༺ Capítulo LXVIII ༻


Como la sonrisa en el rostro del doncel había vuelto, por supuesto que la curiosidad de su joven esclavo despertó con ello, y aunque este no hizo pregunta o comentario alguno, fue bastante obvio que supo la forma en que Yoongi logró hacerle hablar, por las sonrisitas cómplices que le dio una vez salió de su habitación.

Incluso Jackson se percató de que estaba de un particular buen humor, pero considerando lo que ocurrió en los establos, este no quiso hacer comentario alguno mientras le acompañaba hasta la casa del jefe del clan, y luego a la del abuelo Min tras descubrir que SeokJin se encontraba en esta.

Deteniéndose frente a la puerta, Jimin observó al guerrero.

—¿Ya arreglaste las cosas con esa mujer?

—Sigue siendo un tema complicado —pronunció sin observarle.

—Y como Hobi te seguía haciendo ojitos una vez salimos de mi casa, supongo que aún no le has contado de aquella mujer —indicó.

—Yo... No quiero lastimarlo.

—¿Es tu esposa?

—No.

—¿Tu pareja?

—No.

—¿Tu amante?

Esta vez Jackson dudó en responder, lo que molestó al pelinegro doncel.

—Esto es increíble —gruñó—. Hasta que decidas donde quieras meter tu polla, aléjate de Hoseok, porque más que mi esclavo lo considero un gran amigo, y si lo jodes, a mí también. Y ya debes de estar al tanto de lo que hago con las personas que me molestan, ¿no?

Sin esperar una respuesta, Jimin entró en la casa y le cerró la puerta al guerrero en la cara, sin siquiera invitarle a entrar como en el pasado.

Refunfuñando por lo bajo, el doncel se dio media vuelta y contempló a Gook-Hwang sentado al lado del fuego, observando en su dirección con atención.

—¿Alguien te molestó en el camino? —indagó.

—Sí, mi estúpida sombra que está jugando con el corazón de mi amigo —gruñó.

—Ah, temas de amor, siempre son difíciles de entender cuando no se tiene toda la historia —comprendió el abuelo Min.

—Sé lo justo y necesario para patearle en las bolas a Jackson si quiero —gruñó y se acercó—. ¿Escuché que SeokJin está aquí?

—Sí, está arriba ayudando a Taehyung con los preparativos de la boda. Ya falta poco y ese doncel es un desastre completo, pero al menos no uno molesto luego de que le enfrentaras —expresó.

Alzando sus manos, Jimin buscó el calor del fuego.

—No hice nada realmente, más que discutir con él.

—Le abriste los ojos a ese chico y a mi nieto, haciéndoles ver lo que ninguno deseaba hacer —le recordó y sonrió—. No me sorprende que con esa alma cálida que tienes, pudiste ganarte a los dragones —comentó casualmente.

Todo el cuerpo de Jimin se tensó con ello.

—¿De qué hablas? ¿Yo no... ?

El hombre mayor se carcajeó ruidosamente.

—Ni siquiera lo intentes, chico. Puedo estar viejo por no ciego, y me percaté de cómo, cada vez que visitabas el bosque para buscar las supuestas hierbas, este se calmaba —indicó—. Has ido al bosque prohibido, ¿cierto?

Jimin le observó inseguro.

—Bueno, depende. ¿Estoy en problemas?

—No.

—Entonces, no.

—Tampoco se lo contaré a nadie.

—Bueno... Tal vez me haya dado una que otra vuelta —aceptó—. Pero todo ha salido bien, ninguno de ellos se ha molestado, ellos son los que me invitan realmente —expresó.

Gook-Hwang le observó con una silenciosa sonrisa.

—Quiero mis detalles después —ordenó, con su mirada sobre el hombro del doncel.

Observando en la misma dirección, Jimin se encontró con SeokJin y su joven esclava siguiéndole de cerca.

—Jimin, es bueno verte —sonrió automáticamente el contrario.

—Hey, te ves mucho mejor que la última vez —comentó.

—Todo gracias a ti, mis malestares han estado mejor desde ello —expresó—. ¿Has venido a ver al abuelo Min?

—En realidad, fui a tu casa a verte, pero me dijeron que estarías aquí —explicó—. Así que aproveche de venir y de esa forma saber también de Taehyung.

—Suban a la habitación de ese chico, le diré a alguien que les lleve algo de beber que caliente su cuerpo —indicó Gook-Hwang.

Agradeciendo, ambos donceles se alejaron juntos.

—Lamento hacerte venir hasta aquí, como Namjoon está arreglando todos los asuntos del clan con las semanas frías que se acercan, y los de ese clan que aún no se van, pasa más tiempo fuera de casa con Jungkook y su hermano —explicó—. Y para no estar encerrado solo, decidí venir a ver a Taehyung.

—Está bien, se entiende. Mi tonto esposo está en las mismas, pero yo me puedo distraer jugando con todas las plantas que recogí —contó y le observó curioso—. ¿Puedo preguntar algo?

—Por supuesto, dime.

—¿Por qué no estás celebrando una boda con Namjoon? —cuestionó—. Otra pareja también se estará casando el mismo día que Taehyung y Jungkook, no habría importado si ustedes lo hacían igualmente.

—La boda del jefe del clan es diferente a alguien de su gente, no quería quitarle protagonismo a Taehyung en un día importante por el cual tanto ha esperado —explicó—. Es obvio que si le hubiera dicho a Namjoon que también deseaba casarme, todos se iban a concentrar en nosotros y no en ello.

Jimin asintió, comprendiendo totalmente.

—Además, que no me case ese día no significa que no podré hacerlo después, ya sé que Namjoon si me quiere a su lado y cada noche me pregunta si ya sé que día quiero que nos casemos —sonrió.

—Tierno.

—Sí, pero no se los digas a los demás —rió SeokJin, contagiando a Jimin.

—Aunque no lo creas, a mi esposo también le sale esa parte a momentos —contó riendo.

Deteniéndose frente a la puerta a la habitación de Taehyung, la cual pronto abandonaría para mudarse en su nueva casa con su pronto esposo, ambos donceles entraron y observaron al doncel caminar de un lado hacia otro con telas entre sus manos.

—¿Qué hace?

—Dijo que su traje de bodas no le traía exactamente buenos recuerdos, por lo que deseaba hacer uno nuevo desde cero —explicó—. Le he estado ayudando, pero no soy muy bueno cosiendo, y la mayoría de los otros empleados y esclavos están ocupados con la casa o preparativos de la boda también.

Jimin asintió en silencio, considerando lo que había ocurrido con ese traje por culpa de aquellas estúpidas esclavas y sirvientes que intentaron jugarle sucio, comprendió su deseo.

Cerrando la puerta, se acercó junto a SeokJin y observó con cierta sorpresa el conjunto de pieles que habían armado sobre la cama como un rompecabezas.

Como si recién se percatara de que había alguien más en la habitación, el doncel alzó la mirada y observó con alivio a los dos contrarios.

—Oh, hola Jimin, no sabía que ibas a venir —expresó tímido.

—Vine a ver cómo estaba SeokJin y decidí subir a verte —comentó—. Me dijeron que estabas algo loco con tu boda.

Una gran sonrisa se estiró entre los labios del doncel con ello y soltó una suave risa baja.

—Siento que estoy a punto de explotar con lo nervioso que estoy. Me estaré casando en una luna más y se me ocurrió cambiar el traje de bodas tras recordar lo que pasó en el anterior —explicó.

—Eso no fue tu culpa. Fue la de esas estúpidas —le recordó.

—¿De qué me perdí? —preguntó SeokJin observando entre ambos.

—El día de mi boda unas estúpidas esclavas y sirvientes a las que no le agradaba me jugaron una broma vistiéndome con el traje de bodas de Taehyung sin pedirle permiso, diciendo que lo había robado —explicó el pelinegro doncel—. Sí, no fue precisamente un bonito día de recordar considerando lo que pasó luego de ello.

—Yo... No quiero casarme con un traje que está ligado a ese pasado —murmuró Taehyung—. Por eso pensé en crear uno nuevo, pero no sé cómo debo de hacerlo —explicó.

Alejándose, tomó otro par de telas y pieles y volvió a la cama. Tosiendo un par de veces, ordenó su conjunto y se lo mostró a los demás.

—¿Qué les parece?

—Ese color no pega mucho con todo el conjunto —comentó SeokJin.

—Y esa tela es difícil de cocer, más si la juntas con esta —indicó Jimin y cambio un par—. Con esta, estarás más abrigado.

—Y los colores se ven bien juntos —sonrió SeokJin.

—Gracias, ahora sólo queda cortar y cocer y terminar todo antes de que tenga que casarme —expresó y soltó una risa nerviosa antes de moverse por la habitación.

Ambos donceles contrarios se observaron.

—¿Tienes algo que hacer? —preguntó SeokJin.

—No realmente, ya hice todas las medicinas que tenía que hacer. Solo tendría que avisarle a Hoseok que llegaré más tarde a almorzar —dijo y observó al otro doncel buscando las cosas—. O que tal vez llegaré para la cena.

—No tengo nada y Namjoon ya me aviso que estaría todo el día afuera —expresó y se encogió de hombros.

—Entonces, intentemos ayudarle antes de que se desmaye corriendo de un lado para otro —propuso y el otro doncel rió y asintió.

Dejando la casa del abuelo Min, Jimin se sorprendió de que estaría llegando a su casa antes de la cena, considerando todo el tiempo que pasó encerrado en aquella habitación con los otros donceles, cortando pieles, cosiéndolas y hablando de cosas... Interesantes.

Habría pensado que con todo el tema de su boda, lo último en la cabeza de Taehyung sería sobre sexo, pero tan pronto como agarro confianza, el doncel se soltó pidiendo consejos para complacer a su esposo en la cama.

Fue tan sorpresiva la pregunta que SeokJin no reaccionó inmediatamente, y Jimin estalló en una carcajada que sonrojó a Taehyung antes de contarle basado en su experiencia, al igual que el otro doncel. Por supuesto, ambos dieron consejos considerando la débil salud de este, quien aseguró estar mucho mejor luego de comenzar a beber lo que el pelinegro doncel le recomendó.

Negando ante la bola de nervios que era Taehyung antes de preguntar, Jimin sonrió e ignoró la persistente mirada de su sombra que le seguía.

—Yo... —pronunció Jackson.

—Ni siquiera lo intentes. No me hables hasta que tengas las cosas claras —advirtió sin mirarle.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca de su casa, el pelinegro doncel apresuró su paso, sin deseos de hablar con este. Abriendo la puerta, se internó y le cerró en la cara al guardia.

—Ya estoy en casa, Hobi.

Quitándose la capa de su esposo con un suspiro, Jimin giró y contempló a una figura que no conocía inclinado frente al fuego, lanzándole unos troncos cortados a este.

—¿Quién eres y qué haces en mi casa? —cuestionó, tenso—. ¿Hoseok?

—No te preocupes por tu joven esclavo, cuando llegué ya no estaba —expresó la figura y se alzó—. Bonita casa, me gustará vivir aquí luego de hacerle unos cuantos cambios que no son de mi agrado.

Jimin juntó sus cejas ante tales arrogantes palabras.

—¿Quién eres y cómo entraste?

—Yoongi me dejó entrar.

—Mentira.

—¿Por qué mentiría?

—¿Por qué te creería? —cuestionó.

El tipo soltó un resoplido y se quitó aquella capucha azul de su cabeza, revelando unos conocidos ojos azules observándole directamente con altivez.

—¿Me reconoces ahora?

—Por supuesto, eres la molesta sombra que persigue a mi esposo por todo el pueblo, buscando que reconozca tu existencia.

Una arrogante sonrisa se estiró en aquellos labios.

—Ah, querido. Yo no lo persigo, en realidad tengo encuentros con Yoongi que involucran nuestros cuerpos juntos —se jactó.

Jimin resopló.

—Sí, claro. En tus sueños tal vez, ya que mi esposo ni siquiera sabe de tu existencia —se burló.

—Creí que eras un hombre más inteligente, Jimin, a estas alturas ya deberías de saber lo que soy para Yoongi.

—Oh, pero lo sé —sonrió el pelinegro doncel—. No eres nada, razón por la cual ni siquiera te recordó cuando mencioné tu nombre luego de que me hiciera el amor.

Aquellos ojos le observaron un tanto molestos.

—Pobre cosa, cualquier hombre puede fingir con tal de conseguir un culo que follar —atacó.

—Por favor, ambos sabemos la clase de hombre que es Min Yoongi —indicó—. Si has venido con el mismo cuento de Min-Hyuk y SeHun, puedes irte por esa puerta porque no creeré ni una de tus mentiras —ordenó.

—La verdad debe de doler, ¿no? Saber que hay otro doncel que ama te debe de molestar —anunció con arrogancia.

Jimin resopló un tanto divertido ante la confiada arrogancia del contrario.

—¿Terminaste? Tengo cosas importantes qué hacer.

—En realidad, no. Quiero que escuches todo para que dejes en paz a mi hombre.

—Esas serían mis palabras —indicó Jimin tranquilamente.

—¿Sabes la razón por la cual estoy aquí?

—Porque decidiste invadir la casa de otra persona.

—Porque Yoongi recordó el amor que sentía por mí tan pronto me vio y convenció a su hermano para que mi gente y yo pudiéramos quedarnos con los mercaderes —aclaró—. Y cuando estos se fueron, hizo que me quedara aquí para seguir teniéndome.

—Interesantes palabras. Hasta donde tengo entendido, Yoongi no convenció a nadie de nada, fue un plan de mi cuñado con sus más cercanos para entretener a los del clan Hwang —indicó alzando su mentón.

—Esa es la excusa que le dio al mundo, la necesitaba para seguir amando mi cuerpo —reveló y abrió su capa para mostrar ciertas marcas en este.

Jimin se carcajeó, sin caer en aquella estupidez.

—Deberías de tapar tu vergüenza, no exponerla.

—Me las hizo mi amante, ¿por qué las ocultaría? Yoongi es un hombre apasionado, ¿no? —sonrió malvado.

—Tanto así, que esas simples marcas no las dejaría él —indicó y le mostró las suyas—. Estas son las marcas que deja mí esposo, no esas cositas —sonrió.

Byung-chul volvió a taparse con su capa un tanto irritado.

—Todo esto es estúpido y patético. No sé qué buscas al venir a mi casa y decir todas estas tonterías —expresó Jimin y sonrió—. Ah, seguramente intentaste ir detrás de mi esposo y este te mandó a la mierda, ¿no? Por eso pensaste que sería mejor venir a fastidiarme —comprendió.

—Vine porque ya estoy cansado de esperar —aclaró—. Soy la única persona que es realmente importante para Yoongi, que lo fue en el pasado y lo sigue siendo aún ahora, y es por eso por lo que quiero que me reconozca como su esposo, no merezco que me oculte como su amante —espetó.

—Sí, por eso ni siquiera recordó tu nombre cuando le pregunté de ti —asintió aburrido.

Byung-chul rió de forma desagradable.

—Es bastante obvio que está mintiendo, una persona como Yoongi no se olvidaría de mí. Nuestro amor siempre fue fugaz e intenso, cada vez que aparecía en el clan, me tomaba toda la temporada que estaba y luego nos separábamos. Pero si nos encontrábamos a las afueras del clan Min, siempre volvíamos a amarnos —contó con una sonrisa.

Jimin negó, ya cansado de escuchar aquellas estupideces.

—Mira, ¿por qué no mejor te vas? Cualquier cosa que digas para arruinar mi matrimonio, no soy tan estúpido cómo para caer en ello —indicó y señaló la puerta.

—¿Por qué estás tan seguro de que estoy diciendo mentiras? —cuestionó arrogante.

—Debido a que hablé con mi esposo sobre ti. Le dije todas las cosas que me hicieron pensar el estúpido de Min-Hyuk y SeHun. Yoongi fue lo bastante hombre para reconocer haber tenido amantes en el pasado, pero me aseguró de que ninguno fue lo suficientemente importante para recordar su nombre y yo creo en él, porque me lo juro por su honor de guerrero —expresó—. Sin contar, el importante detalle de que me prometió que, en todo ese tiempo, nunca lo hizo con ningún Doncel, sin querer tener bastardos fuera del matrimonio.

—No me digas, ¿lo juró también por su honor de guerrero? —expresó tranquilamente.

—Sí, y yo creo en él —declaró alzando su mentón.

—Bueno, te demostraré que todo este tiempo, Yoongi te ha estado mintiendo —aseguró y se alejó un momento.

El pelinegro doncel soltó un bufido ya cansado.

—¿Por qué mejor no te vas antes de...?

Cuando Byung-chul se dio la vuelta sosteniendo un pequeño cuerpo entre sus brazos, el aliento de Jimin quedó atrapado en sus pulmones en una dolorosa presión al contemplar a un pequeño niño de unos dos años o incluso un poco menos, el cual... Era una jodida copia exacta de Yoongi.

Desde su dulce rostro con pequeños ojos de un verde similar al de su cuñado, hasta la rubia melena del mismo tono que su esposo. Incluso los gestos que hacía el niño al despertar de su siesta eran similares a los de Yoongi.

—¿Ahora me crees? Desde el día en que llegué que Yoongi me ha estado ocultando como su amante prometiendo darme una mejor posición por este pequeño que compartimos. Todo lo que te he dicho, es la pura verdad —expresó, besando la mejilla del niño.

Jimin se quedó en silencio con un molesto nudo en su garganta.

¿Yoongi, él... Realmente le había mentido?

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