene un hijo, y es bastante obvio la forma en que lo tuvo —gruñó.
—Pero... ¿Y si él no sabía que tenía un hijo?
—Aun así me mintió al decir que no se acostó con un doncel.
—¿Y si no sabía que lo hizo?
—¿Cómo se supone que no va a saber dónde pone su polla? —gruñó observándole frustrado.
—Porque estaba borracho y no recuerda nada de ese día más que despertar solo en la cama —respondió Hobi—. Y considerando como era antes de que llegaras estando detrás del doncel de su primo, yo sí creo que pudo haber pasado de esa forma. Ese tipo dijo que el señor Yoongi estaba molesto porque Taehyung no le miraba, bebió mucho y una cosa llevó a la otra —contó.
Confundido, Jimin juntó sus cejas y observó a su joven amigo.
—¿Cómo sabes eso?
—Es sobre lo que estaban discutiendo, el señor Yoongi estaba furioso porque te mintió diciendo que lo mantuvo en el clan Min como su amante y rechazó al niño y el haberse acostado alguna vez con él, entonces ese tipo aceptó haberte mentido sobre ser amantes y reveló que la única vez que se acostaron fue esa y de ahí el pequeño —explicó.
Parpadeando, Jimin giró su cabeza y contempló el fuego, pensando en la revelación de su amigo.
Si todo era cierto, entonces esa maldita mosca muerta realmente se había atrevido a mentirle en la cara con toda esa mierda de amantes apasionados, y él tontamente cayó en ello al contemplar al pequeño, el cual era la única garantía de que se habían acostado.
Y si Yoongi no sabía lo que ocurrió aquella noche, entonces tampoco le mintió cuando le juró nunca haberse acostado con un doncel o tener un hijo con este, nunca rompió su palabra ni honor como guerrero, ¿cómo iba a hacerlo si ni él sabía la existencia de esos dos?
"Como siempre te dijo" le recordó cierta vocecita en su cabeza.
—¿Jimin? ¿Estás bien? —preguntó Hobi luego de unos largos minutos en silencio.
—Sí, yo... Esto me sacudió —confesó—. Y ahora solo quiero golpear a ese doncel que intentó jugar con mi mente y a los otros idiotas que dejaron listo el camino para él —suspiró un tanto frustrado—. Tú solo viniste para contarme esto, ¿cierto?
El joven esclavo negó en silencio.
—Estaba preocupado por ti y cuando el señor Gook-Hwang me preguntó cuánto habías escuchado, le dije que llegaste solo hasta el final y entonces me alentó a venir si te contaba la versión del señor Yoongi —explicó—. Como yo también creí que era algo que necesitabas escuchar, acepté.
—¿Por qué?
—Porque realmente te he visto feliz a su lado luego de que cambió para bien —pronuncio suave—. Y no quiero que pierdas esa felicidad ahora que la tienes en las manos, no con todo lo que has pasado en tu antiguo clan y aquí mismo al llegar. Eres quien más merece ser feliz, Jimin, y no deberías de permitir que otro te quite eso.
Sintiendo ese nudo crecer en su garganta, Jimin contempló el fuego.
—No permitiré que ese estúpido doncel me gane —pronunció bajo—. Pero aun necesito algo de tiempo para pensar y Yoongi igual, aunque Bong-cha no sea realmente su amante, ese niño sigue siendo su hijo. Ambos necesitamos tomar una decisión al respecto de lo que haremos, lo que escogeremos.
Así como él debía de pensar si seguir con su tonto esposo y aceptar al niño, o alejarse, Yoongi tenía que elegir si rechazar al pequeño y quedarse con él o asumir la responsabilidad y aceptar tanto al niño como al padre.
Observando el pensativo rostro del doncel, Hoseok asintió en silencio y comió un poco más.
—Solo para que estés al tanto. El señor Yoongi no dejó que ese doncel se quedara en su casa aún con la excusa del pequeño, dijo que ese era tu hogar, el de los dos y que nadie entraría ahí más que tus hijos, de los dos —informó—. Y el señor Gook-Hwang tampoco le permitió quedarse en su casa. Dijo que si quería podía dejar al pequeño, pero él no era admitido.
—Me imagino lo contento que debió de haber estado Bong-cha al escuchar aquello —sonrió sin mucho ánimo.
—Cuando me fui, ellos seguían discutiendo porque ese doncel exigía que te dejara y se casara con él para asumir su responsabilidad, pero el señor Yoongi se rehusaba —indicó—. Él te ama a ti.
—No sé si ya hemos llegado hasta esa palabra —murmuró con una pequeña mueca.
Hoseok le observó curioso.
—¿Por qué dices eso? Yo creo que solo un hombre enamorado podría hacer todo lo que ha hecho por ti —comentó—. Ciertamente, nadie ha hecho por mí todo lo que el señor Yoongi hizo por ti. Ni me ha mirado como te mira a ti. O me ha cuidado como lo hace contigo.
Sus palabras llevaron a Jimin a recordar todos sus momentos con su tonto esposo, desde mucho antes de que estuviera al borde de la muerte, con esos pequeños cambios que lentamente fueron creciendo hasta volverse más notorios. La dolorosa sensación en el pecho del pelinegro doncel poco a poco se fue disolviendo tras pensar en cada palabra y acción de Min Yoongi.
Y por muy tonto que fuera, Jimin quería creer en ese guerrero que se había presentado ante él pidiendo una oportunidad.
Deseaba creer en Min Yoongi, que lo escogería a él.
Soltando un largo suspiro, Jimin observó a su joven amigo sintiéndose un poco más calmado.
—Puedes ser muy entrometido, Hobi... Pero lo agradezco.
Su joven amigo le sonrió y le imitó.
—Solo te cuido como tú me cuidas a mí. Y no quiero que pierdas tu felicidad por ese don nadie que apareció de la nada intentando quitarte lo que ya es tuyo —expresó.
Jimin soltó una risita y asintió. Realmente, parecía que era hora de admitir haber caído totalmente enamorado de Min Yoongi, considerando todo lo que le había afectado y dolido la situación, hasta el punto en que ni siquiera pudo pensar bien.
—Eres un buen amigo. Por eso, creo que tú también deberías de hablar con Jackson y preguntarle directamente si hay algo entre ustedes o solo está jugando contigo —comentó.
Y en vez de preguntarle al respecto, Hoseok lo observó fijamente y luego asintió.
—Lo haré.
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